miércoles, 20 de julio de 2022

El Temple IV


Centinelas.

Después de la conquista cristiana, la ciudad Santa quedó bajo el mando de Godofredo de Bouillón, Duque de Lorena, que en las gobernó con el título de Sancit Sepulcrhi Advocatus y luego tras la muerte de éste bajo el de Balduino primero, que fue coronado rey por el patriarca de Jerusalén el día de Navidad del año 1100.El Santo Sepulcro fue dotado de canónigos de confesión latina para que atendieran el cuidado de las almas y el culto solemne. Estos canonigos se fusionaron con el clero l del rito griego que los emperadores bizantinos habían instituido en la Basílica de la Anastasis durante los siglos anteriores y que nunca habían abandonado ese lugar. Ni siquiera durante la fase más difícil de la dominación islámica.

Los monjes de observancia continuaron residiendo en la Basílica y Oficiando el culto de acuerdo a la liturgia bizantina, en un altar a ellos reservado en 1114, el patriarca Arnulfo de Chocques convirtió a los clérigos latinos en canónigos que asumieron la regla de San Agustín.También la gran mezquita de Al Aqsa, conocida la cúpula de la roca porque guardaba el bloque de piedra desde cual Mahoma había ascendido al cielo y que se levantaba junto a las ruinas del templo de Salomón, recibió para el culto a un grupo de canónigos regulares agustinos llamados canónicos del templo; ambas iglesias acogieron a algunos hombres que hicieron votos de vivir con los monjes, respetando las costumbres previstas en su orden, pero sin asumir por completo el estado monacal, pues mantenía su pertenencia a la aristocracia militar.

La iniciativa tenía el carácter de una confraternidad laica y sus miembros se consideraban consagrados al servicio de la Basílica para obtener la remisión de los pecados.

Del grupo que se consagró los canónigos del templo formaba parte Hugo de Payens junto a algunos caballeros suyos.No sabemos con precisión si Hugo Participó en la primera cruzada y en la conquista de Jerusalén;pero es seguro que en el año 1104 o mejor aún en 1105, como sugiere una reciente investigación, fue a Tierra Santa con el séquito del Conde de la Champagne, quien realizaba por entonces su primera peregrinación. Según fuentes, en 1113 Hugo todavía mantenía el título del señor de Payens.Pero al año siguiente emprendió el viaje para retornar a Jerusalén, donde permanecería varios años sin interrupción.Su elección debió haber sido largamente meditada.Tal vez el noble hubiera enviudado tras su última estancia en la ciudad Santa, razón por la cual habría podido realizar un compromiso religioso que la condición matrimonial le impedía ser solemne e irrevocable. Pocos años después, la precaria situación del Reino conllevará que esta piadosa intención nacida de la fe privada de un caballero valiente, evolucione hasta trascender las intenciones de su fundador para convertirse en una de las instituciones con mayor autoridad y más poderosa del oriente latino.

En 1119, una terrible masacre de peregrinos cerca del río Jordán había conmovido a la sociedad cristiana y en su repercusión fue tan fuerte que llegó incluso a Europa y se hizo particularmente evidente.En la crónica de Alberto de Aix, al año siguiente, en la ciudad de Nablus tuvo lugar una importante asamblea de grandes personalidades cristianas, en la que es probable que las deliberaciones girarán en torno a los problemas defensivos del Reino. Ese año, Balduino, segundo, realizó un nuevo llamamiento a la sociedad cristiana, en el que subrayaba que la Tierra Santa necesitaba una estructura capaz de asegurar un servicio de policía eficaz.

La defensa del Reino se había confiado al Ejército real, compuesto por tropas suministradas por la nobleza de Tierra Santa, que se habían repartido los territorios arrebatados a los turcos y que a menudo tendría dar muestra de una de una actitud independiente respecto a la corona, pero el rey no podía restarle poder porque las necesitaba para la defensa del Reino.

Balduino, segundo, y el patriarca de Jerusalén debieron reflexionar durante bastante tiempo sobre la situación, evaluando la posibilidad de que la confraternidad de militares laicos fundada por Hugo de Payens pudiera llegar a ser extraordinariamente útil en el Reino de Tierra Santa, si se encontraba la manera de transformarla en una milicia independiente, solo sometida a la Iglesia, el soberano podría disponer de un importante contingente militar susceptible de ser utilizado políticamente, sin tener que sufrir presiones autonomistas de los señores feudales del Reino.Payens y sus camaradas decidieron asumir un compromiso religioso definitivo.Según la crónica de Guillermo, Arzobispo de Tiro, alrededor del año 1120 adoptaron los 3 votos monásticos de obediencia, pobreza y castidad ante el patriarca que les confió oficialmente la misión de proteger a los peregrinos de los ataques de los ladrones y caminos islámicos.Para entonces, el grupo ya era conocido y apreciado por la población. En ese año, el Conde Fulco de Anjou, futuro rey de Jerusalén, vivió entre sus miembros un cierto tiempo y antes de marcharse, dejó como limosna una importante suma de dinero.

Balduino segundo, donó a Hugo de Payens y sus compañeros una parte del edificio que inicialmente se había usado como Palacio Real, que estaba situado junto a los restos del templo de Salomón. Los miembros de la confraternidad comenzaron entonces a hacer llamado Militia Salomonica Templi.Y más adelante, fratres templi o simplemente templarios.