jueves, 25 de febrero de 2021

El Caballero


Un caballero es, según la acepción más general de la palabra, un jinete o persona que monta a caballo o, más estrictamente, una persona de origen noble o, en época actual, simplemente distinguida o poseedora de un código de conducta gentil, atento y solidario. Esta variedad de significados a lo largo de la historia se debe a que montar a caballo ha caracterizado a distintas condiciones sociales según las culturas o etapas históricas de que se trate.

HISTORIA

Para las tribus nómadas de Asia Central existía una relación muy estrecha entre hombre y caballo, pues este último era no solo un medio de transporte, sino también una poderosa fuente de riqueza al facilitar la caza, el comercio con o sin carro y los viajes, contribuyendo además a la guerra y los rituales mágicos religiosos. Las culturas sedentarias lo utilizaban, además de para esas funciones, como fuerza para mover maquinaria (norias, arados, carruajes etc.) y cargas pesadas y cultivar el campo; incluso sus excrementos o estiércol servían para abonar los huertos o alimentar fogatas.

Para los romanos y griegos, en cambio, ser caballero implicaba un prestigio social y económico dado el gran costo de mantenimiento de uno o varios caballos (poseer uno solo exigía la renta económica suficiente para pagar un establo, tierras con suficiente extensión como para criar el alimento con que darle de comer (y que a su vez necesitaban a caballos, asnos o mulas para ararlas), un pozo para abastecer de agua al animal o animales, servidumbre para sembrar esas tierras y cuidar, alimentar, limpiar, pasear y custodiar al animal, dinero para pagar su doma y sus arreos -la costosa silla de cuero, herraje y avíos-, etcétera).

Por otra parte, la caballería otorgaba un gran poder militar. Los griegos y macedonios la conjugaban con una unidad militar menos fuerte, la infantería, en la llamada falange que permitió a los macedonios conquistar el Imperio Persa en tiempos de Alejandro Magno.

En la Edad Media, la institución de la caballería estaba relacionada con un código de conducta y de honor que definía no solamente el arte de la guerra, sino que también implicaba reglamentos específicos de conducta religiosa, moral y social identificados plenamente con los ideales de la vida cortesana medieval. El caballero o paladín era necesariamente un señor feudal y la caballería ligera o bien pesada a que pertenecía era un cuerpo militar al servicio de un rey o poder feudal desde los tiempos de los antiguos imperios medo y aqueménida, que adoptaron la costumbre de usar el caballo como arma, montando a los guerreros sobre el animal, a diferencia de etapas anteriores, cuando sólo se le usaba como animal de tiro al que se ataba un carro o carroza de combate. Posteriormente los medos adoptaron el uso de la armadura completa, dando inicio así a la caballería pesada, recurso fundamental para la guerra hasta la aparición de la pólvora.

La trayectoria vital de un caballero medieval era, por lo general, la de un hombre de noble cuna que, habiendo servido en su primera juventud como paje y escudero, era luego ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia de investidura el aspirante solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como de proteger a los indefensos; lo que se denominaba el código de caballería. Convertido en ideal caballeresco (el del "caballero andante"), fue un importante componente de la ideología justificativa de la función de la nobleza en la sociedad estamental, y se expresó en la denominada literatura caballeresca (cantares de gesta, poesía trovadoresca, romancero, materia de Francia, materia de Bretaña, materia de Roma, libros de caballerías, novela caballeresca) y en todo tipo de obras de arte.

ETIMOLOGÍA

Caballeroso, dicho de un hombre, se refiere a quien se comporta con distinción, nobleza y generosidad. El hombre caballeroso, o hidalgo en España, es quien posee la virtud de la hidalguía, honor o legítimo orgullo nacido de provenir de gentes virtuosas y sensatas y hacer honor a esa tradición continuándola. Es esa virtud la que hace de un hombre una persona honrada y circunspecta, alguien cuya urbanidad, compostura y templanza le obliga a que en todo momento se muestre servicial, atento y gentil con las mujeres, los humildes y los desfavorecidos, así como tan fuerte y honorable como para desautorizar y en su caso impedir cualquier bajeza, incorrección, grosería o ruindad. De forma más frívola también se puede referir a la mera galantería cortés.

De la persona que se porta noblemente se dice que "es todo un caballero". Caballero en sustitución de señor, cuando se dice: "ha venido un caballero".

El caballero de industria, de la industria o de mohatra es el estafador o ladrón que, para poder ejercer mejor su oficio, se hace pasar por tal adoptando su apariencia y modales para vivir a costa ajena.



CABALLEROS SEGÚN ETAPAS HISTÓRICAS 

Caballero en la Persia preislámica.

Caballero en la Antigua Roma.

Caballero de cualquiera de las órdenes de caballería (Orden del Temple, Malta, por ejemplo).

Caballero andante, aventurero de los libros de caballerías.

Caballeros cuantiosos o de cuantía eran los que, por el hecho de tener determinada renta, estaban obligados a mantener armas y caballo para salir en caso necesario a contener a los moros que hacían correrías e incursiones por la región.

