lunes, 21 de diciembre de 2020

Maestre Roncelin de Fos. «Secretum Templi» I




Con alta probabilidad el maestre Roncelin de Fos nació alrededor de 1205 en Marsella, Provenza, donde residía su padre Roger de Fos. Era vástago de una poderosa familia, la de los señores de Fos, con fama de belicosos, rebeldes y renuentes a todo vasallaje, amos del pequeño puerto de Fos-sur-Mer. A la muerte de su tío Bertrand, su padre se instaló en Hyéres, donde aquél vivía solo. La familia prestaba particular atención al Temple, que poseía encomiendas en Provenza. Su pariente Hugues de Fos había sido maestre precisamente allí.

Eran los Fos propietarios de tierras al este de la embocadura del Ródano (la mitad oriental de la diócesis de Toulon) y obtenían grandes utilidades de la comercialización de la sal.

Roncelin era el hijo menor y, de acuerdo a las costumbres de la época, estaba destinado al clero. Joven ingresa a la Orden del Temple. Muchos fueron sus viajes y pronto alcanza altas dignidades. Así es que lo encontramos mencionado como maestre de la Casa de Tortosa, en Siria, donde el 17 de junio de 1242 se halla presente en un arbitraje entre el Temple y el Hospital.

Roncelin de Fos.

Una tragedia espantosa había ocurrido en la adolescencia de Roncelin que lo marcaría profundamente para toda la vida. En Béziers, no lejos de Fos, 100.000 cátaros habían sido masacrados el 22 de julio de 1209 por el ejército de Simón de Montfort. La orden de éste es conocida: «Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos». El joven vizconde Roncelin contaba a la sazón unos quince años y comenzó a detestar la intolerancia de la Iglesia católica por esta carnicería. Esto lo motiva para ayudar a los cátaros en carácter de vasallo del rey de Aragón en la batalla de Muret de 1213. Sin duda, este espíritu belicoso y antieclesiástico era el signo de su familia, que no se sometía a nadie y que, cuando no había enemigo a la vista, luchaban entre ellos.

Roncelin nació y vivió en el medio de los templarios, pero paralelamente a su labor en la estructura visible de la Orden participó en en el trabajo de la «Orden Secreta» («Secretum Templi»). Nos ilustran al respecto los interrogatorios a los caballeros durante el infame proceso, interrogatorios llevados a cabo por gente hábil y astuta, interesada en descubrir qué ideas circulaban en el Temple, pues la cuestión residía en saber si los caballeros habían adoptado el gnosticismo, el maniqueísmo o el catarismo, y en tal caso el grado de su adhesión a doctrinas dualistas sostenedoras de la existencia de dos divinidades: el Bien y el Mal. Incluso preocupaba la cuestión de si se habían convertido al Islam. Pero, por sobre todo y lo primero en importancia, era establecer si los templarios consideraban a Jesús como un falso profeta, como un delincuente común crucificado por sus delitos. Si esto era así, los templarios estaban crucificando a Jesucristo por segunda vez como declaró absurdamente el rey Felipe el Hermoso.

Los inquisidores conocían muy bien este enigma. Cien años antes, algunos cátaros conocidos como los «perfectos» ya sabían de esta versión de Jesucristo. Todo esto era conocido por los altos dignatarios de la Iglesia y guardado celosamente en los archivos vaticanos. Quienes quisieron difundirla, cátaros y judíos entre otros, fueron perseguidos y muchas veces exterminados y sus documentos destruidos. Pero, antes de su destrucción, los cátaros informaron al Temple, el que debió padecer a su turno tortura y muerte. Durante los interrogatorios en el proceso al Temple, algunos prisioneros evidenciaron que poseían conocimiento al respecto. El problema es sin duda el detectar sus fuentes de información, ya ésta proviniera de manuscritos hallados en Tierra Santa, ya fuera comunicación de sabios iniciados árabes o cabalistas judíos, o bien que proviniera de los «perfectos» cátaros. El hecho reside en que el Jesús histórico diferiría considerablemente de la leyenda que la Iglesia católica impone a sus fieles. Lo más probable es que tales secretos fueran perfectamente conocidos por los maestros del «Secretum Templi») en los más altos niveles de la Orden. Que tal organización oculta existía no cabe la menor duda. Existen testimonios de antaño al respecto. En Inglaterra, durante el proceso a la Orden, los caballeros William of Poklington, Stephen of Stapplebrugge y John Stoke declararon paladinamente: «En el Temple hay dos clase de recepción. La primera supone el ingreso a la Orden y transcurre sin nada especial en las ceremonias. La segunda tiene lugar años más tarde, a veces muchos. Está reservada a unos pocos y es muy secreta». Todo esto era y sigue siendo rigurosamente exacto. Uno de los dignatarios de la Orden, Geoffrey de Gonneville, preceptor de Aquitania y Poitou, declaró en el proceso: «Muchos suponen sin saber que las ceremonias secretas son algo malo y contrario a Dios, introducido por el maestre Ronscelin de Fos. Él hizo modificaciones en los estatutos de la Orden», aclarando acto seguido que todo cuanto se hacía era bueno, noble y reservado a las almas más puras, lo que también es absolutamente exacto. En la Orden primitiva, sin embargo, el maestre general no podía acceder a los niveles y grados más altos, pues él debía ser ante todo un guerrero y no un esoterista. Vemos, por tanto, que el Temple no era ni es lo que suponen muchos confundidos que se dicen templarios y que reducen su vida espiritual a misa y comunión todos los domingos.

Precisamente, fue al parecer Roncelin de Fos quien introdujo la denegación de Jesús como profeta y mesías. Mucho sabía él de la verdadera historia de los orígenes del cristianismo. Su tésis era la negación de la divinidad de Jesús y un retorno al Dios Único común a cristianos, judíos y musulmanes. Así surge dentro del Temple una estructura o jerarquía oculta cuyos miembros no eran conocidos por la mayoría de los hermanos. Hay quienes sostienen que de ahí surgió el uso de rechazar la cruz. Quienes se negaban a hacerlo eran enviados a luchar y morir en Tierra Santa, los que acataban permanecían en Europa a fin de ser gradualmente introducidos en los conocimientos esotéricos. El objetivo último era el ideal sinárquico de conquistar el mundo entero para el nuevo ideal. Al saberse esto por infidencia de algún caballero, constituyó un nuevo y poderoso motivo para que Felipe el Hermoso y su aliado Clemente V quisieran destruir la Orden del Temple. 

Pero había otros rencores y otras causas, entre ellos la cuantiosa deuda del rey con el tesoro de la Orden. Y así naufragó el proyecto que hubiera conducido a una Europa unida y a una religión común para todos. Pasemos a la época en que Roncelin de Fos se desempeñó como maestre de la Orden en Provenza de 1248 a 1250. Durante este periodo, él debió manejar muchos asuntos, especialmente cuando fue enviado a España por Guillaume de Sonnac en remplazo de frey Pelage, enviado a Damieta, Egipto.

Se afirma que en Mallorca Roncelin asistió a la ruptura de la Provenza con la Corona de Aragón y que se alió con Guillaume de Sonnac. De 1252 a 1256, como Maestre de Inglaterra debió resolver diferentes litigios en ese país. De retorno en Francia, y de nuevo maestre de las casas en Provenza de 1260 a 1278, llevó a cabo su tarea con eficacia, acordando derechos en diversas comunas de Occitania, recibiendo muchos legados para la Orden y atrayendo a esta muchos nuevos hermanos caballeros.

En 1272 logra persuadir u obligar al obispo de Aviñón, donde el maestre Roncelin residía habitualmente entonces, a construir la capilla de la casa del Temple en esa ciudad. Muchos manuscritos citan su presencia para esa época en multitud de lugares: en Inglaterra, en España, en Tierra Santa y en las ciudades siguientes: Le Port-Sainte-Marie, Marestaing, Larramet, Martel, Carnac, Loupiac, La Selve, La Clau, Carcassès, Jalez, Puy-en-Velay, Arles, Fos, Valence, Lus, Toulouse, Tortose (Tierra Santa), Orange, Saint-Gilles, Richerenches, Montpellier, Roaix, San Juan de Acre (Tierra Santa), Lacapelle-Livron, Drulhe, Avignon, Vaour, Montricoux, La Ville-Dieu-du-Temple, Gap et Embrun, Marseille y Sainte-Eulalie-de-Cernon. Estos múltiples viajes nos hablan de la importancia y rango que había alcanzado el Maestre Roncelin dentro de la Orden del Temple.

Es interesante señalar que existe un manuscrito sobre la genealogía de los Señores de Fos en el que se menciona que Roncelin de Fos desposó a Mabile d'Agoult. Esto fue sin duda una contravención a la Regla del Temple. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Rogeiret, Rossolin, Rossolinette y Consoline.

En 1278 hallamos a Roncelin en la casa de Sainte-Eulalie de Cernon. Muy probablemente en esta comandería de Larzac, país de su antepasado Arnaud de Bedos, el maestre Roncelin falleció cuando contaba alrededor de ochenta años de edad. Y se llevó con él secretos no develados.

Sello de Roncelin de Fos, maestre de la Orden del Temple de Provenza (segunda mitad del siglo XIII), representando el Agnus Dei. El asta sostenida por el Cordero lleva la cruz paté. (Archivos departamentales de Bouches du Rhône, Marsella, Francia)



Las dos funciones de Roncelin de Fos, alto dignatario de la Orden del Temple y maestre de la «Orden Secreta», nos recuerdan a las dos caras del Bafomet. Y cabe preguntarse respecto de la relación de este último con la «ciudad de los sacerdotes druidas» o Bethphagé, mencionada en la carta nº XII de San Bernardo de Clairvaux a Hugues de Payns. Esto tiene relación con el Bautismo del que se denomina «Hombre Primordial» entre los celtas, lo que corresponde a quien no ha iniciado un camino iniciático. Y es tradición que San Bernardo fue iniciado en su juventud por los druidas, iniciación que a su vez transmitió a los caballeros fundadores del Temple.

En 1240, el copista Robert de Samfort, procurador del Temple en Inglaterra, redacta sobre pergamino una parte de la famosa «regla secreta de la Orden», si bien hay autores que afirman que la primera parte fue escrita por Mathieu de Tramlay.

Hacia fines del siglo XVIII, Münter, obispo [luterano] de Copenhague, descubrió en los archivos del Vaticano el manuscrito en cuestión conteniendo los «estatutos secretos» del Temple. Existen al parecer dos copias, una en el Vaticano y otra en Hamburgo.

Orden del Hacha


 Esta orden fue fundada durante la Reconquista para honrar a las mujeres combatientes del sitio de Tortosa frente a los musulmanes. Durante ese año, en medio de duros enfrentamientos entre los dos frentes, los musulmanes pusieron sitio a Tortosa tras una retirada de Berenguer. Ante la falta de hombres que defendieran la ciudad, las mujeres debieron entonces unirse a la lucha, consiguiendo rechazar el ataque. No está claro si las mujeres, en general, lucharon realmente o si auxiliaron a los defensores; sea como fuere, su participación fue indispensable para la defensa de Tortosa. En agradecimiento por estos hechos, el conde Ramón Berenguer instituyó la orden del Hacha para las mujeres que participaron en aquella defensa, lo que les aportó entre otras cosas privilegios y exenciones de impuestos.

