viernes, 19 de agosto de 2022


 

Más sobre la Cruz Tau


Es la Cruz Tau, una de las primeras cruces que se llevaron en el Hábito y en el Manto de la Orden. Su significado, corresponde a la Cruz de los elegidos de Dios y pobres de Israel que hace alusión a la marca que tendrán en la frente, dichos elegidos en el Día del Juicio o en la venida de nuevo al mundo de nuestro Señor: La Paruxia. 

Este Cruz también, la eligió Francisco de Asís para su Orden mendicante. Los Franciscanos.  A día de hoy, se la conoce también por ese nombre; Cruz Franciscana, pero su Verdadero nombre es la Cruz Tau  y corresponde a la en el alfabeto Judío a la letra 22, Tav (ת, pronunciado /t/). Deciros que San Antonio Abad pues también la utilizó para los primeros eremitas.

Está formada de dos letras hebreas: Reish y Nun, formando entre ellas la palabra “Ner” que significa “Vela”.

El Salmo 119 se divide en 22 estrofas, que corresponden a cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo. Cada estrofa consta de 8 versículos, y cada uno tiene una virtud específica.

El alfabeto hebreo empieza por la letra, Alef, y termina con la letra, Tav, que es la Tau.

En Revelación 22:13, Jesús dijo estas palabras según está escrito:

“Yo soy el Alfa y Omega, el principio y el fin, el primero y el último.”

El Alfa y Omega son la primera y última letras del alfabeto griego. La manera en que esto se diría en hebreo es “Yo soy Alef y Tav.”

También de la letra TAU se habla de ella en el Libro de Ezequiel, donde muchos creyentes creen que se relaciona con el Crucifijo. “Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella” (Ez 9,4). La Tau sería el signo puesto en la frente de las personas, en aquellos tiempos en Israel, salvándoles así del exterminio.

Fué después adoptada por los primeros cristianos:

1. Como última letra del alfabeto hebreo, era una profecía del último día y tenía la misma función de la letra griega Omega, como aparece en el Apocalipsis: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed le daré de la fuente de agua viva… Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin” (Ap 21,6; 22,13).

2. Los cristianos adoptaron la TAU en señal de crucifijo, porque su forma les recordaba la cruz, sobre la que Cristo se inmoló para la salvación del mundo.

Lo que no es

La Tau no es un amuleto mágico.

No es un fetiche, ni mucho menos un juguete cualquiera.

De qué es signo

La Tau es la última letra del alfabeto hebreo y se utilizó con valor desde el Antiguo Testamento, el Salmo 119 le dedica una sección a TAU.

Luego es el signo concreto de una devoción cristiana, pero sobre todo un compromiso de vida en el seguimiento de Cristo (Yeshua el Mesías).

Es el signo de reconocimiento del cristiano, es decir, el hijo de Dios, del hijo salvado del peligro, del Salvado. Es un signo de poderosa protección contra el mal (Ez 9,6).

Es un signo querido por Dios para nosotros, es un privilegio divino (Ap 9,4; Ap 7,1-4; Ap 14,1).

Es el signo de los redimidos por el Señor, de los sin mancha, de quienes se fían de Él, de quienes se reconocen hijos amados y que saben que son preciosos para Dios (Ez 9,6).

Es símbolo de la dignidad de los hijos de Dios, porque es la Cruz que ha sostenido al ungido del Eterno Dios: Cristo.

Es un signo que le recuerdan a muchos discípulos y a todos los devotos de esta fe, que deben también ser fuerte en las pruebas, dispuesto a la obediencia del Padre Eterno y dócil en la sumisión, como lo fue Jesús a la voluntad del Creador.

Los Agotes


"Decían que éramos herejes, que hacíamos pactos con el diablo, que teníamos lepra, que no teníamos lóbulos en las orejas, que nuestra sangre hervía. Que si pisábamos descalzos, la hierba no volvía a crecer. Si agarrábamos una manzana, se pudría. En este valle no nos dejaban tener tierras, ni ganado, ni sacar madera de los bosques comunales, ni beber de las fuentes de los pueblos. Teníamos que llevar un distintivo rojo, una tela cosida en la ropa con forma de huella de oca." Palabras de un descendiente agote.

Los agotes son una pequeña comunidad cristiana marginada durante ocho siglos, desde el XII al XX. Estas pequeñas comunidades se extendían por Navarra, Guipúzcoa, Huesca, y ya en Francia, Bearn y Aquitania. La primera expresión de su existencia data del año 1288, que se les llama “christianos”. Hay teorías sobre su origen, como ser descendientes de visigodos (“cagots”, en francés quería decir “perros godos”), musulmanes conversos que no se retiraron, quedándose en esas zonas, y tal vez la más plausible sea que procedieran de los cátaros.

No podían poseer tierras y, probablemente, por esta razón se dedicaron, allá donde se instalaron, a oficios artesanos, considerados como secundarios frente a los labradores y ganaderos. Fueron, pues, herreros, artesanos, y con mucha frecuencia oficios relacionados con la madera: leñadores, torneros, carpinteros, toneleros…

En algunas iglesias de pueblos del Pirineo se han descubierto, al realizar arreglos en su interior, bajo las capas de yeso enlucido, ciertas puertas accesorias, extrañas portezuelas debajo del coro, relacionables con la comunidad agote. Es característica su pequeña altura, obligando a entrar encorvado, humillado.  

En la iglesia de San Salvador de Majones, cercana a Jaca, se ha descubierto una portezuela tapiada que tenía el mismo cometido, el acceso de los agotes. Gérard de Sede, en su obra "El tesoro cátaro", describe cómo debían de entrar en la iglesia: "Por una puerta separada, mojar los dedos en una pila de agua bendita especial y ocupar sitios aparte, en el fondo del templo."

Existe poca documentación, pero es muy coherente que sea esta la explicación.

El Temple XV


San Bernardo de Claraval y el Monacato Templario

1.- Introducción

Este trabajo busca explicar la relación existente entre San Bernardo de Claraval y nuestra augusta Orden del Temple, a través de puntos como la importancia de la Orden del Císter, el monacato y la relación del Temple con el Císter en la actualidad.

2.- El Císter y sus aportes

El Císter es una orden monástica católica fundada por Roberto de Molesmes en el año 1098. Desempeñó un papel protagonista en la historia religiosa del siglo XII, promoviendo el ascetismo, el rigor litúrgico y el trabajo manual. Ejerció una influencia importante en los ámbitos intelectuales y económicos, así como en el ámbito de las artes y la espiritualidad. Los monjes cistercienses restauraron la agricultura en Europa, además de dedicarse a la ganadería. Trabajaban con sus propias manos, siendo capaces de drenar pantanos y crear tierra fértil a partir de estos. A donde sea que fueron, los monjes introdujeron cultivos, industrias o métodos de producción con los que la gente no estaba familiarizada, tales como la producción de miel, el cultivo de frutas, la producción de cerveza y la crianza de ganados y caballos.

El monasterio cisterciense de Claraval en Francia nos dejó un informe del siglo XII sobre el uso de la fuerza del agua, que revela hasta qué punto la maquinaria se había convertido en algo importante en la vida europea. El mundo antiguo no había adoptado la mecanización para el uso industrial en ninguna escala considerable, pero el mundo medieval lo hizo a gran escala. Las comunidades monásticas cistercienses tenían generalmente sus propias fábricas, en las que usaban la fuerza del agua para moler el trigo y tamizar la harina. También eran conocidos por sus grandes conocimientos en la metalurgia.

En cuanto a la espiritualidad, el Císter tenía reglas claras sobre varios asuntos como por ejemplo, los lujos de sus abadías, y prohibían taxativamente la construcción de grandes conjuntos pictóricos y escultóricos. La advocación de todos los santuarios tenía que ser mariana, los vanos (ventanas) se debían cubrir con vidrieras incoloras y carentes de figuras, y los pavimentos tenían que ser cubiertos de arcilla cocida, despreciando el mármol y toda clase de piedras.

