jueves, 18 de marzo de 2021

Processus...

 El 25 de octubre del año 2007 se celebraba en el Vaticano la presentación del  conocido como “Processus Contra Templarios”, un excepcional y extraordinario trabajo editorial que vio la luz gracias a la colaboración entre los Archivos Secretos del Vaticano y la editorial Scrinium.  El "Processus Contra Templarios es una edición inédita y exclusiva de todas las actas del juicio papal llevado a cabo contra la Orden del Temple. Entre esta abundante documentación también incluye el no menos famoso pergamino de Chinon, también conocido como el "acta de absolución" que los cardenales del Papa Clemente V otorgaban a algunos dignatarios templarios, incluido Jacques. de Molay.

Como no podría ser de otro modo, este acontecimiento fue seguido  por casi todos los periódicos y cadenas de televisión del mundo e inmediatamente, fue aceptado e interpretado como una rehabilitación imaginaria (pero inexistente) de la orden templaria.

La temeraria teoría, puesta en marcha por los habituales "herederos" de la Orden, esotéricos y buscadores de griales, se basaba entre otras cosas en este documento, precisamente porque contenía la absolución concedida a la alta jerarquía de la Orden. 

Es una lástima, sin embargo, que las nociones más elementales de religión sigan siendo completamente desconocidas para estos aficionados desprevenidos. De otro modo ciertamente habrían distinguido la absolución religiosa , que es la remisión sustancial (después de la confesión adecuada ) de los pecados cometidos, de la absolución legal , que consiste en cambio en el reconocimiento formal de la evidente extrañeza a los hechos controvertidos.

El Beauceant. Uso y su simbología


 El ′′ beauceant ′′ es uno de los símbolos templarios más conocidos y al mismo tiempo desconocidos para los más. Era el vessillo de los Caballeros Templarios, ya sea en forma de bandera o escudo, también llamado ′′ gonfalone baussant ′′

Incierta la etimología del término. Algunos lo hacen derivar de la expresión francesa beau séant, ′′ que se ve bonito "; otros del provenzal bausant, a su vez derivado del italiano ′′ balza ", que significa ′′ borde ", ′′ faja ". Todavía hoy la ′′ balzana ′′ es un término heráldico que indica un escudo o un escudo bipartido horizontalmente.

La función esencial del célebre estandarte era señalar el punto de reunión de los templarios y mantener a los caballeros unidos en los campos de batalla. El drape, además de enseña que acompaña a los caballeros en la guerra, asume el significado simbólico de legitimación por mandato celestial, mandamiento que conduce a la victoria y permite destruir fuerzas negativas.

Estaba dividido en dos bandas horizontales: la superior era blanca, la otra negra. 

El doble color indicaba los dos rangos diferentes de la Orden-los caballeros y los frailes trabajadores-o según otros, las dos prerrogativas templarias principales: la pureza y la negra fuerza guerrera. Además,  representa el aspecto monacal y , el aspecto militar de la Orden y esta dualidad templaria del monje y del guerrero también se representa en el sello oficial más conocido y difundido entre los Caballeros Templarios que los retrata en dos en grupa en el mismo caballo .

El ′′ beauceant ′′ además de ser representado de las formas más desparasitadas e imaginativas, la mayoría de las veces se presenta erróneamente con el campo blanco sometido al negro.

Esto también está mal desde el punto de vista teológico, porque la fraternidad blanca es la que somete al negro oponente.

El blanco y el negro también tenían significado espiritual: eran símbolos, respectivamente, de la pureza y las tinieblas.

La división en dos partes simétricas de colores opuestos, el blanco y el negro, representa también para la simbología esotérica, las dos fuerzas cósmicas opuestas y complementarias en dos constantes luchas: es el bien que somete al mal; es la luz sobre las tinieblas; es el conocimiento sobre la ignorancia.

En este dualismo es inherente a la conciencia de que una no puede existir sin la otra.

Sobre el ′′ beauceant ′′ además del simbolismo tradicional de los colores blanco y negro, también se ha puesto la cruz de la Orden, roja como la sangre, que expresa la prontitud al martirio y sacrificio, e indica su pertenencia a la misma.

Jacques de Vitry, historiador de la época y Obispo de San Juan de Acre en el siglo XIII, añadió otra interpretación sobre el uso de estos colores por parte de los templarios: el blanco y el negro en su estandarte indicaban ′′ que eran francos y benévolos con sus Amigos, y negros y terribles con sus enemigos. ′′ Leones en guerra y corderos en paz ".

Lo más arriba indicado se confirma en los hermosos frescos de la contra fachada de la Iglesia de San Bebignate en Perugia, donde, ejemplo único en el mundo, todavía es posible ver el ′′ beauceant ′′ en las formas y colores originales. Estos frescos realizados entre 1260 y 1270 por maestros locales llamados a ilustrar las hazañas sobre la Orden del Templo en Tierra Santa.

La Iglesia de San Bebignate, muestra estrechas afinidades con las desadornas capillas erguidas en Tierra Santa: a un despojo exterior en piedra arenisca corresponde un interior a un solo navado, con dos campatas con veces a golpes, cerrado por una ábside con torre campanaria. Lo que hace de San Bebignate un monumento único es, sin embargo, el citado ciclo de frescos extraordinariamente valioso para el estudio de la iconografía templaria, representan a los frailes guerreros en batalla o retratados en vestidos religiosos dentro de un castillo. Se trata de imágenes extremadamente valiosas para la investigación histórica, no fuera más porque entre las muy pocas contemporáneas a la Orden: su análisis ha permitido resolver, gracias al trabajo de estudiosos de todo el mundo, cuestiones históricas, como la forma de vestirse de los Templarios y la forma exacta de su vessillo.

El primer sujeto de esta narrativa describe la batalla entre los templarios, con los textillos explicados y los escudos cruce signados, y los infieles que salieron de los muros de un asentamiento fortificado. En este fresco se puede señalar que la parte blanca está dominada por la cruz roja del orden contrariamente a las múltiples representaciones que colocan la cruz a caballo de las dos porciones (además, invertidas con el negro sobre el blanco). Para ser integrado, es preciso aclarar que en el fresco de Perugia figura el minorista, dotado a los comendadores para su uso en batalla, no confundirse con el estandarte real, más grande y libre de cruz, precedente al mayor del ejército templario en sus desplazamientos.

Y detrás de este estandarte iban los templarios cantando su lema: Non nobis Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam ′′ no a nosotros oh Señor, sino a tu nombre da gloria ′′ (versículos del Salmo 113.9 Antigua Vulgata de la Biblia o del Salmo 115.1, numeración judía)

La Regla de la Orden daba instrucciones precisas sobre la custodia del estandarte en la batalla: esta tarea le correspondió al Mariscal, comandante en el campo de las tropas, y solo si a estos se le mataba el estandarte podía ser detenido por un sujeto suyo. El portador del letrero, ′′ hinchador ′′ o ′′ vessillifero ", debía ser escoltado y defendido por al menos cinco hermanos-caballeros, hasta un número de 10. Estos tenían que protegerlo lo mejor de sus posibilidades, no debiendo abandonar lo estandarte por alguna razón; no se le permitía bajarlo ni siquiera para defenderse y perderlo o dejarlo en manos del enemigo era considerado como una deshonra que sometería al caballero a un estricto castigo, que podía llegar hasta la exclusión de la Orden.

De regreso, del jefe de batalla el estandarte volvía a ondear en la carpa del Maestre mientras en tiempo de paz este emblema militar era custodiado en la residencia del Maestre. Cualquiera que voltea Beauceant no es ni Caballero Templario ni un verdadero Iniciado que todavía no se conoce a sí mismo...... solo un Desviado usa Beauceants al Contrario, desviando a otros Hermanos y AUTOMALEDICENDOSE SOLO...... CAE RUINOSAMENTE EN LA OBLIGACIÓN DEL ABISMO . No Nobis Domine No Nobis Sed Nombres Tuyos de Gloriam Amen. 

AD MAIORA FIAT LUX. Que se haga la Luz. 

El blanco y negro replican el pavimento del templo de Salomón. Blanco y negro significan la dualidad en este plano existencial (bien y mal, espíritu y materia, luz y tinieblas, monjes y guerreros) sobre la que imperan los 2 ejes de la cruz en cuyo centro se encuentra la vía (el corazón de Cristo o La Rosa Mística para los Rosacruces) para reunirse en el Uno Divino y superar la dualidad. La vuelta al revés original. El matrimonio alquímico entre Luna y Sol, Mercurio y Azufre, Agua y Fuego, Magdalena / Sophia y Cristo.

El Monasterio Geghard: ¿Antiguo Guardián de la Lanza que Atravesó a Jesús




Según el Evangelio de Juan, el costado de Jesús fue atravesado por una lanza mientras aún pendía de la cruz. A consecuencia de ello se creía que este arma poseía poderes sobrenaturales, convirtiéndose así en una importante y muy buscada reliquia cristiana. A lo largo de los siglos, muchas han sido las Iglesias que han afirmado poseer este objeto sagrado. Una de ellas es la del Monasterio Geghard o Geghardavank que, literalmente, significa ‘Monasterio de la Lanza’.

El Monasterio Geghard está situado en Kotayk, provincia de Armenia Central. Ubicado en el corazón del Valle Azat, el monasterio está rodeado por acantilados altos como torres. De hecho, parte del monasterio está excavada en la propia montaña adyacente. Según la tradición, el Monasterio Geghard fue fundado en el siglo IV d. C. por San Gregorio el Iluminador. El lugar en el que San Gregorio decidió construir el monasterio era una cueva en la que nacía un manantial, un lugar que ya era considerado sagrado antes de la llegada del cristianismo. Así, el ahora Monasterio Geghard era conocido en la antigüedad como "Ayvirank", cuyo significado sería 'el Monasterio de la Cueva'.

Nada queda del monasterio original puesto que fue destruido en el siglo IX d. C. por los árabes. Sin embargo, al finalizar el dominio musulmán sobre Armenia, el monasterio fue refundado. La parte más antigua del actual monasterio es la Capilla de San Gregorio el Iluminador. Una inscripción sobre su pared externa ha sido datada en el año 1.177 d. C. Esta pequeña capilla se localiza al este y es exterior al complejo principal. Excavada directamente sobre la roca de la ladera, este proyecto fue abandonado antes de finalizarse. Durante la primera mitad del siglo XIII ya estaba en marcha otro proyecto para construir un nuevo edificio, gracias al patrocinio de los hermanos Zakare y Ivane, generales de la reina georgiana, Tamar.

