En la figura del Fraile Guerrero del Temple, la mansedumbre y la humildad del verdadero monje, se asociaban al valor de la nobleza y las intenciones de los auténtico caballero.
De las muchas interpretaciones para explicar el misterioso significado del sello que representa a dos caballeros que montan en el mismo caballo la más creíble es la que remite la a la doble moral de los templarios, que une las dotes materiales del Guerrero espiritual del monje. Además, lo cual tal vez impresionará más eso y que aumente el imaginario de la aristocracia militar, a la que se orientaba el reclutamiento, en el caballero templario se realizaba la perfección. El ideal de poder físico y de fuerza exterior que tanto exaltaba a la sociedad en el siglo doce y que admirablemente celebrado quedó.
En el famoso binomio de los compañeros, Rolando y Oliverio, héroes de la lucha épica contra el enemigo sarraceno.
Rolando es valiente, Oliverio prudente; ambos de arrojo extraordinario:
una vez a caballo y armados
ni aun a riesgo de morir Eludirán el combate.
Valerosos, son los condes y elevadas sus palabras.
Rabiosos avanzan los paganos traidores.
Bernardo es un hombre demasiado inteligente y realista como para esperar que todos los templarios se adapten al modelo excelso que surgiera su visión mística del mundo y del hombre. Pero se trata de darle un ideal, un espejo de comportamiento y un horizonte ético que pueden tener siempre en mente y contemplar con pesar toda caída en un error.