viernes, 14 de agosto de 2020

San Benito de Nursia y su medalla.

San Benito de Nursia, Italia (AD 480-543), hermano gemelo de Santa Escolástica, es considerado como el padre del monacato occidental.
Benito nació en Nursia. Fundó monasterios en Subiaco y sus alrededores y luego en Monte Cassino.
Enseñó a sus discípulos a cantar las alabanzas a Dios en la Liturgia de las Horas.
A tomar como guía el Evangelio, a trabajar cuidando todo lo que hay en la creación como “vasos sagrados del altar”, a vivir en el amor y el servicio mutuo y a responder a las necesidades del pueblo de Dios.
Para comprender el simbolismo de la Medalla, debes saber de este evento en la vida de San Benito.
Había estado viviendo como un ermitaño en una cueva durante tres años, famoso por su santidad.
Cuando una comunidad religiosa llegó a él después de la muerte de su abad y le pidió a Benito tomar su relevo.
Algunos de los más perezosos y disolutos monjes lo querían fuera, por lo que conspiraron para envenenar su pan y vino.
Místicamente advertido de la traición, Benito hizo la señal de la cruz sobre la comida y el plan fue frustrado.
En su bendición, la copa de vino quedó destrozada.
Y mandó a los dos cuervos, que siempre lo acompañaron, para que se llevaran el pan envenenado y los depositaran en un lugar donde no podía hacer daño a nadie.

El Legado de San Benito

La mayoría de las personas, incluidos los católicos, no se dan cuenta de cómo la Iglesia, Europa y el mundo están en deuda con de San Benito de Nursia.
La sola presencia de sus monjes en sus monasterios se convirtió en un factor de estabilización y de civilización, sin importar donde se plantaron.
Fue a partir de estos centros de gran aprendizaje y oración que los monjes y monjas se dedicaban a su celoso trabajo de evangelizar.
Cabe señalar que muchas de las ciudades más grandes de Europa comenzaron como poco más que los monasterios benedictinos destartalados.
“Munich” es la palabra alemana para “monje”; “Mónaco” en la Riviera francesa, es la palabra italiana para “monje”.
Casi todos estos monasterios alojaron escuelas para los más jóvenes en los monasterios.
Muchas de estas escuelas se convirtieron en última instancia en las primeras universidades del mundo.
Los origines antiguos de la medalla

Es dudoso cuando se originó la Medalla de San Benito.
Durante un juicio por brujería en Natternberg cerca de la abadía de Metten en Baviera en el año 1647, las mujeres acusadas declararon que no tenían ningún poder sobre Metten, que estaba bajo la protección de la cruz.
La investigación descubrió una serie de cruces pintadas, rodeadas por las letras que se encuentran ahora en la medalla benedictina.
Que fueron encontradas en las paredes de la abadía, pero su significado había sido olvidado.
Por último, en un viejo manuscrito, escrito en 1415, se encontró un cuadro que representa a San Benito sosteniendo en una mano un bastón que termina en una cruz, y un pergamino en la otra.
Estaban escritas por completo las palabras de las cuales las misteriosas letras eran las iniciales.
Originalmente, la medalla tenía la forma de una cruz.
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Y la tradición católica enseña que Bruno de Egisheim-Dagsburg, el futuro Papa León IX, cuando era un joven benedictino, casi murió de una mordedura de serpiente.

Él atribuyó su eventual recuperación de la cruz benedictina.
Estaba demacrado e incluso perdió la capacidad de hablar, y la mayoría de la gente se dio por vencida.
Fue entonces cuando Bruno recibió una visión de una escalera luminosa que alcanzaba al cielo.
Tras la escalera, vio a San Benito con una cruz radiante con la que tocó a Bruno para curarlo al instante.
La aparición desapareció rápidamente.
Cuando se convirtió en Papa en el año 1049, León IX la rediseñó como una medalla a las que atribuyó bendiciones e indulgencias.
Como usarla

En una cadena alrededor del cuello,adjunta a un rosario,en el bolsillo o en el bolso,colocada en tu coche o en casa,situada en los cimientos de un edificio; situada en el centro de una cruz.
¡Pero ten cuidado!
El uso de cualquier artículo religioso es concebido como un medio de recordar a Dios, y de inspirar la voluntad y el deseo de servir a Dios y al prójimo.
No es considerado como un amuleto de buena suerte o un dispositivo mágico.
No es talismán o un objeto encantado para traer la “buena suerte” o repeler el mal, ya que sería una blasfemia.
La medalla no tiene capacidad mágica intrínseca, porque todo el poder en el universo está en manos de Dios y no se encuentra en otros lugares.
Para que tenga efecto debe estar bendecida y es fuente de Gracias cuando se piden, rezándole a San Benito, las oraciones que se publican más abajo.
Bendición de la Medalla

Según el Monasterio Benedictino de la Santa Cruz, las medallas de San Benito pueden ser bendecidas por cualquier sacerdote, no necesariamente un benedictino.
Así se desprende de la instrucción dictada en tal sentido por la Iglesia de Roma el 26 de Septiembre de 1964.
Si el sacerdote al que tu acudas con la medalla para que la bendiga no conoce  —es raro que suceda— la siguiente fórmula específica para dicha bendición.
Basta con que la imprimas y se la lleves tu mismo, porque de ninguna manera tal sacerdote puede negarse.