Esta es una de las pocas órdenes militares femeninas, a la que solo podían acceder las descendientes de las mujeres defensoras, aunque no hay pruebas de que formasen, en efecto, una orden militar, o que ingresasen en algún tipo de regla religiosa. Todo indica que fue una orden honorífica.

Su divisa fue un hacha de gules (rojo) puesta en pal (partición y mueble del escudo) sobre una especie de esclavina.

Los detalles de lo acontecido se desconocen, debido a que la narración más antigua de los eventos se encuentra en Los coloquis de la insigne ciutat de Tortosa,obra terminada en 1557, siglos después. A pesar de esto, la historia se celebra todavía en Tortosa, en particular al comienzo de la celebración del festival anual de La Cinta.

Cruzadas Bálticas VIII


Campañas suecas contra los rusos

Primeras campañas contra Novgorod

De acuerdo con la Primera Crónica Novgorod, las tropas suecas atacaron a los comerciantes Novgorod en algún lugar de la región del mar Báltico y mataron a 150 novgorodianos en 1.142. Es el primer caso conocido de las hostilidades entre Suecia y Novgorod.En 1.164, una fuerte flota sueca se acercó Ladoga, pero fue derrotada y la mayoría de sus barcos fueron capturados por Novgorod.

También se afirma que novgorodianos y sus aliados de Karelia lanzaron ataques piratas contra continental Suecia durante el siglo XII. En una de tales incursión, como dice la leyenda, que trajo a Novgorod las puertas de la catedral Sigtuna como trofeo. Sin embargo, no hay certeza en el fondo de los destructores de Sigtuna. Fuentes suecas les llaman simplemente “paganos” y fuentes novgorodianas no dicen ni una palabra sobre el evento, que sería menos lo esperaba hubieran llevado a cabo la misma.

En 1.218, los suecos montaron una invasión en Estonia. Desembarcaron cerca de la fortaleza natural de Lihula, la conquistaron, y comenzaron a saquear los territorios de los alrededores. Sin embargo, cuando la flota regresó con el botín, los locales se habían vuelto contra los suecos y habían reconquistado la fortaleza, no consiguiendo conquistar ningún territorio en el Báltico. Los suecos sabían de las riquezas en Estonia y las rutas comerciales, y querían tomar posesión de las tierras alrededor del lago Ladoga y, eventualmente, de por sí Novgorod.

Batalla de Neva (1.240)

Jarl Birger, era quien mandaba el ejército, no era el rey de Suecia ni aspiraba a convertirse en rey. Iba solo como regente, ocupando el cargo hasta que el rey estaría en condiciones de gobernar.El ejército sueco se componía sobre todo de nobles, aunque las crónicas rusas afirman tenía refuerzos noruegos y finlandeses. La fuerza sueca era un ejército típico del norte, con la esperanza de que la infantería iba a ganar la batalla. Sin embargo, no hay duda de que había un contingente de tamaño desconocido de caballería pesada.

Alejandro Jaroslavich (posteriormente Nevsky), sin embargo, era un noble de los estados rusos. Era el hijo del príncipe Kniaz de Vladimir. En 1.236, fue llamado por los funcionarios de Novgorod para ocupar el cargo de príncipe en la república de Novgorod. Novgorod era diferente de los otros estados rusos, como en la mayoría de los otros estados, el poder residía plenamente con el príncipe. Pero en Novgorod, el príncipe era elegido por el pueblo y podía ser despedido o liberado de los deberes. Alejandro era, militarmente, muy capaz y, por tanto, adecuado a las necesidades de Novgorod, que era un estado de ricos mercaderes.

Cuando Alejandro tuvo noticias de que la flota sueca se acercaba, tomó el mando de la la druzhina (ver el capitulo la Rus de Kiev – el ejército de la Rus de Kiev), y, junto con la milicia, se dirigieron a la Iglesia de Santa Sofía en Nóvgorod y realizaron una oración. Poco después, iniciaron la marcha contra el enemigo a toda velocidad posible, porque sabían lo importante que era para atacar con rapidez para sorprenderles.

El ejército Nóvgorod se componía de la druzina que era un ejército profesional de caballería, liderados por Alejandro y por la milicia de la ciudad de Novgorod, que se convocaba durante los tiempos difíciles, y que era infantería. Además, la gente de la ciudad en sí se unió al ejército, ampliando el número. Se cree en líneas generales que los dos ejércitos eran de tamaño similar, aunque los suecos deberían haber tenido la ventaja en la instrucción y en el equipo de sus hombres.

Batalla del río Neva 1.240 entre los rusos mandados por Alejandro Nevski y los suecos mandados por Jarl Birger

Los suecos acamparon en el punto donde el afluente del Izora une al río Neva. Su campamento estaba rodeado por el agua y por el bosque.Alejandro tenía sus fuerzas centradas en el bosque, en fila, y organizados adecuadamente. Además, se había levantado una pequeña niebla.Las fuerzas rusas que no habían sido detectadas, salieron del bosque hacia el campamento. La infantería atacó por el lado del río Neva, y la caballería atacó por el lado del río Izora.

Las fuerzas rusas atacaron con facilidad, matando a todos los suecos. Birger no tuvo tiempo de adoptar medidas defensivas o ni emitir ninguna orden. Fue un milagro que sobreviviera. El druzhina rusa estaba atacando el centro de los guardias de Birger, cuando un joven boyardo cortó la tienda de Birger, y Alejandro casi lo mata. La infantería rusa tenía que detener la retirada de los barcos, pero se levantó la oscuridad y Birger fue capaz de reunir sus fuerzas restantes. Mostró su habilidad al realizar una retirada de manera rápida y con todos los objetos posibles. Las pérdidas de los suecos son desconocidas, pero, en comparación con las pérdidas de los rusos, debieron haber sido enormes. A partir de ese día, Alejandro Jaroslavich llevó el apodo de Alejandro “Nevski”, que significa “del Neva”.Poco después de esta batalla, los novgorodianos firmaron un tratado con Suecia, por el que ninguno atacaría al otro. Esto permitió a los Novgorodians para concentrarse en los alemanes, que serían derrotados poco después en la batalla del hielo.

Últimas campañas contra Novgorod

En 1.293 los suecos establecieron una fortaleza en Viborg (Vyborg, Rusia) durante la Tercera Cruzada Sueca por el mariscal Torkel Knutsson, el fuerte bloqueaba la entrada al río Vuoksi. Sin embargo, no pudieron tomar y mantener el centro de Karelia del Kexholm (Priozersk) en la orilla opuesta del Vuoksi en el lago Ladoga, y en el año 1.301 también perdieron la fortaleza de Landskrona, que habían comenzado la construcción el año anterior. La guerra continuó durante otros veinte años antes de que Suecia y Novgorod concluyeran el tratado de Nöteborg (Pahkinasaari) en 1.323, que fijaba una frontera entre Suecia y Rusia por primera vez. El castillo fue finalmente reconocido como parte de Suecia.

Algunas cruzadas posteriores se lanzaron contra Rusia por Suecia desde el territorio finlandés, sobre todo la cruzada del rey Magnus II Eriksson.

El 12 de agosto 1.323, Magnus concluyó el primer tratado entre Suecia y Novgorod (representado por el Gran Príncipe Yuri de Moscú) en Nöteborg (Orekhov) donde el lago Ladoga desemboca en el río Neva. El tratado delineaba las de influencia entre los finlandeses y los karelianos y se suponía que iba a ser una “paz eterna”, pero las relaciones de Magnus con Novgorod no eran tan tranquilas. En 1.337, los conflictos religiosos entre los karelians ortodoxos y los suecos llevó a un ataque sueco a la ciudad de Korela (Keksholm, Priozersk) y Viborg (Viipuri en finlandés, Vyborg en ruso), en la que fueron asesinados los comerciantes novgorodianos y ladoganos que vivían allí. Un comandante sueco llamado Sten también capturó la fortaleza de Orekhov. Las negociaciones con el alcalde de Nóvgorod Fedor fueron concluyentes y los suecos atacaron a los karelianos de los alrededores del lago Ladoga y lago Onega antes de que se concluyera una paz en 1.339, siguiendo los viejos términos del tratado de 1.323. En este tratado, los suecos afirmaron que Sten y otros actuaron por su cuenta sin el consentimiento del rey

Relaciones estuvieron tranquilas entre Suecia y Novgorod, hasta 1.348, cuando Magnus encabezó una cruzada contra Novgorod, marchando por el Neva, forzando la conversión de las tribus a lo largo de ese río, y capturaron brevemente la fortaleza de Orekhov por segunda vez.

Los novgorodianos volvieron a tomar la fortaleza en 1.349 después de un asedio de siete meses, y Magnus se retiró, debido a los estragos de una plaga que se desató más al oeste. Pasó gran parte de 1.351 tratando de conseguir apoyo para una nueva cruzada entre las ciudades alemanas y en los países bálticos, al no conseguirlos, nunca volvió a atacar Novgorod.

Guerra ruso-sueca 1495-97

Fue el resultado de una alianza entre el gran príncipe Iván III de Moscú y el rey Hans de Dinamarca, que estaba en guerra contra la familia Sture de Suecia con la esperanza de recuperar el trono sueco. Se cree que Hans se comprometió a conceder algunos tramos de tierras finlandesas al príncipe moscovita, aunque él no se molestó en cumplir el acuerdo después de que él había sido coronado rey de Suecia en la final de la guerra.

De conformidad con el acuerdo, Iván III envió a los príncipes Daniil Shchenya y Vasily Shuisky para poner sitio al castillo sueco de Viborg. El asedio duró tres meses y terminó cuando un castellano prendió fuego a la pólvora para asustar a los moscovitas. Al año siguiente generales rusos Vasily Kosoy y Andrey Chelyadnin devastaron severamente La finlandia sueca de Finlandia llegando hasta Hämeenlinna (Tavastehus).

Sten Sture el Viejo, que estaba entonces en Turku (Åbo), se enfureció ante la noticia de la expedición Moscovita y envió Svante Nilsson con 2.000 hombres a tomar Ivangorod, una nueva fortaleza que Iván III había construido para proteger la Ingria rusa contra los caballeros livonios. La fortaleza fue tomada sin dificultad, pero era obviamente imposible defenderla durante un período considerable de tiempo, así que Svante Nilsson propuso entregarla a los caballeros, que rechazaron la oferta. Entonces los suecos prendieron la fortaleza y navegaron a casa.Después de que el trono sueco cayera en manos de Hans de Dinamarca, las hostilidades se suspendieron hasta 1.508, cuando Suecia y Moscú ratificaron un tratado de paz por 60 años. Aunque la guerra no produjo resultados tangibles para cualquiera de los beligerantes, ambos países corroboraron el acuerdo de paz en 1.513 y 1.524.

