jueves, 15 de abril de 2021

Inicios de la Orden del Temple


 Los primeros tiempos de los templarios son muy oscuros, intentaremos de explicar muy brevemente de como fue la gestión de esta orden…  Después de la captura de Jerusalén, Godefroy de Bouillon fue nombrado rey de Jerusalén por sus pares, título que rechazó, prefiriendo llevar el de abogado del Santo Sepulcro. Estableció la orden canónica regular del Santo Sepulcro, cuya misión era ayudar al Patriarca de Jerusalén en sus diversas tareas. Un cierto número de hombres de armas, resultado de la cruzada, se pusieron entonces al servicio del patriarca para proteger el Santo Sepulcro.

Una institución similar compuesta por caballeros, llamados Caballeros de San Pedro (milites sancti Petri), fue creada en Occidente para proteger la propiedad de abadías e iglesias. Estos caballeros eran laicos, pero disfrutaban de los beneficios de las oraciones. Por extensión, los hombres encargados de velar por la protección de los bienes del Santo Sepulcro, así como la comunidad de canónigos, fueron llamados milites Sancti Sepulcri (caballeros del Santo Sepulcro). Es muy probable que Hugues de Payns se uniera a esta institución en 1115. Todos los hombres responsables de la protección del Santo Sepulcro convivían con los Hospitalarios en el cercano Hospital San Juan en Jerusalén.

Cuando la orden del Hospital, reconocida en 1113, fue encargada de atender a los peregrinos venidos de Occidente, nació una idea: crear una milicia de Cristo (Militia Christi) que solo se ocuparía de la protección de la comunidad de canónigos del Santo Sepulcro y peregrinos por los caminos de Tierra Santa y luego de los bandidos locales. Así, los canónigos se ocuparían de los asuntos litúrgicos, la orden del Hospital con funciones caritativas y la Milicia de Cristo con la función puramente militar de proteger a los peregrinos. Esta estaba formada por sacerdotes y monjes (oratores, literalmente los que rezaban), guerreros (bellatores) y los hombres de trabajo (laboratores).

Así nació la Orden del Temple, que entonces se llamaba Militia Christi, con la ambigüedad que esta comunidad monástica reunió desde el principio a los oratores y bellatores .

Tres son los autores de la que podemos sacar información acerca del origen del Temple:

Guillermo de Tiro (1130-1186).

Jacobo de Vitry (1160/1170-1240).

Ernoul, cuyo texto está  inserto en la crónica de Bernardo el Tesorero, Ernoul fue un escudero al servicio de Balian de Ibelin, el cual negocio la entrega de Jerusalén a Saladino en 1187

Cito este importante texto: 

…“Cuando los cristianos hubieron conquistado Jerusalén, un número bastante importante de caballeros se presentó en el templo del Sepulcro y muchos lo hicieron después, venidos de todas partes. Obedecían al prior del Sepulcro. Hubo buenos caballeros que hicieron don de sí mismos. Se consultaron entre ellos y dijeron: «Hemos dejado nuestras tierras y nuestros amigos, y hemos venido aquí para elevar y exaltar la ley de Dios. Y aquí estamos comiendo, bebiendo y gastando sin hacer nada. Ni obramos ni luchamos, cuando es necesario hacerlo en esta tierra. Y obedecernos a un sacerdote pero no luchamos. Consultémonos y nombremos Maestre a uno de nosotros, con permiso de nuestro prior, que nos mandará cuando sea necesario batallar»”... 

Si nos atenemos a este texto, los que iban a fundar la orden del Temple salieron de las filas de los Milites Sancti Sepulcri. Estaban a sueldo y al servicio de los canónigos. Entre ellos, aunque Ernoul no da ningún nombre, se hallaba muy probablemente Hugo de Payns, señor de Montigny (Champaña). 

El tema es que en las crónicas de Guillermo de Tiro y Jacobo de Vitry, Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer estaban entre esos caballeros que contestaban la tutela de los canónicos del Santo Sepulcro; ambos deseaban actuar y combatir, estos datos coincide con el texto de Ernoul, el marco de la cofradía formada en torno al Santo Sepulcro ya no era apto para Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer.

