Los libros de horas empiezan con un calendario perpetuo, en el que figuran mayor o menor número de festividades litúrgicas, la mayoría asociadas a santos, algunas comunes a toda la cristiandad, otras específicas de una diócesis o del propietario del ejemplar.
El estudio de dicho calendario también puede dar información sobre el origen y el uso del códice.
Por ejemplo, en el calendario parisino figuran santa Genoveva (3 de enero) y san Denis (9 de octubre). Además, un sistema de colores servía para señalar una u otra festividad.
Gracias a una serie de cifras y letras en dos columnas, colocadas a la izquierda de cada mes, el fiel podía, con ayuda de algunos cálculos no muy complejos, saber en qué día caían los domingos y las lunas nuevas y, por consiguiente, calcular cuándo sería la fiesta móvil de la Pascua.