miércoles, 28 de junio de 2023

El Cid y la toma de Valencia



El 17 de junio de 1094, Rodrigo Díaz, conde de Bivar, llamó a El Cid Campeador (1043-1099), difamó a Valencia, arrancándolo de los moros y convirtiéndolo en un puesto cristiano contra los almorávides.

De hecho, Valencia ya se había humillado ante el Cid, a pesar de conservar su propio gobernador, pero albergando una prenda de confianza del Cid. El rey de Castilla y León, Alfonso VI el Valeroso (1040/1041-1109), había intentado conquistar la ciudad, pero El Cid, considerándola ya sumisa, la había convencido, induciendo al rey Alfonso a retirarse. Sin embargo, tras esto, los musulmanes de la ciudad, considerando que el apoyo del Cid no es suficiente y considerando preferible la protección de los almorávides, en 1092 habían matado y decapitado a su propio gobernador Yahya al-Qadir (al1092), amigo de Rodrigo de Bivár, llegando en 1093 para expulsar de la ciudad a los Almoravides.
 

II. EL SITIO
En septiembre del mismo año, El Cid comenzó a rodear la ciudad, sonándola de asedio y haciendola pasar hambre. El invierno para los ocupados fue muy duro y la primavera aún peor. Dijeron que por desesperación cedieron ante el asesinato y el canibalismo, empezando a comer cualquier cosa que tuviera un componente orgánico.
 

III. LA RENDICIÓN
Al final de la primavera, la ciudad finalmente se capituló el 16 de junio o 17 de junio de 1094: El Cid se hizo cargo de la barbacana, permitiendo que todos los musulmanes que querían abandonar la ciudad lo hicieran en paz. Los otros habrían permanecido bajo su protección, pero habrían pagado un diezmo. Ese mismo día, se instaló con sus hombres en la ciudad y levantó su bandera en la torre más alta. Envió a llamar a su esposa e hijas y las estableció en la fortaleza de la ciudad.
El gobernador musulmán de la ciudad, Abu Ahmad Ya'far ibn Abdallah ibn Yahhaf (gobernador 1094), responsable de la muerte de Yahya al-Qadir, fue capturado por los valencianos y torturado por revelar dónde había escondido su tesoro y finalmente asesinado por lapidación y quema.
La conquista fue provisional, porque unos meses después un gran ejército de almoravide habría superado.
 

IV. DESARROLLO ADICIONAL
El Cid habría reparado y reforzado urgentemente las murallas de la ciudad y habría recabado  enormes suministros alimenticios en los graneros , que en su momento contaba con unos 15.000 habitantes; además, habría reclutado fuerzas adicionales, llegando a un total de 3.000 caballeros pesados y alrededor de 3.000 hombres, en parte cristianos, en parte musulmanes.
 

V. EL SITIO DE ALMORAVIDE

El ejército de Almoravide habría llegado cerca de Valencia el 15 de septiembre, acampando en la llanura al oeste de la ciudad, entre Cuarte y Mislata. El asedio habría comenzado poco antes del comienzo del Ramadán, pero durante todo el mes sagrado musulmán habría sido un asedio pasivo. El período de ayuno terminó, el 14 de octubre, las hostilidades habrían aumentado.
En ese punto, El Cid —habiendo exigido ya todos los objetos de hierro de la población, para evitar el riesgo de disturbios internos— habría expulsado de la ciudad como “bocas inútiles que alimentar”, como era costumbre durante el asedio, a todas las mujeres y niños de la fe musulmana, enviándolos al campamento de Almoravide.
Las fuerzas almorávides habrían esparcido el terror en el campo, saqueando campos y huertos al sonido de tambores y cuernos, pero sin dañar la moral de los valencianos, apoyados por la elocuencia del Cid, y prometiendo la inminente llegada de los refuerzos del rey Alfonso.
 

VI. LA SALIDA
Después de una semana desde el inicio de las incursiones más agresivas de las fuerzas almorávides, El Cid decidió intentar una feroz salida: con el favor de la oscuridad, habría enviado la mayor parte de sus fuerzas fuera de la puerta oriental de la ciudad, para hacer una cabalgada amplia. En el sentido de las agujas del reloj y llegar a los hombres del campamento enemigo; a la primera luz del amanecer, un pequeño contingente de unos pocos cientos de hombres habría salido por la puerta occidental, para simular el verdadero destino de los valencianos.


VII. LA BATALLA DE LOS CUARTOS
Caído en la trampa, Mu 'ammad ibn Ibr āh īm habría enviado la mayor parte de sus fuerzas contra ellos, pero - de repente - El Cid habría saltado sobre su espalda, abrumando a todas las fuerzas restantes en el campamento y causando pánico. La noticia de la llegada del rey Alfonso se habría extendido entre los moros con refuerzos e incluso las fuerzas enviadas para contrarrestar la falsa salida bajo los muros de Valencia habrían roto las filas y habrían llegado a su fin.
Habría sido la derrota más dura hasta entonces sufrida por un ejército musulmán en España.


VIII. LAS FUENTES PRIMARIAS

Las principales fuentes primarias, sobre este acontecimiento y de manera más general sobre este período histórico en España, son dadas por los anales: los Anales Castellanos secundos (siglo XII), antes conocidos como Annales Complutenses, según se conserva en la Universidad de Alcalá de Henares, antigua Complutum; la Crónica Naiarensis (siglo XII) del Monasterio benedictino de Santa María la Real de Nájera; los Anales castellanos terceros (siglo XIII), también conocidos como Annales Compostellani, tal como se encuentra en Santiago de Compostela; el Chronicon Burgense (siglo XIII), así llamado porque fue encontrado en la Catedral de Burgos. A estas obras se añade la anónima "Historia Roderici" (siglo XII), una crónica en prosa centrada en la figura del Cid. Aunque atribuyéndola a un valor limitado bajo el perfil historiográfico, es imposible no mencionar también el "Cantar del mio Cid", una obra literaria con épica sabor, que sin embargo puede proporcionar indicaciones de carácter histórico.

jueves, 22 de junio de 2023

Estrategia militar en la Edad Media

 



 Las batallas campales no eran muy usuales en la guerra medieval, pues, como es el caso de Agincourt, solían suponer la destrucción del ejército perdedor. 

Por estrategia militar medieval se entiende el tipo de guerra librado en el período histórico de la Edad Media, definida por las características propias del tipo de enfrentamientos librados en esta época, basados en el control de plazas fuertes. La visión tradicional de las guerras europeas de la Edad Media, sostenía que los caballeros eran los dueños de los campos de batalla. Estos, se lanzarían a la carga diezmando y arrollando a la infantería campesina que encontraban a su paso, mientras sus afines corrían a su encuentro para decidir el resultado del enfrentamiento. Según esta versión, el poder de los jinetes acorazados a caballo habría acabado cuando la infantería, gracias a las armas de fuego y a las técnicas de formaciones compactas de piqueros y alabarderos, recobró su poder en la batalla. Esta visión, alimentada por el arte y las crónicas de la época, mostraba a los nobles combatiendo a caballo e ignorando a los plebeyos y campesinos que combatían a pie. Todo esto se ha demostrado falso, pues las tropas de infantería eran una parte importante de los ejércitos medievales. Estas tropas luchaban cuerpo a cuerpo y a modo de tropas de artillería (con arcos, ballestas y más tarde con pistolas). La infantería jugaba un papel crucial en los asedios contra posiciones fortificadas.