Campañas de los cruzados teutones contra los rusos

En 1.223, hubo un levantamiento contra los cristianos en general en Estonia. Todos los alemanes y daneses que cayeron en manos de los estonios fueron pasados a cuchillo, y algunos de los sacerdotes ritualmente sacrificados a los dioses paganos. Los estonios volvieron a ocupar todas las plazas fuertes después de las guarniciones alemanas hubieran sido asesinadas. Con el fin de asegurar el éxito militar inicial, se invitaron tropas rusas mercenarias de Novgorod y Pskov y se establecieron en varias fortalezas clave, como Viljandi y Tarbatu (actual Tartu).Las identidades de los líderes estonios en Tartu se desconocen. El comandante de los mercenarios rusos se llamaba Vyachko, quien en 1.208 había perdido su dominio en Koknese a las fuerzas combinadas de la Orden Hermanos de la Espada y livonios. Le dieron doscientos hombres y dinero por la república de Novgorod para que pudiera establecerse en Tarbatu (hoy Tartu), o cualquier otro lugar que podía conquistar.

En el invierno de 1.223-24, los alemanes lograron gradualmente reconquistar la mayoría de los bastiones en la parte continental de Estonia. Tartu se mantuvo como el último centro de la resistencia en el sur de Estonia. Además de la población local de Ugandi, otros muchos luchadores por la libertad se habían reunido allí desde Sakala y otras provincias vecinas, en total había unos 1.000 combatientes en la ciudad. Los cruzados sitiaron Tartu después de la Pascua de 1.224, pero se vieron obligados a abandonarlo después de sólo cinco días de combates. Los obispos enviaron una delegación a Vyachko y le pidieron que renunciar a los “rebeldes paganos” en la fortaleza y dejarlos, pero decidieron quedarse porque los novgorodianos y los príncipes rusos le habían prometido la fortaleza y las tierras circundantes si pudiera conquistarlas.

El 15 de agosto de 1.224, el ejército cruzado, reforzado con un gran número de tropas cristianas letonas y livonias, regresó con fuerza a Tartu. El segundo sitio de Tartu duró ocho días. Se ofreció a Vyachko paso libre para él y los 200 rusos, pero Vyachko, estaba esperando un ejército de socorro desde Novgorod, se negaron.

El asedio comenzó con la construcción de catapultas grandes y pequeñas, que lanzaban piedras y ollas incendiarias contra la fortaleza. El ejército cristiano construyó una torre de asalto, que fue trasladada poco a poco a la fortaleza. Los alemanes constantemente socavaban los muros y metían madera y la quemaban para producir el derrumbamiento. Los defensores utilizaron sus propias catapultas y disparaban contra los alemanes con arcos y ballestas. Por la noche, los combates no se detuvieron.

Finalmente, los alemanes lanzaron un ataque total contra la fortaleza. Todos los defensores de Tartu, incluidas las mujeres, murieron en el ataque final por los caballeros. En total cerca de 1.000 estonios perdieron la vida en la batalla final. Según la Crónica de Enrique de Livonia, Vyachko junto con sus rusos trataron de oponer una resistencia separada en una de las fortificaciones, pero todos fueron arrastrados fuera y matados. De todos los defensores de Tarbatu, sólo una rusa de Suzdal fue dejada con vida. Le dieron ropa y un buen caballo y la enviaron de vuelta a Novgorod. Las tropas de socorro desde Novgorod habían llegado a Pskov cuando recibieron la noticia de Tartu, por lo cual se decidieron cancelar la expedición y hacer la paz con los alemanes. Herman von Buxhoevod fue nombrado príncipe-obispo de Tartu.

Pronto se desataron los problemas entre el obispo Herman y los daneses, en 1.234 se envió a Guillermo de Módena, delegado papal, como mediador, que limitó los territorios de Herman, aunque seguía siendo muy poderoso. En I.236 los Hermanos de la Espada sufrieron la derrota de Saule, siendo absorbidos por la orden Teutónica, estos compartieron las tierras estonias con los daneses.

Entre tanto la tensión entre ortodoxos y católicos se tensaba, Guillermo de Módena organizó una coalición occidental de invadir el estado ruso de Novgorod. Este movimiento papal para atacar a los rusos estaba en línea con los deseos de Suecia y Dinamarca para ampliar los dominios hacia el este y ambas naciones comenzaron a proporcionar tropas como lo hicieron los Caballeros Teutónicos.Conscientes de ello, los occidentales vieron la invasión de los mongoles como una oportunidad para atacar. Decidieron hacerlo por tres ejes:

Por el norte, los suecos atacarían por el golfo de Finlandia por barco, a través del río Neva para llegar a Ladoga. En la primavera de 1.240, las fuerzas suecas fueron derrotados en la batalla de Neva.

Por el centro una fuerza mixta de caballeros de Livonia, daneses, y estonios, lograron capturar Koporye en el otoño de 1240, en esta última ciudad comenzaron a construir un castillo de piedra, y lanzaron incursiones.

Por el sur los caballeros teutones atacaron a Izbork y Pskov, conquistando las ciudades.

Batalla del Lago Peipus o batalla del Hielo 1242. Movimientos previos

La segunda acometida cogió a los navgodorianos, durante ese invierno los cruzados incursionaron profundamente, avanzando por el río Luga llegaron a Tesov y la tomaron, llegaron incluso al poblado de Sablya a 30 km de Novgorod. Cuando se aproximaron a Nóvgorod, los ciudadanos locales llamaron a la ciudad al príncipe Alejandro Nevski, que había sido desterrado al principado de Pereslavl con su madre y su druzhina. Alejandro al parecer se había sometido como vasallo de los mongoles, comprometiéndose a que Novgorod pagase tributo, en compensación el khan le dio una fuerza de jinetes mongoles.

En ese momento los mongoles decidieron atacar Europa central católica, los caballeros teutónicos estaban con el dilema de continuar las operaciones contra Novgorod, o dirigirse al sur para hacer frente a los mongoles.

Alejandro Nevski regresó en 1.241, navegando por el Volga a Novgorod junto con su hermano Andrés y sus druzhinas, se hizo cargo de las operaciones, lo primero que hizo fue dirigirse al norte a Koporye, donde los cruzados estaban construyendo un castillo de piedra con ayuda de los locales, la tribu de los Vod, los materiales de construcción eran llevados en barcos, esta fortaleza significaba el control del Golfo de Finlandia. En otoño liberó Pskov y a continuación tomó Koporye, donde mandó ahorcar a los que habían cooperado con los cruzados, mientras que mandó liberar a los alemanes y daneses capturados.

La incursión más peligrosa fue la del sur, estaba dirigida por el obispo Herman y Andreas von Felpen que mandaba el contingente teutónico, había auxiliares estonios así como la druzhina de Yaroslav antiguo dirigente de Pskov que estaba exiliado con los cruzados. Capturaron Izborsk matando a toda la guarnición y amenazaron la ciudad de Pskov. Un cuerpo de unos 600 efectivos hizo una salida de la ciudad pero fueron derrotados el 15 de septiembre de 1.241, perdiendo a su jefe. Los cruzados acamparon a las afueras de la ciudad y comenzaron a asolar los territorios de los alrededores, destruyendo los cultivos y quemando las iglesias y monasterios ortodoxos, hasta que una semana más tarde se rindieron. Una vez saqueada los cruzados se retiraron con su botín, dejando una guarnición.

Alejandro llegó a Pskov en marzo de 1.242, y la ciudad cayó sin oponer apenas resistencia. Buscando infligir un castigo a los cruzados, montó una gran incursión en el oeste a finales de marzo, desplegando su ejército en una extensa zona, este despliegue resultó ser demasiado intrépido, una parte de su ejército compuesta por la milicia de Novgorod y mandada por Domash Tverdislavich jefe de la milicia, unos días antes de la batalla del lago Peipus, fue emboscado al cruzar un puente sobre el río Mooste, por los cruzados locales y fuerzas auxiliares letonas, el resultó muerto y sus fuerzas destruidas, fue conocida como la batalla de Mooste, los supervivientes se reunieron con Alejandro, y reunió a sus fuerzas, y comenzó su repliegue hacia el este, dirigiéndose hacia la parte más estrecha del lago Peipus.

Herman el obispo de Tartu (Dopart), reunió las fuerzas de los cruzados en la zona, que incluían caballeros de la orden de Livonia, caballeros teutónicos, algunos daneses y auxiliares estonios, y salieron en su persecución.No se conoce con certeza los movimientos de ninguno de los ejércitos, Alejandro probablemente se dirigió hacia Menikoorma en el lado estonio del estrecho, y los cruzados cruzarían más al norte, en lo que hoy es Samolva en la orilla opuesta.

Alejandro se enteró de que le estaban persiguiendo, y decidió presentar batalla, ya que los prisioneros y el botín le impedían avanzar con rapidez.Eligió un afloramiento rocoso llamado la roca del Cuervo, donde desplegó su ejército a esperar a los cruzados.

Batalla del lago Peipus o batalla del Hielo (1.242)

No hay datos muy fiables de las fuerzas en ambos bandos, el ejército ruso que tenía unos 4.000 efectivos de los cuales 800 las dos druzhinas, 500 mongoles, 2.000 milicianos de Nagorov y 1.500 de las tribus locales, desplegó a la manera tradicional con la infantería (voi) formando en el centro un muro de escudos, y detrás los arqueros. A las alas la caballería en la derecha los mongoles y la druzina de su hermano Andrés a la izquierda, detrás como reserva su propia druzhina.

El combate se inició el 5 de abril de 1242 sobre el hielo del lago Peipus, se inició con una impresionante carga de los cruzados mandados por Andrea von Felpen, los caballeros alcanzan las filas de infantería rusas, chocan contra ellas y posiblemente las rompieron, pero fueron frenados por la druzhina de Alejandro. Pronto se encuentran rodeados por todas las partes e intentan escapar de su peligrosa situación, iniciando la retirada por el lago helado.

Mientras tanto en el lado izquierdo los daneses sufrieron una lluvia de flechas lanzadas por los jinetes arqueros mongoles, los jinetes daneses no estaban acostumbrados a este tipo de lucha, e iniciaron también la retirada, perseguidos por los mongoles..

En el flanco derecho, los hermanos de la orden de Livonia, posiblemente mandados por el obispo Herman, fueron frenados por la druzhina de Andrés, hermano de Alejandro.Los auxiliaros estonios, viendo que los caballeros teutones iniciaban la retirada, se retiraron sin haber entrado en combate.La lucha duró dos horas, ambas alas persiguieron a los cruzados a través del lago, mientras parte de los caballeros teutones fueron rodeados por las fuerzas del centro.

Alejandro decidió no perseguir a los fugitivos, fuentes señalan la muerte de 20 caballeros y unos 400 germanos y daneses, otros 50 fueron capturados de los cuales 6 eran caballeros, no hay datos de las bajas rusas, pero debieron de ser muy importantes entre la infantería, que sufrió el peso de la carga.Algunas fuentes sugieren que durante la carga cedió el hielo de la superficie del lago, se quebró y se hundió bajo los pies de los que huían, pero es parte de la leyenda.

