miércoles, 16 de marzo de 2022

Hermanos legos en la Orden del Temple y la función de sus encomiendas


El Temple tenía toda clase de oficios en sus filas: sacerdotes, talabarteros, molineros, agricultores, herreros, médicos, alquimistas, astrónomos, astrólogos, excelentes cartógrafos, constructores de barcos, carpinteros, etc.
Cualquier oficio que quisiéramos pensar, allí estaba. Todos de una inmejorable calidad y cualidad. Los templarios no contrataban a cualquiera. Sus sistemas de espionaje eran muy sofisticados, usados tanto en política como en campañas bélicas. 
Cuando los disolvieron también sabían perfectamente qué iba a suceder. Los medios actuales de espionaje son más efectivos, pero para su época, los servicios de espionaje templarios eran perfectos, como era común en la orden a cualquier nivel, “no admitían parangón”, "conocer es saber".
Así, donde se establecían con un inmenso poder, eran un Estado dentro del Estado de cualquier señorío feudal o monarquía donde se establecían. 
Eran también una Iglesia dentro de la Iglesia Cristiana, pues únicamente le debían obediencia al Papa.
 
Las encomiendas eran emplazamientos de territorio autosuficientes e independientes dentro o fuera de las ciudades. Éstas estaban amuralladas, normalmente de forma cuadrangular. En ellas solían encontrarse un monasterio, donde vivían el comendador y los caballeros, una casa de artesanías, los correspondientes herreros para todo lo relacionado con la forja de los metales, la granja para los criados y trabajadores como pastores, ganaderos o agricultores y un albergue. Cada encomienda podía llegar a administrar 10 casas, molinos, aldeas, campos y granjas.
 
Ya que el objetivo principal de la orden era proteger al peregrino, las encomiendas se situaban siempre que fuera posible en el borde de caminos y vías comerciales. Además, se intentaba tener varias encomiendas a lo largo de las principales rutas de peregrinaje para que estos pudieran ir de una a otra en su ruta diaria.
 
Para poder mantener estas encomiendas y las tropas desplegadas, las encomiendas se convirtieron en puntos comerciales, donde vendían recursos agrícolas y ganaderos para los que quisieran. Llegaron a desarrollar la ley de la oferta y la demanda. Guardaban cereales en silos y cuando la cosecha era mala un año, vendían todo lo almacenado.
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Todos los miembros de la Orden, soldados a pie o al caballo, así como los sirvientes, debían saber leer y escribir y también, de forma sencilla, las "cuatro reglas" de aritmética y nociones elementales de la misma. Si no sabían los "freires-guerreros" les enseñaban.
 
En el territorio donde se establecían los templarios, todas las gentes quedaban bajo su protección. Una regla elemental de Caballería. 
 
Así, muchas prebendas que permitían vejar y maltratar a cualquier persona, quedaban anuladas. En aquella época feudal, se permitía al noble o señor dueño del territorio el "derecho de pernada". En “territorio templario”, aunque se tratara del mismo rey, quedaba prohibida y anulada. ¡Ay de aquel que no lo cumpliese y osase enfrentarse a la ira y ejércitos templarios! . 
 
El señor feudal dueño del territorio otorgaba el permiso para cualquier boda, fuese de su corte o entre plebeyos, protegidos ahora por los templarios. En aquellos tiempos, el señor en cuestión, tenía el privilegio del "derecho de pernada", es decir, poseer a la novia en la noche de bodas. Hecho que conllevaba que el marido nunca estuviese seguro de que el primer hijo fuese suyo o un bastardo de su señor. En los territorios donde estaban los templarios ésta práctica estaba prohibida.