lunes, 28 de marzo de 2022

Disciplina


 El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. Un caballero Templario tiene disciplina, cumple una orden hasta la más alta de las consecuencias, seguían su bandera blanca y negra teniendo su triple voto de obediencia a Dios, a la Regla y a sus superiores, la disciplina de un Templario se valora sobre todo.

Orden de los Valesianos


Tomando como recomendación las palabras que Jesús deja dichas en el Evangelio a través de la pluma de Mateo, capítulo 19, versículo 12, en la cual el Salvador dice que hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre; y hay eunucos, que son hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hacen a sí mismos eunucos por causa del reino de los cielos…., un grupo de personas, queriéndose hacer EUNUCOS por causa del reino de los cielos para mejor servir a Dios, fundan, en el año de Nuestro Señor Jesucristo de 257, una orden que fue conocida como la de los Valesianos, en la cual era requisito sine qua non para ser miembro, la de estar castrado o dejarse castrar una vez ingresado en ella.
Este disparate dio lugar a que, el día 20 de junio del año 325, por los muchos seguidores que en la orden día a día iban entrando, y porque su ejemplo fue extendiéndose entre monjes y sacerdotes diocesanos, se celebrara el Concilio de Nicea, en el cual se prohibía expresamente y bajo pena de excomunión la castración por motivos religiosos o de celo sexual.
Sin embargo, cuando todo el mundo creía que esta expresa prohibición decretada por el Concilio de Nicea segaría de raíz esta agresiva práctica, siguió realizándose con mucha más fuerza que antes. Por ello fue por lo que este Canon se repitió, una y otra vez, en casi todos los concilios posteriores.

Los eunucos o valesianos son antigua secta de herejes cuyo origen y errores son poco conocidos. San Epifanio que hace mención de ellos en la herejía 58, dice que estaban en Palestina, en el territorio de la ciudad de Filadelfia, al otro lado del Jordán.

Llevaban algunas de las opiniones de los gnósticos; pero tenían también otras diferentes. Lo que se sabe es que todos eran eunucos y que no querían en su congregación otra clase de hombres. Si recibían a algunos, les prohibían el uso de la carne hasta que se mutilasen. Entonces les permitían toda especie de manjares, porque desde aquel punto los tenían por exentos de los movimientos desordenados de la carne. También se ha creído que mutilaban a veces por violencia a los extranjeros que pasaban por su país, pero este hecho no es muy probable: los pueblos comarcanos se hubieran armado en ese caso contra ellos y los habrían exterminado.

Las 36 leyes de la Alquimia espiritual




1.COMO ES ARRIBA ES ABAJO: Esta aplica el concepto de universo fractal, y la asimilación de que todo se repite en el cosmos, la creación que experimentamos es la que se replica de forma sistemática y fractal en todo el universo.
2.COMO ES DENTRO ES FUERA: Al igual que la anterior, la direccionalidad es indiferente y la realidad se replica así misma independientemente de la dirección que tome, en este caso concreto es nuestro mundo interior el que se replicara en nuestro entorno, según eres, igual es tu vida.
3.LEY DE PETICION: Nosotros pedimos y el universo escucha. Si necesitas ayuda pídela, pero debemos cuidarnos de actuar allí donde no se nos requiere ya que nuestra ayuda será malinterpretada y desechada, si se nos pide ayuda debemos asumir nosotros las consecuencias de la misma, así que el karma nos repercutirá si nuestra ayuda es incorrecta.
4.LEY DE ATRACCIÓN : Tu vibración energética provocara que atraigas o repelas aquello que llega a tu vida según tu estado. Atraerás todo aquello igual a ti y repelerás todo lo que no se asemeje a tu estado actual.
5.LEY DE RESISTENCIA: Nosotros somos nuestro peor obstáculo, si te resistes te condenaras a repetirlo, debes aceptar lo que llega y dejarlo fluir.
6.LEY DEL REFLEJO : Todo lo que te rodea es un reflejo de ti mismo, cámbiate a ti mismo y cambiaras lo que te rodea. Así de sencillo.
7.LEY DE LA PROYECCION: Nosotros proyectamos en nuestro entorno lo que somos, tanto lo bueno, como lo malo. Asumir que somos parte del problema es el primer paso hacia la solución.
8.LEY DEL APEGO: Debemos desapegarnos de todo aquello que nos impide crecer. El apego a sentimientos, materia o personas, impide que nada nuevo llegue a tu vida, solo dejando los apegos comenzaremos a crecer y evolucionar.
9.LEY DE LA ATENCIÓN : Focalizar nuestra atención en aquello que deseas, provocara que el universo conspire para que lo consigas. Pon tu atención de forma decidida y acertada y solo será cuestión de tiempo.
10.LEY DE FLUIR: Nada es estático y todo fluye, esta es la premisa básica. No debes enquistar tus sentimientos, ni tus posesiones mas preciadas, permite que fluyan y volverán a ti multiplicadas.
11.LEY DE LA ABUNDANCIA: Toma la abundancia como algo innato en ti. Permite que esta llegue a ti y no sientas culpa. Se agradecido y permite que la abundancia llene tu vida.
12.LEY DE LA CLARIDAD : Si eres claro en lo que quieres no habrá ninguna traba para que lo consigas.
13.LEY DE LA INTENCION: La intención es poderosa, más aun que tus querencias y tus deseos.
14.LEY DE LA PROSPERIDAD : Eres un ser prospero por defecto. Ser tierra fértil o yerma depende de tu enfoque mental. Esta ley implica un cambio sistemático en tu enfoque para ser aplicada en tu beneficio.
15.LEY DE LA MANIFESTACIÓN : Eres un ser espiritual y estas en contacto permanente con el universo y este tratara por todos los medios darte aquello que le pides y manifestarlo para ti. Enfoca tus pensamientos hacia eso que deseas y se manifestara.
16.LEY DEL EXITO: Se suele relacionar el éxito con los bienes materiales, pero esto no es éxito. El éxito es la total y sincera creencia en ti mismo, la confianza depositada en tus propios actos determinaran el éxito en la consecución de los mismos.
17.LEY DEL EQUILIBRIO Y LA POLARIDAD: Nuestra existencia esta polarizada y nuestra misión es hallar el correcto equilibrio. Si nos alejamos de este centro y nos acercamos a los extremos, la vida nos compensara con lo contrario. Una vida de riqueza, concluirá con otra de pobreza, un verdugo se convertirá.
18.LEY DEL KARMA: Toda acción tiene una consecuencia o reacción. Tener presente esta máxima provocara que meditemos todas nuestras acciones y asumamos sus frutos. Todo lo que das tarde o temprano lo recibes. Sea de pensamiento o acción, todo lo que hagamos será sumado y cotejado. Si das amor recibes amor, pero si das odio no esperes otra cosa. Nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos, son bumeranes que una vez lanzados volverán a ti irremediablemente y deberás purgar en tu próxima existencia.
19.LEY DE LA REENCARNACION: Nada se destruye si no que se transforma. Volveremos a encarnar hasta que somos nuestros propios maestros.
20. LEY DE LA RESPONSABILIDAD : Asumir nuestra maestría, es asumir nuestra responsabilidad.
21. LEY DEL DISCERNIMIENTO: Aplica tu intuición en cada cosa que realices. Toma tus decisiones y elije de forma consciente e intuitiva, tu voz interior nunca te engaña, guíate de ella y logra el éxito.
22.LEY DE LA AFIRMACION: Afírmate constantemente en aquello que te quieres transformar, en lo que quieres realizar y lo que quieres cambiar, asume ese rol y todo se trasformara para que lo consigas.
23.LEY DE LA PLEGARIA: Pide con Fe de forma concreta y correcta y te será concedido. Todos nuestros pensamientos son en si mismos plegarias, cuando nos sentimos apenados o preocupados, emitimos una plegaria negativa. Debemos centrarnos y formular nuestras plegarias de forma positiva, estamos en contacto directo y permanente con la fuente. El universo.
24.LEY DE LA MEDITACION: Al contrario que la plegaria donde nosotros le hablamos a Dios, en la meditación somos nosotros los que le escuchamos.
25.LEY DEL DESAFIO: Es la herramienta para la evolución espiritual en la que el libre albedrío será nuestro canal.
26.LEY DE LA FRECUENCIA Y VIBRACION: Somos fuentes de energía en constante vibración y en una determinada frecuencia. Todo en el universo esta vibrando a una determinada frecuencia, y dependiendo de esta, será más o menos densa su materia. Nuestro planeta es de por si un orbe de baja densidad, por ello somos seres físicos.
27. LEY DEL MILAGRO: Los milagros son la consecuencia de una existencia correcta. Hay unas pequeñas señales que permanente te indican que estas en el camino correcto y la consecución es, tu propia divinidad. Nada es casualidad, si no la causa de tu propio crecimiento espiritual.
28. LEY DE SANACION: Somos nuestros propios sanadores. Los pensamientos y los sentimientos negativos provocaran tu enfermedad, transmútalos y logra tu propia sanación.
29. LEY DE PURIFICACION: Somos seres puros en esencia.
La negatividad y los malos sentimientos empañan y ensombrecen este estado. Purificarnos pasa por limpiarnos de toda esa herrumbre negativa que vamos acumulando con la sucesión de experiencias y dramas que inundan nuestras vidas. Purifica no solo tu cuerpo y tu mente, también purifica tu entorno, evita las influencias negativas que emiten aquellos que están en tu entorno o los que te llegan a través de distintos medios.
30.LEY DE PERSPECTIVA : Nuestra perspectiva tendrá la capacidad nuestro entorno. El ejemplo más claro es el tiempo, según nuestro estado de ánimo y nuestra perspectiva este transcurrirá más lento o más rápido.
31. LEY DE GRATITUD : Se agradecido. Cuando la abundancia y el éxito lleguen a ti, evita que te transforme, da las gracias por lo que recibes y permite que esa energía siga su camino. Permitir que todo fluya de manera adecuada y agradecer todo lo que llega a nuestras vidas.
32. LEY DE LA BENDICIONES: Con nuestra bendición emitimos hacia aquellos que nos necesita nuestra energía positiva. No precisamos un ritual o una oración concreta, solo nuestra presencia, nuestro apoyo y enfocar nuestros pensamientos positivos hacia esa persona que nos necesita.
33. LEY DEL DECRETO: El poder del verbo. Todo aquello que decretamos queda concretado. Debemos cuidarnos de decir según que cosas ya que el universo hará lo posible por traérnoslo, él no conoce la ironía ni el doble sentido, así que mucho cuidado con lo que decimos.
34. LEY DE LA FE: La fe se atribuye erróneamente al fervor religioso. La fe es un sentimiento puro emitido desde nuestro corazón y una firmeza en algo que sabes desde lo más profundo que es así. La fe en su pureza trasciende cualquier otro sentimiento.
35. LEY DE LA GRACIAS: Es la consecución del alivio karmico. Una vez hemos evolucionado lo suficiente espiritualmente la gracia llega a nosotros y los elementos insólitos y milagrosos se sucederán en nuestro entorno, para celebrar tu graduación existencial. Te has convertido en tu propio maestro el conocimiento y la sabiduría te son otorgadas y la misericordia obra a través de tus actos.
36. LA LEY DE UNO: Todos somos uno. No puedes aplicar ninguna de las leyes anteriores sin entender que todos sin exclusión tenemos un mismo origen y emanamos de la misma fuente. Somos una misma cosa y partimos de una misma conciencia. Dios es todo y todo somos Dios, es la máxima que deberás aplicar, deberán entender que no fuimos creados por él, si no que formamos parte y vivimos en él universo.