Dentro de la Orden del Císter existían tres clases de hermanos. En primer lugar estaban los novicios, que eran adolescentes nobles con aspiraciones de ser monjes y que dependían directamente del maestro de novicios, responsable de su formación religiosa e intelectual. En segundo lugar estaban los conversos o legos, quienes dejaron de existir a partir del Concilio Vaticano II. Eran plebeyos que vivían en el monasterio y que no podían mezclarse ni con los monjes ni con los novicios.

Usaban un hábito gris y debían cumplir con los horarios y con los votos de pobreza, obediencia y castidad. En tercer lugar, las “familias”, un colectivo de hombres, mujeres y niños que vivían en granjas fuera del monasterio, dedicados a las labores agrícolas y ganaderas, bajo la responsabilidad de los monasterios.

3.- Bernardo de Claraval

San Bernardo fue un monje cisterciense, célebre doctor de la Iglesia y el ideólogo más importante de la Orden del Císter. Es conocido en el Temple por redactar su primera regla conventual.  Siendo familiar de uno de sus fundadores, escribió el texto llamado “Loa a la Nueva Milicia Templaria”, lo que ayudó a la consagración del Temple en el mundo medieval. Además fue el precursor en la adoración a la Virgen, a la que llevó al estatus de intermediaria ante Cristo (y que en nuestra Orden tiene una alta presencia).

Se dice que era un hombre esotérico y se le asocia a los druidas de la Galia ya que, al ingresar al Císter, lo hace con un grupo de personas que seguía sus enseñanzas desde antes, lo que muestra que ya era un maestro espiritual. Sus principales aportes en la abadía fueron reafirmar la “Carta Charitatis” de Esteban Harding (que pide que los monjes se alejen de asuntos mundanos) y redactar la “apología a Guillermo”, un documento que establece por primera vez las normas estéticas al construir fundaciones monásticas.

4.- El Monacato

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “monacato” como el estado y la profesión del monje, así como el conjunto de instituciones propias de los monjes. Incluye formas de vida comunitaria (monasterios) y solitaria como las de los eremitas y los anacoretas. El monacato se trata básicamente de la práctica de los consejos evangélicos: castidad, pobreza, obediencia y vida solitaria. A esta vida retirada, que llevaba consigo la extensión del matrimonio, con o sin el voto de castidad, se unía la práctica de la penitencia, y a finales del siglo segundo y principios del tercero se dan los primeros inicios de vida monástica masculina.

No obstante, las vidas monásticas masculina y femenina nacen de forma paralela, y ambas intentan rápidamente abrazar los consejos evangélicos en soledad. En oriente, los primeros que van a surgir son los anacoretas, cuyo nombre viene del griego anajoreo (alejarse, retirarse o apartarse). 

Los primeros hombres que buscaba n la soledad recibieron este apelativo por su abandono del mundo y de todo lo que poseían. Posteriormente, su denominación cambia a “eremitas”, del griego eremo, que significa “desierto”. Se retiraban al desierto, que era la vida apartada de la gente. 

El ermitaño o anacoreta más conocido en oriente fue San Pablo de Tebas, hacia el año 300 de nuestra era. Sobre el monacato templario, este correspondió e n e l Medievo al cumplimiento de la Regla de la Orden, viviendo en comunidad y realizando las labores tanto militares como laborales que los superiores les imponían. Este estilo de vida, como ya lo vimos anteriormente, estaba fuertemente influenciado por el estilo monacal del Císter. 

El monacato templario del día de hoy corresponde a un estilo de vida consagrado a la superación personal en lo intelectual, moral y espiritual, como señala nuestro hermano Fr+ Walter Gallegos: “El monacato es la instauración de un estado excepcional en el cual toda nuestra vida debe girar en torno a Dios, y esa es la misión del templario. Todo en su vida debe ser hecho para y por la mayor Gloria de Dios. Cada una de sus acciones deben ser perfectas. El principal mandamiento del Cristo dice que debemos ser perfectos. Por ende, es nuestro deber trabajar y desarrollar todos los conocimientos que nos enseñan nuestros Hermanos de la Orden, ya que con ellos estamos progresando, a fin de acercarnos más a nuestro Señor y en definitiva, serle útil”.

Para finalizar este acápite, quiero mencionar que la vida del monje Templario no sirve de nada si no utiliza lo aprendido en pos de ayudar a la sociedad, no desde un punto de vista material, sino a través de su ejemplo y ayuda espiritual.

5.- Conclusión

En la realización de este trabajo descubrí una frase de Bernardo que me pareció muy familiar: “Debemos amar a Dios porque Él es Dios, y la medida de nuestro amor debe ser amarlo sin medida”. San Bernardo de Claraval fue un monje cisterciense muy importante para nuestra Orden, hombre de extremada piedad y pasmosa sabiduría.

Muchas de sus obras y aportes al mundo religioso y monacal aún están en uso en la actualidad, rememorando la sencilla vida que llevaban nuestros Hermanos del medioevo, junto con el amor, el respeto y la devoción a nuestra madre, la santísima Virgen que ellos sabían apreciar con los ojos del iniciado en los misterios del Temple.

El Temple XIV


Fue el veintisiete de abril del año 1147, cuando el Papa Eugenio III, que estaba presente en Francia, cuando partía la II Cruzada, asistió al capítulo de la Orden celebrado en París. Concedió a los templarios el derecho a llevar permanentemente una cruz sencilla, pero ancorada o paté, que simbolizaba el martirio de Cristo.

El color autorizado para tal cruz fue el rojo, que era el símbolo de la sangre vertida por Cristo, así como también de la vida. El voto de cruzada se acompañaba de la cruz, que debía llevarse permanentemente y simbolizaba la persistencia del voto de cruzada de los templarios. La cruz estaba colocada sobre el hombro izquierdo, encima del corazón. Los caballeros llevan la cruz sobre el manto blanco, símbolo de pureza y castidad. Los sargentos, sobre el manto negro o pardo, símbolo de fuerza y valor. 

Así mismo, el pendón del Temple, que recibe el nombre de baussant o bauceant, significa semipartido, ya que también incluía estos dos colores, el blanco y el negro.


El Temple XIII


Sigillum Militum Xpisti

En la figura del Fraile Guerrero del Temple,  la mansedumbre y la humildad del verdadero monje, se asociaban al valor de la nobleza y las intenciones de los auténtico caballero. 

De las muchas interpretaciones para explicar el misterioso significado del sello que representa a dos caballeros que montan en el mismo caballo la más creíble es la que remite la a la doble moral de los templarios, que une las dotes materiales del Guerrero espiritual del monje. Además, lo cual tal vez impresionará más eso y que aumente el imaginario de la aristocracia militar, a la que se orientaba el reclutamiento, en el caballero templario se realizaba la perfección. El ideal de poder físico y de fuerza exterior que tanto exaltaba a la sociedad en el siglo doce y que admirablemente celebrado quedó.

En el famoso binomio de los compañeros, Rolando y Oliverio, héroes de la lucha épica contra el enemigo sarraceno.

Rolando es valiente, Oliverio prudente; ambos de arrojo extraordinario:

una vez a caballo y armados 

ni aun a riesgo de morir Eludirán el combate.      

Valerosos, son los condes y elevadas sus palabras.

Rabiosos avanzan los paganos traidores. 

Bernardo es un hombre demasiado inteligente y realista como para esperar que todos los templarios se adapten al modelo excelso  que surgiera su visión mística del mundo y del hombre. Pero se trata de darle un ideal, un espejo de comportamiento y un horizonte ético que pueden tener siempre en mente y contemplar con pesar toda caída en un error.

El Temple XII


Bula Omne Datum Optimum.

Inocencio segundo emite el famoso privilegio Apostólico, titulado Omne Datum Optimum, que proveerá los presupuestos esenciales para el desarrollo del temple, en reconocimiento a la sangre ofrecida en defensa de la fe cristiana, se concedía , a los templarios autonomía respecto de la jerarquía eclesiástica regular y secular, lo que quiere decir que la orden estaba exenta, incluso obediencia a los patriarcas y era responsable ante el papá, el Maestre y el capítulo general.

La orden podría generar, gestionar la vida y la costumbre de esta sin interferencia de nadie salvo del Pontífice, y para que esta independencia fuera una realidad concreta, se otorgó al Temple la facultad de tener sacerdotes propios, libres de sumisión a obispos y arzobispos. El privilegio también contenía concesiones de tipo económico.