Bajo el mando de los dos generales, se construyó el Kathoghikè (la iglesia principal). Según explica una inscripción, esta iglesia fue construida en el 1215, antes del año 1250, en el que se construyó la primera iglesia excavada en la roca.

No mucho después, el monasterio fue comprado por los príncipes de la dinastía Proshyan. Bajo el patrocinio de esta noble familia armenia, el monasterio continuó ampliándose. En un corto período de tiempo se construyeron una segunda iglesia excavada en la roca, una sala para reuniones y estudios, y numerosas celdas monásticas. Además, también podemos encontrar en el monasterio el sepulcro familiar de la dinastía Proshyan . Dicho sepulcro aparece indicado por su escudo de armas tallado en la roca: dos leones encadenados, entre los que surge un águila con las alas semi-extendidas que ha atrapado un becerro con sus garras.

Fue también en el siglo XIII cuando el monasterio tomó su nombre actual. Al ser refundado, se le dio en un principio el nombre de ' Monasterio de las Siete Iglesias’. También se le conocía como el 'Monasterio de los Cuarenta Altares’. Al poco, sin embargo, su nombre se cambió por el de Monasterio Geghard. Esto fue debido a la leyenda que relata cómo la lanza que perforó el costado de Jesús fue traída a Armenia por el Apóstol San Judas, conocido también como Tadeo, siendo depositada en el monasterio.

Además de esta lanza, se decía que el monasterio albergaba cierto número de reliquias cristianas, incluyendo reliquias de los Apóstoles Andrés y Juan. Fueron estas reliquias, aunque por encima de todas ellas la Lanza Sagrada, las que atrajeron a los peregrinos al Monasterio Geghard. En siglos sucesivos, se realizaron numerosas donaciones de tierras, dinero, manuscritos y otros objetos de valor al monasterio. Sobre las paredes internas del Kathoghikè, por ejemplo, aparecen muchas inscripciones grabadas indicando las donaciones realizadas por los peregrinos.

A día de hoy, la Lanza Sagrada no puede ser visitada en el Monasterio Geghard, ya que hace tiempo que se trasladó al Museo del Monasterio Echmiadzin, situado en la capital espiritual del país. Se guarda en una urna especial, de plata dorada, realizada en 1687. Pese a no albergar ya la Lanza, el Monasterio Geghard continúa siendo hoy día un destino popular tanto para turistas locales como para visitantes extranjeros. Además, desde el año 2000, ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad demostrando, una vez más, su importancia en la historia de Armenia y del mundo.

Aunque lo que hace especial a este lugar son las celdas de los monjes que hay en su interior y varias capillas que lucen elaboradas ornamentaciones y bajorrelives, ya que fueron excavadas directamente en la roca,siendo uno de los mejores ejemplos que existen de la arquitectura medieval armenia.

Participacion del Temple en la Reconquista de la Península Ibérica



Además del aprecio que se granjearon estos caballeros de San Bernardo, considerados en cierta manera como su fundador, de San Pedro de Cluny, contemporáneo de San Bernardo y de otros varones piadosos, respetables como hemos dicho por sus virtudes cristianas, estos gozaron por todas las provincias católicas de la más alta consideración por sus brillantes y heroicos servicios militares a favor de la religión de Jesucristo, y contra los infieles. 

Si bien Palestina fue el teatro glorioso de sus expediciones guerreras, y en donde hicieron conocer a los enemigos de la cruz el poder de su fuerte y valeroso brazo, no fueron menores ni de menos cuantía los servicios que los templarios prestaron en España, habiendo contribuido, en unión con las otras órdenes militares de aquellos tiempos, a la conquista de la mayor parte de las plazas y reinos ocupados por los moros.

Sin ninguna dificultad puede asegurarse que desde su establecimiento en España hasta su extinción, se hallaron en casi todas cuantas batallas se dieron a los moros y conquistas se hicieron; pero en las que particularmente tomaron una parte activa y se distinguieron fue en las conquistas de Alga, Martin, Alambra, Caspe y otros muchos pueblos del reino de Aragón, de los cuales se apoderaron los españoles por los años de 1160 en el reinado de don Alfonso II llamado el Casto. 

No se distinguieron menos los templarios en el de don Pedro II, ayudándole su gran maestre Fr. don Pedro de Monteagudo con sus caballeros a la conquista de los fuertes castillos de Adamur, Castelfabil y Sortella, situados en las fronteras de Valencia.

En el año de 1176 acompañaron los templarios al rey don Alonso VIII en la difícil conquista de la ciudad de Cuenca, en Castilla la Nueva. 

Auxiliaron al mismo soberano y a los reyes don Sancho VIII de Navarra y don Pedro II de Aragón en la célebre batalla de las Navas de Tolosa, dada en el año de 1211, en la cual les mandaba su maestre don Fr. Gómez Ramírez, que poco después murió gloriosamente.

En 1229, cuando don Jaime de Aragón hubo resuelto emprender la conquista de las islas Baleares, dispuso que por los obispos de Barcelona y Gerona y por don Fr. Bernardo de Champans, comendador de Miravete y teniente de maestre de los templarios en dicho reino, se hiciera la división y repartimiento de la conquista. 

En ella se distinguieron particularmente los templarios, los cuales, como dicen casi todos los historiadores, asistieron con gran número de caballos y gentes de guerra mantenidas a expensas de la orden. 

En recompensa de estos servicios, el rey don Jaime les remuneró generosamente, como que en el año de 1282 tenían dichos caballeros comendador en Mallorca y casas particulares o conventos en Palma, su capital, que todavía se conservan. 

El primer comendador de la isla fue, según se cree, don Fr. Ramón de Sera. Este caballero acabó de apaciguar toda la isla, reduciendo algunos moros que se habían sublevado a la obediencia del rey don Jaime. 

Más adelante, el mismo monarca encargó a este comendador que pasase con otros caballeros a la conquista de la isla de Menorca, cuya expedición desempeñó a entera y completa satisfacción del soberano.

Después que el rey de Aragón hubo terminado la conquista de Mallorca y demás islas Baleares, resolvió volver sus armas contra Zaen, rey moro que reinaba en Valencia. 

La primera plaza que se tomó fue la de Morella, en el año de 1232, y en seguida determinó que para mayo del año siguiente se hallase reunido en Teruel el maestre de los templarios con sus tropas para proseguir la conquista. 

En esta campaña dieron estos caballeros pruebas indudables de su valor, capitaneados por su maestre Fr. don Ramón Patott, que lo era de Provenza, Aragón y Cataluña. 

Entre otras plazas a cuya conquista ayudaron poderosamente, fue en la toma del castillo y villa de Burriana; empresa larga, y que a poco más costó la vida al rey don Jaime. 

Para recompensar los servicios que en aquella empresa le habían hecho los caballeros del Temple hízoles donación de una parte de ella, y en seguida los mismos templarios pasaron a sitiar y se apoderaron de Chivert.

En los años de 1235 el gran maestre del Temple en Aragón, que lo era Hugo de Monlauro, apoderose con sus caballeros del castillo de Moneada, punto importante para la toma de Valencia. 

Prosiguiose en 1237 con mas empeño la campaña después de tomado y fortificado el castillo llamado del Puch de Santa María, confiando el rey don Jaime su delicada defensa a los caballeros templarios y demás órdenes militares. 

En el año inmediato de 1238 salió el rey del castillo del Puch y con Hugo de Focalquer y un comendador con veinte caballeros templarios, de cuya orden era gran maestre entonces Fr. don Ramón Berenguer, se dirigió en unión con otros caballeros a poner sitio a la ciudad de Valencia.

La conquista o toma de esta ciudad se verificó el día 28 de setiembre de 1238, víspera de San Miguel; y en su toma hubo de particular que en la misma torre en la cual se enarboló el pendón o estandarte real, se convirtió luego en casa de la religión del Templo, cuyo palacio y plaza conserva el mismo nombre.

El aprecio que hacía de los caballeros templarios el rey don Jaime de Aragón era tal, que según refiere Zurita, en el año de 1248 dispuso que el hijo que le naciera después de los cuatro que tenia, si fuese varón, entrase en la orden y caballería del Temple.

Distinguiéronse igualmente y con mucha particularidad los caballeros templarios en el sitio e interesante toma de la ciudad de Sevilla, auxiliando al santo rey don Fernando III, quien se apoderó de ella en 23 de noviembre del año de 1248.

En el de 1266, capitaneados los templarios de Aragón por su lugarteniente de maestre don Pedro de Queralt, ayudaron mucho a la rendición de Murcia, que se había rebelado a don Alonso el Sabio, rey de Castilla, y en premio les concedió este soberano el dominio de Frexenal y sus aldeas, en cuya donación entró también Jerez de los caballeros. 

No fueron de menos importancia los servicios que los templarios de Castilla hicieron en las fronteras de Granada defendiendo a Andalucía.

Honorífica fue también la comisión que desempeñó el maestre del Temple en Cataluña, Fr. don Antonio de Castellnou, en 1272, cuando con su hermano y el obispo de Barcelona fueron enviados por el rey don Jaime a requerir al Rey de Francia para que pusiera en libertad al conde de Foix. 

El mismo maestre del Temple asistió también, como otro de los prelados, al concilio que Gregorio X convocó en León de Francia para la reunión de la iglesia griega a la latina.

Su sucesor en el maestrazgo del Temple en Aragón y Cataluña, Fr. don Pedro de Moneada, dio pruebas de su valor, y se distinguió particularmente en el reino de Valencia contra los moros rebeldes, y en otros muchos lances de importancia. 

Parece que este mismo Maestre fue el que en el reinado de don Alonso III de Aragón, por los años de 1290, sustentaba uno de los bandos en que se hallaba dividida la nobleza catalana con los caballeros y vasallos de la Orden, habiendo abrazado el partido de don Guillen y de don Pedro de Moneada, señor de Aytona, contra don Berenguer de Entenza y su hijo.