Los colores del Temple

"Ordenamos que todas las vestimentas de los hermanos sean en todas las estaciones de un solo color, es decir, blancas, negras o de sayal. Y, con excepción de los citados caballeros de Cristo, todos los hermanos caballeros deberán llevar en invierno y verano un manto blanco". Así reza la regla francesa, establecida entre 1139 y 1140, relativa a la forma en que debía ir vestida la Militia Christi. El conjunto se completaba con la cruz paté bermeja que, situada sobre el hombro izquierdo, adornaba el manto blanco propio de los templarios, concedida por el papa Eugenio III en 1147.
Negro, blanco y rojo. Colores insignia de la más conocida de las órdenes medievales que, sin duda alguna, debían de encerrar una simbología que no ha llegado hasta nosotros. Como otros muchos aspectos propios del temple, o si... Luz, oscuridad, Pasión y Sangre de Cristo... para gustos.. mil pensamientos. Quien quiera oir que escuche, y quien quiera ver que observe. 
 

 

La Recoquista: El Reino de León


En 912, tras la muerte de Alfonso III el Magno, el reino de Asturias, que fue cuando éste reino alcanzo su mayor extensión,  se dividió y quedó repartido entre sus hijos de la siguiente forma:

  • García I recibió León, Álava y Castilla, fundando de hecho el reino de León.
  • Ordoño II recibió Galicia
  • Fruela II recibió Asturias

Al morir García I en 914 sin descendientes, Ordoño II se trasladó a León donde fue aclamado rey, trasladando definitivamente la capital de Oviedo a León. Con lo que se creará un nuevo reino, el de León, que aglutinará al asturiano, ya que Fruela II permaneció en Asturias, pero reconociendo la primacía del reino leonés.

Batalla de Castromoros o de San Esteban de Gormaz (917)

Ordoño II, rey del León, el verano siguiente de su coronación (915) inició su primera expedición militar contra los invasores musulmanes, llegando hasta tierras de Mérida. Al año siguiente repitió con igual éxito la campaña, con cuyo botín, y en agradecimiento a la Santa Madre de Dios, mandó construir la catedral de León.

En el 917 el emir cordobés, Abderramán III organizó gran ejército para atacar a los cristianos leoneses en represalia por sus ataques de los años anteriores a Mérida. La inmensa hueste mahometana salió de Córdoba el 2 de agosto y llegó a la ribera del Duero el 11 o el 2 de septiembre, sembrando la muerte y el saqueo.

Se dirigieron a tomar San Esteban de Gormaz, denominada en aquella época Castromoros, su objetivo era destruir esta plaza y aniquilar los puntos neurológicos de la repoblación cristiana. Los musulmanes establecieron su campamento junto a la localidad para iniciar el asedio. Entonces aparecieron de improviso el rey Ordoño II y sus hombres, que cayeron como un lobo sobre un indefenso rebaño. La batalla es uno de los hitos de la historia medieval española. Según las crónicas cristianas, “los leoneses causaron tanta muerte entre sus enemigos que el número de sus cadáveres excedía del cómputo de los astros, pues desde la orilla del Duero hasta el castillo de Atienza y Paracuellos, todo estaba cubierto de cadáveres”.

En cualquier caso, el derrotado ejército invasor se retiró a sus tierras el día 4, completamente desbaratado. Entre los muchos musulmanes que sucumbieron estaba el propio Hulit Abulhabat, comandante de la fuerza, cuya cabeza mandó el rey Ordoño II suspender de las almenas de San Esteban de Gormaz junto a la de un jabalí.

Batalla de Valdejunquera o de Muez (920)

Abderramán salió de Córdoba el 4 de julio, para dirigir una campaña de castigo por la derrota musulmana por parte de la coalición navarro-leonesa en la batalla de Castromoros. Sancho Garcés I, el joven rey de Pamplona, mantenía un férreo cerco a la ciudad mora de Tudela, que gobernaba un Banu Qasi. El emir pasa por Toledo y enfila el camino de Atienza hasta alcanzar Medinaceli (Soria). Allí, en vez de internarse por el desfiladero del Jalón, ruta habitual del valle del Ebro, se dirigió a tierras del Duero, donde emprende una dura represión, arrebatándole al rey de León las plazas que tres años antes le había quitado.

Desde San Esteban de Gormaz, en una rápida marcha de cinco días, cruzó el Ebro y se presentó al fin en la sitiada Tudela, el 19 de julio, un mes y medio después de su salida de Córdoba.

El rey Sancho, incapaz de hacer frente a tamaña fuerza, retrocedió a Calahorra y Arnedo, momento que debió de aprovechar para pedir ayuda a su amigo Ordoño II, se hallaba por tierras de Nájera.

Liberada la ciudad de Tudela, el emir envía por delante a la caballería al mando del gobernador Banu Qasi, que por las inmediaciones de Sartaguda cruzó el Ebro y tomo al asalto la fortaleza de Cárcar. Pero no se detiene ahí, sino que se dirige hacia el corazón del País de Deio, arrasando todo lo que encuentra. El objetivo primordial tan al norte no podía ser otro que recuperar el castillo de San Esteban sobre el Monjardín, que el rey Sancho había conquistado hacia el 910.

La caballería de vanguardia debió alcanzar Calahorra y esperar la llegada del emir, para asaltar la ciudad. El emir llegó con el grueso y asaltó la ciudad y se puso en camino de nuevo.

El rey de Navarra aguardaba dentro de Arnedo, pero viendo que las tropas musulmanas, después de tomar Calahorra, se dirigían hacia su capital, se apresuró a ir al norte y unir sus tropas con las del rey de León, quien venía en su ayuda.

Los moros siguieron a Viguera, donde derrotaron a las primeras fuerzas conjuntas que les opusieron Ordoño y Sancho, llegando por fin a Muez, en el valle de Junquera (Valdejunquera), lugar situado a unos 25 km al suroeste de Pamplona.

Los cristianos se situaron al oeste del río Urbagua, que llevaría poca agua por las fechas, permitiendo el cruce fácilmente, ocupando las alturas del este entre los pueblos de Irujo y Muez. Los musulmanes acamparon al oeste

La subsiguiente batalla, el 26 de julio de 920, comenzó a primeras horas, ambas fuerzas desplegaron en un frente de unos 1,5 km, los musulmanes eran superiores en número y los cristianos aún seguían esperando refuerzos.

Curiosamente la batalla comenzó con un ataque cristiano, es muy posible que el emir les tendiera una emboscada. Arib Ibn Saad constata: «Bajaron los cristianos de sus montes y atacaron a los muslimes, pero quedaron muy mal parados«. Ibn Idari sostiene lo mismo: «Precipitándose sobre los infieles que habían bajado de sus montañas, trabaron pelea«.

Moret lo detalla: «Ora fuesen presentando los reyes la batalla y aceptándola Abderramán, ora al contrario -que no se escribe-, a este campo sacaron los reyes sus huestes de las estancias, saliendo todos de los reales con gran denuedo». «Roto y desordenado el cuerno de don Ordoño (ala de su ejército ?) peleaba ya el rey don García (sic) con desigualísima fortuna… Con el menor desorden que se pudo, comenzó a retirar las tropas y seguir la fortuna común del día, y uno y otro ejército fue desamparando el campo«.

Arib Ibn Saad lo deja bien claro: «Los cristianos, vencidos, huían tan atropelladamente que ni siquiera acertaban a volver a su campamento. Los nuestros les siguieron los pasos, mataron a cuantos cayeron en su poder y no dejaron de perseguirlos hasta que cerró la noche». También Ibn Idari: «Los cristianos, derrotados, huyeron sin volverse o dirigirse hacia su campamento, mientras que los nuestros les seguían los pasos matando a cuantos caían en sus manos, y no se detuvieron en su persecución hasta que llegó la noche«.
Los reyes cristianos huyeron, salvándose por los montes, fueron hechos prisioneros los obispos de Tuy y Salamanca, Dulcidio y Hermogio. Los supervivientes se refugiaron en las fortalezas de Muez y Viguera, que fueron cruelmente asediadas por el emir. Tras tomar las plazas, todos los cautivos fueron degollados, y, finalmente, arrasó los campos antes de volver a Córdoba.

De tal descalabro se culpó a los condes castellanos Nuño Fernández, Abolmondar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúrez, por no haber acudido al combate. Convocados por el monarca en el lugar de Tejar, a orillas del Carrión, los condes fueron apresados y encarcelados (aunque según la tradición fueran muertos). En cualquier caso, debieron ser liberados poco tiempo después, ya que la documentación los presenta actuando con normalidad.