En el curso de la década siguiente, los pontífices los convalidaron y se enriquecieron con el fin de exhibir al temple de las imposiciones fiscales normales para que todos los recursos se dedicaran al compromiso de la cruzada y para garantizar su plena autonomía con respecto de los poderes laicos y eclesiásticos, con lo que se evitaba así que los soberanos y señores feudales o los obispos obligaran a los templarios ponerse al servicio de algún interés particular. 

Omne Datum Optimum completa la obra de promoción desarrollada por Bernardo de Claraval con la difusión de su tratado de propaganda Loa a la nueva milicia, solicitado a su alumno Inocencio segundo y obtenido en su momento, en que el Pontífice, finalmente victorioso, no estaba en condiciones de negar nada a su maestro. 

El privilegio es la base económica y política para el despegue de la orden y de sus prodigiosos efectos. No tardaría en manifestarse en el curso de unos pocos años.Hugo y sus hermanos dirigirán una red de instalaciones, las llamadas Encomiendas, de tal magnitud que se hacía necesaria la división de la orden en provincias, cada una de ellas bajo la dirección de un de un supervisor propio.

La sociedad aclamará al heroísmo de los templarios y apoyar a su causa con vocaciones y donaciones,y muchos nobles aún sin dejar de llevar su vida normal, solicitarán la afiliación espiritual a la orden que los acogerá, idealmente entre sus filas.

El gran éxito moral de la nueva orden se explica a la luz de lo que en esa misma época afirmaba el cronista Místico Gilberto de Nogent.

"Y Dios si Dios ha dividido a la sociedad en tres órdenes fundamentales confiando a primera, la misión de orar por todos; los hombres de religión , a otros por trabajar por todos, campesinos y artesanos y artesanas, la de combatir, a la nobleza; para defender a los otros dos, y  en los caballeros del temple tienen lugar una verdadera perfección, terrenal y espiritual, en la que la medida de que se une en sí mismo la admisión de las dos clases superiores, iglesia y nobleza; en qué cierto sentido se convierte en los pilares del mundo."

jueves, 18 de agosto de 2022

El Temple XI


La regla.

La autoridad de Bernardo se hizo sentir. Y el Abad recibió el mandato de redactar las reglas de la nueva orden. La historiadora y filóloga Simonetta Cerrini ha realizado un cuidadoso trabajo de reconstrucción sobre la base de la biografía de las principales personalidades, religiosas y laicas presentes en el Concilio.

Además del anciano fundador del Císter, Esteban Harding y otros miembros destacados de la orden cisterciense había muchas personas afines a orientaciones espirituales y políticas de Bernardo, como si estuviera preparado  durante mucho tiempo el terreno para la aprobación de la orden, y el prólogo de la regla no oculta que en el seno del Concilio hubo discusiones e incluso oposición en lo tocante a ciertas costumbres que los compañeros de Payens habían observado hasta ese momento. Pero se puede decir sin exageración que en la práctica Bernardo lo organizó una auténtica red de consenso para aquel proyecto que entonces ya compartía por completo, llegando a buen puerto, se estableció que los frailes continuarán viviendo de acuerdo con las costumbres, de que Hugo y sus camaradas ya habían practicado en el pasado, las cuales se pusieron en consideración del Concilio.

Se corrigieron, se enriquecieron y recibieron la aprobación canónica como regla de la nueva orden, también en el plano espiritual. Bernardo bautizó el temple imprimiéndole su sello personal, aunque dentro del respeto a su originaria impronta, Agustina, los frailes tendrían un estilo de vida conventual muy similar a los cistercienses, pero en lo referente a la liturgia continuarían ateniéndose al ordinario empleado a los canónigos del Santo Sepulcro. 

Además, debemos observar que se tendría como es bien sabido en Bernardo que la orden estaría dando un culto especial a la Virgen, la  cual se haría como base de su más estimada fe, estaría dedicada  a su culto,y eterna Presencia. 

El Temple X


Regla y estatutos de la Orden del Temple

Durante el Concilio de Troyes , donde se aceptó la idea de una regla específica de la Orden del Temple, la tarea de redactarla se encomendó a Bernardo de Claraval . Este último, después de haber empezado a redactar el prólogo, hizo que lo escribiera un clérigo que seguramente formaba parte del séquito del legado pontificio presente en el concilio, Jean Michel (Jehan Michiel), a propuesta de Hugues de Payns . Sin embargo, el verdadero 'autor' de la Regla es el consejo que, al aprobarla, le dio su autoridad.

La regla de la Orden del Temple se inspira directamente en la regla de San Benito :

“Mi palabra está dirigida a ti ahora, a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tu propia voluntad y tomas las nobles y fuertes armas de la obediencia, para luchar por el Señor Cristo, nuestro verdadero Rey. " ( 2 ª  frase del prólogo).

Tomó prestado de la regla de San Agustín , pero solo ordenó a los caballeros que siguieran la liturgia de los canónigos regulares del Santo Sepulcro de Jerusalén. Sin embargo, está adaptado al tipo de vida activa que llevaban los hermanos Templarios que eran soldados. Por ejemplo, los ayunos eran menos severos que los de los monjes benedictinos, para no debilitar a los templarios llamados a luchar. Además, la regla se adaptó a la bipolaridad del orden: ciertos artículos se referían tanto a la vida en Occidente (conventual) como a la vida en Oriente (militar).

La regla primitiva

Con fecha de 1129 , la regla original, escrita en latín, se adjunta al acta del Concilio de Troyes . Se introduce mediante un prólogo compuesto por veinte a veinticuatro artículos según la edición. El cuerpo de la Regla comprende un total de 72 artículos.

Simonetta Cerrini , en su tesis doctoral defendida en 1998, realizó un estudio crítico de todos los manuscritos de la Regla y Retraits. Constituye hasta la fecha el estado más completo de la investigación histórica en este campo.

Síntesis, según el resumen de SUDOC:

La primera parte de esta tesis contiene la edición crítica de la regla de la orden del Temple, orden religioso-militar de la cristiandad. A la edición del texto en latín aprobada en el Concilio de Troyes (1129) le sigue la de la versión en lengua de oïl. Ambas ediciones se complementan con un glosario. Se dedica un capítulo a la historia del texto de la regla y de los estatutos y de sus testigos manuscritos: hay una relación de las menciones de los manuscritos establecidos a partir de los inventarios de bibliotecas medievales, así como el censo y descripción de la manuscritos supervivientes textos normativos de la orden.

La segunda parte contiene

el estudio de la génesis de la regla, con la identificación de los participantes en el concilio, la justificación de la atribución a Hugues de Payns, primer gran maestre, de la carta Christi militibus , la anticipación de la fecha de este último y de la De laude a la nueva milicia de san Bernardo ante el concilio de Troyes.

La tercera parte el resumen y el comentario de los textos en latín y francés reflejan el espíritu de la regla, el análisis de las fuentes de la regla - esencialmente la regla de San Benito - la identificación de lugares paralelos, así como la profundización de ciertos artículos, muestran el esfuerzo por canalizar la novedad del orden a través de canales institucionales. Surge una tendencia 'anti-ascética' y una tendencia 'anti-heroica': la regla asegura la buena condición física de los templarios para afrontar el combate, pero reprocha la caza, la 'destreza' y la 'generosidad'. Usos típicos de la caballería. El comentario de la versión francesa ilustra las diferencias entre la traducción y el texto latino. Suponemos que el texto latino constituye una especie de acta del concilio, mientras que el plan francés, muy diferente y más racional, podría corresponder al expuesto por Hugues de Payns en la época del concilio de Troyes. La versión francesa muestra que una vez que el estatuto del Templario fue aprobado por el concilio, los requisitos prácticos prevalecieron sobre el espíritu de la regla.