Hay razones para pensar que esos caballeros vinculados al Santo Sepulcro estaban albergados en el vecino Hospital. En efecto, Ernoul escribe que una vez que se independizaron los caballeros:,

…“el Hospital rechazó el Temple y le dio su alimento y el estandarte llamado estandarte de Baucent”... 

Efectivamente, los templarios tomaron una limosna de los hospitalarios, o su alimento, hasta el siglo XIII: 

…“Luego fue el señor Guido de Cháteauneuf (...) en tiempos en que el Temple cobraba su sustento del Hospital. Y lo compró al maestre del Temple que era su hermano por el precio de un caballo”... 

Guido de Cháteauneuf fue maestre del Hospital de 1243 a 1258, pero el texto lo confunde con un predecesor, Garin de Montaigu, maestre de 1207 a 1228, y cuyo hermano Pedro fue efectivamente maestre del Temple desde 1219 hasta 1232. 

Aubri des Trois-Fontaines escribió, antes de 1241, que: 

…“era asombroso que la orden de caballería del Temple tomara una limosna de los hermanos del Hospital”...

Así, un grupo de caballeros rompió sus vínculos con los canónigos del Santo Sepulcro y, de paso, con su “huésped”, el Hospital. El rey y el patriarca de Jerusalén dieron su aprobación, y el prior del Santo Sepulcro, directamente  implicado, también lo acepto. Estos caballeros constituyeron un grupo independiente de religiosos laicos sujetos a los votos monásticos de obediencia, de castidad y de pobreza. Querían proteger a los peregrinos y defender Tierra Santa mediante las armas.

Nuestro principal cronista acerca de estos sucesos es el historiador de la primera cruzada, Guillermo de Tiro:

…“En este mismo año (en 1118), ciertos hombres nobles, hombres de caballería de fila, hombres religiosos, devotos a Dios y temerosos, limitándose al servicio de Cristo en manos del señor Patriarca, prometieron vivir en perpetuidad como canónigos regulares, sin posesiones, bajo votos de castidad y obediencia. Sus primeros líderes fueron el venerable Hugo de Payns y Geoffrey de Saint-Omer”...

 Puesto que no tenían ninguna iglesia ni ningún domicilio fijo, el rey les dio por un tiempo un lugar como vivienda en el ala del sur del palacio, cerca del Santo Sepulcro. Los canónigos del Santo Sepulcro les dieron, con ciertas condiciones, un cuadrado cercano en el palacio que los canónigos poseían. Esto, los caballeros lo usaron como campo de entrenamiento. El señor rey y sus nobles hombres y también el señor Patriarca y los prelados de la iglesia les dieron los beneficios de sus dominios, algunos por un tiempo limitado y algunos en perpetuidad. Éstos debían proveer el alimento y la ropa de los caballeros.

Su deber primario, uno que fue impuesto sobre ellos por el señor Patriarca y los otros obispos para la remisión de pecados, era proteger los caminos y las rutas contra los ataques de ladrones y de brigadas. Esto para salvaguardar especialmente a los peregrinos.

La información continúa en el relato de Jacobo de Vitry, historiador, obispo de Acre (1216-28) y predicador de gran reputación en la primera mitad del siglo XIII, y que constituye la segunda fuente importante para esos años iniciales de los templarios:

…“Ciertos caballeros amados de Dios y ordenados para su servicio renunciaron al mundo y se consagraron a Cristo. Mediante votos solemnes, pronunciados ante el patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a los peregrinos contra bandidos y ladrones, a proteger los caminos y a constituir la caballería del Rey soberano. Observaban la pobreza, la castidad y la obediencia, según la regla de los canónigos regulares. Sus jefes eran dos hombres venerables, Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer.”…

Guillermo de Tiro subraya ese importante aspecto de esos años iniciales:

…“Nueve años después de su fundación, los caballeros usaron la ropa secular. Utilizaron la ropa tal como la gente, para la salvación de sus almas. En su noveno año se sostuvo en Francia, en Troyes, un consejo en el que el señor arzobispo de Reims y Sens y sus sufragáneos estaban presentes, así como el obispo de Albano, quien era el legado apostólico, y los abades de Cister, Claraval, Pontigny, con muchos otros. Este consejo, para el caudillaje del señor Papa Honorio y del señor Esteban, Patriarca de Jerusalén, estableció una regla para los caballeros y les asignó un hábito blanco”.