Después de la batalla, Alejandro ofreció un generoso acuerdo de paz, que fue rápidamente aceptado por Herman y sus aliados, el nuevo papa Inocencio IV, se puso del lado de los ortodoxos y no se volvió a llamar a una cruzada contra los rusos.

Batalla de Rakvere, Rakovor o Wesenberg (1.268)

Fue librada el 18 de febrero, 1268, entre los caballeros de la Orden de Livonia y una coalición de príncipes rusos. Las fuentes medievales de la batalla varían, ambos lados reclamaron la victoria, pero ninguno fue capaz de montar nuevos ataques. La conclusión más probable es que la batalla fue un empate táctico, ambas partes retiraron del campo de batalla.

En 1.268, las fuerzas de los estados rusos Novgorod y Pskov reunieron una fuerza para invadir el norte de Estonia y tomar su capital Reval (Tallin), estaban constituidas por unos 30.000 efectivos, mandados por Dmitri de Pereslavl (hijo de Alejandro Nevski a cargo de las tropas de la república de Nóvgorod) y su futuro yerno Daumantas de Pskov (a cargo de las de la república de Pskov). Avnzaron desde el castillo conquistado de Koporye a lo largo de la costa del golfo de Finlandia. Cuando alcanzaron el río Kegole junto a la ciudad estona de Rakvere (Rakovor en ruso, Wesenberg en alemán), les estaba esperando el ejército cruzado mandado por el gran maestre de la Orden de Livonia Otto von Luttenberg, con él había fuerzas danesas y milicias estonas locales, en total unos 25.000 efectivos.

Las fuerzas de la Orden estaban dispuestas en su formación en cuña, llamada “cabeza de hierro“, con caballeros pesados en punta, los rusos la llamaron el “gran cerdo de hierro“. Esta formación tenía un notable impacto penetrante sobre las líneas enemigas pero era escasamente maniobrable y vulnerable a los ataques laterales, hecho que había sido demostrado con la derrota de los caballeros en la batalla del lago Peipus. Para evitar esto, el gran maestre decidió dividir sus fuerzas de asalto en dos grupos, situando el primero en cambio abierto, y el otro oculto, de modo que cuando los rusos se lanzaran sobre el primer grupo, serían sorprendidos por el segundo.

La primera cuña estaba formada por los caballeros, por fuerzas danesas (ala derecha) y por milicias estonias locales (ala izquierda) y era conducido por el gran maestre Otto von Luttenberg. La otra cuña estaba mandada por el obispo Alejandro de Dorpat (Tartu) y posiblemente esta segunda cuña evitaría las deserciones de la primera cuña.

Los rusos cruzaron el río y formaron a su manera tradicional, infantería en el centro, la caballería en las alas y una reserva de caballería detrás.Los caballeros iniciaron la carga de la primera cuña, que atacó el centro de la formación enemiga y obligó a los rusos a retirarse.Los soldados de la segunda cuña, sin embargo, dando por ganada la batalla, se dirigieron a saquear el campamento rival, dejando vendidos a sus hermanos, que tras sufrir el contraataque ruso, fueron rodeados por las tropas de Pskov y Nóvgorod, teniendo que retirarse a la ciudad con grandes pérdidas.

El príncipe Daumantas de Pskov, cuyo coraje fue reconocido incluso por los historiadores alemanes, siguió a los caballeros derrotados hasta la ciudad, pero cuando regresaba se encontró con los caballeros de la segunda cuña, ambos se pusieron frente a frente y sin decidirse a atacar, por lo que los príncipes rusos proclamaron la victoria y regresaron triunfantes a sus tierras.

No hay datos de las bajas debieron ser considerables por ambos bandos.

El siguiente año el gran maestro de la Orden, Otto von Lutterberg, puso sitio a Pskov, pero Daumantas aguantó, cuando un ejército de socorro llegó allí desde Novgorod, atacó a los sitiadores, hiriendo personalmente a Lutterberg en la batalla.

Los caballeros buscaban la paz a cualquier precio, y sus ataques a Pskov y Nóvgorod cesaron durante treinta años.

viernes, 18 de diciembre de 2020

La otra Historia de los Templarios. Michael Lamy


 ¿Quién custodia el fabuloso tesoro de los Templarios? ¿En qué consistía el culto de las cabezas cortadas? ¿Existieron realmente los rituales iniciáticos sangrientos y las ceremonias sexuales? ¿Qué hay de cierto en la trama herética contra la Iglesia romana? ¿Fue Napoleón uno de los herederos de los conocimientos de la Orden?

La otra historia de los Templarios busca la verdad, alejándose de los tópicos, para esclarecer el origen y evolución del colosal poder político y económico de la Orden del Temple. Indaga en el complot urdido por la Iglesia para exterminarlos y apoderarse de sus riquezas e influencias.


Rastrea lo que pudo sobrevivir de la Orden y se dirige a algunos de los lugares en los que buscar signos tangibles de lo que se ha dado en llamar la historia secreta de los Templarios.

Una obra completa y rigurosa, que subsana errores, descifra enigmas y ofrece nuevas perspectivas de lectura a todos aquellos apasionados por el nacimiento, el auge y la supervivencia del Temple.

Orden de la Escama


La Orden de la Escama fue una orden militar castellana actualmente desaparecida. No se conoce con certeza quien fue su fundador pero la opinión más extendida es la que cree que pudo tratarse del rey Alfonso XI el Justiciero quien la habría fundado en el año 1318, habría entregado encomiendas a algunos miembros y establecido sus estatutos y preceptos.

Los caballeros de la Orden de la Escama tuvieron como misión defender Castilla frente a los musulmanes, preservar la fe Católica hasta la muerte y obedecer a su maestre. Sin embargo, algunos autores han defendido que esta orden fue creada por el rey Juan II que pudo establecerla en el año 1420. Conforme a esta teoría, con la creación de esta orden el rey Juan II pudo tratar de ganarse el apoyo de la nobleza y de estimular a sus súbditos en las guerras en las que se vio inmerso, dado que este monarca se encontraría cansado y acosado por los conflictos que se sucedieron durante su reinado. La Orden de la Escama, durante el reinado de este monarca tuvo por objeto la defensa de la Corona de Castilla y de las tierras de los vasallos del rey. La divisa o emblema de esta orden consistió en una cruz paté esmaltada de Gules (color rojo) y decorada con escamas.

La Orden de la Escama logró ser muy prestigiosa, teniendo entre sus miembros a miembros poderosos de la nobleza pero entró en decadencia al morir Juan II, siendo finalmente suprimida.

La Sabana Santa y el Temple



Los templarios escondieron la Sábana Santa más de un siglo

Un documento sobre una iniciación en 1287 confirma que besaban la imagen de un hombre en «una larga tela de lino»

Arnaut Sabbatier, caballero francés de la Orden del Temple, compareció ante los inquisidores y les explicó como fue su ceremonia de ingreso en los templarios en 1287: como cualquier fraile hizo voto de pobreza, de obediencia y de castidad. Luego, sus superiores le llevaron a un lugar secreto, accesible solo a los hermanos de la Orden, le mostraron una larga tela de lino que mostraba la imagen de un hombre y le hicieron adorarlo, besándole tres veces los pies. Los inquisidores tomaron nota de la descripción, y años después la ha encontrado la historiadora Barbara Frale, especialista en la Orden del Temple y trabajadora de los Archivos Vaticanos. «Este testimonio proviene de los documentos del proceso contra los templarios y es casi desconocido para los historiadores porque representa tan solo una gota en el mar para quien debe estudiar la intrincadísima red del gran complot lanzado en 1307 por el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso», escribe la doctora Frale en «L'Osservatore Romano», el diario semi-oficial del Vaticano. Para Frale, el documento confirma una hipótesis que ya formuló en 1978 el historiador de Oxford Ian Wilson: que los templarios guardaron en secreto durante más de un siglo la llamada Sábana Santa o Sindone de Turín, una tela de gran longitud en la que se ve la imagen de un hombre con heridas semejantes a las descritas en la Pasión de Cristo. La hipótesis de Wilson era sugerente: en 1204 la Cuarta Cruzada saquea Constantinopla, y cientos de reliquias desaparecen de la corte y las iglesias bizantinas para ir reapareciendo luego en Occidente. Entre ellas, la Sábana Santa que, según la tradición bizantina, había envuelto el cuerpo de Cristo en el sepulcro. En 1353 la Sábana Santa vuelve a aparecer: está en una iglesia francesa, en Lirey, expuesta a la veneración de los fieles por donación de una familia descendiente del templario Geoffroy de Charney, quemado en la hoguera con el Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay. ¿Dónde estuvo durante todo este tiempo? Wilson sospechaba de los templarios, pero no tenía datos documentales. Ahora Barbara Frale dice que el testimonio del caballero Sabbatier hallado en el Archivo Vaticano sería una prueba en esta dirección. ¿Por qué mantuvo oculta la reliquia la Orden del Temple? La historiadora recuerda que el Papa castigó con la excomunión a todos los cruzados que participaron en el ignominioso saqueo de Constantinopla y que el Cuarto Concilio Lateranense en 1215 decretó la misma pena a quienes traficasen con reliquias. No sabemos cómo conseguirían los templarios la Sindone, pero era una posesión tan valiosa como comprometedora. Barbara Frale apunta algunas ideas sobre su valor en una Orden religiosa que, blindada al poder civil y episcopal con todo tipo de inmunidades, resultaba muy atractiva para personas heterodoxas, con tendencia a la herejía. Cátaros y docetistas predicaban que Cristo no sufrió de verdad la Pasión, que su cuerpo no era real, que no murió ni resucitó. La Orden se aseguraba de que sus caballeros no creyesen estas herejías con la más potente prueba: el sudario con las huellas visibles de la sangre del Hombre-Dios. Los caballeros besaban los pies de la imagen de Cristo, como lo hizo San Carlos Borromeo en 1578 cuando la veneró en Turín, como besan los pies de la cruz hoy los jóvenes en las oraciones de Taizé. Además, frotaban las correas de sus hábitos con la tela, convirtiéndolas así en «reliquias por contacto», protecciones contra el mal físico y espiritual. Era algo muy común en la Edad Media: muchas reliquias de la Santa Cruz, por ejemplo, son en realidad maderas frotadas con el leño de Jerusalén encontrado por Santa Elena en el siglo IV: al frotar devotamente la reliquia, su sacralidad se «contagia» al nuevo objeto. Wilson sugirió en su momento que la tela debía guardarse en una protección de madera, mostrando solo el rostro barbado, y que así surgió la acusación de que los templarios adoraban un ídolo barbudo al que besaban. Barbara Frale, a la luz del documento hallado, cree más bien que, al menos en la ceremonia de iniciación, se mostraba el cuerpo completo: «se veía todo, la carne de los músculos tensos en la rigidez que acompaña las primeras horas después de la muerte, el rostro hundido por el efecto de los golpes, la piel desgarrada por las agujas del látigo». Escribe la autora italiana que «la humanidad de Cristo sobresalía de la violencia de los hombres, la humanidad que los cátaros declaraban imaginaria se podía ver, tocar, besar; era algo que para el hombre medieval no tenía precio». La autora tiene cariño a los templarios y en su trabajo con las actas de los juicios demostró que eran inocentes de las acusaciones de herejía. Sin embargo, al presentar sus trabajos hace pocos años admitió que «hoy sabemos que la disciplina primitiva del Templo y su espíritu auténtico se corrompieron con el paso del tiempo, cayendo en la decadencia y algun que otro pecado; pero no de ídolatría.»