Dominio francés

Alrededor de 1135 - 1139 , bajo el control del segundo maestro de la Orden del Temple, Robert de Craon ( 1136 - 1149 ), la regla primitiva fue traducido al francés, pero el orden de los capítulos de la Regla primitiva estaba molesto por completo. En esta ocasión, se eliminan algunos artículos, se modifican otros y se reelabora el esquema general para agrupar artículos sobre un mismo tema. Así, todos los artículos relacionados con la recepción en orden se recogen al principio del manuscrito. El período de noviciado de un año se convierte en una prueba y la prohibición de codearse con los excomulgados en la regla latina se relaja gracias a un sutil cambio de significado (supresión de una negación) en el momento de la traducción. Esto permitió un reclutamiento más amplio, incluso entre caballeros pecadores (pero arrepentidos). En este caso, el excomulgado tenía que ser absuelto por el obispo en cuestión. Por lo tanto, los caballeros excomulgados deben reconciliarse con la Iglesia antes de unirse a la orden. La regla especifica que los hermanos no deben tener que lidiar con un excomulgado en otras circunstancias. El objetivo es permitir que los pecadores encuentren el camino de la salvación. Además, la regla francesa indica por primera vez que la orden tiene sus propios sacerdotes que están bajo la autoridad del maestre y por lo tanto del papa (y no del obispo local, lo que seguramente causará conflictos) . 

La Regla francesa se abre con un discurso enfático que se dirige directamente a los hermanos: "Ustedes, que renuncian a su propia voluntad de ser servidores del rey soberano, con caballos y armas, por la salvación de sus almas, (... ) ” .

Ninguno de los manuscritos conservados son anteriores a mediados del trece  siglo.

Retraits

A partir de 1139, Inocencio II autorizó a los Templarios a modificar sus costumbres.

Probablemente en esta fecha se agregaron los artículos 70 y 71 de la Regla.

Las retiradas o retraits son artículos estatutarios redactados en lenguas románicas (langue d'oc, d'oïl y catalán) con motivo de los capítulos generales de la orden. Durante el siglo trece , que se organizaron en un corpus estructurado añadido a la regla francesa. En ausencia de cualquier testigo anterior en el medio del  siglo, no es posible para ellos con certeza la fecha en detalle.

Ellos arrojan luz sobre:

artículos 77-197: la jerarquía del orden

artículos 198-223: el método de elección del maestro de la orden

artículos 224-278: sanciones

artículos 279-385: vida conventual

artículos 385-543: la celebración de capítulos ordinarios

artículos 544-656: nuevos estatutos penitenciales

artículos 657-686: recepción en orden y sus etapas

De acuerdo con S. Cerrini (p. 522 y 524), un primer estrato de retiros habría sido compuesto ya en 1139, aunque esto es sólo una hipótesis, ya que ningún manuscrito que  se conserva frances es de  antes de la mitad del siglo trece.

Otros posponen la fecha hasta la época del maestro Bertrand de Blanquefort (1156-1169).

Se necesitarían de cuatro a cinco diferentes redacciones de retraits, algunas datables antes de 1187 (jerarquía) y otras entre 1200 y 1257 (justicia). 

La tesis de S. Cerrini no contiene información detallada sobre la datación precisa de los retiros porque se adhiere a la única crítica externa que no va más arriba en la mitad del siglo trece.

Los manuscritos de la regla

El redescubrimiento de la regla original de la Orden del Temple se remonta a 1610 . Este es el manuscrito de la Abadía de Saint-Victor, ahora conservado en la Biblioteca Nacional de Francia .

Su traducción fue realizada por el Decano de Amberes e historiador Aubert Mire ( 1573 - 1640 ), también en la iniciativa de las primeras publicaciones de principios del siglo diecisiete . Posteriormente, otras traducciones se publicarán durante el quince  y dieciocho . Se publicó una traducción al inglés en 1623 , en Londres .

Estos textos forman parte de tres tipos de trabajos sobre:

las constituciones y crónicas de Císter

los actos de los consejos

órdenes de caballería

Posteriormente, los historiadores descubrirán en los archivos europeos otros manuscritos que permitirán completar el conocimiento sobre el orden del Templo. Hemos recibido:

6 manuscritos de la Regla Latina: Brujas (12e3 / 3), Londres (12e3 / 3), París (12e3 / 3), Múnich (1160-1199), Nimes (12e4 / 4) y Praga (12e4 / 4).

4 manuscritos de la regla francesa: París (BnF, fr. 1977, 13e3 / 4), Dijon (Bibl. Mun. 13e2 / 2 + Retraits jerárquicos), Roma (Lincei 44.A.14, 13e4 / 4) y Baltimore ( 13e4 / 4).

1 manuscrito de Retraits catalán: Barcelona,   Archivo de la Corona de Aragòn, Cartes Reales, ms 3344 (c. 1273-1291). 

El orden de los artículos es totalmente diferente al de los testigos de las ediciones francesas.

5 manuscritos de Retraits francés: París; Dijon (ver arriba); Vaticano; Baltimore, Walters Art Gallery, W.132 (transcrita en el siglo diecinueve. En París, BNF, 68 final)

3 manuscritos de Retraits latinos (fragmentarios), incluido el Vaticano, Barb. lat. 659.

Aproximadamente quince manuscritos enumerados en las antiguas colecciones de la biblioteca se han perdido o se han identificado erróneamente, por confusión con la regla de los hospitalarios.

El Temple IX


El Concilio de Troyes es un concilio de la Iglesia Católica , inaugurado en Troyes el13 de enero de 1129, para reconocer oficialmente la Orden del Temple .

En el otoño de 1127 , Hugues de Payns quiso dar a conocer su orden, que atravesaba una crisis de crecimiento, y que quería extender a Occidente.

Partió hacia Roma con cinco compañeros (incluido Geoffroy de Saint-Omer ) para solicitar el reconocimiento oficial del Papa Honorio II . Este último acepta y convoca un consejo en Troyes . El concilio se lleva a cabo en el sitio de la actual catedral de Saint-Pierre-et-Saint-Paul de Troyes , en presencia de muchas figuras religiosas cuyos nombres se dan en el prólogo de la regla original del Templo.

La orden es creada y dotada de la regla de San Benito  : sencillez, pobreza, castidad y oración. Esta regla se basa en la regla de San Benito , con algunos préstamos de la regla de San Agustín , seguida de los canónigos regulares del Santo Sepulcro junto a los que conviven los primeros Templarios. La orden tiene varios nombres: la milicia de los Pobres Caballeros de Cristo , los Caballeros de la Ciudad Santa , los Caballeros del Templo de Salomón en Jerusalén , la Santa Milicia Hierosolimita del Templo de Salomón . 

Con el tiempo, el nombre más común es el de Templarios .

Lista de participantes en el consejo

Ciertamente, esta lista no es exhaustiva, pero de todos modos es bastante completa.

Legado del Papa: El cardenal y representante del Papa, Matthew Albano

Arzobispos: El arzobispo de Reims , Raymond de Martigné El arzobispo de Sens , Enrique I, conocido como "el jabalí de Boisfrogues"

Obispos: El obispo de Chartres , Geoffroy II de Lèves El obispo de Soissons , Josselin de Vierzy El obispo de Troyes , Hatton El obispo de Orleans , Juan II El obispo de Auxerre , Hugues de Montaigu o de Semur El obispo de Meaux , Burchard El obispo de Châlons-sur-Marne , Herbert El obispo de Laon , Barthélemy de Jur El obispo de Beauvais , Pierre Ier El obispo de París , Étienne de Senlis

Cistercienses: El abad de Císter , San Esteban Harding, El abad de Clairvaux San Bernardo, El abad de Trois-Fontaines  San Roger Padre de Pontigny , Beato Hugues de Mâcon

Benedictinos: Abad de Vézelay , Raynaud de Semur Padre de Molesmes , Guy

Cánones regulares: El abad de Reims , Ursion Abad de Saint-Étienne de Dijon , Herbert (o Humbert)

Maestros: El canónigo y doctor en teología , Alberic de Reims El canónigo y doctor en teología , Fulcher

Señores: El Conde de Champaña , Thibaut IV de Blois, André de Baudemont senescal del precedente, El conde de Auxerre, de Tonnerre y de Nevers , Guillaume II de Nevers

Templarios: Hugues de Payns , maestro Godefridus (= Gondemare  (pt)  ?)(Bernard) Rollandus ( Marquesado de Provenza , actual Vaucluse ) Gaufridus Biso / Bisol = Geoffroy de Bossoit ( condado de Hainaut , Frameries , actual Bélgica ) Paganus de monte Desiderii = Payen de Montdidier (en el Somme , en Picardía ) Archembaudum de Sancto Amano = Archambaud de Saint-Amand (o Saint-Amant )

Hugo de Payens relató en este concilio los humildes comienzos de su obra, que en ese momento sólo contaba con nueve caballeros (?), y puso de manifiesto la urgente necesidad de crear una Milicia capaz de proteger a los cruzados y, sobre todo, a los peregrinos a Tierra Santa, y solicitó que el concilio deliberara sobre la constitución que habría que dar a dicha Orden. 