A más de las acciones referidas, asistieron en otras no menos brillantes, tanto en España como en Portugal, y en todas acreditaron el alto concepto que justamente se habían adquirido de valientes y esforzados defensores de la religión de Jesucristo

El Temple y las Virgenes negras


 ¿Introdujo El Temple la adoración a las Vírgenes Negras en el cristianismo?. Desde el más remoto amanecer, el hombre ha tenido la tendencia cultural y la necesidad espiritual de encontrar lugares concretos para dedicarlos al recogimiento, al culto y a la oración. Enclaves cuyas características los hacían propicios a la reflexión, a la búsqueda del conocimiento, a hallar respuesta a las preguntas que el ser humano se ha planteado a lo largo de su existencia.

Son estos espacios, supuestamente cargados de magia, en donde se hace más cercano el contacto de lo terrestre con lo celeste, lo mortal con lo inmortal. Durante miles de años bosques, cavernas, fuentes o montañas han sido lugares donde los enigmas se transformaron en creencias que fueron tomando forma en la figura de divinidades.

La primera de estas divinidades, sin duda, fue la Madre Tierra. La tierra englobaba el universo humano; en ella se sucedían los fenómenos naturales en los que el hombre basaba sus creencias. Las tormentas, los terremotos, los vientos, las mareas… todo se debía a la Tierra, semilla de la existencia. Y el hombre adoró a la Gran Diosa en puntos donde podía comunicarse con ella, creando auténticos lugares sagrados en focos activos de energías telúricas, localizados a lo largo y ancho del globo.

Las posteriores religiones que fueron aflorando con el devenir de los siglos han mantenido con mayor o menor fortuna la primitiva sacralidad de aquellos enclaves especiales, y sobre las creencias abolidas eran edificadas las nuevas. El templo recién erguido ocupaba el lugar del anterior, pero siempre sobre el mismo espacio de culto, el punto ancestral donde el hombre experimentaba su unión con la divinidad reinante.

Ese culto primitivo era esencialmente femenino. La Tierra, al igual que la hembra, era la creadora de vida, la dadora de alimentos que permitía la supervivencia humana. Las antiguas culturas así lo continuaron reflejando, y no fue hasta ulterior expansión del cristianismo cuando ese culto femenino fue definitivamente sustituido por el masculino. Ahora se trataba de adorar a Dios, encarnado en la figura de Jesús. El Mesías, el crucificado, una figura masculina el fin y al cabo, es el que preside los altares de las iglesias y las catedrales. Con el cristianismo, el culto masculino se convierte en el redentor del hombre.

A pesar de todo, ese culto pagano a la Diosa Madre nunca llegó a perderse. Pero la Iglesia, que sabía que la antigua religión estaba mucho más arraigada que la nueva doctrina que ella propagaba, trató por todos los medios de minimizar la influencia pagana de la deidad femenina. Por ello se dedicó a evitar que la figura de la Virgen María, la Madre, se igualase a la de Dios. A éste y al Salvador debía dedicarse el culto principal, relegando las figuras femeninas a un discreto segundo plano.

Sin embargo, se debe a los cistercienses de San Bernardo de Claraval, y también a sus allegados los Templarios, el resurgimiento de la antigua tradición. San Bernardo fue un gran impulsor del culto mariano; conocida es su gran devoción por la Virgen María. Por su parte, los freires del Temple fueron aún más audaces, y bajo su influencia eclosionó un encendido culto a la Nuestra Señora, o Notre Dame, que situaron bajo la imagen de vírgenes negras en muchas de sus posesiones y en la mayoría de las catedrales góticas francesas, edificadas precisamente en esos mágicos enclaves venerados desde la antigüedad.

Missale Vetus ad usum Templariorum. Calendario Templario. Curiosidades.

 Missale Vetus ad usum Templariorum o calendario Templario correspondiente al mes de Agosto


1 Restricciones de San Pedro, San Macabeo y San Eusebio (obispo de Vercelli).

2 San Esteban 

3 Invención de San Esteban y compañeros Gaudencio (de Novara, traslado de su cuerpo de la basílica)

4

5

6 Transfiguración del Señor y San Sixto Felicísimo y San Agapito

7 San Donato 

8 San Ciriaco y compañeros

9 Vigilia de San Romano 

10 Natividad de San Lorenzo 

11 San Tiburcio 

12

13 San Hipólito m y compañeros y San Cassiano 

14 Vigilia de santa María. San Eusebio m

15 Asunción de santa María v aquí hay reliquias [6]

16

17 Octava de San Lorenzo

18 San Agapito

19 San Magno 

20

21

22 Octava de Santa María. San Timoteo y San Sinforiano

23 Vigilia

24 Natividad de San Bartolome  aquí hay reliquias [6]

25 San Genesio  (obispo de Brescello) San Ponciano [ 9 y 4]

26 Natividad de San Alejandro m (obispo de Bergamo)

27 San Rufo 

28 San Segundo (reliquias en Turin), San Hermes m, San Agustin 

29 Decapitación de San Juan Bautista y Sabina 

30 San Félix y San Adaucto

Referencias:

1 – Restricciones de San Pedro, San Macabeo y San Eusebio (obispo de Vercelli).

San Macabeo. El nombre Macabeo fue originariamente el apelativo de Judas, el tercer hijo de Matatías, pero más tarde se extendió a todos los descendientes de Matatías, e incluso a todos los que tomaron parte en la rebelión de Matatías contra la tiranía de Antíoco IV Epífanes, rey de Siria,.

San Eusebio de Vercelli, obispo y confesor. Fue el primer obispo de Vercelli de cuyo nombre queda memoria.

San Ambrosio cuenta que fue el primer personaje de Occidente que unió la disciplina monástica con la clerical, ya que vivía en comunidad con una parte de su clero. Por ello, los canónigos regulares veneran especialmente a san Eusebio. El santo comprendió que el primero y mejor de los medios para trabajar eficazmente por la santificación de su grey consistía en formar personalmente a su clero en la virtud, piedad y celo de las almas. En esa empresa tuvo tanto éxito, que sus discípulos fueron elegidos obispos de otras diócesis, y muchos de ellos brillaron como faros en la Iglesia de Dios. San Eusebio se ocupaba también de la instrucción del pueblo con gran diligencia, y muchos pecadores cambiaron de vida, gracias a la virtud de la verdad que predicaba el santo y a su ejemplo de bondad y caridad.

2 – San Esteban fue un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén y protomártir (de los primeros mártires) del cristianismo. Esteban es mencionado por primera vez en el libro Hechos de los apóstoles como uno de los siete diáconos elegidos por los apóstoles para distribuir comida y caridad entre los miembros más pobres de la comunidad de la iglesia primitiva. De acuerdo con la creencia ortodoxa, él era el más importante de todos, por lo que es llamado archiducado.

3 – Invención de San Esteban y sus compañeros San Gaudencio  (de Novara, traslado de su cuerpo de la basílica).

El 3 de agosto se recuerda la invención de San Esteban, el primer mártir (protomártir) de la Iglesia. El Códice de Athos le considera santo desde su cuna. Al parecer, el diablo aprovechó que la niñera estaba distraída para llevárselo y dejar en su lugar a un bebé diablo. El niño Esteban estaba tan bendecido, que los diablos no pudieron llevárselo al infierno y lo abandonaron a la puerta de un judío llamado Julián, que lo educó santamente.

San Gaudencio de Novara fue un obispo romano, que es venerado como santo católico. Eusebio de Vercelli convirtió al cristianismo a Gaudencio, quien llegó a ser amigo del arzobispo Ambrosio de Milán. El sucesor de este en el obispado, Simpliciano, fue quien consagró a Gaudencio como primer obispo de Novara. En esta ciudad, de la que es patrono, se alza una importante basílica dedicada a la advocación de san Gaudencio. En lo referente al traslado de su cuerpo, se trasladó a Milán, a la espera de que acabasen los trabajos de la basílica que él inició en las afueras de la ciudad, en la que fue sepultado el 3 de agosto. Junto a su tumba se dieron curaciones, en particular la de una mujer romana poseída por el demonio.

6 – Transfiguración del Señor, San Sixto, San Felicísimo y San Agapito.

Desde el siglo V se celebraba la fiesta de la Transfiguración en Roma. El papa san Pío V unificó la celebración en este día. El 6 de agosto, el mismo día San Sixto, papa y mártir y los santos Feliciano y Agapito, mártires.

Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.

San Sixto, en este día al noble Pontífice que bajó el primero al arenario que abrió Valeriano de par en par a los soldados de Cristo. San Sixto fue casi el más popular de los Papas mártires y su culto comenzó desde el día de su muerte. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato.

7 – San Donato.

La biografía de Donato fue escrita por un obispo de Arezzo, Severino en la que es cuestionable su historicidad. Se le nombra a Donato como mártir, aunque en escritos anteriores se le nombra más como confesor de la fe que como mártir. Una hagiografía anterior de Donato conoció a Gregorio Magno. Según la tradición, Donato, que era nativo de Nicomedia, fue martirizado el 7 de agosto de 362 durante el reinado de Juliano el Apóstata.

8 – San Ciriaco y compañeros.

San Ciriaco, diácono y compañeros mártires. Es abogado del trabajo forzoso, contra la esclavitud, la posesión demoníaca, las tentaciones, la agonía final y para alcanzar buena muerte. Es uno de los Catorce Santos Auxiliares

9 – Vigilia de San Romano.

Romano Mélodos, o San Romano el Melodioso, o Romano el Méloda, o Romano el Himnógrafo, fue un diácono que se convirtió en uno de los más grandes himnógrafos griegos, llamado "el Píndaro de la poesía rítmica". Vivió entre los siglos V y VI, que son considerados como la "Edad de Oro" de la himnografía bizantina.

10 – Natividad de San Lorenzo. Nacimiento de San Lorenzo, diácono y mártir.

11 – San Tiburcio. Según la leyenda cristiana, fue un mártir cristiano. Tiburcio permaneció oculto durante la persecución del emperador romano Diocleciano en la casa de su padre. Acusado por un traidor, fue llevado ante el (supuestamente) prefecto Fabianus y juzgado. Confesó su fe, que confirmó por milagro, pues, protegiéndose sólo con la señal de la cruz, caminó descalzo sobre brasas al rojo vivo sin sufrir ninguna herida. Pero el milagro se atribuyó a la magia y Tiburcio fue decapitado en el tercer hito de la Via Labicana en el año 286. El lugar de ejecución se llamó “en los dos laureles”.

13 – San Hipólito y compañeros, y San Cassiano.

San Hipólito era un soldado romano del siglo III al que se le asignó custodiar a prisioneros cristianos. Convertido por ellos a la fe, fue martirizado por asistir al entierro de otros martirizados.