Bendición y Exorcismo de la medalla de San Benito
Exorcismo
Oficiante: Nuestra ayuda nos viene del Señor.
Portador de la medalla: Que hizo el cielo y la tierra.
O: El Señor esté contigo.
P: Y con tu espíritu.
O: Yo exorcizo esta medalla por Dios Padre + Todopoderoso, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que todo el poder del enemigo, todas las fuerzas y asaltos del demonio, toda tentación diabólica, sean destruidos y expulsados de esta medalla.
Que aquellos que la usen gocen de salud del alma y del cuerpo.
En nombre de Dios Padre omnipotente y de Jesucristo, su Hijo y Señor Nuestro y del Espíritu Santo paráclito y en el amor del mismo nuestro Señor Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos por medio del fuego.
P: Amén.
Bendición
O: Señor, escucha mi oración.
P: Y llegue a ti mi clamor.
O: El Señor esté contigo.
P: Y con tu espíritu.
Oración
O: Oremos. Dios Todopoderoso, dispensador de todos los bienes, te suplicamos que, por la intercesión de san Benito, bendigas esta medalla a fin de que el que la use y practique buenas obras, merezca obtener la salud del alma y del cuerpo, la gracia de santificarse y las indulgencias que nos son concedidas.
Que pueda, con el auxilio de tu misericordia, rechazar todas las acechanzas y engaños del demonio y presentarse, un día, santo e inmaculado ante tu presencia.
P: Amén.
Seguidamente, el oficiante rocía la medalla con agua bendita.

Oraciones

Coronilla a San Benito
        
La Corona de San Benito es muy fácil de rezar.
Se comienza rezando el Credo, seguido por tres cortas jaculatorias tomadas de la Medalla de San Benito.
Cada jaculatoria se dice tres veces y al final se acompaña de un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Se finaliza con una oración, unas letanías a San Benito y otra oración final de intercesión y de petición de una gracia o favor.

CREDO
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Jaculatorias a la Medalla

¡Que la Santa Cruz sea mi Luz,
y que el demonio no sea mi guía! [Tres veces] Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
¡Retrocede, Satanás,
no me persuadirás de cosas vanas! [Tres veces] Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Lo que me presentes, será inútil…
¡bebe tú mismo de tu propio veneno! [Tres veces] Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
ORACIÓN
Padre Eterno, en unión con tu Divino Hijo y el Espíritu Santo, y a través del Inmaculado Corazón de María, yo te suplico que destruyas el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos. Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí por toda la eternidad.
Oh! Padre Eterno, concédenos el Reino del Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Yo repetiré esta oración por puro amor, con cada latido de mi corazón y en cada uno de mis suspiros. Amén.
(Si se deseas, se puede rezar también una Salve).

Letanías
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo, Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Cristo escúchanos……Cristo escúchanos.
Padre del Cielo Dios……Ten piedad de nosotros
Hijo Redentor del mundo……Ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad Único Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa María ……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Gloria de los Patriarcas……Ruega por nosotros.
Cumplidor de su Santa Regla……Ruega por nosotros.
Retrato de todas las virtudes……Ruega por nosotros.
Ejemplo de perfección……Ruega por nosotros.
Perla de santidad……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Sol que reluce en la Iglesia de Cristo……Ruega por nosotros.
Estrella que reluce en la Casa de Dios……Ruega por nosotros.
Inspirador de muchos santos……Ruega por nosotros.
Serafín de fuego……Ruega por nosotros.
Querubín transformado……Ruega por nosotros.
Autor de cosas maravillosas……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Dominador de los demonios……Ruega por nosotros.
Templarios, modelo de monjes……Rueguen por nosotros.
Erradicador de ídolos……Ruega por nosotros.
Honor de los confesores de la fe……Ruega por nosotros.
Consolador de las almas……Ruega por nosotros.
Ayuda en las tribulaciones……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, satisfácenos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros Señor

Oración de Petición

Te saludamos con filial afecto, Oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas.
¡Oh Patriarca de los monjes!
Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano.
Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos.
Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y protección.
Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos.
Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya.
Aparta de nosotros en aquella hora suprema las acechanzas del demonio, y aliéntanos con tu dulce presencia.
Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos
[Mencionar tu petición]
Oh! Padre Eterno, te suplico que destruyas el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos.
Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí para siempre. Amén.
Templarios, modelo de monjes……Rueguen por nosotros.