El caballero cubierto era un noble con grandeza de España, esto es, el que gozaba del privilegio de no quitarse el sombrero en presencia del monarca. El rey de España otorgaba esta distinción o título a un noble mandándole en voz alta que se cubriera en su presencia, y desde entonces además podían llamarse "primos".

Caballeros de alarde, los que tenían la obligación de pasar muestra o revista a caballo.

Caballeros de conquista, como  indica la palabra, eran aquellos a quienes se distinguía repartiéndoles las tierras que se tomaban al enemigo.

Caballeros de la espuela dorada, los que eran armados solemne y legalmente como caballeros, con condición precisa de tener ya anteriormente nobleza o hidalguía. El dorado de la espuela era el distintivo que les daba a conocer siendo una de las señales necesarias en aquel tiempo en que se combatía cubierto con la armadura todo el cuerpo.

Caballeros de premia, los obligados a mantener caballo y armas para la guerra.

Caballero en plaza, jinete no profesional que actuaba rejoneando en fiestas reales o benéficas. Se llamaba también así a los rejoneadores.

Caballeros montaneros, destinados a la vigilancia y guarda de los montes y términos concejiles.

Caballeros mesnaderos o de la mesnada del rey. Se llamaban así por ser los que le acompañaban al rey en el trozo principal de su caballería.

Caballeros noveles. Tomaban el nombre de noveles los que eran recién investidos con las insignias de la caballería llevando el escudo en blanco y sin divisa alguna por no haber tenido todavía ocasión de ganarla en la guerra.

Caballeros pardos. Falta enumerar una clase de caballeros que mencionan nuestras antiguas leyes, denominados pardos y eran los que obtenían la consideración y preeminencias de caballeros a pesar de pertenecer al estado llano, por privilegio real o por llenar ciertos requisitos marcados en las leyes. No ofrece dificultad la explicación de la palabra con que se les designa, puesto que las leyes de Partidas cifraban en los colores de los trajes, distinciones del rango de los caballeros.

Caballero villano, en la Edad Media hispánica, fundamentalmente en el Condado de Castilla y posterior reino, villano que por poseer caballo y armas, se encargaba de la defensa del territorio. También se utiliza este término para referirse a la pieza de ajedrez que hoy día se suele representar con un caballo, a menudo sosteniéndose sobre las patas traseras. Esto es porque en la tradición de este juego (que ha tenido numerosas variantes y versiones hasta llegar al ajedrez moderno), las piezas representaban guerreros, y en lugar del caballo actual solían usar la figura de un guerrero sentado sobre un animal de montura.

Pudieran todavía citarse otras especies de caballeros, pero menos interesantes, con las que se demostraría hasta la evidencia las diferencias que entre ellos había. Las ceremonias que se usaban para armar caballero, estaban reglamentadas. Después de un día de vigilia y de oración, debía oír misa y previa promesa de querer ser caballero, y cumplir con sus obligaciones, se le calzaban las espuelas y le ceñían la espada estando cubierto con sus armaduras y la cabeza desnuda. Se le desenvainaba la espada y se la ponía en la mano derecha quien le armaba caballero , haciéndole jurar que no repararía en la muerte cuando mediase la defensa de su ley, de su señor natural o de su tierra y se le daba un golpe con la mano en la parte superior de la espalda, el denominado espaldarazo, siendo besado por todos los caballeros en señal de armonía y fraternidad.

ARMAMENTO

Espada bastarda o espada de mano y media: Una espada que se utilizaba principalmente para derribar a un enemigo desde su caballo. Tenía la potencia necesaria para derribarles pero también la movilidad que se requería para los combates cuerpo a cuerpo.

Lucero del alba: Una maza con pinchos empleada para combates a media distancia. Puede destrozar el cráneo de su adversario si esta arma golpea con la suficiente eficacia y precisión.

Ballesta: Las ballestas eran armas letales a largas distancias. Disparaban una flecha capaz de atravesar la armadura de un enemigo, sin retroceso, su único defecto es que se tardaba mucho en recargar. El Papa Inocencio II incluso la prohibió por considerarla demasiado "maligna".

Alabarda: La alabarda es un arma polivalente de infantería, con dos partes, hace las veces de hacha y de lanza, pudiendo derribar a un caballero de su montura o de atravesar limpiamente el cuerpo de su adversario; un arma diseñada para combates a corta y media distancia.

Armadura: La armadura era la principal baza del caballero, con un blindaje de al menos dos chapas de metal (el llamado peto o coraza delante y el espaldar detrás, que forman la caja del tórax llamada loriga) o una cota de malla, mucho menos costosa. Se solía acompañar además de un yelmo o almete para defender la cabeza, brazales, musleras, grebas y espinilleras. La armadura protegía al caballero en todo momento, muchas veces sin necesidad de restarle movilidad.

Escudo: El escudo es el arma defensiva para protegerse de los ataques.

Martillo de guerra: Arma de caballería para golpear a media distancia. Puede destrozar el cráneo de su adversario si esta arma golpea con la suficiente eficacia y precisión.