San Cassiano puede referirse a: San Cassiano de Imola, mártir cristiano venerado como santo por la Iglesia católica, o a San Cassiano (Italia), localidad italiana de la provincia de Lecce, región de Puglia.

14 – Vigilia de santa María. San Eusebio.

Vigilia de la Asunción de la Santísima Virgen María. San Eusebio de Roma, confesor.

San Eusebio de Roma, sacerdote y confesor de la fe. En Roma, el triunfo de san Eusebio, presbiterio y confesor del papa San Liberio, imperando Constancio, emperador que se decantó por la herejía arriana, a los que dio alas contra los católicos. Eusebio predicó con gran firmeza contra el arrianismo, contra Constancio y contra Liberio por su debilidad frente a la herejía y al poder. Cuando los presbíteros fieles al papa San Félix II, que curiosamente fue antipapa al mismo tiempo que defendía la verdad católica frente al arrianismo, fueron desalojados de los templos, Eusebio continuó predicando y celebrando en su propia casa.

15 – Asunción de santa María v aquí hay reliquias [6]. Una sexta mano (escritura) anoto “aquí hay reliquias”. La escritura [6] debe datar al menos hasta finales de los años 70 del siglo XIII.

17 – Octava de San Lorenzo. Se denomina “Octava” ya que replica las festividades oficiales ocho días después.

18 – San Agapito. San Agapito de Praeneste, niño mártir. patrono de las mujeres embarazadas y los niños enfermos, protector contra el dolor de estómago. Lo veneraban el 18 de agosto.

19 – San Magno. Hay cinco San Magno, el único que se venera el 19 de agosto es San Magno de Anagni. La figura de San Magno está vinculada con la difusión del cristianismo en el Latium de la alas áreas del surestentigüedad tardía y la construcción de la catedral de Anagni.

22 – Octava de Santa María. San Timoteo y San Sinforiano.

San Timoteo, discípulo predilecto de san Pablo, quien le llama su verdadero hijo, su amado hijo y fiel en el Señor. El apóstol le había convertido a la fe cristiana junto a su madre y su abuela. Hijo de madre judía y de padre griego de Asia Menor, fue circuncidado por el mismo apóstol para facilitarle la acción apostólica entre los judíos. Colaboró con san Pablo en la evangelización, y con él estuvo en la fundación de las primeras iglesias.

San Sinforiano fue un joven cristiano, muerto como mártir. Es venerado como santo por diversas confesiones cristianas.

23 – Vigilia.

Víspera (día), que precede especialmente de una festividad de la iglesia católica.

24 – Natividad de San Bartolomé aquí hay reliquias [6].

San Bartolomé, también llamado Natanael, fue uno de los Apóstoles de Jesús. San Bartolomé era el patrón de aquellos que trabajan las pieles, fabrican o usan cuero, guantes, abrigos, cinturones y botas, encuadernadores, pastores y vaqueros. También de las modistas por llevar su piel sobre los brazos. Era sanador de las convulsiones, crisis espasmódicas y enfermedades nerviosas en general. Uno de los santos mas venerados por los templarios; la misma sexta mano (escritura) anoto “aquí hay reliquias”.

25 – San Genesio (obispo de Brescello). San Ponciano 9 lecciones (reliquias en Viena) [4]. La escritura [4] se puede circunscribir inicialmente a los años 1228, añadiendo también al Papa Ponciano, y añadió esta mano “9 lecciones” (oraciones) y “reliquias en Viena” en referencia a las reliquias del papa Ponciano.

26 – Natividad de San Alejandro (obispo de Bergamo)

27 – San Rufo. El actual Martirologio Romano tiene registros de diez santos con este nombre, con mención histórica. En agosto 27, dos mártires con el nombre de Rufo en Capua: uno, cuyo nombre también aparece como Rufino en la “Martyrologium Hieronymianum”. El otro sufrió con un compañero, Carponio, durante la persecución de Diocleciano

28 – San Segundo, San Hermes y San Agustín.

San Segundo fue uno de los siete varones apostólicos enviados por San Pedro y San Pablo a evangelizar España.

San Hermes, en Roma, en el cementerio de Basila, en la vía Salaria Antigua, san Hermes, mártir, que, como refirió el papa san Dámaso, vino de Grecia y Roma lo acogió como ciudadano suyo, cuando fue martirizado por el santo nombre.

San Agustín. Agustín de Hipona, conocido también como san Agustín, es un santo, padre y doctor de la Iglesia católica. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África y lideró una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo.

29 – Decapitación de San Juan Bautista y Sabina.

La celebración de la fiesta del martirio de San Juan Bautista, que en la Iglesia Latina tiene orígenes antiguos (en Francia en el siglo V, y en Roma en el siglo VI), la fiesta aparece ya en la fecha del 29 de agosto en los sacramentarios romanos, y conforme el Martirólogo Romano esa fecha correspondería a la segunda vez que encontrarán la cabeza de San Juan bautista, transportada a Roma.

Santa Sabina fue una mártir del siglo III. Se supone que fue convertida al cristianismo por su sirvienta Serafia, de origen sirio.

30 – San Félix y San Adaucto.

San Félix era un santo sacerdote romano, tan feliz en su vida y sus virtudes como lo indica su nombre. Fue arrestado al comienzo de la persecución de Diocleciano. Después de soportar con gran constancia la tortura, fue condenado a morir decapitado. Cuando se dirigía al sitio de la ejecución, se cruzó con un forastero cristiano, el cual se sintió tan conmovido al ver al santo correr gozosamente a la gloria del martirio, que exclamó en voz alta: «Yo profeso la misma fe que ese hombre. También yo confieso el nombre de Jesucristo. También yo quiero morir por su causa». Al oír esto, los magistrados le mandaron arrestar, y ambos mártires fueron decapitados juntos. Como los cristianos ignoraban el nombre del forastero, le llamaron «Adaucto», es decir, «Añadido», porque se había unido a Félix en el martirio.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Lugares de construcción Templarios


Como quiera que es prolijo detallar la enorme distancia entre la construcción civil (castillos y fortificaciones) y la religiosa (templos, monasterios, conventos) digamos en resumen dos características esenciales: la primera es que los templarios conocedores -como hemos dicho ya- y estudiosos de distintas artes y ciencias que incluían el Trívium y el Quadrivium, sabían de la enorme importancia de la ubicación de las construcciones por lo cual buscaban siempre puntos geodésico en que confluyesen líneas magnéticas de fuerza telúrica, próximas a accidentes topográficos tales como ríos o aguas subterráneas. Ello para potencias las vibraciones energéticas de quienes habitasen temporal o permanentemente tales edificaciones.

La segunda, es que conocedores de la geometría sagrada, procedente tal vez de sus descubrimientos y estudios en el Templo del Rey Salomón en Jerusalem, sus basamentos y plantas siempre son de proporciones en torno a la llamada "Escala Real" a fin de dotarlas de consistencia energética y durabilidad. Es por ello, que incluso los conventos cistercienses se plantean en forma de fortificaciones, con apariencia mas de guerreras que monacales.

Definamos ahora:

Trívium: 

El trivium es el conocimiento (gramática), que una vez entendido (lógica), se transmite al exterior como sabiduría (retórica).

La gramática enseña la mecánica del lenguaje al alumno. Este es el paso en que el estudiante «alcanza los términos», definiendo los objetos y la información percibida por los cinco sentidos . Por tanto, el principio de identidad : un árbol es un árbol y no un gato.

La lógica (o dialéctica ) es la «mecánica» del pensamiento y del análisis, el proceso de identificación de falacias de argumentos y declaraciones, y que de manera sistemática elimina contradicciones, produciendo así un conocimiento factual que se puede confiar.

La retórica es la aplicación del lenguaje con el fin de instruir y persuadir al oyente y el lector.

Quadrivium:

Se puede considerar que el quadrivium es el estudio del número y la relación con el espacio o el tiempo: la aritmética era un número puro, la geometría era un número en el espacio, la música era un número en el tiempo, y la astronomía era un número en el espacio y el tiempo. Morris Kline clasificó los cuatro elementos del quadrivium como puro (aritmética), estacionario (geometría), movimiento (astronomía), y número aplicado (música).

Los Cisterciences I


Historia de la Orden

El movimiento monástico Cisterciense nace en Francia a comienzos del siglo XI (1098), cuando un grupo de monjes del monasterio Cluniacense de Molesmes, abandona su comunidad para formar una nueva, en la localidad de Citeaux (Cister), al frente de ellos el abad Roberto, pretende restaurar la estricta Regla de San Benito de Nursia, que en el año 545 había fundado la orden que en lo sucesivo sería denominada, Benedictinos. La nueva orden se basa en los principios de abandonar todo signo externo de riqueza y en el propio trabajo para conseguir su subsistencia, será el famoso "ora et labora" que distinguirá a los monjes del Cister. El abad Roberto es obligado por el Papa a regresar a su comunidad, y será su sucesor, Alberico, el que consiga el reconocimiento de la orden por el Papa Pascual II. Por último el tercer abad Esteban Harding, promulga la Carta de Caridad que recoge las normas por las que se regirán todas las comunidades de la orden y funda las comunidades de La Ferté, Pontigny, Morimond y Claraval que serán las casas madre del resto de los cenobios cistercienses posteriores. En 1113 comienza la expansión de la orden en Francia. Será Bernardo de Claraval el sucesor de Esteban el que favorezca la expansión de la orden primero en Francia y posteriormente al resto de Europa.

A la muerte de Bernardo en 1153, prosigue la expansión de la orden aunque con menos intensidad, pasando de trescientas cincuenta abadías a alrededor de seiscientas cincuenta en 1250. La orden refuerza su presencia fuera de Francia, en países, como Inglaterra, Alemania, Italia y la península Ibérica, Grecia y Oriente Medio. El vigor inicial de Claraval es sustituido por Morimond y Citeaux esperará hasta la segunda mitad del siglo XIII para crear nuevas abadías como Royaumont o L'Épau. A partir de 1200, se añade la proliferación de casas femeninas, con la creación de numerosas filiales de Tart y Las Huelgas, llegando a contar con mas de cuatrocientas abadías a finales del siglo XIII.

