lunes, 5 de febrero de 2024

El comienzo. La caballería Híspanica


Cuando se habla de las Caballerías y de las Cruzadas automáticamente se asocia con Francia. Todos los méritos en la formación de la Caballería, como aportación hispánica quedan silenciados, tal y como se refleja en la “Chanson de Roland”, en la que la gesta de los navarros al derrotar al invasor Carlomagno sería transformada por el galo en un ataque traicionero de los sarracenos a la retaguardia imperial. A esto también colabora el historiador Otto Brunner –adscrito al partido nacionalsocialista alemán-, que refiere la fundación de la Caballería francesa como artífice de la defensa contra el sarraceno innovada por Carlos Martel; todo con el único objetivo de despreciar la aportación hispánica.
La tradición ecuestre en la batalla proviene de los visigodos asentados en la península ibérica y fue exportada a Francia. Autores romanos hablan de los famosos jinetes ibéricos, que con su caballería ibérica ligera como el viento, ágil y valerosa fue durante años el terror de los pretores romanos: admiraban el valor de los “soldurios”. Aludían a la “Devotia Ibérica”, que era un principio de fidelidad a su señor y a un fervor “religioso” (en aquel tiempo a divinidades paganas)
Los reyes visigodos a fin de defender el trono por las continuas acometidas de la nobleza, se rodearon de guerreros llamados “Gardingos”, fundándose un vínculo personal de fidelidad recibiendo a cambio donaciones de tierras. Algunos de estos “Gardingos” habrían llegado a la Galia franca, conservando sus hábitos de guerrero luchando como jinetes, ante la extrañeza de los francos que preferían hacerlo a pie. De ahí proviene la influencia de la caballería hispana que fue imitada por los francos, si bien manipulando el origen.
Siguiendo el ejemplo del “gardingato”, los reyes de Asturias, de León y de Navarra se rodearon desde el siglo IX de “Fidelis Regis”, que les prestaban servicios tanto palatinos como bélicos y que les unía una relación de fidelidad. Incluso, en el año 974, el Conde Soberano de Castilla, García Fernández, a fin de potenciar la caballería castellana otorgó estatuto jurídico de Infanzones a los habitantes que le sirvieran como jinetes en la guerra, a cambio de privilegios y derechos igualados a los nobles.
Así se dignificó la milicia a caballo en Castilla al servicio del soberano a diferencia de Francia en la que los Caballeros no eran más que simples servidores de los Señores feudales.
Por otra parte, en Navarra, los caballeros se organizaron en Cofradías, bajo una advocación religiosa y ordenadas hacia el servicio de la defensa de la Cristiandad en la lucha contra el Islam. Los propios reyes se denominaban Caballeros y se igualaban con los demás miembros de las Cofradías, formando la Orden de Caballería.
Comenzaba a imponerse el servicio a una misión más grande, que iba más allá de la mera servidumbre al Noble. Se servía al Rey, por tanto, al bien común. Y ese bien común se fundaba en la defensa de la Cristiandad.
En el año 905, el rey Sancho Garcés I “El Grande”, nada más acceder al trono convocó a la juventud noble de su reino para que olvidaran sus rencillas internas y se unieran en el objetivo común de combatir al sarraceno como Caballeros en la defensa del reino.
El Papa Gregorio II ratificó la Orden de Caballeros de la Encina, cuyo origen se remontaba al año 722, cuando García Jiménez se preparaba para el combate contra el sarraceno y al elevar la vista al cielo para pedir el auxilio divino vio sobre una encina el símbolo de la Cruz; mandó a sus guerreros ponerse una cruz sobre sus pechos y lanzarse al combate iniciándose así la Reconquista de Navarra. El lema de la Orden era “Non timebo millia circundastes me”
En al año 1023, el rey navarro Sancho Garcés III “el Mayor” que se rige por la Norma de San Benito, instituye la Orden de Caballeros denominada de los Lirios, cuya enseña eran dos lirios celestes y en medio Nuestra Señora de la Encarnación, Patrona de la Orden, con el lema “ Deus primum christianum servet”; a fin de continuar la oposición contra el Islam se funda la Orden de caballeros de la Teraza, bajo la advocación de la Virgen de Nájera.
Así pues en los reinos hispánicos existía una gran diferencia entre un Caballero y un simple jinete armado, por lo que sería el ejemplo de la Caballería Hispánica el que fue llevado a Francia como modo de cristianizar y combatir al sarraceno.
Pero la ocasión de elevar a estos Caballeros a una misión sagrada se presentó con ocasión de la pedida de ayuda del rey aragonés Ramiro I para combatir a los mahometanos en Barbastro.
Acudió a la Santa Sede para solicitar el auxilio y reformar el sistema de concordato que existía de los demás reinos cristianos con los mahometanos en forma de tributos. Se consolida la idea de que los reyes cristianos deben luchar contra el Islam, no lucrarse con los impuestos. El Papa Alejandro II emite su Decreto “ Dispar Nimirum”, a fin de convocar a la lucha contra los sarracenos de Barbastro.
Y allí quedaron convocadas las tropas cristianas que, tras un asedio de cuarenta días, cayó en manos cristianas.
Este momento fue crucial para el concepto de las Cruzadas. Se puede definir como la Primera Cruzada: la hispana convocatoria de guerreros cristianos de varios reinos con el objetivo de la defensa suprema de la Cruz.
¿Qué le debe Europa a España? Aquí tenemos uno de los innumerables ejemplos: los Caballeros cristianos y la iniciativa de las Cruzadas. No olvidemos nuestra historia.