Las guerras medievales se resumen en asedios y guerra de desgaste. 

Ésta última variante, consistente en operaciones de pillaje llamadas cabalgadas, algaradas o algaras, lograba objetivos tan variados como el debilitamiento y la desestabilización política de los rivales, ganancias de botín, abastecimiento de tropas, etc. Los enfrentamientos entre ejércitos en campo abierto eran infrecuentes. Eran más comunes y decisivas las maniobras para tomar castillos y ciudades mientras se evitaban batallas que supusieran pérdidas elevadas. Los soberanos llegaron incluso a prohibir a sus ejércitos entablar batallas que pudieses resultar decisivas. En las pocas ocasiones en que podía tener lugar una batalla campal, resultaba probable que la victoria fuera para el bando que hiciera más buen uso de los componentes principales del ejército medieval: la tropa de infantería, la caballería y la artillería. Otros factores de importancia eran la moral, el liderazgo, la disciplina y la táctica, así como el conocimiento del terreno.
 

Características

El Krak de los Caballeros fue un punto importante para el control de Tierra Santa. En la Edad Media, la estrategia militar consistía fundamentalmente en dominar posiciones claves. La estrategia militar de la Edad Media consistía principalmente en controlar las fuentes de riqueza y, por lo tanto, en la capacidad de los ejércitos para ocupar tierras. En los inicios de la época, esto consistía casi exclusivamente en arrasar o defender los campos y las huertas, puesto que los caudales procedían de las tierras de labranza y de los pastos. Durante la Baja Edad Media, el resurgimiento y crecimiento de las urbes conllevó que éstas se convirtieran en centros de riqueza gracias al comercio derivado de las cruzadas y gracias a la artesanía. La parte más importante de las guerras medievales radicaba en la toma y el control de los castillos, ya que en estos recaía la defensa de las tierras, además del control de la población de los alrededores. También las ciudades fortificaron sus muros con su crecimiento, y así, en la Baja Edad Media, la defensa y conquista de las ciudades resultó mucho más importante que controlar los castillos.

La guerra medieval consistía en el asedio de plazas fuertes.

Los ejércitos maniobraban para tomar fortificaciones importantes y devastar las cosechas, o bien para evitar que el enemigo perpetrara ese tipo de ataques. Únicamente tenían lugar batallas campales cuando se buscaba aniquilar al ejército enemigo o poner fin a la devastación. Un ejemplo de este tipo de enfrentamientos es la batalla de Lechfeld, que tuvo lugar en el año 955 y donde se batieron los germanos contra invasores magiares provenientes de Europa Oriental. La victoria decisiva de los germanos, liderados por Otón I, puso fin a posteriores incursiones de los magiares. Otros ejemplos más conocidos son la batalla de Hastings, en 1066, donde los anglosajones fueron derrotados por los normandos, flamencos y bretones de Guillermo el Conquistador en su intento de poner fin a su invasión. En la década siguiente a la batalla, los normandos establecieron el control de Gran Bretaña. La victoria de los francos en Tours en 732 frente a los sarracenos detuvo, en cambio, a los invasores.

Este tipo de maniobras fueron muy comunes en la Guerra de los Cien Años. Las batallas de Agincourt, Poitiers y Crécy, libradas entre Francia e Inglaterra, fueron las mayores tentativas francesas para frenar las invasiones inglesas. Los franceses fueron derrotados en los tres combates, por lo cual las invasiones continuaron. El control de Francia por parte de los ingleses, no fue, sin embargo, permanente, y al fin y al cabo, los franceses les vencieron en la guerra. En Oriente Próximo, las Cruzadas supusieron un intento fracasado por parte de los cristianos de tomar y controlar puntos estratégicos en Tierra Santa para controlar la zona. Aunque lograron tomar Jerusalén, los cruzados fueron finalmente expulsados.
 


Los ejércitos medievales

A diferencia de los ejércitos nacionales de la época moderna, la organización de los ejércitos feudales era mucho más simple. Hasta finales del siglo XV no existieron regimientos o divisiones permanentes. Los pueblos bárbaros que invadieron el Imperio romano marchaban y combatían a pie y con espadas y hachas. Estos grupos rara vez podían ser descritos como auténticos ejércitos, pues se trataba de bandas armadas con tácticas y estrategias muy escasas y limitadas. Las actividades militares que llevaban a cabo estos grupos solían tener como principales cometidos hacerse con alimentos y otros botines de guerra. Las batallas consistían en luchas entre hordas que combatían cuerpo a cuerpo sin ningún orden. Con la llegada de Carlomagno, aparecieron los primeros ejércitos. El de los francos, establecido por Carlos Martel y mejorado por sus sucesores, se componía de infantería y caballería armada. La caballería pesada dio origen a los caballeros medievales como los conocemos. En sus campañas, Carlomagno se enfrentó muy pocas veces contra enemigos organizados. Con la aparición del feudalismo siglos después, al convocarse un ejército feudal, los vasallos se desplazaban hasta el lugar de encuentro con los caballeros, arqueros y hombres de armas que se habían solicitado. En el punto de reunión, los distintos contingentes de tropas eran reagrupados según su función. Los caballeros marchaban junto a los escuderos; y los arqueros con la infantería. Las unidades especiales, a saberse ingenieros y artillería de sitio, eran normalmente expertos contratados para la campaña. Un ejemplo es la artillería otomana usada en el bombardeo contra Constantinopla, que fue manejada por mercenarios cristianos. Desde el siglo XIV, los mercenarios eran soldados respetables. Estos guerreros formaban compañías que solían ser utilizadas por señores ricos o por ciudades que los contrataban. Algunas de estas compañías se especializaban en un tipo específico de combate. Por ejemplo, en el año 1346, 2000 ballesteros genoveses lucharon al servicio del rey de Francia en la batalla de Crécy. Otras compañías aunaban contingentes de todas las clases. Solían ser descritos en términos del número de lanzas de las que disponían. Una lanza equivalía a un soldado. Una compañía de 100 lanzas representaba a un centenar de combatientes. Este sistema dio origen al término freelance. El inicio de los ejércitos modernos permanentes se encuentra en el año 1439, cuando el rey Carlos VII de Francia creó las Compañías Reales de Ordenanza, formadas por caballeros o por soldados de infantería, y eran pagadas con el dinero procedente de los impuestos. Cada compañía se componía por una dotación establecida de hombres. Quien escogía su armadura y las correspondientes armas solía ser el monarca.

Organización

La mayor parte de las batallas tenían una disposición establecida en la que los dos bandos se preparaban en el campo de batalla antes de comenzar el enfrentamiento. Las operaciones de maniobras y los pactos para el encuentro no eran frecuentes. De esta manera antes de comenzar cada batalla existía una preparación de todas las unidades sobre el terreno, esto evitaba el desorden de un enfrentamiento mezclado entre caballeros, infantería ligera, unidades a distancia como arqueros o ballesteros, y demás participes en la batalla. Además los generales y los señores que controlaban los ejércitos lo hacían para después atribuirse el mérito de la victoria.
 