Los puertos templarios en la Península Ibérica


Fueron considerados como los primeros banqueros de la historia por las ingentes encomiendas y posesiones que amasaron. Combatieron en las Cruzadas contra los ‘infieles’ musulmanes durante la Edad Media. También se les atribuye la custodia de reliquias cristianas como la Sábana Santa o el Grial. ¿Realidad o mito?

Lo cierto es que los caballeros templarios, que también fueron monjes, tomaron parte en los conflictos bélicos más importantes de su época. Su historia es apasionante y en la península ibérica su participación resultó decisiva, por ejemplo, durante la Reconquista cristiana para frenar el avance moro.

La Orden del Temple llegó oficialmente a España en 1131 cuando el conde Barcelona, Ramón Berenguer III, ingresó en el Temple poco antes de fallecer. Y pronto se expandieron por el territorio de la península ibérica, siendo reclutados por los reyes y la nobleza para las continuas luchas que se libraban durante la Edad Media. Pero no solo luchaban, sino que también ayudaban a los más desfavorecidos, que en el fondo era su misión principal.

Los templarios fueron también dueños de una importante flota que les permitía establecer importantes flujos comerciales por el Mediterráneo y otros mares y océanos. Hasta incluso hay quien se atreve a considerar que su pericia les condujo hasta las costas de América durante los siglos XII y XIII; de ahí que introdujeran en Europa grandes cantidades de oro y plata, metales que más bien escaseaban en el Viejo Continente por aquella época, circunstancia que les permitió sufragar la guerra que mantenían en Tierra Santa y hacerse inmensamente ricos.

Sea cierta o no tal conjetura histórica, sí que resulta verídico que puertos marítimos como el francés de La Rochelle, en la fachada atlántica, fueron utilizados con notable actividad comercial y aventurera por los templarios. La peculiar geografía de nuestro territorio, en forma de península, propició que los templarios aprovecharan sus excelentes costas para establecer enclaves portuarios de primer orden.

De esta manera, historiadores como Jesús Ávila, quien ya nos invitó a descubrir la historia del Maestrazgo castellonense, contabilizan hasta diez puertos utilizados por el Temple en España (11 si se incluye Colliure, en Francia, que pertenecía a la Corona de Aragón): Caldes d’Estrac y Miravet en Cataluña, Vinaroz (Castellón), Palma de Mallorca, Dénia (Alicante), Huelva, Faro (Lugo), Avilés (Asturias), Castro Urdiales (Cantabria) y Bilbao.

Entre Mataró y Arenys de Mar emerge Caldes d’Estrac (comarca del Maresme) Su fama procede de la calidad de sus aguas termales, conocidas desde tiempos inmemoriales. En esta villa, los templarios construyeron a comienzos del siglo XIII el primer hospital termal de España. Hicieron lo propio con un puerto marítimo que pudo haber estado en la zona intermedia de la actual Riera, cerca de la Vía Augusta. Para defender tanta riqueza natural, el Temple levantó sobre una colina cercana la llamada de Els Encantats.

Los templarios también dejaron un poso muy importante en Miravet (Tarragona), a la que accedieron a través del curso inferior del Ebro. Sobre una empinada roca levantaron el castillo templario de más enjundia de Cataluña y uno de los más hermosos del Occidente europeo. Desde la impresionante fortaleza Jaime I planificó alguna de sus más audaces batallas. La localidad fue templaria durante siglo y medio.

Ocupada en tiempos prerromanos por la tribu ibera de los ilercavones y luego por los romanos, los templarios llevaron a cabo en Vinaroz una tremenda actividad urbanística. Aparte de configurar el trazado urbano de su casco antiguo, transformaron su playa en grao con el fin de levantar un fondeadero para embarcaciones de gran envergadura. Se convirtió en uno de los más destacados de todo el Mediterráneo y en el más importante de la Corona de Aragón. En él desembarcó Miguel de Cervantes en 1571 a su llegada de la batalla de Lepanto contra los turcos, herido en un brazo.

Localizado en Monti-Sion o la Cala, hoy enterrada y que se extendía desde el Paseo del Borne al Palacio de Justicia, el puerto de Mallorca ya era trascendente en tiempos de la dominación islámica. Los templarios jugaron un papel decisivo en la conquista de Mallorca en 1229 por parte de Jaime I. El embarcadero balear jugó un papel clave de abastecimiento durante las Cruzadas.

Dénia, por su parte, dispuso en el Medievo de puerto en la zona de la Caldera frente a la torre del Raset. Antes, la localidad alicantina, a la sombra del Montgó, fue un importante enclave ibero, romano (Dianium), visigótico (sede episcopal) y árabe (capital de un influyente reino de taifas) Desde este amarradero combatían a los piratas berberiscos.

En Huelva, los templarios se interesaron por la localidad de La Rábida, que les fue entregada en 1283 por el monarca Alfonso X el Sabio. Los monjes soldados establecieron el puerto sobre el mismo estuario formado por la desembocadura en el Atlántico de los ríos Tinto y Odiel. Quizás fue este uno de los puntos de partida de los templarios hacia el Nuevo Mundo dos siglos antes que Colón.

Ya en el noroeste peninsular, la Orden del Temple mostró su interés por asentar su flota en Faro, en la orilla derecha de la ría de Viveiro, al norte de la provincia de Lugo. En 1252, el rey Fernando III confirmó a los templarios el uso y explotación de este puerto marítimo gallego.

Avilés, en Asturias, tiene de origen templario su recinto amurallado y algunas puertas, así como un par de iglesias. En 1155 Alfonso VII concedió a la orden la tutoría de protección de su puerto, un importante centro de almacenamiento y exportación de sal, lino, madera y vino por todo el Cantábrico y parte de Europa. También en el norte de España, el hermoso puerto cántabro de Castro Urdiales, desde siempre relacionado con los pescadores, se convirtió en un bastión templario para el comercio.

Bilbao se convirtió quizás en el embarcadero de mayor uso templario en el norte peninsular, que servía de conexión con el francés de La Rochelle. Se localizaba en la ribera superior de la ría que pasa por la ciudad vascuence. Aquí también aseguraron el flujo de peregrinos extranjeros que arribaban para iniciar el Camino de Santiago.

Desde todos estos embarcaderos medievales en nuestro territorio, que disponían de sus propias atarazanas, los templarios pudieron controlar los bancos de bacalao y arenque en el Atlántico, las salinas de la zona de Levante, las aguas termales del Maresme catalán, el río Ebro o los peajes de las grandes vías de peregrinaje.

La huella del Temple en España, como se puede apreciar, es bien prolongada. Junto a todos estos puertos, los pobres caballeros de Cristo dejaron su impronta en forma de una imponente arquitectura religiosa o militar; y como comprobamos también de puertos marítimos.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

La misteriosa iconografía de las vírgenes negras


En los primeros siglos del cristianismo fue generalizado el recelo de las autoridades eclesiales, cuando no el rechazo absoluto, ante la posibilidad de promover el culto a la Virgen María. En el año 431, el Concilio de Éfeso proclamó a María como madre de Dios, lo que conllevó una progresiva incorporación de atributos divinos. Los recelos aumentaron ante la posibilidad de que el culto a la Virgen se entendiera como una continuidad a los cultos de las diosas paganas de la Madre Tierra, de las deidades consideradas reinas del Cielo y de las divinidades femeninas de la Sabiduría. Fue en el siglo XI, en los conventos benedictinos de Francia, cuando se evolucionó de forma decisiva en el asentamiento del culto a la Virgen María. La aportación de san Bernardo de Claraval, con unos escritos que combinaban la rigidez teológica y una profunda carga sentimental, fue decisiva. Y en ese contexto, fusionando influencias de religiones precristianas, surgieron las Vírgenes Negras, poseedoras de una carga simbólica riquísima.

Su representación fue habitual en la España medieval, pudiendo basarse su fundamentación bíblica en el poema bíblico atribuido a Salomón en el Cantar de los Cantares, “Negra soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén”. Uno de los grandes difusores de esta iconografía serían los templarios, orden autorizada en 1118 y que tuvo su primera residencia en las ruinas del templo de Salomón. En los recintos templarios se celebrarían romerías en la que los romeros captaban esa energía universal simbolizada en esta curiosa representación de María, muy difundida entre los siglos XI y XIII, que venía a adaptar al culto cristiano a la diosa madre Isis, símbolo de la tierra y la fertilidad en el mundo de la Antigüedad. Constan también precedentes del culto pagano a Diana En Éfeso, actual Turquía, como diosa negra de la tierra, a la que se rendía culto en un templo octogonal.  Isis, Venus, Diana, Ceres… Precedente de imágenes de vírgenes negras con semblante hierático, elementos orientalizantes y marcado carácter frontal. Adaptadas a las formas del Románico (solían estar sentadas) o del Gótico (de pie), se labraban en madera o piedra negra, aunque haya casos de imágenes que fueron pintadas de negro con posterioridad, dándose también el caso de imágenes a las que se eliminó su original policromía negra para transformarla en “Virgen blanca”, un ejemplo de que el decoro también sigue modas. Tanto la orden del Temple como la del Císter contribuyeron en los siglos del Románico a su difusión, entre los siglos XI y XIII, órdenes a las que se sumaron otras como la de los caballeros de la Orden hospitalaria de San Antonio.

También fueron frecuentes estas imágenes en las vías de peregrinación medievales, donde precisamente estuvo muy extendida la presencia de esta orden hospitalaria. Europa tejió una amplia red de peregrinaciones que podía encaminarse a Roma, pero también a la iglesia de la Magdalena de Vezelay, a San Martín de Tours o, sobre todo, a Santiago de Compostela, unas vías de trasmisión de la devoción, pero también un medio de comunicación de iconografías y hasta de soluciones arquitectónicas para los templos de la época. Sobre el origen del color negro para la piel de estas tallas se suelen apuntar dos teorías. La primera apuntaría al color de la tierra que, fecundada por el Sol, es fuente de vida, con lo que el paralelismo con la figura de María, fecundada por el Espíritu Santo y fuente de vida para la humanidad, estaría más que servido. La otra teoría apunta a una sustitución del antiguo culto a las piedras negras como anhelo de fertilidad, tanto espiritual como física, culto que se mantiene todavía en algunas religiones como la islámica, siendo la kaaba o piedra santa un claro ejemplo de ello.