Se encargó a San Bernardo, abad de Claraval, y a un clérigo llamado Jean Michel la redacción de una regla durante la sesión, que fue leída y aprobada por los miembros del concilio. 

La regla del Temple es, pues, una regla, que contiene grandes analogías con la regla de Cîteaux; no podía ser de otra forma, ya que su inspirador había sido san Bernardo en su gran mayoría. Ya junto a la Loa a la Nueva Milicia, un texto a modo de presentación de la Orden escrito por Bernardo, los cimientos y leyenda de Los Caballeros Templarios entraba en la Historia.

El Temple VIII


Bernardo de Claraval

Santo católico y monje cisterciense francés

Bernard de Fontaine (castillo de Fontaine-lès-Dijon, 1090-Abadía de Claraval, 20 de agosto de 1153), conocido como Bernardo de Claraval (en francés, Bernard de Clairvaux), fue un monje cisterciense francés y titular de la abadía de Claraval.

Abad de Claraval desde1115-1128

Otros títulos Doctor de la Iglesia

proclamado en 1830 por el papa Pío VIIII

Canonización18 de enero de 1174 Por Alejandro III


Festividad 20 de agosto

Atributos Báculo y libro. 

Venerado en la Iglesia católica, Iglesia anglicana, Iglesia Luterana.

Patronazgo de Gibraltar, Algeciras, San Bernardo del Viento, San Bernardo del Tuyú, Salta, apicultores Santuario Catedral de Troyes, Troyes, Francia

Información personal

Nombre secular

Bernard de Fontaine

Nombre religioso

Bernard de Clairvaux

Nacimiento1090

Fontaine-lès-Dijon, Borgoña, Fallecimiento 20 de agosto de 1153 (62-63 años)

Abadía de Claraval, Ville-sous-la-Ferté

Padres

Tescelin de Fontaine y Alèthe

Con él, la Orden del Císter se expandió por toda Europa y ocupó el primer plano de la influencia religiosa. 

Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en los asuntos importantes de la Iglesia. En el cisma de Anacleto II se movilizó para defender al que fue declarado verdadero papa, se opuso al racionalista Abelardo y fue el apasionado predicador de la segunda Cruzada.

Es una personalidad esencial en la historia de la Iglesia católica y la más notable de su siglo. Ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa.

Sus contribuciones han perfilado la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica.

La Iglesia católica     lo canonizó en 1174 y lo declaró doctor de la Iglesia en 1830.

BIOGRAFÍA 

Nació en el castillo de Fontaine-les-Dijon, en Borgoña, Francia en el año 1090 con el nombre de pila de Bernard de Fontaine. Fue el tercero de siete hermanos. Su padre era caballero del duque de Borgoña y lo educó en la escuela clerical de Châtillon-sur-Seine. Después de la muerte de su madre, entró en la Orden del Císter.

Esta orden había sido fundada pocos años antes por Roberto de Molesmes bajo la regla de san Benito. Solo tenía un monasterio, y por la dureza de la vida que llevaban, tenía pocos miembros. Tal monasterio se encontraba cercano a su casa paterna.Odón, duque de Borgoña, su benefactor, contribuyó con la construcción de este primer monasterio; igualmente, le donó tierras y ganados.

Cuando a los 23 años, en el año 1113, ingresó como novicio en la Orden del Císter, le acompañaban cuatro hermanos, un tío y algunos amigos (hasta 30 personas, según otras fuentes). Previamente los había probado durante seis meses, asegurándose de su lealtad y formando un grupo muy unido. El convencer a tantos fue una labor ardua, especialmente a su hermano Guido, que estaba casado y tenía dos hijas, y que finalmente dejó a su familia y entró en la orden. Posteriormente entrarían en la orden su padre y su hermano menor.

El año 1115, Stephen Harding, el abad de Císter, ante el doble problema de la masiva presencia del clan de los Fontaine y el repentino hacinamiento que habían provocado en su monasterio, decidió enviar a Bernardo a fundar el monasterio de Claraval, una de las primeras fundaciones cistercienses. Fue designado abad del nuevo monasterio, puesto que desempeñó hasta el final de su vida. Fue el obispo de Chalons-sur-Marne, el filósofo Guillermo de Champeaux, quien le ordenó sacerdote y le bendijo como abad.

El inicio de Claraval fue muy duro. El régimen impuesto por Bernardo era muy austero y afectó su salud. Guillermo de Champeaux debió intervenir, delegado por el capítulo general del Císter, para vigilar la salud de Bernardo, suavizando la falta de alimentación y la mortificación implacable que se imponía a sí mismo. Este se vio obligado a dejar la comunidad y a trasladarse a una cabaña que le servía de enfermería y donde era atendido por unos curanderos.

A lo largo de su vida fundó 68 monasterios distribuidos por toda Europa. Los inicios fueron lentos. En los 10 primeros años solo se establecieron tres nuevas fundaciones: Tres Fontanas (1118), la Fontenay (1119) y Foigny (1121). A partir de 1130 se extendieron las primeras abadías por Alemania, Inglaterra y España (Moreruela, 1132).

Espiritualmente fue un místico y se le considera uno de los fundadores de la mística medieval. Tuvo una gran influencia en el desarrollo de la devoción a la Virgen María.

Bernardo fue un inspirador y organizador de las órdenes militares, creadas para acoger y defender a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y para combatir el Islam.Así, tuvo gran influencia en la creación y expansión de la Orden del Temple, redactó sus estatutos e hizo reconocerla en el Concilio de Troyes, en 1128.

En 1130, el cisma del antipapa Anacleto lo apartó de la vida monástica en clausura y comenzó una intensa actividad pública en defensa de Inocencio II.Estuvo movilizado de 1130 a 1137 e hizo del abad uno de los políticos más influyentes de su tiempo.

Participó en las principales controversias religiosas de su época. Sostenía que el conocimiento de las ciencias profanas es de escaso valor, comparado con el de las ciencias sagradas. Sus sentimientos frente a los dialécticos se revelaron en los enfrentamientos que mantuvo con Gilberto de la Porré y Pedro Abelardo.

La predicación en la Iglesia medieval era esencial y Bernardo fue uno de sus grandes practicantes. Reclamado constantemente por el clero local, realizó numerosos viajes por el sur de Francia, Renania y otras regiones. También predicó las excelencias espirituales de la vida monástica y convenció a muchos para que ingresasen en la orden cisterciense.Se le conocía como "Doctor melifluo" (boca de miel), por su suavidad y dulzura.

Se desplazaba habitualmente a pie, acompañado de un monje, que hacía de secretario y escribía a su dictado durante los desplazamientos.

Bernardo predicó en el Languedoc en 1145 a los cátaros o albigenses, y fue elogiado, pero en Verfeil, cerca de Toulouse, se le abucheó. Años después de la muerte de Bernardo, en 1209, los cátaros fueron declarados herejes, y varios cistercienses se pusieron al frente de la cruzada que reprimió este movimiento.

En 1145, Eugenio III fue nombrado papa. Es el primer papa cisterciense y discípulo de Bernardo. Había coincidido con él en uno de sus viajes y le siguió desde Italia hasta Claraval. Allí pasó 10 años de vida monástica. En 1140, Bernardo lo había enviado de vuelta a Italia como abad de Tre Fontane, la 34.ª fundación de Claraval.

Su mayor y más trágica empresa fue la Segunda Cruzada, cuya predicación fue por completo obra suya. Allí apareció con toda su fuerza y con toda su debilidad su ideal religioso.Su fracaso afectó negativamente a su influencia y a su figura carismática, excepcional hasta entonces tanto con el poder religioso como con el político.