Los musulmanes emplean tres días en destruir pueblos y cosechas de los valles, y retornando al Ebro, por la ruta de Atienza se presentaron al cabo de unas semanas en Córdoba, portando cientos de cabezas cristianas que exhibieron orgullosos.

El emir logró una incuestionable victoria el 26 de julio, procediendo seguidamente a devastar los territorios próximos hasta que el 26 de agosto dio la orden de regresar al emirato.

La derrota no fue tan severa como se dice ya que al año siguiente 921, Ordoño II emprendió una expedición victoriosa contra la tierra de Sintilia (Las Cendejas, Guadalajara).

En 923, Ordoño y Sancho juntamente se apoderaron de Nájera y Viguera, arruinando los últimos vestigios del poderío de los Bani Qasi en lo que hoy es la Rioja.

En 924, Abderramán III partió al frente de sus tropas en abril, atravesó las coras de Turmir y Valencia y pasó por Tortosa antes de remontar el Ebro. Los tuyibíes que dominaban Zaragoza se unieron a sus fuerzas, que saquearon varias fortalezas de la cuenca del Ebro y atravesaron distintas localidades, como Alcañiz, Tudela, Calahorra Falces, Tafalla y Sangüesa. La batalla culminante de la campaña tuvo lugar a orillas del río Ega y la victoria se decantó claramente del lado cordobés. Abderramán continuó avanzando hasta Pamplona, que arrasó. Durante la retirada se libraron varios combates más, de los que las tropas del emir salieron victoriosas. En agosto, tras pasar por Calahorra, Valtierra y Azafra, Abderramán acampó en Tudela. Los resultados de la campaña fueron ambiguos: el botín fue grande y se contuvieron los avances de los estado cristianos, pero no se recuperó el territorio perdido a manos de los navarros en el 923.

Ramiro II el Grande (931-951)

Al morir heredó el reino su hermano Fruela II, que murió al año siguiente, siendo sucedido por Alfonso IV “el Monje” (926-931) que no realizó ninguna campaña militar. Su hermano Sancho Ordóñez, se refugió en Galicia huyendo de su hermano en 926, coronándose como rey de Galicia y manteniendo el reino independiente hasta su muerte en el año 929. A su muerte, el gobierno de ambos reinos recae en la persona de Alfonso IV. Al morir la esposa de Alfonso IV, éste abdicó y se retiró a un convento, dejando el reino en manos de su hermano Ramiro II, retirándose a un monasterio en Sahagún.
Cuando Ramiro II tuvo conocimiento de que su hermano Alfonso pretendía recuperar el trono, envió un destacamento de tropas para socorrer a los sitiados en Toledo, y posteriormente se dirigió a León, donde se hallaba Alfonso IV, al que capturó. Ramiro II derrotó a los sublevados y ordenó encerrarlos en prisión. A continuación, Ramiro II se dirigió a Asturias y capturó a Alfonso Froilaz y a sus hermanos, Ordoño y Ramiro, y los llevó con él a León, donde los encerró junto con Alfonso IV, y en el año 932 Ramiro II ordenó que fueran cegados, y, posteriormente, dispuso que fueran trasladados al monasterio de Ruiforco, donde los cuatro prisioneros permanecieron hasta que fallecieron.

Ramiro II denominado “el Grande” gobernó de 931 al 951. Se enfrentó al emirato de Córdoba, pero antes se aseguró la alianza del reino de Navarra. Comenzó conquistando la fortaleza omeya de Margerit (Madrid) a mediados de 932, el monarca leonés desmantelo sus murallas y saqueó a sus moradores, su idea era liberar a Toledo, Magerit sería finalmente retomada por Abderramán. Como represalia Abderramán realizó una incursión a Burgo de Osma en 933, donde fue rechazado Fernán Gonzalez.

El año siguiente 934 otra poderosa aceifa cordobesa marchó sobre Osma, y avanzando por el corazón de Castilla llegó hasta Pamplona, donde obtuvo la sumisión de la reina Toda de Pamplona que era su tía, volvió sobre Álava y luego sobre Burgos y el monasterio de Cardeña.

En el 936 uno de los generales de Abderramán derrotó al conde Sunyer de Barcelona.

En el 937, Ramiro actuó hábilmente en apoyo de Abu Yahya o Aboyaia, rey de Zaragoza, a quien el califa acusaba de traidor y culpable principal del desastre en Osma. Ese mismo año, los navarros rompieron la tregua aliándose con León y los rebeldes tuyibíes zaragozanos obligando al califa a intervenir.

El Emir envió un ejército potente en el 939 que terminó batallas de Simancas y Alhandega.

Batalla de Simancas (939)

Era el año 939 cuando el Califa Abderramán III decidió aplicar a los cristianos del reino de León, un castigo ejemplar, un castigo que no pudieran olvidar, quería vengar las diversas  razias y ataques  que Ramiro II había organizado contra Madrid y otras plazas al sur del Duero y de Extremadura, así como el apoyo a Muhammad ibn Hashim, gobernador de Zaragoza , a quien el califa acusaba de traidor.

La osadía del rey castellano ofendió al califa omeya. Abderramán III concibió un proyecto gigantesco para acabar de una vez por todas con el rey leonés, proclamó la yihad o Guerra Santa y convocó a sus ejércitos en una operación, que él denominó, gazat al-kudra o campaña del Supremo Poder. El objetivo iba a ser el centro del corazón del reino cristiano de León,  la ciudad de Zamora.

Los historiadores dan por válida la cifra de 100.000 efectivos el tamaño del ejército. Para aquella época era un ejército impresionante, soldados procedían de todas las provincias del califato, Córdoba, Zaragoza, Mérida, el Algarve y del norte de África y un gran número de fuerzas eslavas.

Avanzó con su ejército hasta Medinaceli, y desde allí siguió el curso del rio Duero, dirigiéndose hacia Zamora pasando por Simancas.

Ramiro II, detectó la movilización de Abderramán y organizó su resistencia en Simancas, ciudad fortaleza donde reunión su ejército de gallegos, asturianos y leoneses. El rey Ramiro era consciente de lo que se jugaba en la acción, en Simancas acumuló la casi totalidad de las fuerzas disponible a la espera del impresionante ejército moro. Allí estaba Fernán González y los obedientes condes de Castilla. También aportaron tropas los navarros y aragoneses.

El 19 de julio, cuando las fuerzas cristianas y musulmanas se iban concentrando en Simancas, hubo un  eclipse de Sol que ambos ejércitos interpretaron como un aviso de un terrible desastre. Este extraño fenómeno, llenó a terror a ambos contendientes, posiblemente nunca antes en sus vidas habían visto este fenómeno.

El 1 de agosto, comienza la batalla, duró 5 días. El  califa tomo la iniciativa y lanzó un  ataque masivo, lo que hizo retroceder inicialmente a los cristianos que posteriormente consiguieron fijar nuevamente sus posiciones, resistiendo un terrible envite de la caballería.

Las pocas noticias que se tiene sobre el detalle del desarrollo de  la batalla, indica que hubo bastante mala coordinación entre los generales del inmenso ejército de Abderramán III.  Relatos de la época señalan, como causa del mal entendimiento, que los generales árabes no asumieron con agrado que el mando supremo del ejército lo tuviera un general eslavo.

El 6 de agosto, después de que las fuerza cristianas hubieran sufrido enormes pérdidas, la ciudad permanecía intacta; todos los esfuerzos musulmanes   habían sino inútiles. Abderramán se desesperó por la impotencia de su ejército ante las murallas de Simancas y porque también sus bajas eran ya enormes. Dadas las circunstancias, el califa optó por una retirada a tiempo y decidió levantar el campamento, retirarse y volver a Córdoba salvando la cara y presentando la acción bélica como un enorme castigo al orgullo cristiano. Ramiro II se animó al ver  retroceder al inmenso ejército musulmán y decidió ir en su persecución.

Los anales castellanos describen así la batalla:
En la era 977 (año 939), martes, a las diez de la mañana del 20 de julio, fue cuando mostró Dios señal en el cielo, y convirtióse el sol en tinieblas en todo el mundo casi una hora. Dieciocho días después, es decir el 6 de agosto, día en que los cristianos celebraban a los santos Justo y Pastor, vinieron los cordobeses a Simancas con su nefandísimo rey Abderramán y todo su ejército, y allí fijaron sus tiendas. Pero les salió al encuentro el rey Ramiro rodeado de condes, que se unieron a él con sus huestes; es, a saber: Fernán González y Assur Fernández y otra multitud de tropas. Con la ayuda de Dios se arrojaron sobre los moros y allí cayeron segados por la espada más de tres mil, y entre otros fue preso Aboyahia de Zaragoza; los demás huyeron. Después, a los dieciséis días, es decir, el 21 de agosto, como ellos prosiguiesen en su fuga, estando a punto de salir hacia su tierra, se les opusieron los nuestros en el lugar llamado Leocaput y el río que llaman Vérbera, y allí fueron dispersados los ismaelitas, muertos y despojados. Regocijáronse los adoradores de Cristo, volvieron a sus casas con rico botín y se enriquecieron con sus despojos Galicia, Castilla, Álava y Pamplona, con su rey García Sánchez. A Dios gracias”.

Batalla de Alhándega 21 agosto 939

La persecución del califa por las tropas cristianas durará varios días y terminará en los barrancos de Alhándega, lugar donde Abderramán lo pasó muy mal,  estuvo cerca de caer prisionero o de morir. En estos lugares, todavía hoy no sabemos dónde está este paraje, los ejércitos musulmanes empujados por las fuerzas cristianas acabaron en una terrible emboscada implacable en un paraje de barrancos y  gargantas el 21 de agosto de 939, fue la mayor victoria de Ramiro II de León y la mayor catástrofe de los ejércitos moros desde que iniciaron la invasión y sometimiento de la Hispania Visigoda. Las pérdidas musulmanas ascendieron a la cifra de 20.000 hombres, muy necesarios para el Califato Omeya de Córdoba.

