viernes, 30 de julio de 2021

Vida ordinaria del Templario


A la hora del almuerzo, la primera comida del día, los caballeros y los sargentos participan en un primer servicio, los escuderos y los sirvientes comen luego.

Cuando tocamos la campana, el hermano capellán, los caballeros y los pobres que alimentamos por caridad ocupan sus asientos, pero los hermanos sargentos esperan el tono de la campana pequeña para sentarse.

Los templarios ya no observan la ordenanza bernardina de comer dos, en señal de humildad, en una escuda, a imagen de su sello donde se ven dos caballeros en armas, en un mismo caballo.

Cada uno encuentra su tazón y corte y trae su cuchara y su cuchillo de pan cortado. El Maestre tiene el privilegio de una plaza reservada y una copa de vidrio esta última representa cierto lujo, pero también una medida contra el envenenamiento, pues se supone que el vidrio se empaña bajo el efecto de un veneno.

El Mariscal vigila, el comedor y los escuderos que sirven los platos y distribuye las porciones lo más posible. Cada uno puede ofrecer a sus vecinos su algo de su parte y debe hacerlo, si está mejor servido que los demás.

Solo el Maestre disfruta del privilegio de enviar manjares a quien quiera, incluso a los hermanos que hacen penitencia y comen en el suelo. Por esa razón, se le amontonó lo suficiente para tres o cuatro.

Las sobras, que debemos dejar ′′ lo más hermosas y enteras posible ′′ están destinadas a los pobres.

Sin embargo, se supone que el convento guarda silencio durante las comidas, mientras que un clérigo hace la lectura en voz alta de un libro edificante. Nadie debe levantarse de la mesa hasta que termine la comida, a menos que sangre la nariz (las contusiones en la cabeza y sus consecuencias han debido ser frecuentes! ). Pero todo el mundo sale si se grita a las armas, al fuego o si los sementales se pelean en el establo.

Durante la tarde, los templarios todavía van a nonas y vísperas. Los estados disculpan a los hermanos de la panadería y las forjas, si van a su oficio, o a cualquier hermano que se esté lavando la cabeza. Pero si su trabajo terminó, deben ir a la capilla y decir las oraciones que se les han perdido.

Después de las vísperas llega la hora de la cena, servida de la misma forma que el almuerzo.

Sin embargo, los días de ayuno sólo toman una comida después de nonas (alrededor de las tres de la tarde). Durante la gran cuaresma, en los días de ayuno, solo comen después de vísperas, a las cinco o seis de la noche.

A completas todos se unen en la capilla o en el palacio, se les sirve una racion de agua o vino templado (cortado) por favor del Maestre, o dependiendo de lo que se acostumbre en esta Casa.

Después, el mariscal o el comendador, da órdenes para el día siguiente y recitamos las horas. Después, el convento observa el gran silencio hasta la prima.

Los templarios repiten catorce paternosters por cada hora - siete por la Señora, siete para el día - y con dieciocho. Otros paternosters  son obligatorios todos los días treinta para los muertos para que Dios los libere de las penas del Purgatorio y los eleve al cielo y los otros treinta por los vivos que Dios los guarde de pecado y les perdone las faltas que ellos  hicieron y los condujo a buen fin.