En 1153, enfermó del estómago -no retenía la comida y las piernas se le hinchaban-, quedó muy débil y murió.

Fue canonizado el 18 de enero de 1174 por el papa Alejandro III, y fue declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Su fiesta litúrgica se celebra el 20 de agosto en el aniversario de su muerte, siendo el santo patrón de Gibraltar,de Algeciras, de los trabajadores agrícolas y del Queen’s College de Cambridge. Sus atributos iconográficos son la pluma, el libro, el perro, el dragón, la colmena y la figura de la Virgen María.

INTERVENCIONES PÚBLICAS 

Organización de la Orden del Temple

En el año 1099, los cruzados recuperaron Jerusalén y los lugares santos de Palestina. Los peregrinos eran atacados y robados en los caminos. Algunos caballeros decidieron prolongar su voto y dedicar su vida a la defensa de los peregrinos. En 1127, Hugo de Payens solicitó al papa Honorio II el reconocimiento de su organización.

Recibieron el apoyo del abad Bernardo, sobrino de uno de los nueve Caballeros fundadores y a la postre quinto Gran Maestre de la Orden, André de Montbard. Así, se reunió un concilio en Troyes para regular su organización.

En el concilio, solicitaron a Bernardo que redactase su regla, que fue sometida a debate y fue aprobada con algunas modificaciones.La regla del Temple fue pues una regla cisterciense, pues contiene grandes analogías con la misma. No podía ser de otra forma, ya que el abad era su inspirador. Era típica de las sociedades medievales, con estructuras jerarquizadas, poderes totalitarios, regula la elección de los que mandan y estructura las asambleas para asistirlos y, en su caso, controlarlos. Después de esta primera redacción, hubo una segunda debida a Esteban de Chartres, Patriarca de Jerusalén, denominada «regla latina» y cuyo texto se ha mantenido hasta nuestros días.

Bernardo escribió en 1130, el Liber ad milites templi de laude novae militiae (en español: Libro de los caballeros templarios. Elogio de la nueva milicia templaria), que asoció a los lugares de la vida de Jesús con infinidad de citas bíblicas. Intentó equiparar la nueva milicia a una milicia divina:

Aspira esta milicia a exterminar a los hijos de la infidelidad...combatiendo a la vez en un doble frente: contra los hombres de carne y hueso y contra las fuerzas espirituales del mal.

Liber ad milites templi de laude novae militiae.

Controversia con Abelardo

Abelardo, uno de los primeros escolásticos, se había iniciado en la dialéctica y mantenía que se debían buscar «los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana». Así argumentaba:

Me dispuse a explicar los fundamentos de nuestra fe mediante similitudes basadas en la razón humana. Mis alumnos me pedían razones humanas y filosóficas y me reclamaban aquello que pudiesen entender y no aquello sobre lo que no pudiesen discernir. Decían que no servía de nada pronunciar muchas palabras, si no se hacía con inteligencia; que no se podía creer nada que previamente no se hubiese entendido; y que es ridículo que alguien predique nada que ni él ni sus alumnos no puedan abarcar con el intelecto.

Pedro Abelardo, Historia calamitatum

Estas nuevas ideas de Abelardo fueron rechazadas por los que pensaban de forma tradicional, entre ellos el abad. Así en 1139, Guillermo de Saint-Thierry encontró 19 proposiciones supuestamente heréticas de Abelardo y Bernardo de Claraval las remitió a Roma para que fuesen condenadas. En el sínodo de Sens le exigieron a Abelardo retractarse y al no hacerlo, el papa confirmó al sínodo de Sens y lo condenó por hereje a perpetuo silencio como docente.

Bernardo en carta a Inocencio II (Contra errores Petri Abaelardi), refutó los supuestos errores de Abelardo, pues consideraba que la fe solo debe ser aceptada:

Puesto que estaba dispuesto a emplear la razón para explicarlo todo, incluso aquellas cosas que están por encima de la razón, su presunción estaba contra la razón y contra la fe. Porque, ¿hay algo más hostil a la razón que tratar de trascender la razón por medio de la razón? y ¿qué hay más hostil a la fe que negarse a creer lo que no puede alcanzarse con la razón?

Contra quaedam capitula errorum Abaelardi

Para Bernardo, la verdad que hay tras la creencia en Dios es un hecho directamente infundido por la divinidad y por lo tanto incuestionable. Contra la pretensión de los racionalistas de que la teología debía apoyarse en pruebas, afirmó en un argumento muy conocido:

La conocemos [la Verdad]. Pero ¿cómo pensamos que la comprendemos? La disquisición no la comprende, pero sí la santidad, si de algún modo es posible comprender lo incomprensible. Pero si no pudiese ser comprendida, el apóstol no habría dicho... «y fundados en la caridad, podáis comprender en unión de todos los santos». Los santos, por tanto, comprenden. ¿Queréis saber cómo? Si sois santos, comprenderéis y sabréis. Si no, sed santos y sabréis por experiencia.

Tractatus de laudibis Parisius

La opinión de Bernardo, acerca del mal empleo que hacía Abelardo de la razón, se ganó el apoyo de místicos e irracionalistas, que estuvieron de acuerdo con él.

Predicación de la Segunda Cruzada

En la Segunda Cruzada, asumió el papel político más importante de su vida, al convertirse en el predicador de la nueva guerra santa. El fracaso de la misma le supuso el declinar de su influencia política.

Cincuenta años antes, durante la Primera Cruzada se estableció en Palestina un reino feudal gobernado por nobles franceses. En 1144, los ejércitos del Islam tomaron la ciudad cristiana de Edesa. En 1145, Luis VII de Francia propuso la cruzada y pidió a Bernardo que la predicase. Este respondió que solo el papa le podía encargar esa predicación. El rey realizó la petición al papa. Fue entonces, cuando el papa Eugenio III, que había sido monje en Claraval y discípulo de Bernardo, pidió al Santo que predicase la cruzada y las indulgencias que de ella se derivaban.

El Bernardo que predicó la Cruzada mostró una personalidad diferente a lo que había sido hasta entonces. Él entendía la vida interior como unión del alma humana con Dios e identificaba la vida interior con la vida de toda la iglesia, de todo el «cuerpo místico», siendo su concepción de la cruzada básicamente mística. Consideraba que la Iglesia católica podía llamar a las armas a las naciones cristianas para salvaguardar el orden establecido por Dios. Parece que no tuvo necesidad de comprender el Islam. Según él, si Dios juzgaba necesario que los ejércitos defendieran su reino, si el mismo papa le ordenaba predicar la Cruzada, estaba claro para él que se trataba de una misión divina. Por tanto transmitió a los cristianos que se trataba de una guerra santa, pues así la concebía él.

En un escrito posterior al papa, así reflexionó sobre la cruzada: «Me lo ordenasteis y obedecí. La autoridad del que me mandaba hizo fecunda mi obediencia. Abrí mis labios, hablé y se multiplicaron los cruzados, de suerte que quedaron vacías las ciudades y castillos, y difícilmente se encontraría un hombre por cada siete mujeres».

La predicación realizada en Alemania, lo fue en contra de la voluntad del papa, y ganó para la causa al emperador Conrado III y a numerosos príncipes. Según Maschke, «Bernardo es mucho más fogoso como predicador que como hombre de Estado y como político de la Iglesia, electriza a los pueblos de Occidente, infundiéndoles la sola voluntad de acudir a la Cruzada».

Los cruzados fueron derrotados por el islam, lo que provocó un gran pesimismo en toda la cristiandad. San Bernardo, que había sido el principal animador y el que había encendido a los pueblos, fue llamado embaucador y falso profeta.El fracaso de la segunda Cruzada dañó profundamente la confianza en el pontificado y se habló abiertamente de que la fe cristiana había sufrido un duro revés.

Bernardo quedó muy afectado, sin embargo pensó que por lo menos había sido criticado él y no Dios. Así lo escribió en De Consideratione, dirigido al papa Eugenio III.