El escritor musulmán Al-Muqtabis la describe así:
en la retirada el enemigo los empujó hacia un profundo barranco, que dio nombre al encuentro (Alhándega), del que no pudieron escapar, despeñándose muchos y pisoteándose de puro hacinamiento: el califa, que se vio forzado a entrar allí con ellos, consiguió pasar con sus soldados, abandonando su real y su contenido, del que se apoderó el enemigo..”.

Abderramán escapó de milagro, gracias a su escolta personal y su caballo. En el campo de batalla dicen las crónicas de la época que se dejó sus mallas de tejido de oro puro y su ejemplar favorito del Corán, que utilizaba durante sus aceifas. El botín fue extraordinario, el rey moro de Zaragoza, que participó en la batalla, quedó prisionero en León. La victoria de Ramiro II había sido total y ahora Abderramán III, a su vuelta a Córdoba tenía que explicar lo ocurrido.

El regreso a  Córdoba  fue tristísimo, Abderramán mostró su ira contra sus generales y oficiales. Ordenó que los supervivientes fueran ajusticiados, 300 murieron crucificados en público como si hubieran sido cristianos, acusados de nula combatividad y de traición al Estado, de esta manera pasó el califa omeya la página del vergonzoso suceso para los intereses musulmanes en España.

Abderramán aprendió la lección y jamás  volvería a dirigir personalmente una operación militar, la campaña del Supremo Poder había sido la campaña del Supremo Fracaso. Después de esto, el califa se dedicó a la dirección de sus obras civiles y dejó las militares a sus  generales.

La batalla de Simancas, fue un acontecimiento en todo el orbe conocido,  el mundo conoció la derrota del aquel ejército de 100.000 moros, las noticias llegaron a Aquisgrán,  a Roma,  a Bagdad.

Después de esta victoria, el reino de León pudo asegurar sus fronteras durante mucho tiempo asegurando la repoblación hasta el río Tormes. Tras estas batallas Ramiro II repuebla lugares como Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Sepúlveda, Ledesma y Vitigudino.  Además encarga la repoblación de Peñafiel y Cuéllar al conde castellano Asur Fernández, distinguiéndole con la merced de Conde de Monzón.

La línea del Duero quedó asegurada definitivamente al tiempo que se creaba una zona defensiva entre este río y la sierra de Guadarrama, zona denominada «Extrema Durii«. El siguiente paso sería poner en marcha un plan de repoblación que alcanzó las plazas fuertes de Salamanca, Peña Ausende, Ledesma o Sepúlveda.

Los problemas con Fernán González debilitaron el reino leonés, lo cual fue aprovechado por los mahometanos para lanzar varias razzias o aceifas de castigo con destino al reino cristiano. El arabista francés Lévi-Provençal sospechaba que durante estos años Fernán González pudo establecer algún tipo de amistad o de alianza con el califa de Córdoba.

Las razzias sospechosamente dejaron en paz a Castilla y se dirigieron hacia la zona occidental del reino. La de 940, capitaneada por Ahmed ben Yala, va hacia la llanura leonesa;

En el 943 el conde castellano Fernán González, junto con su yerno Diego Muñoz , se levantaron contra Ramiro II, pero fueron encarcelados. La necesidad de mantener las tropas cristianas unidas llevó a su liberación en el 945, y para fortalecer los lazos con el condado de Castilla, se concertó el matrimonio entre Ordoño II, hijo de Ramiro II, y Urraca, hija de Fernan Gonzalez.

En 944, una aceifa mandada por Ahmed Muhammad ibn Alyar, penetró en el corazón de Galicia; la de 947 bajo el mando de Kand, un cliente del Califa, llevó la misma dirección, aunque no logró pasar de Zamora; y la de 948 penetró hasta Ortigueira.

En 950 Ramiro partió desde Zamora hacia su última aventura en tierras mahometanas, realizando una expedición de saqueo por el valle del Tajo, en la que derrotó una vez más a las tropas califales en Talavera de la Reina, matando según Sampiro a 12.000 musulmanes y apresando otros 7.000, además de obtener un rico botín.

Ese mismo año, al regreso de un viaje a Oviedo, murió víctima de una grave enfermedad y fue enterrado en el monasterio de San Salvador de León que había fundado para su hija Elvira.

Ordoño III

Ordoño III ocupó el trono el 5 de enero del año 951, tras presenciar la abdicación formal de su padre ante los personajes más importantes del reino. El nuevo rey demostró en varias ocasiones su gran pericia en el manejo de las armas y su amplio conocimiento de las distintas instituciones y de la administración.

El primer año tuvo que hacer frente a tres aceifas musulmanas cada una de ellas correspondiente a una marca fronteriza: por el caíd de Badajoz, el de Toledo y el de Huesca.

Al año siguiente 952 los musulmanes realizaron una campaña de la que apenas hay noticias.

En 953 hubo dos expediciones una dirigida por el caíd de Badajoz contra Galicia y otra por el de Madinaceli, que posiblemente se dirigió contra las tierras de Fernán González.

En 955 tuvo que enfrentarse a un importante contingente de tropas navarras y castellanas, confabuladas para instaurar en el trono a su hermano Sancho, el cual había albergado esperanzas de suceder a su padre, por no mencionar, según atestiguan las fuentes musulmanas, que sintió desde su juventud una profunda antipatía por Ordoño.

El contingente tenía previsto reunirse en Sahagún, para desde allí iniciar la conquista del reino, por lo que Ordoño decidió organizar sus defensas en la línea fluvial del Cea, lugar en el que contó con el inestimable apoyo del conde de Monzón, Fernando Ansúrez. El ejército navarro-castellano se encontró con un poderoso baluarte defensivo, prácticamente inexpugnable, que deshizo por completo sus esperanzas de obtener la victoria, por lo que retrocedieron rápidamente.

Pero la tranquilidad no llegó para Ordoño III tras esta primera victoria, ya que poco después tuvo que partir a la llamada tierra Llana de Lugo, donde parece que se había iniciado una importante rebelión, posiblemente en relación con la anterior rebelión castellana. No tardó Ordoño en hacer valer su autoridad en tierras gallegas, tras conducir personalmente a su ejército, y con el fin de evitar nuevos conflictos, entregó a un familiar el gobierno efectivo de la zona. Desde allí bajó hasta la desembocadura del río Tajo y tomó y saqueó Lisboa (955), para luego regresar a León.

La respuesta de los andalusíes no tardó en llevarse a cabo. Entraron por el territorio castellano hasta Burgos, saqueando y devastándolo todo a su paso, siendo detenidos por Fernán Gonzalez en San Esteban de Gormaz. Esta acometida hizo reconciliarse a Fernán González con Ordoño III.

La situación del reino aconsejó firmar una tregua con Abderramán III, que también deseaba esta paz para poder centrarse en sus acciones contra el norte de África. Las conversaciones se iniciaron a fines del verano o en el otoño del año 955. En el 956 Ordoño solicita que se incluya en dichas negociaciones al conde Fernán González, pero Ordoño no pudo llegar a firmar la paz pues le sorprendió la muerte en Zamora. Sus restos se trasladaron a la iglesia de San Salvador de León. Fue sucedido por su hermanastro Sancho I el Craso (El Gordo).

 

miércoles, 16 de marzo de 2022

Un libro: La Ciencia oculta de los viejos templarios


Durante su andadura por los archivos históricos de toda España, y más concretamente en los de la Corona de Aragón y del Vaticano, Antonio Galera encontró pistas documentales que hablaban de un caballero templario que huyó de la batalla de Fraga presa del miedo y de la cobardía. También pudo verificar que este caballero, además de ser monje y guerrero, era también un consumado poeta.
En La ciencia oculta de los viejos templarios, y basándose en las mencionadas fuentes, el autor nos desvela la vida de este caballero medroso, monje, guerrero y poeta; hijo del conde de Osca, nacido en Montbrió, hoy conocido como Montbrió del Camp, provincia de Tarragona.
De igual forma, sirviéndose del Libro de las Ordenanzas Secretas de la Orden del Templo de Salomón, también nos da a conocer la extraña e insólita técnica que los caballeros ancianos empleaban para convertir a un caballero cobarde en el más audaz y diestro soldado de las milicias templarias.

Guerra Medieval: Mercenarios

 


Mercenario es el que sirve por un estipendio, y en la milicia significa un soldado aventurero y un oficial de fortuna que se ponen a sueldo de una causa o de una nación extranjera.

Algunas repúblicas de Italia en la Edad Media eran enteramente mercantiles, hasta el punto de excluir a los nobles de empleos u honores y en otras prevalecía la nobleza; pero tenían un gobierno tan celoso que les prohibía el uso de las armas como Venecia.

Las citadas repúblicas tenían que servirse naturalmente de gente comprada y de aquí nació un nuevo oficio, el del soldado mercenario y se organizaron en compañías, dedicándose espontáneamente aquel oficio, y la falta de amor patrio y de sentimientos generosos los transformó en mercenarios inferiores a los de la antigüedad, más valerosos y disciplinados: Cuando los Galos se fijaron en Italia estaban siempre dispuestos a tomar las armas y a seguir al que los invitaba, especialmente una clase de ellos llamados Gesates, es decir, estipendiarios, los cuales tenían por oficio ponerse a sueldo de cualquiera. (cita de Polibio)

Este vil medio, que de la guerra hacia un oficio o una especulación, convenía a los Estados pequeños y traficantes, porque con dinero encontraban tropas para todas sus necesidades y se restablecía en cierto modo el equilibrio roto por el engrandecimiento de las grandes potencias, y convenía también a los tiranos para alterar la paz, valiéndose de perfidias.

Los antagonismos entre los diversos estados de Italia nacieron en los siglos XIII, XIV y XV, como la rivalidad perpetua entre Génova y Venecia, para apoderarse la primera del monopolio comercial veneciano, produciéndose choques sangrientos, y en Milán acabó el gobierno republicano cuando los Visconti adquirieron la posesión de la Lombardía y la riqueza de estas casa ducal por venta del emperador Wenceslao le permitió mantener un fuerte cuerpo de compañías mercenarias bajo jefes atrevidos: los condottieri.

