martes, 4 de enero de 2022

Derrotas Templarias

Los templarios perdieron, tan sólo en seis batallas destacadas:
 
+1137, en el Vado de Jacob, cayeron 300 caballeros, de 388.
+1164, en Harim, cayeron 60 caballeros, de 64.
+1187, en las batallas consecutivas de la Fuente del Berro y en los Cuernos de      Hatting, cayeron 290 caballeros, de 293.
+1188, en Darbsak, cayeron 100 caballeros, de 120.
+1244, en La Forbie, cayeron 267 caballeros, de 300.
+1250, en Mansurah, cayeron 280 caballeros, de 283.
 

Hablamos de sólo de caballeros, sin citar los sargentos, los peones de a pie, ni la caballería ligera de los “turcoples”.

En las batallas de Alarcos (1195) y en Las Navas de Tolosa (1212) en España, la proporción de pérdidas del Temple fue similar, pero no fueron derrota en el caso de las Navas de Tolosa.


Las pérdidas de vidas entre los templarios siempre fueron altas, y muchos templarios deliberadamente entraron en batalla para morir.
En uno de los textos compilados después de la Batalla de Hattin, se informa que el Templario llamado Nicolas, quien fue capturado junto con hermanos de otras órdenes, después de enterarse de la inminente ejecución, alentó a sus camaradas y les pidió que enfrentaran la muerte con valentía.

El “retrait” 569 de la Orden del Temple menciona:

“Apareció que el hermano Roger el alemán (su familia alemana poseía inmensos bienes en Palestina) fue hecho prisionero en Gardana (parece ser la ciudad de Gaza o Gazara o Gadres. Esta ciudad pertenecía a la Orden del Temple desde 1149) y los sarracenos le dijeron que se renegó, y le hicieron levantar el dedo y gritar la ley (las crónicas están de acuerdo en esta forma de negar la religión cristiana. Los musulmanes hacían levantar el dedo al prisionero y gritar la ley musulmana); y fue encarcelado con otros hermanos templarios y gritó gracias ante los hermanos y dijo que no sabía lo que era que le hacían gritar. Y fue una tranquilidad ante el maestre y el convento, y cuando fue entregado gritó gracias al Capítulo General, y perdió la casa por levantar el dedo y gritar la ley”.


Si los musulmanes no ejecutaban de inmediato a los templarios capturados, entonces los hermanos quedaban cautivos, esperando el pago del rescate.

Algunos autores sostienen que al principio los templarios no pagaban un rescate, pero a mediados del siglo XIII se sabe que la orden pagó rescates de sus hermanos prisioneros.
Una traducción al catalán de los estatutos de la orden establecía que los hermanos capturados no debían usar sus túnicas, y que se las pusieran solo después de su liberación, solicitando permiso del maestre.
Resumiendo, para los templarios se consideraba deshonroso ser capturado.