Las Tácticas militares

En la Alta Edad Media, las batallas consistían en desordenadas luchas entre bandas armadas y desordenadas; más adelante estos enfrentamientos evolucionaron hacia batallas mucho más complejas. Esta evolución se debió en parte al desarrollo de diferentes clases de armas y de tropas y al perfeccionamiento en su uso. Los ejércitos de la Alta Edad Media consistían en grupos de infantería, pues salvo los sarracenos y los visigodos, así como los nómadas de Europa del Este, ningún pueblo había desarrollado ese tipo de soldados. Al desarrollarse la caballería pesada, los mejores ejércitos fueron las hordas de caballeros. La tropa de infantería quedó relegada a arrasar tierras de labranza y a realizar el trabajo pesado en los asedios. No obstante, en el campo de batalla este tipo de soldados corrían riesgos respecto a ambos bandos, el buscar los caballeros el enfrentamiento con sus rivales en combates individuales. Esto era así solamente al principio del periodo, tiempo en que le infantería se formaba con siervos y campesinos sin ninguna preparación. Los arqueros fueron también de gran utilidad en los asedios, pero eran aún más vulnerables ante la caballería en el campo de batalla, pues corrían el riesgo de ser arrollados. En los últimos años del siglo XV, los comandantes habían logrado instaurar disciplina entre sus caballeros y habían conseguido que sus tropas se cohesionasen. En el ejército inglés, los caballeros acabaron mostrando a regañadientes su respeto a los arqueros después de que estos demostraran su gran valor en los campos de batallas de la Guerra de los Cien Años. La disciplina de la tropa mejoró al haber más hombres que luchaban por dinero y menos que lo hicieran por el honor y la gloria. En Italia, los soldados mercenarios adquirieron mucha fama por largas campañas en las que apenas de derramó sangre. Para esa época, los soldados de todos los rangos eran activos de valor que no convenía desaprovechar a la ligera. Los ejércitos feudales que buscaban la gloria eran ahora ejércitos profesionales con mucho más interés en vivir para disfrutar de la paga.



La caballería

En los campos de batalla medievales fue predominante el uso de la caballería pesada Normalmente, esta caballería se organizaba en tres cuerpos o divisiones, que eran lanzadas una detrás de la otra al combate. La primera oleada debía abrir paso entre el ejército enemigo o romper sus líneas para que las demás oleadas pudieran hacerlo. Si el enemigo huía, comenzaba la persecución y masacre de sus tropas en retirada. A la hora de la verdad, los caballeros se movían individualmente en detrimento del plan establecido por su comandante. La gloria y el honor eran casi los únicos intereses de los caballeros, y por ello maniobraban con el fin de hacerse con las posiciones de primera fila en los ataques. La victoria del ejército en el campo de batalla era un objetivo secundario al de su propia gloria. Los caballeros se lanzaban al ataque tan pronto como vislumbraban al enemigo, desbaratando la estrategia de su líder. En algunas ocasiones, los líderes del ejército desmontaban a sus caballeros para poder controlar sus ataques. Esto era bien recibido por las tropas de infantería, que en la melé tenían pocas esperanzas de salir bien paradas. Esto aumentaba el vigor del combate y la moral entre la soldadesca. De combatir a pie, los caballeros, junto con los soldados de a pie, combatían detrás de estacas u otro tipo de defensas diseñadas para frenar y desbaratar las cargas de caballeros enemigos. A finales de la época medieval, el poder y la fuerza de la caballería pesada, y por lo tanto su utilidad, se encontraba al mismo nivel que el de la infantería y los tiradores. Para ese tiempo ya se había probado la inutilidad de cargar contra una tropa disciplinada y bien emplazada. Las reglas de los combates habían cambiado. Las estacas, trincheras y otras trampas se utilizaban astutamente para protegerse de las cargas de caballería. Atacar una fila cuantiosa de piqueros y arqueros resultaba una masacre para los caballeros. Estos se vieron entonces obligados a combatir a pie o a esperar el momento preciso para atacar. Por lo tanto, las devastadoras cargas de principios del periodo eran posibles, pero únicamente cuando el enemigo rompía filas y huía; se encontraba sin orden o estaba al descubierto y sin opciones de defensa.
 

Caballeros

Un caballero medieval era generalmente un soldado montado y acorazado, a menudo relacionado con la nobleza o la realeza, aunque (especialmente en Europa del norte) los caballeros también podían provenir de las clases mas bajas, e incluso podrían ser personas libres. El coste de su armadura, caballos, y armas era grande; esto, entre otras cosas, ayudada gradualmente para transformar al caballero, por lo menos en Europa occidental, en una clase social distinta a parte de otros guerreros. Durante las cruzadas, las órdenes santas de caballeros lucharon en la Tierra Santa.
 

Caballería pesada

La caballería pesada, armada con lanzas y un variado surtido de armas de mano desempeñaron un papel importante en las batallas de la edad media. La caballería pesada consistía en caballeros ricos y nobles que podían permitirse el equipo y los nobles escuderos empleados por los nobles. La caballería pesada era la diferencia entre la victoria y la derrota en muchas batallas dominantes. Sus cargas atronadoras podían romper las líneas de la mayoría de las formaciones de la infantería, haciéndoles un activo valioso a todos los ejércitos medievales.

Caballería ligera

La caballería ligera consistió generalmente en los hombres armados más ligeros, que podrían tener lanzas, jabalinas o armas de proyectil, tales como arcos o ballestas. Utilizaron a la caballería ligera como exploradores, escaramuzadores o fuera de los flancos. Muchos países desarrollaron sus propios estilos de caballería ligera, tales como los arqueros montados húngaros, los jinetes españoles, los ballesteros montados italianos y alemanes y los currours ingleses.

La infantería

Durante la Alta Edad Media, la principal (y casi única) táctica de los soldados de infantería, que componían la principal fuerza de los ejércitos de la Alta Edad Media, suponía aproximarse al enemigo y descargar hachazos sobre él. Los francos disponían de hachas arrojadizas llamadas franciscas (de ahí el nombre del pueblo). El poder de la caballería pesada, que apareció en tiempos de Carlomagno, relegó a la infantería a un segundo plano, más que nada, porque no se trataba de una tropa bien instruida y con disciplina. En los primeros ejércitos feudales, ls infantería se componía de campesinos mal armados y sin instrucción. Las primeras defensas contra la caballería surgieron de manos de los anglosajones. Consistía en colocar a los hombres juntos y con los escudos juntos para formar una barrera que frenase a la caballería y los protegieses de los arqueros. Así combatieron los anglosajones en Hastings, y de hecho, frenaron el ataque de la caballería normanda. De hecho, en las zonas donde era dificultoso formar tropas de caballería pesada, especialmente regiones de terreno más bien accidentado, como Escocia o Suiza, y en las ciudades independientes, la infantería experimentó cierto resurgimiento. Debido a sus necesidades, encontraron modos de organizar ejércitos eficaces que incluían muy poca caballería. Se probó que los caballos no se lanzarían contra una barrera de estacas o de lanzas. Una formación de lanceros podía frenar a la caballería noble de mucho más poder, y ello por una pequeña parte del coste del mantenimiento de la caballería pesada.