Los barones, cuando tuvieron que luchar contra los Comunes, se vieron precisados a recurrir a brazos mercenarios para tenerlos dependientes a los ciudadanos y no dejar que conocieran su propia fuerza, y los mismos reyes, cuando tuvieron que contender con los barones encontraron más segura la fuerza bruta de los mercenarios, que no reclutar hombres que habían heredado la costumbre de estar sumisos a aquellos señores y cuya fidelidad podía quebrantarse por la reflexión o el sentimiento.

Cuando las bandas dejaron de ser una reunión de extranjeros y los capitanes elegían hombres conocidos, parientes o vasallos, se introdujo mejor disciplina y se adquirió más fidelidad a una bandera, y en cuanto a las armas utilizadas conviene estudiarlas en lo que tienen relación con las instituciones porque representan el estado de la sociedad de entonces, como el estudio especial que hizo el ingeniero Ercole Ricotti, en 4 volúmenes, en la obra: Historia de las compañías aventureras en Italia (Sismondi estudió el arte militar de los italianos a principios del siglo XV en su obra en 12 volúmenes Historia de las repúblicas italianas, y el Caballero de Freminville estrategia militar y poliorcética en la obra sobre las compañías blancas Historia de Bertrand du Guesclin).

Una cita del Archivo histórico de un código con que la República de Florencia gobernaba a los asalariados, que insertó en 1851 G. Canestrini, autor de muchas obras como Documenti per servire alla storia della milizia italiana..., Firenze, 2007, dice lo siguiente:


Los condestables o jefes de caballería e infantería extranjeros que estaban a sueldo y servicio de la república, tenían obligación de prestar en la primera revista juramento solemne por los Evangelios de servir lealmente, de sostén y defender con todas sus fuerzas el gobierno de la república, es decir, la Señoría y el pueblo, de no conspirar contra él ni contra la tranquilidad, de denunciar las maquinaciones y conspiraciones en el mismo día que lo supiesen, en el término de tres días si se hallasen fuera de la Toscana, en Romanía o Bolonia, y en el de ocho días, si estuviesen en Lombardía o en otros puntos de Italia; estaban asimismo obligados, a entregar en tiempo de revueltas, en el palacio del gobierno a todos los que tuviesen armas y de acometer resuelta y fuertemente a cualquiera en defensa del pueblo y de su gobierno, y de no ir a casa de ningún particular bajo las penas más severas. Los estipendiarios debían además garantir observancia de los convenios de contratas y de las órdenes contenidas en ellos.....Recibían paga doble por un mes si vencían y ocupaban el campo de batalla, a lo menos contra docientos caballeros enemigos. El botín, era para ellos, excepto los prisioneros que debían ser entregados al Común, y si no lo hacían perdían la paga doble. De aqui procede el grito de los estipendiarios y auxiliares extranjeros de las repúblicas y Estados italianos despues de una victoria: Paga doble y mes entero

Repúblicas de Italia

Cada capitán tenían su táctica particular:
Alberico de Barbiano mejoró la armadura
Braccio da Montone dividió las banderas en pequeñós cuerpos bajo las órdenes de muchos oficiales, de modo que se batían renovándose escuadrón por escuadrón
Sforza era tan constante como impetuoso en su idea y mantenía las banderas en masa que ganaban en solidez, perdiendo en agilidad
Los Bracceschi fueron siempre émulos en aquellas guerras
John Hawkwood fue maestro de la ciencia militar y el primero que introdujo en Italia el modo de contar los jinetes por lanzas y realizaban sus marcha a caballo por su pesada armadura, pero en el campo casi siempre combatían a pie
Como no combatían impulsados por la ira solo por el oficio, no olvidaban que mañana tal vez servirían aquel mismo que hoy atacaban y se hacían el menor daño posible:
 

Cogían prisioneros antes que matar
Los prisioneros los canjeaban por algún rescate
Economizaban el uso de los caballos
La guerra se reducía a una serie de marchas y contramarchas
El ingenio y la astucia sustituyeron al valor:
Algunos llegaron tanto al trono como a la política, sometido al inmoral poder del oro y del hierro
Mezclaban con sus rapiñas sus propias pasiones, los odios de las facciones, las venganzas hereditarias
Tenían la ambición de formar un partido en un país donde dominaba todo el que tenía audacia
Braccio desterrado de Perugia, su patria, dirigió contra ella sus armas y consiguió la señoría
Pandolfo de Malatesta dominó en Brescia y Ottoban Terzo en Parma
En las batallas de mera especulación adquirieron gloria de manera indecorosa
Del valor mercenario de estos hombres que levantando el dedo jugaban con la muerte se valieron los Visconti para conquistar una grandeza que debía parar por herencia a manos de un afortunado jefe de banda
 

Suizos

Devolvieron su importancia a la infantería y a la lanza los suizos y los flamencos:
Las largas espadas y las pesadas alabardas de los suizos eran terribles para la milicia feudal
El mérito de los batallónes suizos que se llamaban histricios consistía en la consistencia, formando cuadros de 4.000 hombres para estar de frente a todas partes, con lanzas de 18 pies, un enorme espadón y muy pocas armas defensivas
La mayor parte lanceros y no tuvieron más de una tercera parte de hombres provistos de armas de fuego
Los italianos solían apearse cuando querían abrir aquellas filas
Eran imprenetables sus formaciones en las batallas, pero eran poco útiles para defender un puesto, para los sitios y para los asaltos
Formaban terrible unidad con un batallón porque todos se conocían, pero cuando se veían precisados a combatir por destacamentos disminuía el valor, y cuando entraban en desorden difícilmente se reunían de nuevo
En 1515 puede darse por terminada la rivalidad táctica entre los batallones suizos y la infantería española, porque apegados aquellos a su antigua y primitiva formación en falange o columnas muy densas, fueron deshechos por la artillería francesa, en el combate de los gigantes según palabras del mariscal de Francia Gian Giacomo Trivulzio (Batalla de Marignano).
Alemanes

Los alemanes se sirvieron como los suizos de infantería de lanza, lansquenete, pero no los igualaron y fueron los primeros que adoptaron una disciplina que no requería más que la fuerza de cuerpo y la subordinación de ánimo, y casi adquirieron la reputación de los suizos por la gran cantidad de hombres y caballos que aportaban, conservando además las ventajas de la utilización de la caballería.

Sucedía con frecuencia que los Alemanes que iban con el emperador a la coronación durante la Edad Media, cuando concluía el tiempo de su empeño con estos, se ponían al servicio del Papa o de cualquier duque o república que deseaba dominar a las demás, y contra ellas tomó una vez Federico I Barbarroja soldados, que se hicieron célebres por su ferocidad.
 

Normandos

Los Normandos, que sirvieron al Reino de Nápoles, pueden considerase como verdaderos mercenarios pues intervinieron por dinero en las contiendas del citado reino, del cual se hicieron dueños posteriormente sirviéndose de su espada, a la manera de los capitanes del siglo XV.

La Cruz de San Benito, y su significado

En esta publicación os aclaro lo que es la Cruz "Medalla" de San Benito.
Es un Símbolo de Protección muy Poderoso:
 
+Contra la La Luz Oscura
+Contra las Malas Envidias 
+Contra las Malas Inteciones que tenga la Persona.
 
Actúa como un Escudo de Bloqueo, tiene mucho Poder en los exocismos y elimina o bloquea el mal Interior de las personas que la llevan puesta (se utiliza más).
 
 


Significado de las letras de la medalla


Oración de protección de la medalla de San Benito


Tomar y la espiritualidad Templaria


 

La mayor evidencia que apunta a los templarios de haber seguido las prácticas místicas y los ritos de iniciación de los misterios aparece en la ciudad de Tomar: una vez Alfonso Henrique aseguró el Estado-Nación portugués con la asistencia del Temple, le concedió lo que equivalía a un tercio de su territorio a la hermandad. Ésta a su vez hizo un buen uso de ella mediante la creación de un reino, dentro del portugués, con su centro en Tomar (o Tamarah, como entonces se llamaba), que significa “palmera”, símbolo que igualmente representa tanto al dios egipcio Osiris resucitado como a la hija del Rey David (Tamar), y debemos recordar que a Jesús el mesías se lo relacionaba con la casa de David. Resulta curioso, sin embargo, que el Maestre Templario Waldin Pais funde la ciudad de Tamarah o Tomar en alusión a la hija de David, pero que no haya ni un solo rastro de símbolos judaicos (como la estrella de David, por ejemplo) en todo el lugar, mientras que, por el contrario, sí los hay más vinculados con el islam (símbolos, tipo de construcciones…). Por tanto, la Orden del Temple en realidad funda la ciudad de Tomar en honor, no de la hija del rey David, sino a la de otro rey: al de aquél cuyo reino no era de este mundo, es decir, JESÚS de NAZARETH y su HIJA SARAH. 

Obviamente, para evitar problemas con la Inquisición, esto se tuvo que hacer de forma encriptada, de ahí que haya que tener en cuenta todos estos matices y detalles para descubrirlo. Por tanto, Tomar era claramente un punto focal del imperio templario en Portugal y sirvió para algo no revelado dentro de un plan más ambicioso. Desde aquí su imperio marítimo creció incluso después de su supuesta destrucción ocurrida en el siglo XIV, ya que, en Portugal, los templarios simplemente cambiaron de nombre de su Orden y continuaron operando como de costumbre, pasando de ser los Pobres Caballeros de Cristo a ser los Caballeros de Cristo.
 

Antes de que se dedicaran a la reconstrucción de la ciudad, los templarios emprendieron un interés casi patológico por erigir una iglesia en ruinas, llamada Santa María do Olival, que más tarde se convertiría en la madre de todas las iglesias templarias.
 

De hecho, los veintidós Maestres Templarios de Portugal serían enterrados en este edificio impresionante. Lo cierto es que, partiendo de la cripta de la iglesia, se ramifican túneles en dos direcciones: una va hacia la plaza principal de Tomar y su “inusual” iglesia, dedicada a Juan el Bautista, donde el paso está marcado por un misterioso relieve de piedra piramidal de un perro y un león , y por eso se la considera la puerta de acceso a los registros de todo el conocimiento universal.
A partir de ahí el túnel se desvía hacia arriba, a lo que convirtió este edificio en el más famoso de los templarios, llamado la Rotonda.
 