En estos cien años se producen factores que supondrán una desestabilización de la orden, unos internos como el crecimiento en número de abadías y su dispersión territorial, además de la incorporación de cenobios que ya tienen su funcionamiento propio, y otros externos como diversos acontecimientos que afectan a la iglesia en general, la elección de dos Papas en 1159, Alejandro III y Víctor IV apoyado por Federico I Barbarroja, que producirá la división de los abades de Cister, cuyas abadías anglosajonas, incluida la propia Citeaux apoyarán al segundo, hasta que los abades de Claraval y Pontigny le obligan a dimitir en 1161. La duración de los mandatos de los abades, se acorta, bien por la elección de hermanos muy ancianos, o bien porque son llamados a desempeñar otras labores dentro de la iglesia. Además los cistercienses que inicialmente se habían mantenido al margen de la iglesia regular, se integran en ella, multiplicándose el nombramiento de obispos y cardenales, así como legados papales para diferentes misiones, como ocurre para luchar contra la herejía cátara. Todo esto, junto con la riqueza creciente de las abadías, hace que empiece a perderse el rigor de los monasterios. Los abades mas importantes y el Capítulo General de 1151 pide a Eugenio III una nueva aprobación de la regla, y en 1152, la bula Sacro Santa, ratifica la Carta Posterior, que es una Carta de Caridad actualizada, con una recopilación de los estatutos de la orden. En 1169 Alejandro III, concede el privilegio de exención. A este respecto es interesante la información recogida sobre esta cuestión y que puede ser leída.

En 1262, la discrepancia entre la abadía de Citeaux y la otras cuatro principales, es de tal intensidad, que los abades de estas últimas no participan en la elección de Jaime II como abad de Cister, produciéndose la intervención del Papa Clemente IV para restablecer el orden, confiando la elección del abad de Citeaux solo a los miembros de la abadía. Todo esta hace que la jerarquía eclesiástica tenga cada vez mas poder e influencia sobre la orden.

El concilio de Vienne de 1311 y 1312, (fueron dias duros, al igual que para sus pupilos Templarios) cuestiona la capacidad de los abades de ser nombrados por la misma comunidad y Juan XXII comienza a nombrarlos abades, anulando la capacidad de la comunidad de monjes para su elección. Esta capacidad será restablecida por Benedicto XII, que había sido monje y abad de Fontfroide, que intenta recuperar la disciplina mediante la bula Fulgens sicut stella de 1335.

Clemente VI (1342-1352) desarrolla el sistema de encomienda, por el que el Papa nombra como abades ya no a monjes sino a miembros del clero secular , que estarán mas interesados por sus propios intereses que por el de sus abadías. 

Los siguientes años, con occidente azotado por una epidemia de peste 1335 a 1340 y por una grave crisis económica, acompañada de la guerra de los Cien años, permiten la desolación de las abadía e incluso en 1360, la soldadesca desmovilizada tras la paz de Calais, arrasan la abadía de Citeaux y obliga a los monjes a refugiarse en Dijon.

El Gran Cisma de 1378 divide a la cristiandad y también a las abadías unos de ellas apoyaran a Clemente VII y otras a Urbano VI hasta que el concilio de Constanza en 1414 reunifica el papado bajo Martín V

El Capítulo General de 1433, reorganiza la orden según un esquema geográfico en lugar del sistema de filiaciones, el de 1439 promulga estatutos nuevos , la Rúbricas de los definidores, que intentan imponer un mínimo de disciplina.

Comienzan a producirse movimientos de reforma locales o regionales, como el de 1427, cuando Martín de Vargas, en España, quiere introducir mas rigor en los monasterios castellanos, produciendo una excisión no reconocida por el capítulo general de Cister, constituyendo la "Observancia Regular de San Bernardo" que tendrá mas de 50 monasterios asociados. Se formará en Italia la "Congregación Italiana de San Bernardo" apoyada por el Papa Alejandro VI.

En 1494, Juan de Cirey, abad de Citeaux, reune a los principales abades de la orden, aprobando los dieciséis "Artículos de París", un programa mínimo de disciplina monacal.

A partir de 1521 la aparición de la reforma protestante, supone un nuevo ataque a la orden, en los Países Bajos y Alemania, los monjes seguidores de Lutero, abandonan los monasterios, condenándolos a su cierre. Enrique VIII de Inglaterra, se proclama jefe de la Iglesia Anglicana, suprimiendo todas las órdenes religiosas y confiscando sus bienes.

Las Guerras de Religión, producen la invasión de Citeaux por los hugonotes en 1574 y por la liga en 1598, desaparecen mas de 200 abadías, quedando las restantes en situación desesperada desde el punto de vista económico y de efectivos.

El concilio de Trento dicta un decreto en 1563, para restaurar la disciplina en los monasterios. La orden de Cister aunque conserva las filiaciones, cada vez se organiza mas en congregaciones nacionales. Se seguirá de una etapa en la que los nuevos abades de Citeaux serán reformadores convencidos, promulgandose las "Ordenanzas de 1570" y el Capítulo General de 1584 recuerda lo que es la disciplina en sus Definiciones.

En 1601 el Gran Capítulo, que reúne a miles de abades y religiosos, prepara un gran proyecto de restauración, que no llega a ponerse en marcha. en 1606, el abad de Claraval Denis Largentier, y algunos abades de sus abadías filiales, sientan las bases de los que será en 1618, el nacimiento de la "Estrecha Observancia", a la que se adhieren otras abadías, pero no llegan a separarse del resto de la orden, por la oposición del Capítulo General. Claudio Largentier, sustituye a su tío al frente de Claraval, optando por una postura mas conservadora, llamada la "Común Observancia", conviviendo ambas reglas hasta que el cardenal Richelieu las unifica, al nombrar vicario general a Carlos Boucherat, partidario de la estrecha observancia. La división renace al morir Richelieu, hasta que en 1666, Alejandro VII mediante la Bula In Suprema, legítima la existencia de ambas observancias, bajo la autoridad de Cister. En 1675 nace el movimiento de la Trapa, con el abad Rancé a la cabeza, dentro de la estricta observancia, contagiando a otras abadías.

En 1766, Luis XV reúne en Francia a la Comisión de Regulares, que controlaba a mas de doscientas abadías, pertenecientes a ambas observancias, emiten un informe muy crítico sobre la situación de los monasterios, excepto para los pertenecientes a la corriente trapense, incluso treinta y seis de los obispos asistentes, se pronuncian a favor de la disolución de la orden. No se tomará ninguna resolución, pero será la revolución francesa la encargada de terminar con la existencia de la orden en Francia.

Organización del monasterio

Todos los monasterios cistercienses se organizan de manera muy similar, todos están dirigidos por un abad, que es el encargado de ordenar la vida de la comunidad, es elegido por los monjes y será el que represente a la comunidad en las reuniones generales de la orden (capitulo general). Está auxiliado por el prior que es nombrado por el abad, y es el primero (prior) de los monjes. El tesorero, es el encargado de llevar las cuentas de la abadía. El cillero, es el responsable del almacén de alimentos (cilla). El sacristán es el encargado de la realización de las actividades del culto y es el que llama a la oración. El hospedero, adjunto al cillero, es el encargado de acoger y atender a los huéspedes. Durante los rezos del día el chantre dirigirá el coro de los monjes y dirigirá las procesiones y en caso de no existir bibliotecario, se encargará de la custodia de los libros. El portero es el que guarda la entrada de la abadía. Completará la plantilla el enfermero encargado de la atención a los enfermos y de elaborar las fórmulas con las plantas medicinales.

Los monjes

La vida del monje del Cister se basa en el retiro y la pobreza para llegar a través de la oración, a la comunión con Dios. Las abadías cistercienses se ponen bajo la advocación de la Virgen, a la que profesan una devoción especial. La comunidad monástica vive en régimen de autarquía, fuera de las costumbres y modas de la época, rechazando los beneficios eclesiásticos, aunque con el paso del tiempo, los abades del cister llegaron a tener una gran influencia dentro de la iglesia, incluso llegando alguno de ellos al papado (Eugenio III). El propio Bernardo de Claraval tuvo una gran influencia en su época, llegando a ser llamado por el Papa para predicar la segunda cruzada. La entrada en el monasterio se produce como novicio, que es dirigido en el aprendizaje por algún monje anciano, conviviendo juntos dentro del monasterio los monjes y los novicios, excepto en las reuniones del capítulo cuando los monjes entrarán en la sala capitular y tomarán asiento en torno al abad, quedando los novicios en el exterior, asistiendo a la reunión a través de las ventanas, pero sin poder participar en el. Al termino del noviciado, pronuncia solemnemente delante del abad y la comunidad, los votos de estabilidad, obediencia y conversión de costumbres, tras lo que se convierte en monje profeso. Tendrá como único vestido una túnica de color crudo, que es la que dará a los cistercienses el sobrenombre de "monjes blancos". Estará sometido a la regla de San Benito y vivirá en silencio. La jornada estará marcada por la liturgia de las horas, y el resto del tiempo lo dedica a la lectura de textos sagrados y al trabajo manual. Una particularidad de los cistercienses es la reunión diaria del capítulo conventual, donde tras la lectura y comentario de algún capítulo de la regla, se produce la confesión pública de las culpas. El monje no puede vivir fuera de la clausura, no puede desplazarse a las granjas. En el monasterio no pueden entrar mujeres.

Las monjas

Si bien cuando se escribe el Novum Monasterium, no se hace mención de las mujeres, e incluso se descarta cualquier presencia femenina dado que en la regla de San Benito, no se mencionaba que mujeres hubieran accedido a sus monasterios, el problema de las monjas se plantea a partir de 1112, con la llegada de Bernardo junto con sus treinta compañeros, algunas de sus esposas y familiares, también desean entrar en la vida monástica, pero no existe ninguna estructura para acogerlas. Bernardo se encarga de interceder en la abadía de Molesme, y se crea un priorato de monjas en Jully, donde Molesme posee una iglesia y el Conde de Milon de Bar les dona un castillo. Allí se trasladan las religiosas de Molesme y allí toman el hábito. El primer reglamento del priorato, se lo da el sucesor de Roberto de Molesme, el Abad Guido de Châtel-Censoir. En un segundo reglamento escrito entre 1118 y 1132, se establece la clausura estricta y la abstinencia de carne. Una monja de Jully será la primera abadesa de Tart que formará la primera abadía cisterciense femenina, que dependerá orgánicamente del abad de Cister. La abadía de Tart pronto tendrá otras abadías hijas, y se reunirán anualmente en la casa madre bajo la presidencia de la abadesa de Tart y del abad de Cister. La primera actuación del capítulo general sobre una abadía de monjas, se produce en 1187, y tiene como objeto la de las Huelgas, a la que se autoriza a ser la casa madre que agrupe a todas las monjas del reino, cumpliendo la voluntad del rey Alfonso VIII de Castilla.