La cuestión es que Europa e Hispanoamérica presentan numerosas vírgenes con esta cualidad, manteniendo algunas de ellas una enorme devoción. Baste citar en España ejemplos como la Virgen de Atocha (Madrid), la Virgen de la Cabeza (Andújar), la Virgen de la Candelaria (Tenerife), la Virgen de Guadalupe (Cáceres) la Virgen de Montserrat, la Virgen de la Merced (Jerez, Cádiz), la Virgen de Ujué en Navarra, la Virgen de Regla en Chipiona… Un amplio catálogo que se hace internacional con imágenes como Nuestras Señora Aparecida (Brasil), la Virgen de Częstochowa  (Polonia), la Virgen de Rocamador (Francia) o María Reina del Monte Oropa (Italia). A partir de las conquistas del rey Fernando III, a mediados del siglo XIII, Andalucía occidental se incorporaría a la Europa cristiana, un cambio fundamental que conllevaría su inclusión en las redes devocionales europeas del momento. Un contexto, por tanto, muy diferente al del resto de Europa, por el estatus musulmán mantenido durante siglos y por el riquísimo sustrato de culto a divinidades femeninas que se adaptarían al nuevo culto a la Mujer por Excelencia: María. Un culto a lo femenino que el autor propone buscar en los tiempos en los que el Guadalquivir, el río de Tartessos, formaba en su desembocadura el lago Ligustino.

La nueva creencia cristiana hay que contextualizarla, por tanto, a partir de los lejanos influjos fenicios y hasta de las tradiciones legendarias de los trabajos de Hércules que, curiosamente, influiría en tiempos del Renacimiento en la mismísima representación de Cristo. Solo así comprenderemos por qué la Virgen Negra de las aguas ligustinas presenta títulos que la hacen «la más negra de todas». Solo así comprenderemos la riqueza de sentimientos que la figura de la Madre de Jesús despierta en celebraciones y romerías andaluzas, creando ese cliché tierra de María Santísima.

Por todo ello, se propone una visión amplia para entender la devoción a la Virgen María, desde la devoción a la mítica Astarté fenicia, con su concepto de Madre y su iconografía repetida por todo el Mediterráneo para llegar a todas esas imágenes marianas que llegan a Andalucía con el nuevo cristianismo triunfante, con tallas e imágenes en ocasiones procedentes directamente del gótico francés (desde la iconografía de Roca Amador a las vírgenes fernandinas). Imágenes estudiadas en un sentido amplio, de Guadalupe a Carmona, de Andújar a Chipiona, de Utrera al Rocío, pasando por la Catedral de Sevilla. Porque la negritud va mucho más allá de un aspecto físico y superficial: el negro es la ausencia de luz, es la oscuridad, es el origen en la gran mayoría de las explicaciones cosmogónicas del origen del mundo. Si esa oscuridad es origen y madre de la cual partimos, su adecuación a la representación de la Madre de Dios y Madre de la Humanidad. Un apunte para explicar el curioso fenómeno de las Vírgenes negras. 

Balduino I de Boulogne


Balduino I de Boulogne, Balduino I de Edesa o Balduino I de Jerusalén ( 2 de abril de 1118) fue uno de los líderes de la Primera Cruzada que llegó a ser conde de Edesa y después el segundo monarca y el primero en usar el título de rey de Jerusalén. Era hermano del primer gobernador cristiano de Jerusalén tras el fin del control bizantino, Godofredo de Bouillón.

Juventud

Balduino era hijo de Eustaquio II de Boulogne y de Ida de Boulogne y hermano menor de Eustaquio III de Boulogne y de Godofredo. Si bien Balduino en principio, como hijo menor, estaba destinado a una carrera eclesiástica, hacia 1080 ya había abandonado esta idea. Según el historiador Guillermo de Tiro, que vivió avanzado el siglo XII y no conoció a Balduino: “en su juventud, Balduino recibió una buena formación en las artes liberales. Llegó a ser clérigo, según se dice, y a causa de su ilustre linaje obtuvo beneficios, comúnmente llamados prebendas, en las iglesias de Reims, Cambrai y Lieja.” Después vivió en Normandía, donde se casó con Godehilda (o Godvera), de una noble familia inglesa, pero volvió a Lorena para hacerse cargo del condado de Verdún (que antes había poseído su hermano Godofredo).

Primera Cruzada

Balduino I de Jerusalén recibe a la delegación armenia.

En 1096 se unió a la Primera Cruzada con sus hermanos Godofredo y Eustaquio III de Boulogne tras vender muchas de sus propiedades a la Iglesia para poder costear los gastos de la cruzada. Su esposa Godehilda también le acompañó. Este fue el segundo movimiento cruzado, pues el primero, la Cruzada de los pobres, estuvo formado por gente del pueblo. Cuando los cruzados pasaron por Hungría, el rey Colomán pidió un rehén para asegurarse la buena fe de la expedición: Balduino fue entregado con este fin hasta que sus compañeros salieron del territorio húngaro.

Al poco de entrar en territorio bizantino, tuvieron lugar algunos altercados con los griegos, que también habían sufrido el paso de la Cruzada popular. Balduino dirigió un destacamento que se hizo con un puente cerca de Constantinopla. Tras alcanzar la ciudad, no se pudo evitar que el grueso de las tropas se dedicase al pillaje en los campos vecinos, y el propio emperador bizantino Alejo I Comneno se vio obligado a proporcionar un rehén para asegurarse la paz. Este rehén, su hijo y futuro emperador Juan II Comneno, fue entregado a Balduino. Según Ana Comnena, Balduino castigó a uno de sus soldados que se había atrevido a sentarse en el trono de Alejo.

Balduino viajó con sus hermanos hasta Heraclea Cybistra en Asia Menor, donde se separó del cuerpo principal de la Cruzada con Tancredo para seguir hacia Cilicia. Seguramente, Tancredo pretendía hacerse con algún territorio para establecerse como príncipe en Oriente, y Balduino debía de tener las mismas intenciones. Durante su ausencia, su mujer enfermó y murió en Maraş. En septiembre de 1097, tomó Tarso, que era de Tancredo, y allí instaló su propia guarnición con la ayuda de una flota de piratas de Boulogne. Los ejércitos de Tancredo y Baldwin se enfrentaron brevemente en Mamistra, pero nunca llegaron a la guerra abierta, y Tancredo siguió camino de Antioquía. Tras unirse al contingente principal del ejército en Maraş, Balduino recibió una invitación de un armenio llamado Pakrad y se dirigió al este hacia el Éufrates, donde ocupó Turbessel.

Conde de Edesa

Llegó otra invitación de Teodoro de Edesa, donde Balduino fue adoptado como hijo y sucesor de Teodoro. Cuando este murió asesinado en marzo de 1098, Balduino se convirtió en el primer conde de Edesa en Mesopotamia, aunque no se sabe si llegó a tener algo que ver con dicho asesinato. Rigió el condado hasta 1100, tras casarse con Arda de Armenia, hija de Teodoro I de Armenia, y ejercer de embajador entre cruzados y armenios.

A lo largo de esos dos años, conquistó Samosata y Seruj (Sarorgia) a los musulmanes, y desmontó una conspiración urdida por algunos de sus súbditos armenios en 1098. Durante el asedio de Antioquía, envió dinero y alimento a los cruzados, pero no participó en él. Kerbogha, el gobernador musulmán de Mosul, se dirigió en ayuda de Antioquía, pero se detuvo primero en Edesa, a la que asedió durante tres semanas, sin éxito. Kerbogha fue luego derrotado en Antioquía y los cruzados establecieron allí el Principado de Antioquía. Ese mismo año, Balduino había consolidado ya su situación como para poder salir de Edesa y asediar Azaz con su hermano Godofredo, donde derrotaron a las tropas de Fakhr al-Mulk Radwan de Alepo.

A finales de 1099 visitó Jerusalén junto con Bohemundo I de Antioquía, pero volvió a Edesa en enero de 1100. A su regreso a Edesa, ayudó en el levantamiento del sitio de Melitene, en el que Bohemundo había sido capturado por los danisméndidas. El príncipe armenio de la ciudad, Gabriel, reconoció a Balduino como señor de la misma.

Rey de Jerusalén

Balduino fue invitado a Jerusalén por los partidarios de una monarquía secular. Cedió Edesa a un primo, Balduino de Bourcq (el futuro Balduino II de Jerusalén), y en su camino hacia la capital sufrió una emboscada de Duqaq de Damasco, cerca de Beirut. Las tropas de Duqaq fueron derrotadas, y no encontró mayores complicaciones en su viaje a Jerusalén, a donde llegó a comienzos de noviembre.

En Jerusalén, Balduino se encontró con la oposición de su viejo enemigo Tancredo, así como con la del patriarca latino de Jerusalén, Dagoberto de Pisa, que ya había intentado establecer un sistema teocrático en el reino en vida de Godofredo. Al poco de llegar a la ciudad, puso en marcha una expedición contra Egipto y no volvió de la misma hasta finales de diciembre. El día de Navidad, fue coronado como primer rey de Jerusalén por el propio patriarca, que había abandonado su oposición a Balduino, aunque rechazó coronarle en Jerusalén: el acto tuvo lugar en Belén.

La pugna entre Iglesia y Estado se mantuvo hasta la primavera de 1101, cuando Balduino consiguió suspender a Dagoberto por un legado papal. Ese mismo año, volvieron a estar en desacuerdo sobre la contribución del patriarca a la defensa de Tierra Santa. La lucha acabaría con la definitiva deposición de Dagoberto en 1102.

Expansión del reino

En 1101, Balduino tomó Arsuf y Cesarea con el apoyo de una flota genovesa. A cambio, a los genoveses se les concedieron barrios comerciales en dichas ciudades, y en Cesarea se creó un arzobispado. En septiembre, Balduino derrotó a los egipcios en la batalla de Ramlah, aunque en un primer momento se creyó en Jerusalén que el ejército cruzado había sido derrotado y Balduino había muerto. Tancredo se preparó para hacerse cargo de la regencia antes de que se conociese la victoria real de Balduino.

En 1102 tuvo lugar otra batalla en Ramlah, con los restos de la Cruzada de 1101, en la que se contaban Esteban II de Blois, Guillermo IX de Aquitania y Hugo VI de Lusignan. Esta vez los egipcios resultaron vencedores; Balduino perdió gran parte de su ejército, y entre ellos a Esteban de Blois, pero él pudo escapar a caballo hasta Arsuf. No quiso arriesgarse a salir de la ciudad ante el temor de ser capturado por los egipcios, por lo que fue transportado por mar hasta Jaffa por el pirata inglés Godric de Finchale, y desde allí en secreto hasta Jerusalén. Los egipcios dominaban aún el campo, y Balduino se enfrentó a ellos fuera de Jaffa, venciéndoles esta vez.

En 1103 asedió Acre sin éxito, pues fue abastecido por una flota egipcia. También ese año, pagó el rescate de Bohemundo de Antioquía, que seguía en prisión desde su derrota en Melitene. Balduino prefería a Bohemundo en lugar de Tancredo, que gobernaba Antioquía como regente. En 1104, gracias al apoyo de una flota genovesa, pudo finalmente tomar Acre. En 1105 se libró otra batalla en Ramlah, donde volvió a vencer. En 1109 ejerció como árbitro en un consejo de los grandes barones ante las murallas de Trípoli, y obligó a Tancredo a olvidar su reivindicación de la ciudad. Poco después la ciudad cayó en manos de los cruzados, que formaría el núcleo del Condado de Trípoli. En 1110 se añadió Beirut al territorio de Jerusalén, de nuevo gracias a la ayuda genovesa. Balduino se trasladó entonces al norte para ayudar a Edesa, que era asediada por Mawdud de Mosul.

