lunes, 3 de mayo de 2021

El puerto de San Juan de Acre


 El puerto natural de San Juan de Acre se convirtió en un valioso punto de entrada a Tierra Santa y los peregrinos cristianos pasaban por ahí para llegar a Jerusalén. San Juan de Acre esconde una ciudad subterránea, que gracias a las excavaciones se ha podido ir recuperando, desentramando un auténtico laberinto de subterráneos y salas que conformaban lo que era una Ciudadela de la Orden de los Hospitalarios. Hay unos curiosos pasadizos subterráneos, los llamados túneles templarios, un entramado de galerías que conectan el centro de la ciudad con la muralla exterior.

El Salón del Comedor era el lugar donde compartir la comida y es una de las salas más impresionantes de este complejo. La sala de 10 metros de altura tiene tres impresionantes columnas de piedra de 3 metros de diámetro que sostienen el techo abovedado.

En abril de 1291 el asedio de Acre dio comienzo, sirviendo dicho entramado de túneles y viaductos subterráneos para la defensa de la ciudad, suministros y ante la inminente caída la evacuación de numerosos civiles, enfermos, ancianos e indefensos, no sin mas también algún que otro ciudadano notable y personas no aptas para la defensa de la ciudad.

 Viéndose que era imposible contener un ejército atacante de 200.000 musulmanes, siendo que estaba defendido por 20.000 cruzados. El 18 de mayo la ciudad había caído dejando indefensos a una población cristiana aterrada, que huía presa del pánico a través del puerto. Los barcos no tenían espacio suficiente y muchos de ellos se hundieron por el exceso de peso, produciéndose una gran consternación en Occidente ante la noticia de la Caída de la Ciudad, y el comienzo del fin de la Orden del Temple.