LA “CHAROLA” Y EL OSIRION 


Al igual que la abadía de Notre Dame du Mont Sion en Jerusalén, la Rotonda se encuentra en un lugar destacado de una colina de piedra caliza que domina la ciudad. Alrededor de la periferia de este enigmático edificio, cubierto de símbolos relativos a las prácticas esotéricas, junto con el emblema de la misteriosa Orden de Sion, se levanta la cruz. Aunque la Rotonda se describe como una iglesia, nunca se hizo un altar o, para el caso, tampoco se hizo una puerta, y la entrada en el edificio original era a través de un túnel bajo el suelo. Existe en los archivos de la ciudad un documento sobre el trabajo de restauración llevado a cabo en la década del año 1940 que describe cómo el exterior de la Rotonda habría sido revestido con hormigón armado donde se escondió (o destruyó) la entrada a una cripta.

Contrariamente con la creencia popular, los templarios no eran enemigos de la fe musulmana, aunque sí pelearon por la reconquista de tierras de manos de señores feudales árabes. Sin embargo, no estaban en la lucha para imponerle el cristianismo a los musulmanes, sino todo lo contrario: absorbieron todo el conocimiento que pudieron de su cultura, creencias y fe. Hay miles de ejemplos, pero aquí en Tomar, hay uno claro y profundo: un documento de un albañil a finales del siglo XIX describe que se habrían realizado trabajos de restauración en la Rotonda, y una vez finalizado ese trabajo de restauración “se habría realizado la desfiguración de la vía árabe, un hermoso y fascinante camino que los antiguos monjes templarios usaban en sus ceremonias y que conducían directamente al sótano de la Iglesia del Temple”, es decir, a la Rotonda...


Incluso en aquellos días, los hermanos que vivían en el convento compartían historias con los albañiles de cómo el Maestro Gualdin Paes (o Pais) había traído de Tierra Santa los planos del Santo Sepulcro que iban a ser utilizados para la construcción de la Rotonda, y cómo el mismo Maestro Gualdin (o Gualdino) también ordenó hacer un camino que conduce a ella que debía ser construido en el estilo árabe, y ambos fueron utilizados no sólo para ceremonias religiosas secretas, sino también para la investidura de nuevos caballeros. Los monjes también hablaron de cómo los Maestros Templarios regresaron con muchos pergaminos y cómo los mantuvieron de forma segura en una habitación excavada en la roca, que los templarios llamaban la “puerta al inframundo”.
 

Este umbral se basaba en una mampostería muy antigua sobre cuyos montantes los templarios tallaron dragones y, apoyado en el dintel, una especie de serpiente alada, pruebas una vez más, del culto egipcio en el seno de la Orden del Temple.
Durante los recientes intentos de embellecer el perímetro del castillo de Tomar y su Rotonda, un área fue despejada alrededor de la puerta original, encontrándose debajo de ella una puerta de entrada a una cueva donde la piedra dintel está todavía en su lugar; una especie de serpiente alada está tallada sobre ella, flanqueada por las cabezas de dos dragones.
Un dibujo que data del año 1918 muestra esos grabados todavía en su totalidad, acompañado de una descripción de partes de la vía árabe, por debajo de la Rotonda.

La Cruz de Santa Brígida



Esta cruz hecha de cañas tejidas es mucho más antigua que los cristianos, y tal vez debido a este símbolo, además de ser una diosa de dispensación de luz y la buena voluntad, Brigida también se llama María en gaélico. Además de una antigua diosa pagana, también hay una santa que lleva este nombre, Santa Brígida, que fundó el monasterio de Kildare en Irlanda.


La cruz de Santa Brígida era un símbolo común y al parecer los cristianos la usaron dentro de su simbologia
La diosa Brigida era la hija de Dagda, el más voraz de los Tuatha de Danann, y era una figura tan importante que Irlanda no podía evitar usarlo, incluso después de la conversión al cristianismo, por lo que tuvo que sobrevivir en su propia cultura a través del nombre de un santo.
 
Según la leyenda, la cruz de Brígida protege contra el mal, del fuego, y trae abundancia a las casas donde está custodiada. Sería una representación de la Estrella Polar y el camino que el Grand Car lleva cada año, convirtiendo la precisión de la mano de un reloj.
Fue empaquetado especialmente para la celebración de Imbolc, que celebra el regreso de la luz.

Hermanos legos en la Orden del Temple y la función de sus encomiendas


El Temple tenía toda clase de oficios en sus filas: sacerdotes, talabarteros, molineros, agricultores, herreros, médicos, alquimistas, astrónomos, astrólogos, excelentes cartógrafos, constructores de barcos, carpinteros, etc.
Cualquier oficio que quisiéramos pensar, allí estaba. Todos de una inmejorable calidad y cualidad. Los templarios no contrataban a cualquiera. Sus sistemas de espionaje eran muy sofisticados, usados tanto en política como en campañas bélicas. 
Cuando los disolvieron también sabían perfectamente qué iba a suceder. Los medios actuales de espionaje son más efectivos, pero para su época, los servicios de espionaje templarios eran perfectos, como era común en la orden a cualquier nivel, “no admitían parangón”, "conocer es saber".
Así, donde se establecían con un inmenso poder, eran un Estado dentro del Estado de cualquier señorío feudal o monarquía donde se establecían. 
Eran también una Iglesia dentro de la Iglesia Cristiana, pues únicamente le debían obediencia al Papa.
 
Las encomiendas eran emplazamientos de territorio autosuficientes e independientes dentro o fuera de las ciudades. Éstas estaban amuralladas, normalmente de forma cuadrangular. En ellas solían encontrarse un monasterio, donde vivían el comendador y los caballeros, una casa de artesanías, los correspondientes herreros para todo lo relacionado con la forja de los metales, la granja para los criados y trabajadores como pastores, ganaderos o agricultores y un albergue. Cada encomienda podía llegar a administrar 10 casas, molinos, aldeas, campos y granjas.
 
Ya que el objetivo principal de la orden era proteger al peregrino, las encomiendas se situaban siempre que fuera posible en el borde de caminos y vías comerciales. Además, se intentaba tener varias encomiendas a lo largo de las principales rutas de peregrinaje para que estos pudieran ir de una a otra en su ruta diaria.
 
Para poder mantener estas encomiendas y las tropas desplegadas, las encomiendas se convirtieron en puntos comerciales, donde vendían recursos agrícolas y ganaderos para los que quisieran. Llegaron a desarrollar la ley de la oferta y la demanda. Guardaban cereales en silos y cuando la cosecha era mala un año, vendían todo lo almacenado.
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Todos los miembros de la Orden, soldados a pie o al caballo, así como los sirvientes, debían saber leer y escribir y también, de forma sencilla, las "cuatro reglas" de aritmética y nociones elementales de la misma. Si no sabían los "freires-guerreros" les enseñaban.
 
En el territorio donde se establecían los templarios, todas las gentes quedaban bajo su protección. Una regla elemental de Caballería. 
 
Así, muchas prebendas que permitían vejar y maltratar a cualquier persona, quedaban anuladas. En aquella época feudal, se permitía al noble o señor dueño del territorio el "derecho de pernada". En “territorio templario”, aunque se tratara del mismo rey, quedaba prohibida y anulada. ¡Ay de aquel que no lo cumpliese y osase enfrentarse a la ira y ejércitos templarios! . 
 
El señor feudal dueño del territorio otorgaba el permiso para cualquier boda, fuese de su corte o entre plebeyos, protegidos ahora por los templarios. En aquellos tiempos, el señor en cuestión, tenía el privilegio del "derecho de pernada", es decir, poseer a la novia en la noche de bodas. Hecho que conllevaba que el marido nunca estuviese seguro de que el primer hijo fuese suyo o un bastardo de su señor. En los territorios donde estaban los templarios ésta práctica estaba prohibida.

martes, 1 de marzo de 2022

La Reconquista: Reinos Pirenáicos.


 

El reino de Navarra

El Reino de Pamplona, fue fundado bajo el liderazgo de la figura de Íñigo Arista quien fundó la dinastía real y la entidad en el 824, con el apoyo de sus aliados de la familia de los Banu Qasi, los señores de Tudela, y del obispado de Pamplona.

Tras tres reinados, la familia Arista es sustituida por la familia Jimena y el primer rey es Sancho Garcés I, que tiene un gran éxito militar, y cuyo reino es conocido como el reino de Pamplona o Navarra.

Pamplona fue durante mucho tiempo la ciudad más importante y rica en territorio cristiano, numerosos intentos por hacer de ella su capital, fueron hechos por pequeños grupos montañeses de cristianos y más tarde por los territorios cercanos. Además de contar con una población numerosa y estable por encontrarse en el valle rico y fértil del río Arga. Era un lugar de reunión e intercambio entre las rutas del mundo islámico al sur y el cristiano del norte, por los pasos pirenaicos vascos y los puertos costeros del mar Cantábrico y las rutas de este a oeste que seguían también los  peregrinos cristianos del Camino de Santiago hacia el reino de León, que atravesaba los condados francos del Imperio Carolingio en las actuales Navarra, Aragón y Cataluña desde la costa mediterránea condal, y más allá, a través de los puertos mediterráneos. Su neutralidad y buenas relaciones con los belicosos vecinos, la fama de prosperidad y riqueza: comercio e intercambio de artesanías en cuero, instrumentos musicales, libros y armas, materias primas: marfíl, piedras preciosas, paños, aceite, seda, lana, oro, especias, su fama llegó hasta los mismos vikingos que la hicieron una vista.