A su vuelta, se conquistó Sidón con el apoyo de Sigurd I de Noruega. En 1111 Balduino ayudó a Tancredo en el asedio de Shaizar, y luego puso sitio también a Tiro sin llegar a tomar la ciudad. En 1113 se enfrentó a una gran invasión de las fuerzas unidas de Toghtekin de Damasco y Aksunkur de Mosul, y el reino estuvo al borde de la destrucción, pero Balduino contó con la ayuda de tropas de Antioquía, así como con la llegada de peregrinos de Europa.

En 1113 se casó con Adelaida del Vasto, pues en 1108 había dejado a su esposa armenia Arda con el pretexto de que ésta mantenía relaciones sexuales con musulmanes, aunque es más probable que la mujer le resultase políticamente inútil en Jerusalén, donde no había población armenia. En el acuerdo matrimonial, si Balduino y Adelaida no tenían descendencia, el heredero sería Roger II de Sicilia, hijo de Adelaida y de su primer marido Roger I. Técnicamente el matrimonio era bígamo, pues Arda vivía aún en un monasterio de Jerusalén, y posteriormente causaría muchos problemas tanto a Balduino como al patriarca Arnulfo de Chocques, que lo había sancionado.

En 1115 dirigió una expedición a Transjordania ("Oultrejordain") y allí edificó el castillo de Montreal. Los cristianos sirios que vivían en la zona fueron invitados a asentarse en Jerusalén para repoblar la ciudad, que había sido masacrada en 1099. En 1117, construyó el castillo de Escandalion cerca de Tiro, que aún permanecía en manos musulmanas.

Muerte

En 1117 Balduino enfermó: convencido de que su mal era debido a su matrimonio bígamo, envió a Adelaida de vuelta a Sicilia, muy a pesar de ella misma. Balduino se recuperó y, en 1118 se dirigió a Egipto y saqueó Farama. Según Fulquerio de Chartres:

"Entonces un día paseaba junto al río que los griegos llaman Nilo y los hebreos Gihon, cerca de la ciudad, divirtiéndose con algunos amigos. Algunos de los caballeros usaron hábilmente sus lanzas para capturar algunos peces, que llevaron al campamento, donde los comieron. Entonces, el rey sintió los dolores de una antigua herida y sufrió una gran debilidad."

En palabras de Thomas Fuller, un historiador del siglo XVII: Balduino "capturó muchos peces, así como su muerte al comerlos."

Balduino fue llevado de vuelta a Jerusalén en una litera, pero murió en el camino, en la aldea de Al-Arish, el 2 de abril de 1118. Fulquerio de Chartres dice: "Los francos le lloraron, los sirios e incluso los sarracenos que lo vieron también lo lamentaron". Su primo Balduino de Bourcq fue elegido sucesor, aunque el reino también fue ofrecido a Eustaquio III, que lo rechazó.

El hombre: el nuevo Josué

Fulquerio lo describe como un nuevo Josué, "el brazo derecho de su pueblo, el terror y adversario de sus enemigos". Guillermo de Tiro señaló que era parecido a Saúl. Aunque Guillermo no le conoció personalmente, como Fulquerio, nos da una detallada descripción del mismo:

Se cuenta que era muy alto y mucho mayor que su hermano… De tez bastante clara, con pelo y barba castaño oscuro. Su nariz era aquilina y su labio superior algo prominente. Su mandíbula remitía ligeramente, aunque no tanto como para que hubiese que considerarlo un defecto. Tenía un porte muy digno y era serio en el vestir y en su parlamento. Siempre llevó un manto desde sus hombros… No era ni grueso ni indebidamente delgado, pero de una talla intermedia. Experto en el uso de las armas, ágil a caballo, era activo y diligente siempre que los asuntos del reino reclamaban su atención.

Nunca tuvo hijos, ni siquiera con su primera esposa, Godehilda. Guillermo de Tiro dice que "luchó en vano contra los lujuriosos pecados de la carne".

La Historia Hierosolymitana de Fulquerio, que acompañó a Balduino a Edesa como su capellán, y que vivió en Jerusalén durante su reinado, es la principal fuente sobre la vida de Balduino.

Cruzadas Bálticas VII


 Antecedentes

Peter von Dusburg, monje de la Orden Teutónica, narró el sometimiento de los prusios (antiguos prusianos no germanizados) en el texto Chronicon terrae Prussiae (en latín: Crónica de la Tierra de los Prusios), llamando a los prusios con el nombre latino (Pruteni/Prutenos). El nombre de los prusianos antiguos o prusios en su propio idioma era Prūsai, pronunciado con la “u” larga. No existe hoy acuerdo sobre el significado de este nombre; para algunos deriva de “prūta/prūota” (astucia, inteligencia), para otros de “prūsna” (rango, honor) o de “prūsas” (elevado), derivado a su vez de la radical indoeuropea “purusah” (hombre, persona). Es muy probable que este último sea el significado, porque ha sido común de muchas etnias en distintas partes de la ecúmene autodenominarse con palabras que equivalen a “hombre”. Los prusianos estaban formados por 10 tribus o clanes diferentes, siendo los más poderosos los que se encontraban junto a la costa del mar Báltico.

La Orden de Dobrin

La iniciativa de desarrollar una actividad misionera en los territorios todavía paganos de Prusia pertenece al abad Godofredo de Lekno, monasterio cisterciense situado en Polonia, que albergaba personal alemán. Contando con la bendición de Inocencio III, comenzó su prédica en 1206, y al año siguiente se le unió uno de sus monjes, Felipe.

Dos años más tarde, salió a la lid Cristiano, cuyo éxito rotundo justificó que se le diera el título de «apóstol de los prusianos». En 1.215, Cristiano viajó a Roma junto con dos príncipes prusianos recién convertidos, y el papa Inocencio III lo consagró y nombró obispo de Prusia. Sin embargo, pronto se dejó sentir la reacción pagana.

Felipe fue asesinado y Cristiano necesitaba defensa armada.

Militarmente hablando, Conrado I, duque polaco de Masovia, trató infructuosamente de conquistar los territorios prusianos en una cruzada realizada en 1.219. Tomando el consejo del primer obispo de Prusia, Cristiano de Oliva, Conrado fundó la Orden de Dobrzyń o Dobrin, (Frates Milites Christi), tomando nombre de una fortaleza sobre el Vístula, en 1.220, su emblema era una estrella encima de la espada ambas en rojo, y su régimen fue muy similar al de la orden de Livonia. Cristiano invitó a algunos caballeros de Calatrava, que vinieron de España para adiestrar a los nuevos reclutas. Sin embargo, esta orden fue en gran medida ineficaz, y las campañas de Conrado contra los antiguos prusianos fueron respondidas por las incursiones en el ya territorio capturado de Kulmerland. Sometidos a constantes contra-ataques prusianos, Conrado quería estabilizar el norte del ducado de Mazovia en esta lucha en el área fronteriza con Kulmerland. Mazovia sólo había sido conquistado en el siglo X y los nativos prusianos, yotvingianos y lituanos seguían viviendo en el territorio, donde no existían fronteras asentadas.

Caballeros de la orden de Dobrin o de Dobrzyn

Al principio la Orden estaba compuesta por 15 caballeros alemanes de Baja Sajonia y Mecklemburgo liderados por el maestro Brunon. La Orden de Dobrin comenzó a actuar después de 1.222, y en un principio proporcionaban apoyo de los misioneros cistercienses en Prusia, y protección frente a las incursiones de las tribus prusianas paganas. El potencial bélico de la nueva Orden siempre fue modesto, nunca sobrepasaron los 35 caballeros, y su falta de éxitos frente a los prusianos, hizo que finalmente esta organización fue absorbida por los caballeros teutónicos, aunque algunas unidades de los caballeros de Dobrin permanecieron activas en Rusia hasta alrededor de 1.240.

Caballeros de la orden de Dobrin o de Dobrzyn junto a los caballeros teutónicos. Autor Andrey Karashchuk

Su debilidad militar llevó Conrado invitar a los caballeros teutónicos a Prusia en 1.226, los caballeros consideraron que era un buen entrenamiento para las cruzadas en Tierra Santa .

La Orden Teutónica

La Orden Teutónica había sido fundada en 1.189, durante la Segunda Cruzada por caballeros de origen alemán que participaban en el asedio a la fortaleza de San Juan de Acre. Se trataba de una orden religioso-militar, que en un principio fue conocida con el nombre de Caballeros Teutónicos del Hospital de Santa María de Jerusalén. Fue entonces cuando se creó un hospital destinado a los cruzados alemanes. La idea original era la de combinar los ideales hospitalarios de la Orden de San Juan, con los militares de los Templarios, constituyendo una fuerza de caballería formada por nobles y destinada a la defensa de la fe.

En el año 1.198, los caballeros de esta nacionalidad se reunieron para estudiar y llevar a efecto, si existía acuerdo, la transformación del Hospital de Acre en una Orden Religiosa-Militar. Así se determinó, nombrándose a su primer maestre, Heinrich Wallpot von Passenheim.

El segundo paso fue la elección del hábito, decidiéndose que este fuera una túnica blanca con una cruz negra, a la que muy pronto añadieron la cruz dorada de Jerusalén.

Para ingresar en la Orden Teutónica era necesario haber cumplido como mínimo los 15 años y ser robusto y de fuerte constitución para soportar mejor las fatigas de la guerra.

Tenían prohibido el trato con las mujeres hasta el punto de que no se les estaba permitido besar ni a su propia madre o hermana; no poseían ningún bien y sus celdas debían de tener las puertas abiertas para que todo el mundo viera lo que hacían.

Sus armas no podían ser ni doradas ni plateadas y al igual que los templarios vivieron durante largo tiempo con humildad y pobreza. No es hasta 1.229, gracias al patronazgo de Federico II, cuando la Orden Teutónica alcanzaría plena independencia respecto del Hospital de San Juan. Su carácter militar será especialmente confirmado por el papa Inocencio III el 19 de Febrero de 1.199. Estaban articulados en las siguientes elementos:

Los caballeros teutones eran caballeros armados como los de la época; poseían propiedades (antes de entrar en la orden) como armadura completa, armas y equipos, así como diversos repuestos de batalla y varios de caballos de transporte. Un caballero poseía varios pueblos con un castillo, la tierra, el ganado, y siervos que le proporcionaban el dinero; provenían de la nobleza, la aristocracia terrateniente, las familias muy ricas de comerciantes, o de la clase ministerial alta. Entre ellos se elegía el gran maestre.

Miembros ordenados, que ejercían el sacerdocio de la orden. Ellos fueron los responsables de los ritos litúrgicos y sagrados, ejercían las labores administrativas y de orden en sus tierras, de ellos se elegían los obispos de la orden, estos miembros como los caballeros eran poco numerosos.