Las granjas

Los monasterios primitivos se fundan en zonas apartadas de los núcleos de población, en medio de campos, bosques o en el centro de valles, siempre cerca de un curso de agua. La orden del cister siempre da valor al trabajo manual de los monjes que inicialmente se dedican a cultivar las tierras que rodean el monasterio, con el tiempo, estas tierras van creciendo gracias a las donaciones, con lo que los terrenos de cultivo se alejan del monasterio. Para resolver este problema los monasterios cistercienses fundan granjas, donde trabajan legos, bajo la supervisión del cillerero de la abadía . Las granjas no pueden estar a mas de un día de camino de la abadía, y normalmente tiene a su cargo terrenos de unas docenas de hectáreas, donde se cultivan cereales, prados de pastos, bosques que proporcionan madera y en algunos monasterios, viñedos que permiten elaborar el vino que formará parte de las dieta de los monjes. Para ayudar a los conversos, mano de obra religiosa y gratuita, pero no siempre abundante, la orden prevé la contratación de mano de obra asalariada o mercenarii. La organización de las granjas permite a los cistercienses tener grandes conocimientos de agricultura, ganadería e hidráulica, lo que permite una organización capaz de aportar una gran contribución al desarrollo y revalorización de los terrenos en toda Europa y especialmente en la Península Ibérica, donde la falta de población y la adquisición de nuevas tierras durante la reconquista, harán de su capacidad un bien deseado por los reyes y nobles de los reinos ibéricos. Los cistercienses no se limitaban al trabajo agrícola, en algunas abadías se explotaban salinas, fabricaban cerámica y en aquellas donde vivían monjes de elevada formación cultural existían scriptorium, donde los monjes copiaban libros.

Los Conversos

Inicialmente los conversos o legos son laicos reclutados para ayudar a los monjes en las tareas mas pesadas, participan en los oficios de la mañana y de la tarde. Posteriormente se publican reglamentos relativos a ellos y su actividad. Finalmente los conversos son religiosos, tras un noviciado en el que son formados en la regla benedictina, renuncian a los bienes materiales y se someten a la autoridad del Abad. Los conversos llevan barba, visten hábito marrón y viven en las granjas o en los monasterios en zonas reservadas a ellos. En la iglesia entran por una puerta distinta a los monjes y se sitúan en una zona separada de los profesos por una galería. Los conversos no pueden hacerse monjes. No se puede entender, desde la estructura de la sociedad actual, esta división entre profesos y legos, pero en la edad media, los monjes eran en general hijos de familias nobles o adineradas, que entraban desde jóvenes a profesar en la religión. Por tanto los legos eran gente del pueblo llano, sin recursos, y que a cambio de manutención y cobijo, se sometían a la disciplina de la orden y trabajaban para ellos.

Fundación de nuevas abadías

Se pueden producir de dos maneras, por la creación "ex novo", es decir donde no existía previamente ninguna estructura, en este caso se suele producir por la donación de tierras y bienes por parte de reyes y nobles, que lo hacen a los monjes de un monasterio ya consolidado, solicitando la formación de uno nuevo, del monasterio, saldrán generalmente doce monjes, que ocuparán los terrenos y iniciarán la construcción de los edificios necesarios para la supervivencia de la comunidad. Algunas de estas fundaciones, se hacían donde ya existían previamente comunidades de anacoretas, o en terrenos donde se han producido fenómenos religiosos, como aparición de imágenes, o visiones de luces. La otra forma de fundación es la de adhesión, por la que una comunidad ya formada, solicita la inclusión en la orden de Cister. En este caso, la orden cisterciense envía un emisario para comprobar la disposición de la comunidad y si la zona es adecuada para la supervivencia de la comunidad futura, una vez dado el visto bueno puede que algunos monjes de otro monasterio pasen a formar parte del nuevo. La abadía de donde saldrán los monjes será la abadía madre de la nueva y su abad tendrá que ir una vez al año a supervisar la situación de la nueva. Como ya se ha dicho las cuatro casas madre fundadoras de todas las demás fueron Citeaux, La Ferté, Pontigni, Morimond y Claraval, todas las demás abadías son hijas o filiales de estas en primer, segundo o tercer grado. Así por ejemplo, Poblet es una filiación de Fontfroide, que a su vez es filial de Grandselve y a su vez filial de Claraval.

Conrado I de Jerusalén


 Conrado I de Monferrato, o Conrado I de Jerusalén (mediados de 1140 - 28 de abril de 1192) fue uno de los participantes más importantes de la Tercera Cruzada. Conrado fue de iure rey de Jerusalén, por su matrimonio con Isabel de Jerusalén, desde el 24 de noviembre de 1190, aunque no fue oficialmente elegido rey hasta 1192, unos días antes de su muerte.

Primeros años

Conrado fue el segundo hijo del marqués Guillermo V de Montferrato el Viejo, y su esposa Judit de Babenberg. Fue primo de Federico I Barbarroja, Luis VII de Francia y Leopoldo V de Austria.

No se sabe ni la fecha exacta ni el lugar donde nació Conrado, aunque es probable que naciera en Casale, la capital del marquesado de su padre. Se le menciona por primera vez en una carta fechada en 1160, cuando estaba sirviendo en la corte de su tío materno, Conrado, obispo de Passau, y más tarde arzobispo de Salzburgo. (Seguramente fue llamado Conrado por él, o por el medio hermano de su madre, el Rey de los Romanos, Conrado III.) Conrado tenía aproximadamente 15 años.

Conrado es descrito en la Brevis Historia Occupationis et Amissionis Terræ Sanctæ como un hombre atractivo, inteligente y valeroso:

"Conrado era vigoroso con las armas, extremadamente inteligente tanto en su natural habilidad mental como en los estudios, amable en su carácter y en sus hechos, dotado de todas las virtudes humanas, destacado en cada consejo, la justa esperanza de su propio bando y un rayo ardiente para los enemigos, capaz de pretensión y disimulo en la política, educado en todos los idiomas, para lo que tuvo una extremada fluidez. En una sola cosa sí se le considera culpable: que él había seducido a la esposa de otro, y la hizo separarse de su marido, y se casó con ella."

Brevis Historia Occupationis et Amissionis Terræ Sanctæ 1​

(La última frase alude a su tercer matrimonio, con Isabel de Jerusalén en 1190, que se verá más adelante.)

Conrado participó activamente en política desde que tenía 20 años. Participó con otros miembros de su familia en la campaña contra la Liga Lombarda, donde demostró ser un eficiente comandante. Su primer matrimonio fue antes de 1179 con una dama sin identificar, posiblemente hija del conde Meinhard I de Gorizia, pero ella falleció a finales de 1186 sin dejar descendientes vivos.

Conrado en el Imperio bizantino

En 1179, siguiendo la alianza de su padre con el emperador Manuel I Comneno, Conrado dirigió un ejército contra las tropas de Federico I Barbarroja, dirigidas por el canciller imperial Cristiano, Arzobispo de Maguncia. En septiembre le derrotó en Camerino, haciendo prisionero al propio canciller (previamente, el canciller había hecho prisionero a Conrado). Dejó al cautivo en manos de su hermano Bonifacio y partió hacia Constantinopla reclamado por el emperador bizantino,​ regresando a Italia brevemente tras la muerte de Manuel en 1180. Ya en la treintena, su personalidad y buenas maneras causaron una agradable impresión en la corte bizantina: El historiador bizantino Niketas Choniates le describe como "de hermosa apariencia, en la flor de la vida, excepcional y sin igual en coraje e inteligencia, y en el mejor momento de la fuerza de su cuerpo".​

En el invierno de 1186/1187, Isaac II Ángelo ofreció a su hermana Teodora para que se casase con el hermano menor de Conrado, Bonifacio. El matrimonio pretendía renovar la alianza del Imperio bizantino con Montferrato, pero Bonifacio ya estaba casado. Conrado, que había enviudado recientemente, había tomado la cruz con la intención de unirse a su padre en el Reino de Jerusalén; a pesar de ello, aceptó la oferta de Isaac y regresó a Constantinopla en la primavera de 1187 para casarse él mismo con Teodora. Con este matrimonio, Conrado alcanzó el rango de César. Sin embargo, casi inmediatamente tuvo que ayudar al emperador a defender su trono frente a una revuelta liderada por el general Alexios Branas. Según las Crónicas, Conrado tuvo que instigar al débil emperador a que tomase la iniciativa. Conrado luchó heroicamente en una batalla que le costó la vida al propio Branas, sin escudo ni yelmo, y vistiendo solamente una ligera piel de lino bajo la cota de malla. Tan sólo fue herido levemente en un hombro, mientras que el rebelde Branas fue asesinado y posteriormente decapitado por sus propios guardaespaldas.

No obstante, Conrado pensó que su importante servicio había sido recompensado muy pobremente, y comenzó a desconfiar de los sentimientos antilatinos de los bizantinos (su hermano Rainiero había sido asesinado en 1182) y de un posible intento de venganza de la familia de Branas. Así que Conrado decidió poner tierra de por medio y se fue al reino de Jerusalén en julio de 1187, embarcando en barco mercante genovés.

Defensa de Tiro

Conrado tenía la evidente intención de reunirse con su padre, reunión que se produjo en el castillo de San Elías. Conrado desembarcó primero en Acre, que recientemente había caído bajo el poder de Saladino, y navegó hacia el norte hasta Tiro, donde se encontraban los restos del ejército cruzado. Después de su victoria en la batalla de los Cuernos de Hattin sobre el ejército de Jerusalén, Saladino se encaminó sobre la marcha hacia el norte para capturar Acre, Sidón, y Beirut. Raimundo III de Trípoli, su hijastro Reginaldo de Sidón y otros nobles lograron escapar de la batalla y huir a Tiro, y estaban ya ansiosos de regresar a sus tierras para organizar su defensa. Pero Raimundo de Trípoli se encontraba en un delicado estado de salud y, murió poco después de regresar a casa.