Los escoceses emplearon círculos de lanceros durante las guerras de independencia que se produjeron a finales del siglo XIII. William Wallace se valió de ella en Falkirk. y Robert Bruce en Bannockburn. Descubrieron que esa formación, llamada schiltron, era de gran eficacia. Robert Bruce sólo presentó batalla a los caballeros ingleses en zonas pantanosas, lo que impedía prácticamente la carga de sus enemigos. Los suizos ganaron mucho renombre en el combate de picas. Se puede decir que revivieron la antigua falange macedonia de Alejandro Magno y llegaron a adquirir una buena pericia en el combate con largas armas de palo. Su táctica consistía en formar un escuadrón de piqueros. Las cuatro filas exteriores sujetaban las picas a una misma altura, apuntando más hacia abajo. Ello creaba una eficaz defensa contra la caballería. Las filas de la retaguardia usaban armas de palo para acuchillar a los enemigos que se acercaban a la formación. Los suizos se habían especializado hasta tal punto que eran capaces desplazarse sin romper la formación con relativa rapidez. Gracias a ello pasaron también a ser una tropa de ataque. La única forma eficaz de disolver los compactos cuadros de piqueros era la artillería, principalmente cañones, que rompían las filas de las formaciones de soldados aglutinados. Los castellanos fueron los primeros en lograrlo. Las tropas castellanas del Gran Capitán combatían también a los piqueros con una tropa de espadachines provistos con rodelas. Se trataba de soldados ligeros que se escurrían entre las picas y atacaban directamente a los piqueros. Las fuerzas del Gran Capitán fueron las primeras en combinar, en una misma formación, picas, espadas y armas de fuego; como resultado se obtuvo una formación capaz de batir a diferentes armas en varios terrenos, ya fuera en defensa o atacando. Por ello algunos consideran a Gonzalo Fernández de Córdoba como el primer estratega moderno.

Las armas de la guerra medieval / Los asedios

Un enfrentamiento militar típico de asedio en el medievo se daba cuando un ejército sitiaba el castillo del oponente. Si este estaba bien defendido, las opciones se limitaban a establecer un asedio con la finalidad de rendir la fortaleza por hambre, o a utilizar máquinas de asedio para destruir las defensas fortificadas. A veces los propios sitiadores se veían forzados a defenderse de ataques que venían en ayuda de la ciudad. Los diseños medievales incluyen la catapulta (la cual a su vez incluye el onagro), la ballista (o ballesta) y el trabuquete. Estas máquinas utilizaban energía mecánica para lanzar grandes proyectiles para destruir las murallas. En Europa, la catapulta la inventó Dionisio I de Siracusa en el año 399 a. C. También se utilizaron el ariete y la torre de asedio. Otra forma era con largas escaleras apoyadas sobre la pared, pero no sobre fortificaciones de altas dimensiones, y además éste método no daba defensas al escalador. De hecho, en la propia torre de asedio, torre de madera con ruedas que permitía a los atacantes escalar las murallas y a la vez protegerse de las flechas enemigas, había una serie de escaleras puestas como para subir una torre cualquiera, y en el último piso una puerta de madera, de forma que al juntarse un gran número de soldados abrían la puerta, que se apoyaba sobre el muro, y los soldados salían a masacrar a los enemigos. Normalmente, era después de esto cuando se utilizaban más escaleras para que un mayor número de soldados se internaran en la fortaleza, y se abrieran paso para abrir las puertas, para entrar con el mayor número de refuerzos, como la caballería. 


Otra arma muy importante era el trabuquete, que tenía mayor radio de fuego que la catapulta, y se solía utilizar sobre todo en Asia para mandar animales (incluidas las personas) muertos por enfermedad, para hacer más posible que los sitiados se rindieran, y esto provocaba epidemias. De hecho, se dice que cuando un ejército mongol sitió ciudad genovesa de de Kaffa en la región de Crimea, mandaron cuerpos infectados por una enfermedad, y debido a que los itálicos basaban su poder en el comercio, la enfermedad se extendió por toda Europa con gran facilidad. Esa enfermedad era la Peste Negra de 1347. Había otras tácticas, como prender fuegos alrededor de las murallas para intentar descomponer el cemento que sujetaba a las piedras unas con otras, o en ocasiones incluso se minaban los cimientos con túneles excavados bajo las murallas. Los bizantinos para defender Constantinopla, como tenían el mayor puerto de Europa, y no se sabe si del mundo, era necesario defenderse por mar, creando la flota más poderosa de la época, y con ayuda de un invento solo conocido por ellos llamado "fuego griego".

Las batallas navales son menos conocidas al ser menos frecuentes, ya normalmente se intentaba detener que el enemigo tras dejar su embarcación (lo que demuestra un gran retraso en éste aspecto, pues ya los egipcios descubrieron la eficacia de detener a los enemigos por el mar). Sin embargo, también había varias batallas navales, y fueron tan sangrientas o más que las terrestres. 

Al principio de la Edad Media, los árabes tenían un gran poder naval; asolaron Sicilia en el 652 y derrotaron a la armada bizantina en el 655. El Imperio bizantino fue famoso por su superioridad naval. Su flota, tras la caída del Imperio romano de Occidente controló el Mar Mediterráneo, especialmente durante la edad de Oro de Justiniano I, además de una flota que patrullaba el Danubio. Hay que entender que tener una importante flota era crucial para defender Constantinopla, la capital, pues tenía el puerto más importante de Europa, posiblemente del mundo, de su época de esplendor. Sin embargo, tuvo una temprana derrota contra tropas árabes en el 655. Sin embargo, La capital la salvaron gracias a un invento secreto que solo ellos conocían, el fuego griego, una mezcla de diferentes compuestos químicos que al entrar en contacto con el agua, ardía, y prendía así los barcos enemigos. El navío modelo de la flota bizantina era el dromon, evolución de los trirremes clásicos. Es un barco de remo, similar a la galera, de un solo mástil. El velamen era latino (de vela cuadrada) como herencia de las técnicas de navegación precedentes. Con el renacimiento macedónico que tuvo del siglo XI, la flota volvió a recuperar su papel predominante en el Mediterráneo Oriental, aunque no alcanzó su anterior poder. En los últimos estertores del imperio, ya reducido a un puñado de ciudades portuarias, los restos de su poder naval fueron clave para mantener dichas posiciones hasta el último sitio de Constantinopla. Cuando el poder árabe en el Mediterráneo empezó a declinar, las ciudades comerciales italianas de Génova, Pisa, y Venecia fundaron redes comerciales y construyeron armadas para protegerlas y ser la nueva potencia naval. Al principio las armadas lucharon contra los árabes (en Bari en el 1004, en Mesina en el 1005), pero después se encontraron peleando contra los normandos que se habían trasladado a Sicilia, y finalmente el uno contra el otro. Los genoveses y los venecianos lucharon cuatro guerras navales, en el 1253–1284, 1293–1299, 1350–1355, y en el 1371–1378. La última guerra finalizó con una victoria decisiva para Venecia, lo que le permitió disfrutar durante casi un siglo de la dominación comercial del Mediterráneo antes que otros países europeos comenzasen a explorar hacia el sur y el oeste.

Los vikingos, que asolaron Europa con sus drakkar, embarcaciones largas, estrechas, livianas y con poco calado y con remos en casi toda la longitud del casco (con una vela en versiones más modernas), no es que sus barcos fueran poderosos, pero eran muy maniobrables, y por ello podían internarse y atacar poblaciones remontando ríos como el Sena, el Támesis o el Tajo. Los nórdicos también lucharon en muchas batallas navales entre ellos mismos. Esto se hacía normalmente atando los barcos de ambos bandos uno contra el otro, luchando así esencialmente una batalla terrestre sobre el mar. Sin embargo, el hecho de que el lado perdedor no podía escapar fácilmente, significaba que las batallas tendían a ser muy duras y sangrientas. La Batalla de Svolder es quizás de las más famosas. El rey inglés Alfredo el Grande construyó una flota con la que les derrotó. En el norte de Europa, por otro lado, por la Guerra de los Cien años, el casi continuo conflicto entre Inglaterra y Francia raramente conlleva una actividad naval más sofisticada que el transporte de los caballeros a través del canal de la Mancha, y quizás el tratar de atacar esos transportes. La Batalla de Dover en el 1217, entre una flota francesa de 80 barcos bajo el mando de Eustaquio el Monje y una flota inglesa de 40 bajo el mando de Hubert de Burgh, es notable por ser la primera batalla registrada usando las tácticas de los barcos de vela, con la victoria del primero en la misma, que sin embargo fue derrotado después.

