Los agotes son una pequeña comunidad cristiana marginada durante ocho siglos, desde el XII al XX. Estas pequeñas comunidades se extendían por Navarra, Guipúzcoa, Huesca, y ya en Francia, Bearn y Aquitania. La primera expresión de su existencia data del año 1288, que se les llama “christianos”. Hay teorías sobre su origen, como ser descendientes de visigodos (“cagots”, en francés quería decir “perros godos”), musulmanes conversos que no se retiraron, quedándose en esas zonas, y tal vez la más plausible sea que procedieran de los cátaros.
No podían poseer tierras y, probablemente, por esta razón se dedicaron, allá donde se instalaron, a oficios artesanos, considerados como secundarios frente a los labradores y ganaderos. Fueron, pues, herreros, artesanos, y con mucha frecuencia oficios relacionados con la madera: leñadores, torneros, carpinteros, toneleros…
En algunas iglesias de pueblos del Pirineo se han descubierto, al realizar arreglos en su interior, bajo las capas de yeso enlucido, ciertas puertas accesorias, extrañas portezuelas debajo del coro, relacionables con la comunidad agote. Es característica su pequeña altura, obligando a entrar encorvado, humillado.
En la iglesia de San Salvador de Majones, cercana a Jaca, se ha descubierto una portezuela tapiada que tenía el mismo cometido, el acceso de los agotes. Gérard de Sede, en su obra "El tesoro cátaro", describe cómo debían de entrar en la iglesia: "Por una puerta separada, mojar los dedos en una pila de agua bendita especial y ocupar sitios aparte, en el fondo del templo."
Existe poca documentación, pero es muy coherente que sea esta la explicación.