La constante amenaza que sobre las tierras vasconas se ejercía desde ambas vertientes de los Pirineos favoreció el surgimiento de dos facciones líderes entre la aristocracia vascona, los Iñigos apoyados en los musulmanes por parentesco con los Banu Qasi, y los Velasco apoyados por los francos carolingios. Cuando en el 799 es asesinado por partidarios carolingios el gobernador de Pamplona Mutarrif Ibn Musa, los Íñigo recurrieron a la familia Manu Qasi para retomar el control de la ciudad. Sin embargo, en el 812 el emir Al Hakam I y Ludovico Pío acordaron una tregua por la que los carolíngios tomaban el control de Pamplona, delegando el gobierno en Velasco al Gasalqí. Al término de la tregua, Al Hakam retomó las hostilidades con los francos y logró recuperar Pamplona en el 816 a cuyo control los francos renunciaron en adelante. Íñigo Arista, sería designado primer rey de Pamplona hasta el 851.

Íñigo Arista, considerado el primer “rex pampolinensium”, nace probablemente hacia el año 790-791  y muere en el 851-852. Durante ese período de aproximadamente 60 años los Banu Qasi y la naciente monarquía navarra de la llamada dinastía Iñiga se apoyan mutuamente sin consentir ninguna de las dos familias, que se habían emparentado desde probablemente el año 789, intromisiones en sus respectivos lugares de influencia

La primera dinastía navarra los Arista, será reemplazada tras tres reinados y en un episodio todavía misterioso por la dinastía Jimena, que ampliaría el solar del reino con la incorporación de las tierras riojanas y la Zona Media navarra, bajo la cual Navarra alcanzará la mayor extensión territorial a costa del Islam y de los señoríos cristianos vecinos.

En el 858 los vikingos remontaron el Ebro desde Tortosa, y llegaron hasta el reino de Navarra, dejando atrás las inexpugnables ciudades de Zaragoza y Tudela. Después luego por su afluente, el río Aragón hasta encontrarse con el río Arga, el cual también remontaron, llegando hasta Pamplona y la saquearon, raptando al rey navarro García I Iñíguez. Solo tras pagar un costoso rescate el rey volvió a Pamplona, pero a partir de entonces la vieja alianza entre los Arista y los Banu Qasi se ha roto y García I será aliado del reino de Asturias.

Los Banu Qasi

Banu Qasi, Beni Casi o Banu Musa fue una importante familia muladí cuyos dominios se situaron en el valle medio del Ebro entre los siglos VIII y X, durante la pertenencia de esta región a la Hispania Musulmana. Descendían del conde Casio, un noble visigodo que había gobernado la región del norte de España comprendida aproximadamente entre Tudela, Tarazona, Ejea de los Caballeros y Nájera. El personaje que da origen al linaje se ha creído ver en un conde hispanogodo llamado Casio, que al producirse la conquista musulmana del reino visigodo, se convirtió al Islam y se hizo vasallo de los Omeyas a cambio de poder conservar sus dominios (hacia el año 713). De ahí el nombre de la familia, Banu Qasi “hijos de Casio”.

El carácter fronterizo hacía que la Marca Superior fuera el escenario de la lucha entre francos y andalusíes por delimitar sus dominios en esta región limítrofe, resultando de ello continuos cambios de alianzas de las que salieron reforzados los Banu Qasi, hasta el punto de que llegaron a ser la dinastía hegemónica en la zona a mediados del siglo IX. Todo lo cual se vio confirmado con el nombramiento en el año 852, por parte del recientemente proclamado emir Mohamed I, de Musa ibn Musa (Musa I) como gobernador de la importante Tudela y, después, Zaragoza. Tras conquistar Zaragoza, Musa ibn Musa se traslada a ella y pasa a ser la nueva capital de los Banu Qasi.

El clan había acrecentado su poder durante el siglo VIII gracias al apoyo que prestaron a los emires de Córdoba en las luchas internas entre árabes y bereberes, que fueron frecuentes durante los años que siguieron a la conquista. En esta época destaca Musa ibn Fortún (nieto del conde visigodo). En su poder se encuentra la parte superior del valle del Ebro (Ejea, Tudela, Tarazona, Borja, Arnedo…). Proporciona su apoyo al emir Hisham I contra el levantamiento de Said ibn al-Husayn en el valle del Ebro (concretamente en la zona de Tortosa) al que combatió y mató. Después marchó sobre Zaragoza de la que se apoderó. Fue muerto a su vez por un liberto de Al-Husayn. No obstante, el emir premió a Musa I con el nombramiento de su hijo Mutarrif como gobernador de Pamplona.

Los Banu Qasi mantuvieron en una primera etapa buenas relaciones con sus vecinos los cristianos de Pamplona debido al matrimonio en segundas nupcias de Onneca (casada anteriormente con el vascón Íñigo Jiménez y madre de Íñigo Íñiguez, que más tarde sería el primer rey de Pamplona) con Musa ibn Fortún. Este matrimonio tuvo lugar hacia el año 784. De esta unión nació Musa ibn Musa, el cual era, por tanto, hermano de madre de Íñigo Íñiguez, conocido posteriormente como Íñigo Arista, primer rey de Pamplona. Los vínculos familiares quedaron reforzados más adelante con el matrimonio de Assona (hija de Íñigo Arista) con su tío Musa ibn Musa.

Primera Batalla de Albeda (852)

Debido a los problemas internos de cordobeses y al cambio de actitud de los navarros, el único enemigo de Ordoño I va a ser el caudillo de los Banu Qasi, Musa ibn Musa, quien se titulaba tercer rey de España. En continua rebelión contra Córdoba, trató de asegurar el valle del Ebro a su paso por la Rioja.

Hacia el 852 tropas asturianas y gasconas (procedentes de la Aquitania francesa) se enfrentaron a los vascones y a Musa ibn Musa, valí de Arnedo y líder de los poderosos Banu Qasi, en la Primera Batalla de Albelda, siendo vencedores estos últimos.

Es muy probable que el Condado de Gascuña (Vasconia Citerior) gobernado por Sancho II Sánchez mantuviera también una alianza formal con el Reino de Asturias de Ordoño I, y deseasen detener la expansión de los Beni Qasi en la Rioja.

El enfrentamiento tuvo lugar el en Albeda (Albeida que significa blanca) cerca de Laturce a pocos kilómetros de Logroño. El primer día de batalla, Musa sufrió grandes pérdidas, y él mismo recibió 35 lanzazos en su armadura (según crónica de Ibn al-Athir). El segundo día Musa contraatacó y forzó a los gascones a retirarse. La supuesta batalla finalizó con la victoria del ejército musulmán, lo que le posibilitó a Musa consolidar el control de la práctica totalidad del territorio de la actual Rioja, implicando el dominio de gran parte del Valle del Ebro hasta su desembocadura.

Musa capturó a dos jefes “francos”: Sancho II Sánchez (conde vascón de Gascuña)  y Emenon (conde franco de Périgord y cuñado de Sancho), a los que puso en prisión. Carlos el Calvo tuvo que pagar por ellos un rescate.

 

Segunda Batalla de Albelda (856)

El valí Musa ibn Musa, tras la victoria fue nombrado por el nuevo emir Muhammad I valí de Zaragoza, Tudela y de toda la Marca Superior (territorio fronterizo musulmán que abarcaba el Valle del Ebro) en el año 852. Al apoderarse también de Huesca en el 855 había reunido un territorio tan extenso que se hacía llamar Musa el Grande, “tercer rey de España“ (junto con los de Asturias y Córdoba). El área dominada abarcaba de Nájera a Calatayud, fijando la capital de este reino de facto en Zaragoza.

Consolidado su poderío trató de proporcionarse una base militar, en una zona estratégica vía de comunicación entre las actuales Soria y Logroño mediante la construcción de una nueva impresionante fortaleza en Albelda (Albaida), entre Clavijo y los montes de Viguera.

En el año 854 la ciudad de Toledo, de mayoría cristiana se rebeló contra el emir Muhammad I. Ordoño I y García Íñiguez prestaron apoyo con un contingente pero la fuerza combinada fue derrotada por las fuerzas del emir en la batalla de Guadalacete, tras sufrir estas una emboscada a orillas de dicho río. La ciudad no fue recuperada por el emirato con asistencia de Musa hasta 858, encarcelándose y ejecutando al obispo de Toledo Eugenio. Al año siguiente el emir recompensó a Musa con Toledo, nombrando a su hijo Lubb ibn Musa valí de Toledo.

Musa, en el 855 va a realizar una dura razzia contra Álava y al-Qilá (Castilla) y tras la cual se preocupó de restaurar y fortalecer la guarnición militar de Albelda. Viendo la amenaza que esta fortaleza supone sobre los dominios orientales del reino asturiano, Ordoño I de Asturias con el apoyo de los navarros de García Íñiguez decidieron tomar la fortaleza. Ordoño atacó a Musa en 859 en el mismo sector que en el 851, cruzando el Ebro y rodeó la fortaleza, Musa mientras tanto acampó sobre la cercana elevación del monte Laturce, con la esperanza de forzar al asturiano a cesar el asedio. Ordoño entonces dividió sus huestes, dejando la mitad asediando la fortaleza, y la otra mitad para hacer frente al valí Musa.

La batalla tuvo lugar en terreno inclinado, las huestes musulmanas de los Banu Qasi fueron derrotadas y forzados a retirarse, quedando Musa gravemente herido y eludiendo por poco su captura, mientras que su yerno vasco García fue muerto.

Los cristianos contaron 12.000 musulmanes entre los muertos (posiblemente un cifra exagerda), y lo más sorprendente es que se recuperó un tesoro que Carlos el calvo, rey de Francia Occidental había pagado al valí Musa como rescate de los dos nobles capturados años antes.

Después de este éxito Ordoño concentró a todos sus hombres en capturar la fortaleza, que tomaron tras 7 días de asedio. Sus defensores musulmanes fueron ejecutados y sus murallas demolidas para evitar que pudiera reutilizarse

Esta batalla dará lugar en el siglo XII a la legendaria batalla de Clavijo que por muchos es considerada sólo una leyenda forjada por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada.

Secuelas

Musa II seguirá peleando contra navarros y cordobeses hasta su muerte en el 862. Mientras tanto su hijo Lupp o Lope ben Musà, gobernador de Toledo, se declaró vasallo de Ordoño I.

