domingo, 17 de enero de 2021

El Temple y la elaboración de los mejores vinos


 Los Templarios tenían una actitud especial hacia la uva y la elaboración del vino, y siempre plantaron vastos viñedos alrededor de sus fortalezas. Estudiaron los procesos de fermentación, maduración y almacenamiento del vino, y su impacto en el cuerpo y la mente.

Los Templarios conocían el cultivo de la vid que llevaban a cabo con la colaboración de los campesinos de la zona, a quienes pagaban entregando parte de la uva recolectada. El fruto de la cosecha daba para mucho: fruta de temporada; fruta que desecaban, colgándola, para poder disfrutar de ese postre dulce, que son las pasas, durante el frío invierno; y elaboración de vino que se bebía mezclado con agua con el fin de hacer ésta más bebible. La fermentación del mosto primero y el almacenaje del vino después se realizaba en tinajas de barro que se colocaban en lugares habilitados que gozasen de oscuridad y poco trasiego: las bodegas.

Fueron maestros en la aplicación de técnicas que contribuían a alargar la vida del vino, evitando la oxidación y el avinagramiento.

En  la región de la República Checa Moravia en las antiguas bodegas de  Templářské sklepy Čejkovice, una bodega establecida por los Caballeros Templarios en el siglo XIII, donde los Caballeros Templarios  producían uno de los mejores vinos.

El cultivo de la vid en esta región tiene una larga tradición que se debe a la Orden de los Templarios. La primera mención escrita sobre la presencia de estos caballeros misteriosos en Čejkovice data del año 1248.

Los templarios construyeron en Čejkovice una fortaleza medieval y seguidamente empezaron a cavar una extensa red de sótanos. Para la época de entonces tenían un tamaño realmente grande. Se mantuvieron conservados durante siglos y posteriormente fueron ampliados por los jesuitas que residían en Čejkovice desde el año 1623.

Su asentamiento en  Čejkovice

Estuvo relacionado con la expansión económica de la orden. Después de terminar las cruzadas en Oriente Próximo los templarios se trasladaron a Europa. Los miembros de la orden eran administradores muy capaces, llevaban libros de contabilidad, sabían calcular intereses, utilizaban pagarés. Todas estas actividades facilitaban su expansión y alrededor del año 1230 su encomienda llegó a Praga. Sin embargo, allí estaba instalada ya la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén.

Los templarios no permanecieron en Praga mucho tiempo y en 1248 su máximo representante, el comendador, estableció su sede en Čejkovice.

Tuvo quizá también un significado geopolítico porque Čejkovice se halla a 100 kilómetros de Viena. La situación geográfica de la localidad permitía mantener contactos con estirpes reales y con la nobleza. Además se podía cultivar aquí la vid y producir vino, lo cual era muy importante para una orden cristiana que necesitaba vino para oficiar las misas.

La presencia de los templarios significó un verdadero bienestar para la región. Los habitantes no conocían lo que eran las hambrunas ni otros desastres que golpeaban a la Europa medieval.

Los templarios velaban por la seguridad de los mercados y los caminos comerciales. Apoyaban la venta de productos de artesanía en Moravia del Sur. Cuidaban de la cosecha y el almacenamiento del trigo, con lo cual solucionaron los problemas relacionados con la alimentación. Y destacaban especialmente en el campo financiero.

El templario más conocido de Moravia y Bohemia fue el comendador Ekko, que vivió en Čejkovice en las postrimerías del siglo XIII. Hoy lleva su nombre una serie especial de vinos fabricados de las mejores uvas.

El vino Komtur Ekko se vende en botellas en cuyo cuello está acuñada la cruz de la Orden de los Templarios.

Se afirma que el Commandaria es el vino elaborado de los Caballeros Templarios en La Grande Commanderie de Chipre, y por esto reclama el título de vino individual más antiguo aún en producción.

En la variopinta isla de Chipre, al otro extremo del mar Mediterráneo, existe uno de los vinos más antiguos del mundo. Nadie sabe con exactitud cuando comenzaron los chipriotas con la elaboración de éstos caldos generosos, pero lo que si que es cierto es que su nombre lo tomó desde una fecha muy concreta. 1191, fue el año en el que los cruzados perdieron Jerusalén ante la pericia e inteligencia de Saladino, el paladín de los sarracenos. El rey inglés Ricardo Corazón de León decide su vuelta a Inglaterra y vende a la poderosísima Orden del Templo de Salomón la isla de Chipre, frente a Tierra Santa.

Los templarios, al igual que en todas sus posesiones en Europa, dividen la isla de Chipre en comandancias o encomiendas como se las conocen más comúnmente. La más famosa de ellas se situaba en la población costera de Limassol, donde se erigía el majestuoso castillo de Kolossi. En las colinas circundantes se cultivaba la vid desde tiempos inmemoriales y con ella se confeccionaban unos espléndidos vinos muy demandados desde la más remota antigüedad. A partir de aquel momento se denominaría Comandaria.

El cultivo y elaboración de éste vino generoso ha sido siempre objeto de estudio. Los mostos se hacían madurar en enormes tinajas de barro enterradas hasta el gollete y cuando el vino estaba en su punto para el consumo se extraía casi en su totalidad, se dejaba una parte para que sirviera de madre en la próxima cosecha y de ahí surge su primer nombre, Mana, que en griego quería decir madre.

Los templarios se encargaron de su exportación por toda Europa. De una famosa competición vinícola concertada por Felipe Augusto rey de Francia, donde se probaron más de cien vinos, tomó el apelativo de Apóstol de los Vinos y su ingesta era sinónimo de realeza y aristocracia.