De acuerdo con la Continuación de Guillermo de Tiro, Reginaldo de Sidón tomó su cargo en Tiro y estuvo en las negociaciones de rendición de la ciudad con Saladino. Supuestamente, Conrado rechazó las propuestas de Saladino y logró hacerse con la lealtad absoluta de los habitantes de Tiro. Reginaldo se fue para fortificar su propio castillo de Beaufort, en las riveras del río Litani. Con el apoyo de la comunidad de comerciantes italianos establecidos en la ciudad, Conrado reorganizó la defensa de Tiro, estableciendo una comuna similar a las muchas contra las que él había luchado en Italia.

En noviembre de 1187, Saladino regresó para asediar por segunda vez Tiro. Conrado aún estaba al mando en la ciudad, y había aprovechado el tiempo para seguir fortificando la ciudad, y llenarla de los refugiados cristianos que venían del norte del reino de Jerusalén. Esta vez, Saladino optó por combinar un asalto por tierra y mar, bloqueando el puerto. En un incidente descrito por el Itinerarium Peregrinorum (que normalmente es contrario a Conrado), Saladino presentó frente a los muros de la ciudad al padre de Conrado, Guillermo V de Montferrato, que había sido apresado en la batalla de los Cuernos de Hattin. Ofreció liberar a Guillermo y entregarle grandes regalos si rendía Tiro. Pero su anciano padre le dijo que se mantuviese firme aunque le matasen los egipcios. Conrado declaró que Guillermo había vivido una larga vida, y él mismo le apuntó con su arco desde las murallas. Al ver esta reacción, supuestamente Saladino exclamó: "Este hombre es un pagano y muy cruel". Pero el engaño frente a Saladino tuvo éxito y el viejo marqués Guillermo fue liberado en la actual ciudad siria de Tartus en 1188, de donde retornaría junto a su hijo para morir poco después.

Al alba del 30 de diciembre, las fuerzas de Conrado lanzaron un rápido ataque sobre los cansados marineros egipcios, capturando muchas galeras. El resto de los barcos egipcios intentaron escapar hacia Beirut, pero los barcos de Tiro los interceptaron obligándolos a embarrancar las naves en la playa y huir a pie. Entonces Saladino ordenó el asalto contra los muros de la ciudad, pensando que los defensores estaban distraídos con la batalla naval. Sin embargo, Conrado lanzó a sus hombres a una carga fuera de las puertas de la ciudad que destrozaron al enemigo: el caballero Hugo de Tiberias se distinguió especialmente en la batalla. Saladino se vio obligado nuevamente a abandonar el asedio, quemando sus máquinas de guerra y barcos para evitar que cayesen en manos de Conrado.

Lucha por la Corona

En el verano de 1188, Saladino puso a la venta al cautivo Guido de Lusignan, el marido de la reina Sibila de Jerusalén. Un año después, en 1189, Guido, acompañado por su hermano Godofredo, apareció en Tiro reclamando a Conrado que le entregase las llaves de la ciudad. Conrado se negó y declaró que Guido había perdido su derecho a ser rey de Jerusalén en la batalla de los Cuernos de Hattin. Conrado aseguró que mantenía la ciudad hasta la llegada de los reyes desde Europa. Para esto, invocó los términos expresados en la última voluntad de Balduino IV, términos rotos por Guido y Sibila: en el momento de la muerte de su sobrino Balduino V, este expresó su deseo de que fuesen sus más directos herederos los que ejerciesen la regencia hasta que la sucesión fuese posible, siendo ejercida por Enrique II de Inglaterra, Felipe II de Francia y Federico I Barbarroja. Conrado no permitió a Guido y Sibila entrar en la ciudad, aunque les permitió acampar a las afueras de la ciudad.

Conrado fue persuadido por su primo, Luis III Landgrave de Turingia, a unirse a Guido en el asedio de Acre en 1189, durante la Tercera Cruzada. El asedio finalizó dos años después. En el verano de 1190, Conrado viajó a Antioquía para llevar a un joven pariente suyo, Federico VI de Suabia, a salvo junto a los restos del ejército imperial de Federico Barbarroja.

Guido de Lusignan era rey de Jerusalén únicamente por su matrimonio con Sibila. Pero cuando Sibila y sus hijas murieron por enfermedad ese año, Guido se negó a entregar la corona. La heredera del reino de Jerusalén era Isabel, medio hermana de Sibila, que estaba casada con Hunfredo IV de Torón. Sin embargo, Conrado contaba con el apoyo de la madre de Isabel, María Comneno, y de su padrastro Balián de Ibelín, así como el de Reinaldo de Châtillon y otros nobles de Outremer. Consiguieron que se anulase el matrimonio de Isabel alegando que era menor de edad cuando se desposó y que, por tanto, no le era posible dar su consentimiento. Entonces Conrado se casó con Isabel (24 de noviembre de 1190), lo que provocó rumores de bigamia, ya que aún seguía casado con Teodora. Sin embargo, Choniates, que solía denunciar con dureza cualquier irregularidad marital o sexual, no hace mención de ello. Esto podría indicar que el divorcio de Conrado ya se había efectuado en Bizancio antes de 1190; lo que por otra parte explicaría el que ya no regresase nunca más. También hubo objeciones al matrimonio desde el punto de vista del derecho canónico, ya que un hermano de Conrado había estado casado con una medio hermana de Isabel, y la ley de la Iglesia igualaba este parentesco al de sangre. Sin embargo, el legado papal, Ubaldo Lanfranchi, Arzobispo de Pisa, dio su aprobación (ante esto sus opositores denunciaron que el arzobispo había sido sobornado). El matrimonio fue oficiado el 24 de noviembre de 1190 por Felipe de Dreux, Obispo de Beauvais e hijo del primo de Conrado, Roberto I de Dreux. Desde ese momento Conrado se convirtió de jure en rey de Jerusalén. Sin embargo, había sido herido en batalla tan solo nueve días antes, y tras la boda regresó a Tiro con la novia para recuperarse. Regresó al asedio de Acre en primavera, protagonizando un infructuoso ataque contra la Torre de las Moscas, en la entrada del puerto.

Como Guido era vasallo del rey inglés Ricardo Corazón de León por sus posesiones en Poitou, Ricardo le apoyaba en la disputa, mientras que Conrado estaba siendo apoyado por sus primos el duque Leopoldo V de Austria y el rey Felipe II de Francia. Conrado ejerció de jefe de la negociación durante la entrega de Acre, e izó los estandartes de rey en la ciudad. Posteriormente, las dos partes llegaron a un acuerdo: Guido era confirmado como rey, y Conrado era nombrado su heredero. Conrado consiguió retener en su poder las ciudades de Tiro, Beirut y Sidón, mientras que, como heredero, recibiría Jerusalén a la muerte de Guido. En julio de 1191, su primo el rey francés, Felipe II, decidió regresar a Francia. Pero antes devolvió a Conrado la mitad del tesoro saqueado en Acre, además de todos los prominentes musulmanes retenidos como rehenes. El rey Ricardo le pidió a Conrado ayuda contra sus enemigos, pero Conrado le dio largas todo lo que pudo. Cuando finalmente Conrado cedió (ya que Ricardo era el nuevo líder de la Cruzada), Ricardo había matado a todos los rehenes. Conrado no se unió a Ricardo en su campamento del Sur, sino que prefirió permanecer con su esposa Isabel en Tiro, creyendo que su vida estaba en peligro. Aproximadamente fue por estas fechas cuando el padre de Conrado falleció.

Durante aquel invierno, Conrado, sospechando que el próximo movimiento de Ricardo iba a ser intentar recuperar Tiro para Guido, entabló negociaciones con Saladino. Su principal objetivo era ser reconocido como gobernante del norte del reino de Jerusalén, mientras que Saladino (que simultáneamente estaba negociando con Ricardo un posible matrimonio entre su hermano Al-Adil y la hermana viuda de Ricardo, Juana) esperaba que Conrado abandonase a los Cruzados. La situación dio un giro cuando el enviado de Ricardo, Hunfredo de Torón (el exmarido de Isabel), sorprendió al enviado de Conrado, Reginaldo de Sidón, negociando con Al-Adil. Parece que finalmente Conrado no llegó a ningún acuerdo, mientras que Juana se negó a casarse con un musulmán.

Asesinato

En abril de 1192 el trono fue sometido a la votación de los barones del reino de Jerusalén, quienes eligieron, para consternación de Ricardo, a Conrado. Ricardo vendió a Guido el señorío de Chipre (donde continuó usando el título de rey) para compensarle y evitar que regresase a Poitou (ya que su familia tenía la reputación de estar en constante rebeldía). El sobrino de Ricardo, Enrique II de Champaña, llevó las noticias del resultado de las elecciones a Tiro y retornó a Acre el 24 de abril.

Pero Conrado no llegó a ser coronado. Durante las últimas horas de la mañana o primeras del mediodía del 28 de abril, Isabel, que estaba embarazada, regresaba tarde de los baños turcos para almorzar con él, así que Conrado fue a comer a la casa de su familiar y amigo Felipe, el obispo de Beauvais. El obispo ya había almorzado, así que Conrado se dispuso a regresar a su casa. Durante el camino fue atacado por dos Hashshashin que le apuñalaron al menos dos veces, en el costado y en la espalda. Sus guardaespaldas mataron a uno de los atacantes y capturaron al otro. No se sabe cuánto tiempo permaneció con vida Conrado tras el ataque. Algunas fuentes señalan que murió en la escena del ataque, o en las cercanías de una iglesia cercana. Por su parte, los cronistas de Ricardo afirman que fue llevado con vida a su casa, donde recibió la extremaunción, y allí instó a Isabel a entregar la ciudad únicamente a Ricardo o su representante. Esta versión es menos creíble por la propia relación de rivalidad que mantuvieron ambos durante años. Conrado fue enterrado en Tiro, en la iglesia de los Hospitalarios. El cronista árabe Ibn al-Athir escribió:

"El marqués francés, gobernante de Tiro, y el más grande diablo de entre todos los Francos, Conrado de Montferrato – ¡Dios le ha condenado! – ha sido asesinado"

Realmente la muerte de un seguramente formidable rey fue una gran pérdida para el reino. Tenía unos 46 o 47 años.

El asesinato quedó sin ser resuelto. Después de ser torturado, el hashshashin superviviente aseguró que Ricardo estaba detrás del asesinato, lo que es imposible de probar. Algunas sospechas recayeron sobre Hunfredo de Toron, el primer marido de Isabel. La sombra de Saladino también podría estar tras el asesinato, aunque el hecho de que estuviese en medio de nuevas negociaciones con Conrado hace de ello bastante improbable. Además, Saladino no era partidario de los hashshashin. En 1970 Patrick A. Williams argumentó que el culpable era Enrique de Champaña, pero parece improbable que tomase una decisión tan drástica sin el consentimiento de su tío Ricardo.