Abad del Císter

A los 23 años, en el año 1113, ingresó en la Orden del Císter. Dos años después, Esteban Harding, el abad de Císter, le envió a fundar una de las primeras fundaciones cistercienses, el monasterio de Claraval, del que fue designado abad, puesto que ocupó hasta el final de su vida.

La orden, entonces, estaba en formación. Esteban Harding era el tercer abad que tenía la orden, y en 1119 dotó al Císter de una regla propia, la Carta de caridad, en la que se establecían las normas comunitarias de total pobreza, de obediencia a los obispos y de dedicación al culto divino con dejación de las ciencias profanas.

Bernardo participó personalmente en la formación del espíritu cisterciense y fue el artífice de la gran difusión de la orden cisterciense, pasando del único monasterio cuando ingresó a 343 cuando murió, de los que 168 pertenecían a la filiación de Claraval y 68 fueron fundados por él mismo.

La enorme influencia que alcanzaron los cistercienses se debió a Bernardo que trascendió ampliamente a la orden.Ha sido la figura más destacada de la Orden y es venerado como fundador.

Císter fue una concepción de la vida monástica medieval totalmente distinta a Cluny. La regla cisterciense era, en la práctica, una crítica de la de Cluny.Esta crítica a los cluniacenses, la concretó Bernardo en 1124, en su escrito Apología a Guillermo:

La iglesia relumbra por todas partes, pero los pobres tienen hambre. Los muros de la iglesia están cubiertos de oro, pero los hijos de la iglesia siguen desnudos. Por Dios, ya que no os avergonzáis de tantas estupideces, lamentad al menos tantos gastos.

Apología a Guillermo

A partir de la Apología a Guillermo, la regla cisterciense apareció como una reacción contra los excesos cluniacenses.Si durante el siglo XI los monjes cluniacenses habían asumido un gran protagonismo dentro de la iglesia, ocupando sus más altos cargos y ejerciendo su influencia sobre el poder civil, en el siglo XII ese papel les correspondió desempeñarlo a los cistercienses.

Inspirador de la arquitectura cisterciense.

Su Apología a Guillermo estableció también los criterios teóricos que luego se emplearían en la construcción de todas las abadías cistercienses. En este escrito, Bernardo criticó duramente la escultura, la pintura, los adornos y las dimensiones excesivas de las Iglesias de los cluniacenses. Partiendo del espíritu cisterciense de pobreza y ascetismo riguroso, llegó a la conclusión de que sus monjes, que habían renunciado a las bondades del mundo, no precisaban de nada de esto para reflexionar en la ley de Dios. La crítica la desplegó sobre dos ejes. En primer lugar, la pobreza voluntaria: las esculturas y adornos eran un gasto inútil: despilfarran el pan de los pobres. En segundo lugar, rechazaba también las imágenes porque distraían la atención de los monjes, los apartaban de encontrar a Dios a través de la Escritura.

Cuando, en 1135, tenían unas 90 abadías y aumentaban a un ritmo de 10 nuevas por año, Bernardo debió pensar que la orden estaba consolidada y con un crecimiento desmedido siendo urgente un modelo de abadía que garantizase la uniformidad de la Orden. También debió reflexionar que la orden no podía seguir con las efímeras construcciones de madera y adobe, precisando monasterios en piedra que sirviesen a las generaciones futuras de monjes.

Ello lo concretó en la construcción en piedra de las dos primeras abadías, Claraval II (a partir de 1135) y Fontenay (comenzada en 1137), que se construyeron de forma simultánea. En las dos intervino de forma decisiva, ya que de Claraval era su abad y Fontenay era filial suya. Él fue el inspirador de ambas construcciones y de sus soluciones formales. Para él, la arquitectura cisterciense debía reflejar el ascetismo y la pobreza absoluta llevada hasta un desposeimiento total que practicaban a diario y que constituía el espíritu del Císter. Así terminó definiendo una estética de simplificación y desnudez que pretendía transmitir los ideales de la orden: silencio, contemplación, ascetismo y pobreza.

Estas primeras abadías se construyeron en estilo románico borgoñés, que había alcanzado toda su plenitud: (bóveda de cañón apuntada y bóveda de arista). Posteriormente, cuando en 1140, surgió el estilo gótico en la benedictina abadía de san Denis, los cistercienses aceptaron rápidamente algunos conceptos del nuevo estilo y empezaron a construir en los dos estilos, siendo frecuentes las abadías donde conviven dependencias románicas y góticas de la misma época. Con el paso del tiempo, el románico se abandonó.

Al prescindir de todo lo superfluo, el estilo cisterciense consiguió unos espacios desnudos, conceptuales y originales que lo hace plenamente identificable.

Influencia en el papa cisterciense Eugenio III que era hijo espiritual de Bernardo.

Como se ha explicado, antes de ser elegido papa, estuvo 10 años en Claraval siendo monje bajo la autoridad espiritual de su abad Bernardo. Después, durante otros 5 años, fue abad de un monasterio filial de Claraval, por lo tanto, seguía manteniendo esa relación de dependencia espiritual.

Ya siendo papa, mantenían frecuente correspondencia entre ellos, pidiéndole Eugenio, que le escribiera un tratado sobre las obligaciones de ser papa. El abad así lo hizo y escribió el tratado De Consideratione en 5 libros. El primero lo escribió en 1149, el segundo en 1150, el tercero después del desastre de la cruzada en 1152 y los dos últimos a continuación.Es su tratado más conocido y aunque lo escribió para el papa Eugenio, en la práctica, lo estaba haciendo también para todos los papas posteriores.De hecho, se conoce la importancia que muchos papas han dado a este texto.

Bernardo seguía sintiéndose su padre espiritual, así lo manifestó repetidamente en el prólogo de De Consideratione: «el amor que os profeso no os considera como Señor, os reconoce por hijo suyo entre las insignias y el esplendor de vuestra excelsa dignidad...Os amé cuando eras pobre, igual os he de amar hecho padre de los pobres y de los ricos. Porque bien os conozco, no por haber sido hecho padre de los pobres dejáis de ser pobre de espíritu».[

En este escrito, insiste en la necesidad de la vida interior y de la oración para aquellos que tienen las mayores responsabilidades de la Iglesia. Escribió sobre el peligro de dejarse llevar por los asuntos de Estado y descuidar la oración y las realidades de lo alto.

Sobre los poderes del papa, le escribió defendiendo la supremacía del poder espiritual y el derecho de la Iglesia a emplear los ejércitos seglares.Se basaba en las palabras que los apóstoles dijeron a Jesús cuando lo apresaron, recogidas en el Evangelio de san Lucas, que él interpretó para fundamentar de nuevo «la doctrina de las dos espadas», presente en el pensamiento cristiano desde los inicios de la Edad Media:

Si la espada material no perteneciese a la Iglesia, el Señor no habría replicado «Es bastante» a los apóstoles cuando le dijeron «Aquí hay dos espadas», sino «Es demasiado». Por tanto, de la Iglesia son la espada espiritual y la espada material, pero esta ha de ser manejada para la Iglesia, y aquella, por la Iglesia.

De consideratione

También le escribió que el poder del papa no es ilimitado:

Yerras si, como creo, piensas que tu poder apostólico es el único instituido por Dios (dice el apóstol:) «No hay poder que no proceda de Dios...Todos han de estar sometidos a las autoridades superiores». No dice «la autoridad superior», como si se refiriese a una, sino «las autoridades superiores», como si se refiriese a varias. Por tanto, tu poder no es el único que procede de Dios, también proceden de «Él», el poder de los medianos y de los pequeños.

De consideratione.

Estaba convencido de que todos los cargos de la Iglesia procedían directamente de Dios  y así lo escribió al papa:

Reflexiona que la santa Iglesia romana no es la señora, sino la madre de las iglesias. Vos no sois el señor de los obispos, sino uno de ellos.

De consideratione.

SU DOCTRINA.

Fue el primero que formuló los principios básicos de la mística, contribuyendo a configurarla como cuerpo espiritual de la Iglesia católica.

Su devoción a la humanidad del Redentor se trató de una innovación basada en el Cristo  de los Padres y de san Pablo.  Su forma de relacionarse con Cristo, llevó a nuevas formas de espiritualidad basadas en la imitación de Cristo.