El uso de la pólvora

La pólvora, es un polvo explosivo utilizado en balística, en particular pólvora negra, una mezcla explosiva de un 75% de nitrato potásico, un 15% de carbón y un 10% de azufre aproximadamente. La pólvora fue el primer explosivo conocido; su fórmula aparece ya en el siglo XIII, en los escritos del monje inglés Roger Bacon, aunque parece haber sido descubierta por los chinos, que la utilizaron con anterioridad en la fabricación de fuegos artificiales. Es probable que la pólvora se introdujera en Europa procedente del Oriente Próximo. Berthold Schwarz, un monje alemán, a comienzos del siglo XIV, puede haber sido el primero en utilizar la pólvora para impulsar un proyectil. Sean cuales sean los datos precisos y las identidades de sus descubridores y primeros usuarios, lo cierto es que la pólvora se fabricaba en Inglaterra en 1334 y que en 1340 Alemania contaba con instalaciones para su fabricación. El primer intento de utilización de la pólvora para minar los muros de las fortificaciones se llevó a cabo durante el sitio de Pisa en 1403. En la segunda mitad del siglo XVI, la fabricación de pólvora en la mayoría de los países era un monopolio del Estado, que reglamentó su uso a comienzos del siglo XVII. Fue el único explosivo conocido hasta el descubrimiento del denominado oro fulminante, un poderoso explosivo utilizado por primera vez en 1628 durante las contiendas bélicas que se desarrollaron en el continente europeo.


miércoles, 21 de junio de 2023

Otto von Kerpen II Gran Maestre de la Orden Teutónica


Otto von Kerpen  fue el segundo Gran Maestre de los Caballeros Teutónicos.

Otto provenía de los Señores de Kerpen, una noble familia ministerial renana con sede en el castillo de Kerpen en Eifel. Es nombrado como uno de los 40 caballeros que fundaron la Orden Teutónica. Por lo tanto, fuentes más antiguas especularon que procedía de Bremen. Participó en la Cruzada de Enrique VI en 1197.

Después de la muerte del Gran Maestre Heinrich Walpot von Bassenheim en algún momento antes de 1208, Otto fue elegido Gran Maestre. Si bien los investigadores recientes suponen que no se sabe nada sobre su trabajo, se creía saber en la primera mitad del siglo XIX que hizo esfuerzos durante su mandato para darle a la orden más independencia y los mismos privilegios que las órdenes militares más antiguas. , a saber, los Templarios y los Caballeros Hospitalarios.

Murió en 1209, y fue enterrado en Acre.

Cúal fué la primera Cruzada de la Historia?


La Cruzada de Barbastro. 

 Conoce como la fue la primera Cruzada de la historia y no, no fue en Tierra Santa, sino en la península Ibérica.
A mediados del siglo XI el reino de Aragón apenas había nacido bajo el gobierno del rey Ramiro I. (1035-1063). Este príncipe tenía de vecino a la taifa de Zaragoza, por el sur y fue su área de expansión natural. La frontera norte zaragozana estaba en Graus y la ciudad más principal era Barbastro. El soberano aragonés intentó apoderarse de estos puntos claves en varias ocasiones.
En 1063 lo volvió a intentar y llevó un ejército contra Graus. Zaragoza pagaba parias al reino de León, y se dice que el príncipe Sancho II y el Cid fueron a apoyar a los zaragozanos para combatir al fiero monarca aragonés, de lo que resultó muerto por un engaño. Se ha de suponer que por entonces los aragoneses ya buscaban el favor papal, tanto así que el rey Sancho Ramírez, hijo y sucesor de Ramiro I, le ofreció vasallaje al papa Alejandro II en 1068 para dar legitimidad al naciente reino.
Pero volvamos a 1063. Alejandro II, en apoyo a los aragoneses proclamó la primera Cruzada de la historia. El objetivo era la conquista de Barbastro, de ahí su nombre "la Cruzada de Barbastro".
Fue el primer esfuerzo internacional para luchar contra los musulmanes. La ofensiva estratégica había pasado de los islámicos a los cristianos por primera vez en cuatro siglos.
La cruzada se promovió por toda Europa y los soldados franceses, borgoñones, aquitanos, un contingente papal y tropas locales de Urgel, Barcelona y Aragón acudieron al llamado. El líder de las tropas papales era el normando Guillermo de Montruil, para los aquitanos, el contingente más numeroso, fue su duque Guillermo VIII.
Las tropas cruzadas atravesaron los Pirineos y se unieron con el resto de las tropas cristianas en la primavera del 1064. Las tropas tomaron Graus y después avanzaron contra Barbastro a la que pusieron sitio.
La ciudad no estaba preparada para resistir, por lo que sufrió carencia de suministros y agua, además que nadie acudió a defenderla. En poco tiempo cedió ante los asaltos y fue tomada.
Lo que siguió fue un despiadado saqueo dónde se dice que murieron 50 000 personas. De ahí se obtuvo un enorme botín, en el que se incluían niñas, mujeres y tesoros. A Ermengol III de Urgel se le dio la tenencia de la ciudad, sin embargo, apenas un año después la perdería en un contraataque musulmán, donde fue recuperada con facilidad y se masacró a la guarnición, donde murió Ermengol.
32 años después el papa Urbano II predicaría la Primera Cruzada a Tierra Santa.

 

lunes, 19 de junio de 2023

Heinrich Walpot von Bassenheim, I Gran Maestre Teutónico

Heinrich Walpot von Bassenheim (muerto en 1200), también conocido como Henry Walpot, fue el primer gran maestro de los caballeros teutónicos, sirviendo desde 1198 hasta 1200. Como poco se sabe sobre él, la información sobre el Gran Maestro se basa principalmente en teorías de los historiadores. Walpot proveniente de una familia rica de Maguncia. Él estaba a favor de convertir la organización en una orden militar. En 1199 recibió una copia de las reglas del monasterio de Gilbert Horal, el gran maestro de los caballeros templarios, y en nombre del papa Inocencio III. Se basaba en las reglas de los templarios. Walpot murió y fue enterrado en Acre.



sábado, 17 de junio de 2023

El Temple XVI

Monjes o Soldados ?

