jueves, 20 de mayo de 2021

Los cuatro votos Templarios

 Al igual que el resto de monjes medievales de la regla benedictina, los caballeros templarios juraban los votos de pobreza, castidad y obediencia, a los que además  añadían un cuarto voto: defender y conservar Tierra Santa a costa de su vida si era necesario. 

Compartían este cuarto voto con los cruzados con la diferencia de que para los templarios, era para siempre mientras que los primeros solamente mientras duraban las Cruzadas.

Pobreza: 


A pesar de este voto, los caballeros templarios podían poseer tierras y además, recibir diezmos por ellas. Esta característica resultaba muy atractiva para los nobles pues aunque hacían el voto de pobreza, podían tener tierras y servidumbre.

Castidad: 

Este voto era habitual en todas la órdenes monásticas. 

La mujer se llegó a ver como una tentación, culpable del pecado de Eva. 

Llegaba hasta tal punto que los caballeros templarios tenían prohibido incluso besar a su madre. 

Es más: no podían mirar el rostro de ninguna mujer a menos que estuviera plenamente justificado. 

A pesar de esto, muchos nobles casados y con hijos entraron a formar parte de la Orden del Temple, dejando a sus familias viviendo en una casa próxima a la que ocupaban ellos.

Obediencia: 

Los caballeros templarios debían acatar todo lo que su superior les ordenara pues se consideraba el representante de Cristo en la comunidad. 

En este caso, debían obedecer al Maestre de Jerusalén, y superiores en el mando.