Su teología mística tuvo como fin principal mostrar el camino de la unión espiritual con Dios. Su doctrina de búsqueda de unión a Dios se inspiró en el estudio de las escrituras y de los padres de la Iglesia, así como en su propia experiencia religiosa.El esquema de la mística bernardiana propone ascender desde lo más profundo del pecado  hasta lo más elevado del amor, la unión mística con Dios. En este ascenso enumeró 4 grados de amor, descritos en su tratado Del amor de Dios:

...En primer lugar, pues, se ama el hombre a sí por sí mismo, pues es carne, y no puede gustar nada fuera de sí...más, cuando ve que no puede subsistir por sí, comienza a buscar a Dios por la fe, y a amarle, como que le es tan necesario. Ama, pues, en el segundo grado a Dios, pero por sí, no por Él mismo. Ya después que comenzó, con ocasión de la propia necesidad, a reverenciarle y frecuentarle, meditando, orando, obedeciéndole, poco a poco en virtud de este género de familiaridad, se da a conocer Dios y consiguientemente se hace también más dulce, y así... pasa al grado tercero, para amar a Dios no ya por sí, sino por Él mismo... en este grado se está mucho tiempo...y desde entonces, juntándose a Él será con Él un espíritu...cuando se entra en estas grandezas espirituales y divinas habría de ser despejado de todas las enfermedades de la carne...

Del amor de Dios

Conocemos tres venidas del Señor… hay una venida intermedia… oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos…pero, para que no pienses…que… la venida intermedia son invención nuestra, oye al mismo Señor: «El que me ama guardara mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada»…gracias a esta venida, nosotros que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial...

Sermón 5 en el Adviento

La influencia del pensamiento de Bernardo sobre misticismo y devoción mariana en las órdenes religiosas europeas fue muy importante. Obsérvese los cuadros de devoción de este artículo que corresponden a encargos de franciscanos, capuchinos y cartujos de Italia y España, alguno de ellos realizado casi quinientos años después de su muerte.

Devoción mariana

En el occidente cristiano y a partir de finales del siglo XI, se desarrolló masivamente el culto popular a la Virgen María. Bernardo tuvo un papel importante en la propagación de ese culto mariano. Su teología sobre María fue rápidamente aceptada por los fieles y sus sermones se difundieron por toda la cristiandad. El más conocido, es Del acueducto:

...tan grande acueducto...sobrepasase los cielos y pudiese llegar a aquella vivísima fuente de las aguas que está sobre los cielos... ¿Cómo llegó este nuestro acueducto a aquella fuente tan sublime? [...] Según está escrito: la oración del justo penetra en los cielos...¿Quién será justo, si no lo es María, de quien nació para nosotros el sol de justicia? [...] Sea lo que fuere aquello que dispones ofrecer, acuérdate de encomendarlo a María, para que vuelva la gracia, por el mismo cauce por donde corrió, al dador de la gracia...aquello que deseas ofrecer, procura depositarlo en aquellas manos de María... a fin de que sea ofrecido al Señor, sin sufrir de Él repulsa...

Del acueducto

La figura de María no se entendía como hoy. Así el abad mostró sus dudas sobre la Inmaculada Concepción: ...con toda certeza, sólo la gracia hizo limpia a María del contagio original... La fiesta de la Inmaculada Concepción es una fiesta que desconocen los ritos de la Iglesia, ni recomienda la tradición antigua.[60]  No se puede afirmar que patrocinara la Asunción de María (en esto coincidía con la corriente antiasuncionista que entonces predominaba).

Las fuentes de su doctrina

Sus fuentes fueron fundamentalmente las Sagradas Escrituras y también las fuentes de la tradición cristiana. Ambas fueron siempre sus grandes argumentos.

Bernardo creía en «la revelación verbal» del texto bíblico. Esta creencia, considerada hoy errónea por la teología católica, la heredó de Orígenes, su maestro en Exégesis. Así, en cada palabra de la Biblia buscaba interpretaciones y sentidos desconocidos y ocultos. Cuando no comprendía unas frases o un sentido del texto, se humillaba y pedía a Dios que le iluminara, pues entendía que si Dios había puesto esa palabra o esa frase y no otra, lo hacía por una razón concreta. Esta fe en la revelación verbal le originó importantes periodos místicos que quedaron recogidos en sus escritos.

Su búsqueda de la interpretación del texto sagrado, sin limitarse al sentido pretendido por el escritor sagrado, para obtener de él la justificación de sus experiencias personales, profundiza en la reflexión y en la contemplación de la misma forma que la Iglesia primitiva y siguiendo la tradición mística de los padres griegos de la Escuela catequística de Alejandría.

Resulta esclarecedor lo que pensaban de él los dos principales artífices de la Reforma Protestante. Martín Lutero dijo que «Bernardo supera a todos los demás Doctores de la Iglesia» y Juan Calvino lo alabó: «El abad Bernardo habla el lenguaje de la misma verdad».

Los libros de la Biblia que más citó y por lo tanto con los que más se identificaba son: el libro de los Salmos 1519 veces; las cartas de Pablo 1388 veces; el Evangelio de Mateo 614 veces; el Evangelio de Juan 469 veces; el Evangelio según san Lucas 465 veces; el Libro de Isaías 358 veces y el Cantar de los Cantares 241 veces.

La segunda fuente para él era la Tradición. En su tiempo había dos escuelas teológicas contrarias: la escuela antigua o tradicional, de la que él era el principal exponente, y la escuela moderna, patrocinada por Abelardo, basada en especulaciones y en la crítica filosófica de las ideas. Bernardo consideraba estéril la filosofía, pues argumentaba que en nada sirve al hombre para alcanzar su fin último. Despreciaba a Platón y Aristóteles. En cierta ocasión dijo: «Mis maestros son los apóstoles, ellos no me han enseñado a leer a Platón ni a ejercitarme en las disquisiciones de Aristóteles». Sin embargo, tenía una concepción neoplatónica del alma humana, que consideraba estaba creada a imagen y semejanza de Dios y destinada a una unión perfecta con Él.

Los Padres de la Iglesia que más seguía, eran los que entonces se consideraban los maestros más autorizados de la Iglesia: se declaró fiel discípulo de san Ambrosio y de san Agustín, los llamó las dos columnas de la Iglesia y escribió que difícilmente se apartaría de su parecer (en el Tratado sobre el bautismo). En moral, su referencia era Gregorio Magno.Copió, sin citarlo, con frecuencia a Casiodoro en sus comentarios sobre los Salmos. Muchos bellos pensamientos que describió Bernardo, en realidad son de Casiodoro.Entre los Padres griegos, citó a menudo a Orígenes (le encantaba su exégesis alegórica) y a Atanasio. Tenía una gran devoción a Benito de Nursia y a su única obra, la Régula monasteriorum (la regla de los monjes). Esta obra era la maestra de su corazón y de su intelecto, y estaba convencido de que, como la Biblia, era un libro directamente inspirado por Dios.[69] 

Cuatro de sus obras tienen similitudes con otras de la literatura patrística:

Los sermones sobre el «Cantar de los cantares». En el Concilio de Sens Berenguer de Escocia le recriminó haber copiado descaradamente a Orígenes, Ambrosio, Rexio de Autun y Beda el Venerable.Los 17 sermones sobre el salmo 90 están copiados de la doctrina de san AgustínLas 4 homilías de alabanzas de la Virgen María tienen plagios de Ambrosio y de san AgustínSobre la gracia y el libre albedrío es un resumen de la doctrina de san Agustín.

En la Divina Comedia, Bernardo de Claraval aparece situado en el Paraíso desde el Canto XXXI, sustituyendo a Beatriz.[78]  En virtud de su espíritu contemplativo y de su devoción a María, es Bernardo quien guía a Dante durante la última parte de su viaje: muestra al poeta la cándida rosa dei beati —la rosa paradisíaca sede de todos los bienaventurados, Canto XXXII— y lo invita a volver a María su mirada como el rostro que más se asemeja a Cristo.

Veneración

Bernardo de Claraval es venerado en la Iglesia católica, la Iglesia anglicana y la Iglesia luterana (figura en el Calendario de Santos Luterano).