jueves, 12 de mayo de 2022

Templarios tras la disolución de la Orden


Los documentos dicen que, cuando los templarios fueron disueltos, en numerosos lugares de los reinos hispanos los caballeros que tenían familia se retiraron a los dominios de sus parientes. El cronista Francisco de Mendieta y Retes, en sus “Anales del Señorío de Vizcaya, que comprende desde 1399 a 1456”, nos proporciona en 1596 una muestra de lo dicho. En su crónica relata el ejemplo de don Sancho Sánchez de Carranza, señor de la casa y solar de Carranza, cuyo hijo fue caballero del Temple y cuando la Orden fue disuelta se volvió a casa de sus padres, con otros dos compañeros templarios, donde vivieron recogidos como en un monasterio, practicando la caridad y la oración. Por esto, el "solar de Carranza" trocó el nombre por “solar de Monasterio”. Allí fueron enterrados, en el templo familiar de San Miguel de Ahedo (Vizcaya). La tradición popular ha convertido en piedra dicho suceso. Una escultura antigua, con forma de prisma, presenta un orante y tres caballeros armados, con espuelas y cogullas, al modo medieval, que la tradición dice representar a los tres templarios allí enterrados, pues esa escultura procedería de su túmulo funerario. Dicha piedra se empotró en el muro exterior, durante la reforma de 1628, dejando a la vista únicamente la imagen del orante. ¿Para ocultar las figuras de los templarios? Curiosamente, la figura del orante fue tachada de diabólica por algún sacerdote y era regularmente apedreada por la chiquillería, de modo que hoy día apenas se la distingue.