Hugo de Payens había expuesto las costumbres adoptadas por su confraternidad hasta ese momento con el fin de que los padres conciliares las evaluarán y decidieran las que habían que descartar y las que habían que podrían mantener en la nueva regla, que a partir de ese momento marcará la vida de la orden religiosa tras prolongadas discusiones no exentas de indecisión y de encontrarse  en el Concilio una forma a la Orden .
S dirigiera a San Bernardo en su presunta carta una ética y un estilo de vida adaptados a las ne formuló un modelo religioso que respondía suficientemente a la suplica que BalduinoII necesitase para la guerra pero compatible con la dignidad de la orden religiosa, los historiadores se han preguntado muchas veces por el papel que el santo de Claraval desempeño en la constitución de la Orden del Temple, a mediados de la década de 1960 alemanes Burs y Mayer para quiénes la aportación benedictina ha sido sobrevalorada: tiempo en el desmedro de la antigua raíz oriental que constituía la primitiva y verdadera vocación de los Compañeros. Muchas fuentes parecen dar la razón a ambos autores y no hay motivos para considerar estos factores forzosamente en conflicto; aun cuando es verdad que San Bernardo fue el autor de la regla templaria, cómo se declara expresamente en el prólogo del texto aprobado por el Concilio de Troyes no significa que no sea cierto que los primeros templarios tiraron  a la forma ética específica sobre la base espiritual Agustina y Oriental de los no canónicos que albergaban, que le dictaron la formación religiosa básica y también el ordinario del Santo Sepulcro que el temple mantuvo incesantemente hasta su desaparición. También había otros elementos de origen oriental que permanecieron siempre en las costumbres de los templarios como el hábito de rezar en determinadas ocasiones con la frente contra el suelo;que probablemente contribuyeron a dar a la orden, un exótico a los ojos de los sus contemporáneos occidentales y qué tal vez utilizó con mala fe en la época del proceso por el rey de Francia, Felipe el Hermoso para construir la hipótesis de que los frailes se debían a misteriosa doctrinas hereticas.
De todos modos, la discusión todavía no agotada entre los historiadores, puede poner en duda la presencia de la contribución de San Bernardo con su visión predominante, el fundamento mismo de la regla central ya que estos religiosos particulares practicaron del doble esfuerzo de combatir a los enemigos físicos y a los espirituales...las tentaciones; que los historiadores también han debatido largamente.
Deber considerar a los templarios miembros de una orden monástica en sentido estricto, es decir monje con el mismo status que otro con exponentes de la vida religiosa, la dificultad principal con la que se encuentra quién quiere ver en el temple a una orden monástica reside en el que los miembros no eran  de consagración sacerdotal sino contrariamente.
Cuándo sucedía en general con la mayoría de los miembros de otras órdenes religiosas, en el caso de los templarios es verdad que la profesión religiosa era de carga reversible y perenne, pero se limitaba a la  la fidelidad al siempre voto que se hacía pobreza, obediencia y castidad. El acceso a las órdenes superiores del sacerdocio propiamente dicho no confiere la facultad de administrar los sacramentos, le era imposible porque en una especial proyección canónica con siglos de antigüedad impedía a los sacerdotes el combate y el derramamiento de sangre ya he recordado de omne datum optimum, el papá Inocencio II había establecido el fundamento jurídico para que la orden poseyese en el futuro capellanes no obstante, se trataba de un sacerdote que pasaba  una parte del Temple después de haber recibido la consagración sacerdotal y estaba absolutamente prohibido en los combates, sin prejuicios de validez de los argumentos de los estudiosos no se puede pasar por la opinión de San Bernardo que fue preboste en el nacimiento de la Orden Templaria y que no parece abrigar duda alguna signo de admiracióny de sobremanera.


«extraño comprobar que son más mansos que los corderos y al mismo tiempo más que dos leones al punto que dudo si es mejor llamarle monje o soldado a menos que convenga llamar los de ambas maneras en tanto no les falta la mansedumbre del monje ni el valor del guerrero»  

Hay indicios de una cierta laicización en el curso de su casi dos siglos de vida con el
progresivo descenso del número de sacerdotes que a comienzos del siglo XIV ya no estaban presentes en todas las comunidades . En esta fase algunas encomiendas de la periferia eran atendidas por sacerdotes comunes es no textraño y a menudo pertenecientes a órdenes mendicantes que recorría las diversas comunidades del territorio para asegurar a todo un servicio religioso, pues según la Regla los templarios deberían de cumplir un programa cotidiano de plegarias de 9 horas litúrgicas que marcaban el ritmo de la jornada razón por la cual probablemente la vida conventual de los frailes se viera empobrecida con relación al pasado. Pero no es cierto que aún a principio del siglo XIVse seguía considerando al temple como una orden religiosa a todos los efectos cuando en 1307 en un acto arbitrario del rey Felipe de Francia  hizo detemer a todos los miembros de la Orden presentes en su reino poniendo así en marcha el mecanismo del proceso, y trató de desplazar el procedimiento al ámbito civil con el argumento de que los sectores no eran monjes, sino militares y que en consecuencia la competencia judicial al respecto correspondía laico y no al del Papa.
 El soberano trato de avalar sus pretensiones recurriendo a expertos sociologicos de la Sorbona en invito a expresars por escrito  a todas al menos de dos meses de espera los teólogos respondieron que la detención realizada por el soberano era ilegal, pues la violencia y la vida consagrada a la religión no son excluyentes si la práctica militar se dedica a la defensa de la fe.
El temple habia sido creado por la Iglesia como orden religiosa sus miembros tenía en la profesión monástica de modo que era una orden religiosa de pleno derecho y competencia judicial a su respecto solo podía recaer a la Iglesia prescindiendo de las discusiones técnicas y jurídicas y de los ataques con fines políticos lo cierto es que los templarios hacían los tres votos sagrados de las órdenes monásticas. Esto es de pobreza obediencia y castidad y su tiempo estaba marcado por la regla que con algunas variantes tenía como modelo la benedictina.
El principio fundamental del ora et labora  se dividía entre deberes religiosos por un lado. Esto es la recitación en común de las horas litúrgicas y la asistencia a Misa según el ordinario habitual del Santo Sepulcro, y la actividad más por el otro; tener específico era la lucha, a de adiestramiento cotidiano necesario para poder moverse con agilidad bajo la pesadilla y cota de hierro y demás piezas del siglo XII que cubrían al caballero de la cabeza a los pies.
Las vestimentas de los Frailes Guerreros obligatoria esta en la ordenanza como de un ejército moderno reflejaba esta doble necesidad completamente: blanca para caballeros y marrón parda o negra para sargento.
Estaba compuesta con un equipo básico de ropa interior sobre la que se agregaba una túnica monástica para la vida en el convento la cota de combate hecha de malla de y efecto de protecciones durante la actividad militar. En el concilio celebrado en París en el año 1147 el papá Eugenio le concedió a los templarios el derecho de portar una cruz  roja cosida sobre el hombro izquierdo, altura del corazon dos para que se llegue y sea evidente de inmediato su vocación de martirio  en su doble naturaleza de institución religiosa y de cuerpo militar  que habrá de ser protagonista y el mejor símbolo de la época de las Cruzadas.

viernes, 16 de junio de 2023

Sagrado Corazón de Jesús.

¿Qué es la Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús?

Esta es una fiesta movible que honra al Sagrado Corazón de Jesús. En 1675, Jesús le dijo a Santa Margarita María que quería que la Fiesta del Sagrado Corazón se celebrara el viernes después de la octava del Corpus Christi. En 1856, la Fiesta del Sagrado Corazón se convirtió en fiesta universal.

San Juan Pablo II, gran devoto del Sagrado Corazón, dijo: "Esta fiesta nos recuerda el misterio del amor de Dios por el pueblo de todos los tiempos".