“(…)Aunque ahora hacía nueve años que estaban establecidos los caballeros, todavía había sólo nueve de ellos. A partir de este tiempo en adelante su número comenzó a crecer y sus posesiones comenzaron a multiplicarse. Más adelante, en tiempo del papa Eugenio, se dice que tanto los caballeros como sus criados más humildes, llamados sargentos, comenzaron a poner las cruces hechas del paño rojo en sus capas, para distinguirse de otros”…

Los otros caballeros fueron Andrés de Montbard, Archamband de Saint-Aignan, Payen de Montdidier, Godofredo de Bisol, Gondemaro, Rolando y Hugues de Rigaud. Estos fundadores prestaron juramento al Patriarca de Jerusalén el 25 de diciembre del 1119, el mismo día de la coronación de Balduino II como rey de Jerusalén. 

El cronista Guillermo de Tiro constata la gran expansión, apenas sesenta años después de su fundación:

…“(Los templarios) Han crecido tanto ahora que hay en esta orden hoy cerca de 300 caballeros que usan las capas blancas, además de los hermanos, quienes son casi incontables. Se dice que tienen posesiones inmensas aquí y en Ultramar, de modo que ahora no existe una provincia en el mundo cristiano que no haya concedido sobre los hermanos antedichos una porción de sus mercancías. Se dice hoy que su abundancia es igual a los tesoros de los reyes. Porque tienen jefaturas en el palacio real al lado del Templo del Señor. Como hemos dicho antes, se llaman Los Hermanos de la Milicia del Templo”….

…“Aunque mantuvieron su establecimiento honorable durante mucho tiempo y satisficieron su vocación con suficiente prudencia; más adelante, debido a la negligencia de la humildad (que se conoce como el guardián de todas las virtudes y que, puesto que se sienta en el lugar más bajo, no puede detener la caída), desdeñaron al patriarca de Jerusalén, por quién su orden fue fundada y de quién recibieron sus primeros beneficios y a quién él negó la obediencia que sus precursores rindieron. También han quitado títulos y las primeros frutos de las iglesias de Dios, han subvertido sus posesiones, y se han hecho excesivamente molestos”...

También nos relata Jacobo de Vitry:

…“Al principio, no fueron más que nueve los que tomaron una decisión tan santa y, durante nueve años se vistieron con ropas seculares, que los fieles les daban como limosna. El rey, sus caballeros y el señor patriarca se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo habían abandonado todo por Cristo y les concedieron ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los donadores. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos regulares del Templo les dieron un terreno no lejos del palacio para su servicio; y por esta razón se les llamó más tarde templarios”….

Recopilados y analizados todos los datos de todas las fuentes muchos de los investigadores del Temple llegan a la conclusión, de que alrededor de la idea de ayuda a los peregrinos y a tierra Santa, tres órdenes religiosas se fueron constituyendo, cada una especializada en una función propia: liturgia para los canónigos, caritativa para los hospitalarios, y militar par los templarios.

Guillermo de Tiro nos apuntó dos referencias para fechar los principios de los templarios. Escribió que:

 …“a lo largo del noveno año (de existencia del Temple) y cuando el concilio celebrado en Francia, en Troyes (...)” 

Se estableció una regla para ellos etc. El prólogo de la regla del Temple añadía otra: 

…“A instancias del maestre Hugo de Payns, a cuyo mando la susodicha caballería nació por la gracia del Espíritu Santo, se reunieron en Troyes (unos clérigos) de distintas provincias de allende los montes, para la fiesta de monseñor San Hilario, en el año de la Encarnación 1128, a nueve años del nacimiento de dicha caballería”..