Muhammad en el año 860 realizó una aceifa por las “tierras de Pamplona” podría explicarse seguramente para vengar la derrota en la batalla de Clavijo de su aliado el “tercer rey de España” y contener las pretensiones de Oviedo y de Pamplona de arrebatar territorios al Islam. El emir, seguramente acompañado por Musa, “arruinó el territorio, dedicándose al incendio y al pillaje y apoderándose de tres castillos, “Firús”, “Falah’san” y “al-Kashtill”. En este último se encontraba Fortún I Garcés, hijo del rey García I Íñiguez que fue llevado prisionero a Córdoba en donde permanecerá unos 20 años retenido en prisión “dorada”.

Una navarra de origen vascón,  Subh umm Walad, sería la madre del tercer Califa de Córdoba, Hixem II, y una de las mujeres más influyentes de la época islámica, nació probablemente en la década de 940 y murió hacia 999.

Condados Aragoneses

Tras la conquista musulmana de la península ibérica, los condados que posteriormente formarían el Reino de Aragón (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, de occidente a oriente), se constituyeron como marquesados carolingios al frente de los cuales se situó un marqués o gobernador franco. Sin embargo, el estatus del condado de Sobrarbe permanece sin aclarar, pues el islam controlaba la ciudad más importante de este territorio, Boltaña, y las rutas comerciales que atravesaban los Pirineos desde el territorio de Sobrarbe. No parece que hubiera, en los primeros tiempos, ninguna comunidad cristiana significativa.

Si hubo, en cambio, creación de monasterios, cultivo de tierras de labor y actividad ganadera en el núcleo primitivo de Aragón y en Ribagorza. El condado de Aragón se articulaba en torno al río Aragón, desarrollándose en los valles de Ansó, Hecho, Aisa y Canfranc y cuyo centro eclesiástico y cultural era el monasterio de San Pedro de Siresa y, más tarde, la ciudad de Jaca.

A fines del siglo VIII, los cristianos montañeses fueron dominados por el poder carolingio y, al frente del primigenio Aragón, situaron a un conde franco llamado Aureolo. A su muerte en 809 fuerzas de la cora Harkal-Suli, división administrativa del emirato de Córdoba que comprendía aproximadamente la actual provincia de Huesca, ocuparon fugazmente el condado de Aragón. Pero no se mantendrían ni un año este dominio, pues en 810 el conde autóctono Aznar I Galíndez, posiblemente alzado al poder con el apoyo del rey de Pamplona Íñigo Arista, obtuvo de nuevo el condado. Posteriormente fue expulsado de estas tierras por García Galíndez «el Malo», aunque como compensación le fue asignado el gobierno de los condados de Urgel y Cerdaña. A pesar de ello, Aznar I Galíndez estableció una dinastía condal hereditaria en Aragón desde la primera década del siglo IX, puesto que su hijo Galindo Aznárez I (o Galindo Aznar), gobierna el condado de Aragón desde los años 830 hasta mediados o finales de la década de 860, poder que se extendió también al condado de Pallars. El condado, liberado de la dependencia de los francos, quedó sin embargo bajo la influencia del reino de Pamplona. A pesar de ello, el condado aragonés logró preservar su identidad social y administrativa.

Sobrarbe era un territorio sometido a la autoridad del valí de Huesca desde la ciudad de Boltaña, la ciudad fortificada de Alquézar y, en última instancia, desde Barbastro, el núcleo urbano y comercial más importante de la zona. De todos modos, a partir del 775, está documentado Blasco de Sobrarbe como señor de las tierras más septentrionales de este territorio para, poco después, integrar esta comarca norteña a los dominios del conde de Aragón. Ya a comienzos del siglo X pasa a unirse al condado de Ribagorza tras el matrimonio de Bernardo Unifredo con Toda Galíndez, hija de Galindo II Aznárez, dotada con el condado de Sobrarbe.

Ribagorza tuvo en sus inicios una mayor dependencia de los francos, como era habitual en los marquesados más orientales. Desde el siglo IX está constituido como un territorio cristiano articulado por los valles de los ríos Noguera Ribagorzana y Noguera Pallaresa y la cuenca del Isábena. Estaba vinculado a los condes de Tolosa hasta que, tras la crisis del condado tolosano del último cuarto del siglo IX provocada por la violenta muerte del conde Bernardo II, un magnate local, Raimundo I de Ribagorza-Pallars se erige como conde independiente del poder franco e inicia una dinastía propia. Así se puede decir que, al igual que sucederá con los condados más orientales, es el siglo X el momento en que comienza la disgregación en condados independientes de la Marca Hispánica.

 

Condados Catalanes

Inmediatamente después de la conquista carolingia, en los territorios dominados por los francos, se encuentra la mención de unos distritos político-administrativos —Pallars, Ribagorza, Urgel, Barcelona, Gerona, Osona, Ampurias, Rosellón— que reciben el nombre de condado, dentro del cual, como subdivisión, existen otras circunscripciones menores, el «pago» (pagus, en singular), como por ejemplo, Berga o Vallespir.

El origen de estos condados o pagos se remonta a épocas anteriores a los carolingios, tal como lo testimonia la frecuente coincidencia entre sus límites y los de los territorios de antiguas tribus íberas; como ejemplo, el condado de Cerdaña correspondía al pueblo de los ceretanos, el de Osona al de los ausetanos, y el pagus de Berga a los bergistanos o bergusis. En consecuencia estos territorios, forzosamente, deberían haber tenido alguna entidad política-administrativa en tiempos de los romanos y de los visigodos, aunque no se denominasen condados, ni hubiesen estado gobernados por condes en la época de los reyes de Toledo; en la monarquía visigoda, los condes, situados en jerarquía por debajo de los duques, la máxima autoridad provincial, gobernaban solo las ciudades, circunscribiéndose su autoridad exclusivamente al ámbito urbano, a menudo delimitado por murallas, que excluían el distrito rural dependiente de la ciudad. Por consiguiente, para organizar los territorios ganados al sur del Pirineo, los francos no crearon ninguna entidad, sino que se limitaron a conservar las ya establecidas por las tradiciones administrativas de sus pobladores.

Inicialmente la autoridad condal recayó en la aristocracia local, tribal o visigoda, pero los intentos de convertir sus demarcaciones en señoríos hereditarios obligó a los carolingios a sustituirlos por condes de origen franco.  En 785 se pusieron bajo la protección de Ludovico Pío, hijo de Carlomagno y rey de Aquitania, los cristianos de Gerona; a éstos les siguieron los de Urgel y Cerdaña, lo que permitió que, en 801, fuese conquistada Barcelona. Estos primeros condados permitieron consolidar la frontera o Marca Hispánica. El nuevo territorio se organizó, pues, en base a condados que, básicamente, se correspondían con las antiguas divisiones administrativas visigodas o del bajo imperio romano.

Los condes tenían funciones militares, políticas y judiciales, apoyándose en otros señores que aseguraban la defensa del país a partir de castillos repartidos por el territorio; junto con ello, se estableció también una red de parroquias dependientes de una diócesis, según el modelo típico carolingio. El poder religioso en estos condados dependió del arzobispado carolingio de Narbona durante más de 400 años entre los siglos VIII y mediados del XII, cuando en 1.154 el papa Anastasio IV otorgaba a la sede tarraconense el título de metropolitana.

En todo caso, el territorio de la Marca Hispánica se estabilizó durante todo el siglo IX en una frontera entre el Reino de Carlomagno y la Marca Superior andalusí delimitada por las sierras de Boumort, Cadí, Montserrat y Garraf.

Estabilizada la frontera, el conde de Urgel y de Cerdaña, Wifredo el Velloso, fue investido en 877; rápidamente se lanzó a conquistar otros señoríos menores de las zonas centrales, que habían quedado fraccionados hacia 825, tras una revuelta contra el poder franco. A partir de entonces, los feudos francos se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el primero que legó sus estados a sus hijos. Consiguió reunir bajo su mando una serie de condados pero no los transmitió unidos en herencia a sus hijos. Conde de Urgel y Cerdaña en 870, recibió en el año 878 los condados de Barcelona, Gerona y Besalú de los reyes carolingios. A su muerte en 897, la unidad se rompió, pero el núcleo formado por los condados de Barcelona, Gerona y Osona se mantuvo indiviso. De esta forma, se creó la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.

 El siglo X viene marcado por la fragmentación política de los condados orientales, aunque se va afirmando progresivamente la hegemonía del conde de Barcelona, que desde principios del siglo ya controla también el de Osona y el de Gerona (como mínimo desde 908). Es el siglo X el del esplendor político y militar del Califato de Córdoba, por lo que el condado de Barcelona y el condado de Osona se mantuvieron a la defensiva durante toda esta época. En el 985 Barcelona, entonces gobernada por el conde Borrell II, fue atacada e incendiada por Almanzor que la saquea el 6 de julio, tras ocho días de asedio. El conde se refugió entonces en las montañas de Montserrat, en espera de la ayuda del rey franco, pero no aparecieron las tropas aliadas, lo que generó un gran malestar.

Con el tiempo, los lazos de dependencia de los condados respecto de la monarquía franca se fueron debilitando. La autonomía se consolidó al afirmarse los derechos de herencia entre las familias condales. Esta tendencia fue acompañada de un proceso de unificación de los condados hasta formar entidades políticas más amplias.

En el año 988, aprovechando la sustitución de la dinastía Carolingia por la dinastía Capeta, no consta que el conde de Barcelona Borrell II prestase el debido juramento de fidelidad al rey franco, pese a que se lo requirió por escrito. Este acto es generalmente interpretado como el punto de partida de la independencia de hecho del condado de Barcelona,  que se convirtió muy pronto en el condado dominante de la zona.
Durante el siglo XI, la casa condal de Barcelona, junto con los condes de Urgel y de Pallars, se lanzaron a una política expansiva hacia el sur, dando origen, así, a lo que se conoce históricamente como la Cataluña Vieja (territorios existentes a finales del siglo X o principios del XI) y la Cataluña Nueva, ocupada a partir de ese momento.