 En 2023, celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el 16 de junio. 




sábado, 3 de junio de 2023

La cruzada albigense

Nos situamos en la Europa de mediados del siglo X. Por fin parece que se empiezan a vislumbrar signos del fin de la Edad Oscura y ya se adivina el próximo resurgimiento económico y cultural en el continente, en una sociedad que ha vivido profundos cambios en las décadas anteriores. Sin embargo la reciente desaparición del Imperio carolingio ha provocado la ausencia de un fuerte poder centralizado, permitiendo por un lado que el poder se atomice y por otro que se incremente la inseguridad por el aumento de invasiones (pueblos germánicos, eslavos, magiares, árabes, vikingos…). La consecuencia es el surgimiento del feudalismo y un rápido aumento del poder de los señores feudales. Y, sobre ellos, la Iglesia Católica alcanza las más altas cotas de poder político y económico desde su origen. A pesar de que el sistema esclavista que reinaba en la economía desde el Imperio romano ha desaparecido, las desigualdades entre clases se mantienen (o incluso aumentan) debido a la aparición del vasallaje. Así, encontramos básicamente tres clases sociales con una separación entre ellas muy estricta: la de los que se dedican a Dios, la de los que se dedican a la guerra y la de los que trabajan. Los miembros de esta última clase deben, con su trabajo, mantener a las otras dos.

Así estaban las cosas a mediados del siglo X, cuando a Europa occidental comienzan a llegar desde el este del continente a través de las rutas comerciales unas ideas bastante innovadoras, por no decir adelantadas a su tiempo. Y estas ideas dieron lugar a una religión hoy ya desaparecida, el maniqueísmo, para la cual el hombre, como parte del universo, era también considerado un ser dual. Un alma de luz atrapada en un cuerpo material de tinieblas. Dos partes de un todo. Inseparables. En la práctica eso se traduce en dos ideas muy poderosas. La primera es que el hombre no es responsable del mal que causa, ya que su origen está en las tinieblas que dominan su cuerpo y no en su voluntad. Por tanto el concepto de pecado no tiene sentido. La segunda es que el bien y el mal, la luz y las tinieblas, Dios y Satanás, son dos partes de un mismo todo, dos caras de la misma realidad. Estas ideas llegan a una gente asfixiada por la desigualdad, viviendo en condiciones deplorables, trabajando de sol a sol y muriendo joven para ver cómo todo el esfuerzo de su trabajo se destinaba a mantener a los vividores: el clero y la nobleza. Hay que imaginarse  el punto de vista de estos campesinos, cuando comienzan a oír que Dios había creado el mundo espiritual (cielos y almas que, como tales, no necesitaban hacer nada por redimirse), mientras que el Diablo había creado el mundo terrenal, incluyendo al hombre (a todos los hombres), la guerra e incluso la Iglesia Católica, que no era más que una herramienta de corrupción. ¿No tenía esa concepción mucho más sentido que la otra que les habían enseñado, según la cual unos hombres tenían privilegios y otros no, a pesar de haber sido todos creados por el mismo Dios, en un mundo repleto de desigualdades, guerra, enfermedad y muerte?. Como no podía ser de otra forma, esas nuevas ideas acabaron calando. Y se adaptaron a los nuevos tiempos y la religión imperante. Se mantiene la dualidad, con un mundo espiritual creado por Dios y uno material creado por Satanás y se considera el mundo material (incluyendo el cuerpo del hombre) como algo transitorio. Nace el catarismo. Algunas otras de sus ideas eran aún más peligrosas en un mundo en el que la Iglesia tenía tanto poder. Negaban el bautismo (sólo contemplaban un sacramento, el consolamentum), se oponían al matrimonio con propósito de procrear (lo que significaba traer un alma pura al mundo material imperfecto y encerrarla en un cuerpo físico) y defendían que Yahveh, el Dios del Antiguo Testamento, era en realidad Satanás, ya que había creado el mundo físico. Pero sin duda la idea más peligrosa (para la época) era la de la igualdad entre hombres y mujeres. Éstas gozaban, para los cátaros, de todos los derechos, libertad plena e independencia absoluta respecto de los hombres. Una locura, vamos.

En la zona occitana del Languedoc (Sur de Francia) el catarismo fue no sólo  es aceptado sino incluso adoptado por buena parte de la nobleza. Sus adeptos se multiplicaron especialmente destacada en Albi (de ahí lo de albigenses). El catarismo se extendió por toda Europa como ya he dicho desde mediados del siglo X, pero fue en el siglo XII cuando de verdad se comenzó a generalizar y arraigó entre la población. De hecho en la segunda mitad de este siglo estaba tan arraigada y con una estructura tan sólida que en 1174 los cátaros celebraron su primer concilio, con la presencia de los obispados cátaros franceses y el papa cátaro. Para entonces la Iglesia católica ya veía el catarismo no sólo como una herejía, sino también como una gran amenaza: estaba creciendo demasiado, y además a su costa. No podían permitirlo y, efectivamente, decidieron actuar antes de que fuera demasiado tarde.

A principios del siglo XIII el papa Inocencio III encargó a dos monjes cistercienses la tarea de recuperar las almas descarriadas del Languedoc para la Iglesia católica. Estos dos monjes se reunieron en Béziers con Pedro II de Aragón (Béziers, Carcasona y Narbona eran feudatarios de este rey, mientras que Montpellier había jurado fidelidad años antes a Alfonso VII de Castilla) quien, a pesar de acatar los mandatos de la Santa Sede, rechazó levantar la espada contra sus súbditos. ¿Y qué hicieron entonces? Pues no se les ocurrió otra cosa que, en compañía de otro abad, recorrer el territorio intentando evangelizar a aquellos herejes. Y lo hicieron muy al estilo de la Iglesia de la época, en lujosos coches de caballos y con toda una comitiva de sirvientes. Mostrando a los cátaros justo lo que éstos más reprochaban a la Iglesia católica. Por supuesto no consiguieron absolutamente nada, aparte de causar el efecto contrario al que pretendían. Tardaron, pero se dieron cuenta, así que cambiaron radicalmente de método y comenzaron a predicar mostrando pobreza y en parejas, como los primeros apóstoles. Y así fue como empezaron a ver resultados y a convertir a los primeros cátaros e incluso a algunos prefectos. El método era eficaz… pero lento y molesto para los monjes.

Así estaban las cosas en 1208, con la herejía cátara en pleno auge, dueña prácticamente del sur de Francia gracias al apoyo de los nobles y a la conversión masiva, y con la Iglesia católica dando una peligrosa imagen de permisividad ante esto, lo que suponía un peligro muy real de que el catarismo se acabara extendiendo por toda Francia y después por el resto de Europa a la velocidad de la pólvora. Fue entonces cuando el legado pontificio fue asesinado en Saint-Gilles, en el Languedoc. El crimen se atribuyó al conde de Tolosa y el papa aprovechó esta situación para pronunciar un anatema contra él y declarar sus tierras entregadas como presa. Imagina lo que vino a continuación: todos los nobles del reino acudieron en masa a Tolosa a la rapiña bajo pretexto de la cruzada santa. Como buitres sobre un cadáver. Y, la verdad, cadáveres no faltaron. Fue en realidad como si se hubiera abierto una veda. Los nobles franceses vieron la ocasión de obtener un botín justo al lado de casa con el visto bueno papal, y no les importó para ello matar lo que hubiera que matar, hombres, mujeres y niños, compatriotas o no.