Más tarde, mientras regresaba de las cruzadas disfrazado, Ricardo fue reconocido por Meinhard II de Görz, quien era sobrino de Conrado, seguramente por el primer matrimonio de este, y fue encarcelado por Leopoldo V de Austria (primo de Conrado). Una de las causas para ser detenido fue precisamente el asesinato de Conrado. Ricardo solicitó que los hashshashin rehabilitasen su nombre y, en una oportuna carta supuestamente enviada por el líder hashshashin Rashid ad-Din Sinan, se le exculpa de todo. La carta relataba que en 1191 Conrado había apresado un barco hashshashin que había buscado refugio en Tiro durante una tormenta. Conrado mató al capitán, encarceló a la tripulación y se apropió del tesoro que el barco transportaba. Cuando Rashid ad-Din Sinan solicitó que la tripulación fuese liberada y el tesoro devuelto Conrado se negó, y Rashid le sentenció a muerte. Sin embargo, es difícil creer que esta carta sea auténtica: Rashid ya estaba muerto en aquella época, y aparte de esta carta en sí, no hay más datos que sostengan que los hashshashin tuviesen algo que ver con la navegación. Por otra parte, Isabel, embarazada, se casó con Enrique de Champaña tan solo siete días después de enviudar, lo que podría indicar que estaba al corriente de lo que iba a suceder. Todo indica que el asesinato fue promovido dentro de la política de los Francos en Tierra Santa.

Familia

El hermano de Conrado Bonifacio fue el líder de la Cuarta Cruzada y un notable mecenas de trovadores, al igual que su hermana Azalaïs marquesa de Saluzzo. Su hermano menor, Rainiero, fue yerno del emperador bizantino Manuel I Comneno, mientras que el mayor, Guillermo fue el primer marido de Sibilla y padre del rey Balduino V de Jerusalén. Conrado también fue marqués de Montferrato, aunque el marquesado lo gobernó su hermano Bonifacio hasta que lo heredó en 1191 por la muerte de Conrado. La heredera de Conrado nació algunos meses después de su muerte: una niña llamada María que se convirtió en reina de Jerusalén a los trece años, tras la muerte de Isabel.

Conrado estuvo casado en tres ocasiones:

De nombre desconocido, se casaron antes de 1179. Ella murió en 1186.

Teodora, la hermana de Isaac II Ángelo, con la que se casó en 1187. Probablemente se divorciaron antes de 1190. Teodora, despechada, ingresó entonces en el convento de Dalmatios.

Isabel de Jerusalén, con la que se casó en 1190.

Curiosidades

Una de sus esposas (seguramente la primera) es la protagonista de una de las novelas del Decamerón (Primera Jornada, Novela 5ª). En dicha novela, la marquesa tuvo que hacer frente a las pretensiones del rey Felipe II de Francia durante la ausencia de Conrado.

Pese a que los artistas y la tradición posteriores (como en el cuadro de François-Édouard Picot) es presentado con pelo y barba negras, él realmente era rubio, al igual que su padre y dos sus hermanos.

lunes, 8 de marzo de 2021

El 7 y 9. Numerología Templaria

Existen dos números  principales para los templarios, para ellos el 7 es el número del Conocimiento, el septenario resume la totalidad de la vida moral, añadiendo tres virtudes Teologales que son : Fé , Esperanza y Caridad y cuatro Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. También es la suma de 4 + 3 = 7 o lo que es lo mismo, el principio del hombre y el Universo.

Pero para no extendernos saltemos a uno muy principal  el número  9 interesante numero, veamos.

9 es la síntesis final y vuelta al principio de la Creación número  alquímico por excelencia. Si los observamos despacio es  una espiral que nos comunica con los infiernos así como el 6 tienen la misma espiral pero inversa que nos conectaría con los cielos. Es número  de la Iniciación y cristalización de los objetos.

Es imagen de los tres mundos, representados por el triangulo: El Cielo, La Tierra y Los Infiernos. Pero también es el número  de los ángeles y de los circulos infernales. En la numerología esotérica, es la cifra que se relaciona con la Oca, y sabemos que esta es la ave de los Arcanos, se se vincula al Camino de Compostela. Para los Hebreos, es el símbolo de la verdad, puesto que multiplicado se reproduce a si mismo.¿y para los Templarios? es el número  que invade toda su cosmología , veamos : 

9 Caballeros fundaron la Orden del Temple.

72 Artículos componían su Regla  72 = 7 + 2+ = 9

La génesis de la Orden se prolongo durante 9 años , exactamente desde 1.118 hasta 1.127

¿casualidades?

9 Fueron las provincias que los Templarios establecieron en Occidente.

9.000 Fueron sus Encomiendas

¿Cuánto dura la historia del Temple? dura 180 años. 180 = 1+ 8 = 9

117 Cargos condenaron a la Orden . 117 = 1+1+7 = 9

Jacques de Molay fue quemado vivo el 18/3/1314.  18 = 1+8=9

1314 = 1+3 +1+ 4 = 9  y 117 años después, Juana de Arco tuvo el mismo final en 1431. 

117 = 1+1+7 = 9          1431 = 1+4+3+1= 9


Un libro: "De laude novae militiae ad milites Templi" San Bernardo de Claraval.


 Hugo de Payns, el primer Maestre de la Orden del Temple, le solicitó a San Bernardo que escribiera a los templarios unas letras, con la idea de confortarlos ante la difícil situación en la que vivían, no conscientes aún de la “legalidad espiritual” de su Orden. Hasta ese momento, el ideal monástico era el único camino, estando terminantemente prohibido a los monjes derramar sangre, ni siquiera la de los enemigos de la Cristiandad. San Bernardo, al contrario que los círculos gregorianos, no consideraba el uso de las armas lo más adecuado para la expansión de la Iglesia. Quizás debió de ser la calidad de la fe de aquellos caballeros la que lo llevó a la decisión de elaborar el opúsculo, en el cual, contrariamente a lo que defendía anteriormente, hace un elogio de la guerra santa y de los monjes-guerreros. Quizá también influyeran las circunstancias de la Cristiandad en los siglos XI y XII, sobre todo a partir de la primera cruzada. “De laudae novae militiae ad milites Templi”, consta de dos partes claramente diferenciadas. En la primera, San Bernardo describe la misión del templario, justificando la existencia del monje-caballero y califica la milicia templaria como algo extraordinario, nunca visto en los siglos anteriores. En ella, los caballeros libran a un tiempo dos combates: contra la carne y la sangre, y contra el espíritu de la malicia. Este doble combate es lo que se resalta, pues el hecho de que los monjes luchen contra el pecado y los vicios, y los caballeros contra los enemigos, cada uno por su parte, no tiene tanto mérito, pero sí el que ambas luchas confluyan en el mismo combatiente. Este soldado está armado por la fe, del mismo modo que su cuerpo lo está con la armadura.

A continuación hace un elogio del valor del templario, que no teme a la muerte, que incluso la desea, porque la muerte lo unirá a Jesucristo. Es pues, una justificación del martirio y, al mismo tiempo, una justificación de la guerra contra los infieles, pues el templario, mate o muera, nunca será un homicida, sino un soldado de Cristo. Esto es la guerra santa. Sin embargo, la caballería secular, frívola, que piensa más en los adornos y las joyas que en la religión, no tiene salvación, porque el caballero secular, si mata a un adversario, encuentra su condena, igual que si muere en la pugna. Pero los templarios, los caballeros de Cristo, como luchan sólo por los intereses de Cristo, no incurren en pecado alguno, ya que, si matan, matan a un enemigo de Cristo, y si mueren, lo hacen por Cristo.

Luego describe la vida cotidiana del caballero templario, en un tono ciertamente exagerado: su disciplina, la pobreza en la que viven, la castidad que practica, y los valores monásticos del ora et labora.

​La segunda parte, es una especie de recorrido turístico por Tierra Santa. San Bernardo va haciendo reflexiones sobre los diversos lugares relacionados con la vida de Jesucristo: Belén, Nazareth, etc., la vigilancia de los cuales, para proteger a los peregrinos, estaba encomendada a los templarios. Estas reflexiones tienen por objeto provocar que los templarios sean conscientes de la importancia de su misión en Palestina.

No podemos cuantificar la influencia que pudo tener esta obrilla bernardiana en lo que respecta a la captación, para la Orden templaria, de nuevos miembros. Seguramente no sería nada despreciable y de gran valor propagandístico. De laude... y la Regla muestran con claridad el ideal que insuflaba a los templarios. Son personas de profunda fe, vigorosos y valientes combatientes, disciplinados soldados en la batalla y humildes monjes en el convento, con una vida verdaderamente ascética, más por la dureza de los servicios que debían cumplir que por la práctica del ascetismo corporal. Ciertamente, como monjes que son tienen que prescindir de todo lujo superfluo, porque deben combatir permanentemente los vicios del cuerpo y del espíritu, pero también son soldados, y necesitan estar bien alimentados para no desfallecer en la batalla. Practican la hospitalidad y la caridad con los necesitados, aunque su fin no sea estrictamente ése, sino el patrullaje de los caminos y el combate contra los musulmanes. Sin embargo, a nuestro juicio, es la tarea militar la función primordial. A pesar de que San Bernardo se asombre por la conjunción, en la misma persona, del ideal monástico y del militar, son los servicios de armas los que ocupan la mayor parte de su tiempo, asistiendo sólo cuando el servicio lo permite a los oficios religiosos, algo impensable en un monje cisterciense, por ejemplo. De cualquier manera, estamos ante una monastización de la caballería (o una militarización de la vida monástica si se prefiere) que responde perfectamente a las necesidades de la Iglesia en ese momento. La Orden del Temple, y posteriormente las otras Órdenes militares, son la expresión más apropiada de la “Militia Dei”, en contraposición a la “Malicia Mundi” que representa la caballería secular.

Curiosidad



 Pomos de los brazos de la espada decorada de Pierre de Dreux, duque de Bretaña, quien fue capturado durante la séptima cruzada en la batalla de al-Mansurah en Egipto, en febrero de 1250. Más tarde fue rescatado y liberado, pero murió durante su séptima cruzada de regreso a Francia.