lunes, 4 de octubre de 2021

Las 8 Bienaventuranzas

 La bienaventuranza (también llamada macarismo) es en la Biblia un género literario con más de un centenar de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Tiene antecedentes en escritos de otros pueblos, en especial de Egipto. Se recurre a este género para expresar una felicitación a las personas que, por tener una dada cualidad o por mantener una forma de conducta grata, están relacionadas con Dios a quien se identifica bíblicamente como el dador de la vida y de la felicidad.

Cuando en la Biblia se proclama una bienaventuranza o su opuesto, no se busca pronunciar ni una bendición que proporcione la felicidad, ni una maldición que produzca la infelicidad, sino exhortar, sobre la base de la propia experiencia de felicidad, a seguir los caminos que conducen a ella. Sin embargo, este género literario experimentó una evolución lenta a través del Antiguo y del Nuevo Testamento. Así, el centro de atención de las bienaventuranzas cambió paulatinamente de los bienes meramente terrenales a los llamados «bienes eternos».​



Dentro del elevado número de sentencias que constituyen este género literario, quizá las más célebres sean las ocho con que comienza Jesús de Nazaret el Sermón del monte (Mateo 5:3-11). En conjunto, las bienaventuranzas del sermón del monte concentraron todas las enseñanzas y el ministerio público de Jesús sobre espiritualidad y compasión, al presentar un nuevo conjunto de ideales centrados en el amor y la humildad en lugar de la fuerza y la imposición.


1-Bienaventurados los pobres de buen espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
2-Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra.
3-Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados.
4-Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados
5-Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia.
6-Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios.
7-Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
8-Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.