Uno de los episodios más conocidos de esta cruzada es la de la toma de Béziers, a cargo de los cruzados cistercienses. Al mando del asedio de la ciudad estaba el legado papal y abad cisterciense Arnaud Amaury quien, una vez que los cruzados consiguieron penetrar las murallas, dio orden de masacrar a todos los cátaros que habitaban en la ciudad. Los oficiales le preguntaron cómo distinguir a los cátaros de los cristianos, a lo que se dice que respondió: "Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos". Como si se tratara de un pistoletazo de salida, a partir de la matanza de Béziers comienza una macabra persecución que acaba con miles de cátaros en la hoguera. La batalla decisiva fue la librada en Muret en 1213 entre las tropas cruzadas y las del rey francés Felipe II por un lado, bajo el mando de Simón de Monfort, y las de Pedro II de Aragón por otro a quien, recordemos, los nobles del Languedoc habían rendido vasallaje. Irónicamente Pedro II, que había sido coronado por Inocencio III, fue conocido como el Católico. La batalla terminó con la victoria cruzada y con la muerte del rey de Aragón, que además supuso el fin del señorío de este reino en el sur de Francia.

En 1216 murió el papa Inocencio III y los nobles cátaros, que habían sido vencidos pero no exterminados, aprovecharon la circunstancia para sublevarse. Sin embargo, tras alguna victoria inicial, comenzaron a sucederse las derrotas y las tropas languedocianas huyeron refugiándose de ciudad en ciudad, según éstas iban siendo tomadas por los ejércitos cruzados. Esta situación se prolongó hasta 1223, cuando tras una nueva excomunión por parte del nuevo papa, Honorio II, y la intervención del recién coronado rey Luis VIII (apodado el León), el vizconde de Carcasona huyó a Barcelona y los occitanos aceptaron la rendición. Aún intentó el señor de Carcasona regresar diecisiete años después, provocando un tímido alzamiento occitano que no llegó a nada. Los últimos cátaros se refugiaron en los castillos de Montsegur y de Quéribus con la esperanza de que allí, lejos de las zonas de conflicto, les dejaran tranquilos. Fue en vano. El castillo de Montsegur cayó en 1244 y los más de doscientos cátaros refugiados en él fueron quemados vivos. La fortaleza de Quéribus fue tomada en 1255. Para buscar y eliminar a los cátaros que aún sobrevivieran en el sur de Francia el papa Lucio III creó en 1184 la Inquisición episcopal, germen de lo que más tarde será la Santa Inquisición.



Principales órdenes militares en España

 Una orden militar es una institución religioso-militar.

En España, las ordenes militares surgieron durante la época de la Reconquista y en la actualidad perduran cuatro de aquellas. En el reino de León surgieron las órdenes militares de Alcántara, de Santiago, en el Reino de Castilla la orden de Calatrava y en la Corona de Aragón surgió la orden de Montesa.

La orden de Santiago (del siglo XII), lleva por emblema una cruz de Santiago, que es una cruz latina roja, semejante a una espada. La empuñadura estaría arriba, los extremos del travesero son floronados y el extremo superior parece tener forma de pica.

La orden de Calatrava (1158), lleva por emblema una cruz de Calatrava, que es una cruz griega flordelisada roja. Los extremos, formados a similitud de una flor de lis, están muy abiertos. Es como la cruz de Alcántara, que es verde, pero en rojo.

La orden de Montesa (1317), llevaba inicialmente por emblema una cruz roja. En el siglo XIX el emblema evolucionó hasta una cruz griega flordelisada negra, como la cruz de Alcántara o Calatrava, cargada con una cruz roja, lo que hoy conocemos como cruz de Montesa. Estandarte con la cruz roja, primer símbolo de la orden de Montesa.



La Cruz ortodoxa


 La Cruz ortodoxa, también conocida como la Cruz rusa, tiene esa forma debido a su simbolismo. La parte superior horizontal de la cruz representa la placa con la inscripción latina INRI que se colocó en la cruz de Jesús, y la parte inferior horizontal simboliza los pies del crucificado. La parte vertical más larga representa la estaca en la que fue clavado Jesús, y la parte más corta simboliza la lanza que fue utilizada para atravesar su costado.

Además, en la tradición ortodoxa, la cruz es vista como el árbol de la vida, que se planta en el centro del paraíso. Esta imagen se ve reflejada en la forma de la cruz, con la parte inferior representando las raíces del árbol, la parte superior la copa y las ramas, y la parte central la parte del tronco que se encuentra en la tierra. La cruz ortodoxa no tiene la figura de Cristo en ella, ya que la iglesia ortodoxa no usa imágenes de Cristo en la cruz.

El Deutschmeister-Palais o Palais Erzherzog Wilhelm

El Deutschmeister-Palais o Palais Erzherzog Wilhelm es un edificio de Viena ubicado en Parkring 8. Fue diseñado en los años 1864-1868 por el arquitecto danés-austríaco Theophil von Hansen (1813-1891) como residencia del archiduque Wilhelm Franz de Austria. (1827–1894), quien en ese momento era Gran Maestre de los Caballeros Teutónicos (Deutschmeister). La fachada del edificio incluye estatuas del escultor austriaco Joseph Gasser von Valhorn. De 1945 a 1974 sirvió como Departamento de Policía Federal en Viena. Hoy ocupa las oficinas del Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional.

El Palais Archiduke Wilhelm (también: Deutschmeister-Palais) es un edificio historicista en Ringstrasse en Viena, construido por el arquitecto danés-austríaco Theophil von Hansen en 1864-1868.

El edificio de cuatro pisos en Parkring 8 fue uno de los primeros edificios de Ringstrasse. El constructor fue el Archiduque Wilhelm (1827-1894), Gran Maestre de la Orden Teutónica. En 1870 el archiduque vendió el palacio al Deutschmeister. De 1945 a 1974 sirvió como Cuartel General de la Policía Federal de Viena. El edificio, que ha estado vacante desde 1975, fue adquirido por el Fondo OPEP en 1981 y rediseñado ampliamente por la oficina de arquitectos Georg Lippert hasta 1983. Las habitaciones representativas se acercaron a su estado original, pero el ático se convirtió, lo que de facto fue un aumento.

El palacio es uno de los más importantes y, gracias a la restauración ejemplar, uno de los palacios mejor conservados de la Ringstrasse. El edificio se divide en un voladizo central de cinco plantas y alas laterales una planta más abajo. En una zona de base paralelepipédica de dos pisos, tres altos portales de arco de medio punto conducen a la magnífica escalera de doble cañón y a los antiguos establos. En el piano nobile, el risalit está decorado con una columnata jónica con balaustrada. En la fachada lateral hay pilastras estriadas con capiteles jónicos entre los ejes de las ventanas. Las ventanas están cubiertas con hastiales triangulares sobre consolas. Un friso continuo en el piso del ático muestra los escudos de armas de los grandes maestres de la orden. Seis heraldos de la orden llevan los pedestales ricamente acodados de una balaustrada decorada con trofeos. En los pedestales de la balaustrada de las alas laterales hay seis estatuas de los Grandes Maestres de la Orden, creadas por Josef Gasser. La parte trasera del palacio que da a Cobdengasse tiene un diseño muy simple, en contraste con la parte delantera que da a Parkring.

En el interior, cabe mencionar un salón particularmente ricamente decorado con dos columnas de mármol verde oscuro como separador de ambientes, una base de mármol negro y paneles de pared rosas, así como un artesonado y el comedor con un buffet contiguo. Cuatro pilares crean una separación visual entre el buffet y el comedor, que logra un efecto particularmente festivo con su base de mármol negro y rojo y campos blancos entre pilastras corintias doradas. La zona del friso está decorada con los escudos de armas de los Grandes Maestres sobre fondo negro y motivos de zarcillos dorados. Un artesonado ricamente dorado forma la conclusión.