Sargentos o hermanos que hacían los mismos votos que los caballeros y formaban parte del brazo militar de la orden. Estaban armados por la orden y por lo general servían como caballería ligera o como infantes. Su armadura era más ligera y su armamento menos formidable que el de los caballeros.

Medio-hermanos, que no hacían los votos, pero servían en orden de forma permanente y tenían que seguir las reglas de la Orden. Estaban armados para defender los castillos o servir en los hospitales, por lo general provenían de la población local.

Caballeros a tiempo parcial. A cualquier caballero se le permitía unirse a la orden sin tomar los votos y servir por un tiempo señalado; este tiempo señalado podría ser la duración de una campaña o un número determinado de años. Se les estaba permitido casarse o estar casado, pero estaban obligados a dejar la mitad de sus bienes a su muerte como un legado a la Orden. Tannhäuser de Richard Wagner fama era tal un hermano Caballero servir a su tiempo.

Caballeros invitados. Caballeros de toda Europa tenían el honor de participar en al menos una campaña de la Orden Teutónica. Los caballeros del Santo Imperio Romano lucharían bajo la bandera de San Jorge, todos los demás bajo la bandera de Santa María. Los gastos de los caballeros invitados eran asumidos por la Orden. Estos “viajes” organizados por la Orden Teutónica pueden ser comparados a los modernos safaris de lujo, y podían considerarse como entretenimientos en los intervalos de luchas más serias: durante ellos era muy común que se celebraran justas, torneos y fiestas ceremoniales y representaban modelos del culto a la caballería y a la hermandad que el estamento caballeresco creía inherente a su estilo de vida. Tomaron parte caballeros ingleses, escoceses, austriacos, italianos, bohemios, borgoñones y franceses.

Caballero y sargento teutónicos. Los sargentos montados llevan como distintivo una “T”

Al finalizar su participación en las cruzadas, los caballeros de la Orden Teutónica regresaron a sus tierras de origen y, en lugar de disolver una Orden que había nacido para combatir a los musulmanes en Tierra Santa, decidieron continuar su obra en los países del Norte de Europa y así fijaron su atención en las posibilidades que ofrecía la evangelización de los territorios situados al Este de Alemania.

Los caballeros teutones en Prusia

En 1.234, veteranos de Palestina, pertenecientes a la Orden Teutónica, fueron invitados por Conrado I para detener las agresiones de los pueblos paganos prusianos sobre los territorios ya cristianizados. Está Orden era más tradicional, mucho mayor y mejor organizada, formada también por caballeros de origen alemán. Se les ofreció el territorio de Kulmerland y cualquier otro que pudieron conquistar. Hermann Von Salza, el cuarto gran maestre de la Orden, fue autorizado a aceptar esta propuesta por el Papa Honorio II y el emperador Federico II.

Caballeros teutónicos siglo XIII, observar los distintos tipos de cimera empleados

El caballero Hermann Balk, quien fuera nombrado provincial de Prusia, y comenzó la campaña con 28 caballeros de la Orden y un ejército de 10.000 cruzados alemanes, se les ofreció Khum como base de operaciones.

Su primera acción fue construir una base en la ribera izquierda del río Vístula en Volgesang, frente a Toruń (Thorn), que concluyeron al cabo de un año. Los caballeros no repetirían los errores anteriores y no intentaron avanzar hacia el este a través de los bosques. Construirían después más castillos a lo largo de los ríos principales y de la Laguna del Vístula, uno de ellos sería el de Marienwerder (actual Kwidzyn en Polonia).

Asalto a un fuerte teutónico de de Marienwerder (actual Kwidzyn en Polonia) 1234. Es el típico castillo de frontera construido junto a un río, con una torre de tres pisos, empalizada y un foso con un puente. Autor Peter Dennis para Osprey.

Para los prusianos esto significaba grandes dificultades, ya que estaban más habituados a la lucha en campo abierto. La mayoría de los enfrentamientos tuvieron lugar en verano o invierno, ya que los cruzados, con sus pesados equipos no podían moverse en el terreno embarrado por el deshielo o las lluvias de otoño.

Avance teutónico en Prusia durante las cruzadas Bálticas

Empezaron primero por los territorios costeros: Pomesania, Pogesania, Warmia y Natangia dejando la frontera en el río Pegel.

En 1.242, se produjo el primer levantamiento prusiano, dirigido por Swietopelk II, duque de Pomerania. Los prusianos consiguieron varias victorias, reduciendo la presencia teutónica a sus cinco principales fortalezas. Sin embargo, tras el éxito inicial, el duque sufrió una serie de derrotas militares que le obligaron a firmar la paz con los caballeros teutónicos, los polacos sitiaron los territorios pomeranios a lo largo del Vístula y gracias al legado Papal, el futuro papa Urbano IV, quien insto a los cristianos a luchar contra los paganos en lugar de entre ellos mismos.

Destrución de un templo pagano por los teutonicos durante la cruzada Prusiana.

Sin apoyo del Duque, los prusianos pronto iniciaron negociaciones con la Orden Teutónica, que concluyeron con la firma del tratado de Christburg, el 7 de febrero de 1249. Según este acuerdo, se garantizaba la libertad personal y los derechos de los conversos y se ponía fin a la guerra. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año, los natangianos derrotaron a los cruzados teutones en la batalla de Krücken, cuando regresaban de una incursión, en la que asesinaron a 54 caballeros. Las escaramuzas prosiguieron hasta 1.253

El Gran Alzamiento Prusiano

Sin embargo, la revuelta más importante comenzaría en septiembre de 1.260. El factor desencadenante fue la victoria de los lituanos y samogitianos contra la Orden Livonia y los caballeros teutónicos en la batalla de Durbe. A medida que el levantamiento se extendía por tierras prusianas, cada clan escogió a un líder: los sambianos fueron encabezados por Glande, los natangianos por Herkus Monte, los bartianos por Diwanus, los warmianos por Glappo y los pogesanios por Auktume. Por su parte, los pomesanios decidieron no unirse a la rebelión.

El levantamiento fue apoyado también por Skomantas, líder de los yotvingios (o sudovios). Sin embargo, no pudieron encontrar un líder capaz de coordinar a todas las fuerzas. Herkus Monte, que se había educado en Alemania, se convirtió en el más conocido y exitoso de todos los jefes, pero sólo tenía el mando de sus natangianos.

Los prusianos pusieron sitio a los castillos construidos por los caballeros y no pudieron enviar grandes ejércitos al oeste. Desconocedores de los métodos de asedio de la Europa occidental y confiando en la construcción de fuertes, que construyeron alrededor de las fortalezas teutonas para cortar los suministros a las guarniciones. Los caballeros teutónicos no podían reunir grandes ejércitos que les permitieran abastecer las guarniciones sitiadas y los castillos más pequeños comenzaron a caer. Los más habitual era que estos castillos fueran destruidos, y los prusianos ocuparon sólo algunos de ellos, como el de Heilsberg, ya que carecían de la tecnología necesaria para defender las fortalezas conquistadas y de la logística para mantener abastecidas todas las guarniciones. El 29 de agosto de 1261, Jacob de Lüttich Liège, que había negociado el tratado de Christburg, fue elegido papa con el nombre de Urbano IV. Buen conocedor de los acontecimientos de Prusia, apoyó decididamente a los caballeros teutónicos y emitió 22 bulas en tres años solicitando refuerzos para los caballeros. Sin embargo, los refuerzos tardaban, ya que los duques de Polonia y Alemania tenían sus propios problemas y la Orden Livonia estaba sofocando el levantamiento de los semigalianos.

Batalla de Pokarwis (1.261)

Los primeros refuerzos llegaron por fin a principios de 1.261, eran cruzados procedentes de Alemania y Polonia. El ejército se dividió en dos grupos: uno liderado por el conde de Barby, para operar en Sambia y otro bajo la dirección del conde de Reyden, para operar en Natangia.

El grupo teutónica en Natangia encontró poca resistencia y se dividió a su vez en otros dos grupos para que pudieran cubrir un territorio más grande con mayor eficacia. Aunque era una práctica común, que fue un error táctico, porque Herkus Monte, el líder de los natangianos, había sido educado en Alemania y esperado este desarrollo. Tan pronto como un grupo partió, atacó y derrotó al otro. El primer grupo tuvo que retirarse. Al día siguiente el grupo teutón enviado a Sambia también fue derrotado. De esta manera la primera oleada de refuerzos Teutónicos fue aniquilada y los caballeros estaban en peligro. La sublevación se extendió más allá y se intensificó.

Asedio de Königsberg (1.162)

En enero de 1.262 llegaron nuevas tropas procedentes de Renania encabezadas por Wilhem VIII, duque de Jülich, que estaba obligado por el Papa Alejandro IV a cumplir sus compromisos con las cruzadas en Prusia. Este ejército consiguió romper el asedio de Königsberg pero, tan pronto como inició su regreso, los sambianos reanudaron el sitio, reforzados con los natangianos de Herkus Monte. Herkus resultó herido y los natangianos se retiraron; los sambianos fueron incapaces por sí mismos de cortar efectivamente todos los abastecimientos al castillo, lo que llevó al fracaso del sitio. Los prusianos tuvieron más suerte en las zonas más internas de su territorio, donde pudieron recuperar casi todas las fortalezas, con la excepción de Wehlau (acutal Znamensk), y los caballeros únicamente pudieron mantener las fortalezas de Balga, Elbing, Culm, Thorn (Chełmno, Toruń), y Königsberg. La mayoría de los castillos fueron conquistados entre 1.262 y 1.263 Bartenstein cayó finalmente en 1.264. La destrucción de estos castillos tras los asedios liberaba a los prusianos de la necesidad de permanecer cerca de las fortalezas y les dejaba libertad para operar en otras partes de Prusia, asolando Kulmerland y Kuyavia.

Durante esta fase de la guerra, los prusianos recibieron ayuda lituana y sudoviana. En el verano de 1.262, Treniota y Shvarn atacaron Mansovia, matando al duque Siemowit I, y asolando Kulmerland, consiguiendo que los pogesanios se unieran al levantamiento.

La Orden Teutónica en 1260

Batalla de Löbau (1.263)

Los prusianos lanzaron redadas en Kulmerland, el objetivo aparente de estas incursiones eran para obligar a los caballeros de dedicar el mayor número de tropas en su defensa, a fin de que no pudieran proporcionar ayuda a los castillos y fortalezas asediadas. En 1.263 el natangianos liderado por Herkus Monte allanada Kulmerland y tomaron muchos prisioneros. El maestre Helmrich von Rechenberg, que estaba en Culm en ese momento, reunió a sus hombres y persiguió a los natangianos, que no podía moverse con rapidez, debido a un gran número de cautivos.

Los caballeros teutónicos interceptaron a los prusianos cerca de Löbau (Lubawa). Sus caballos de guerra pesados ​​rompieron fácilmente la formación natangiana, pero Herkus Monte con guerreros de confianza atacaron y mataron al maestre Helmrich y al mariscal Dietrich. Los caballeros sin sus líderes fueron derrotados, y 40 caballeros perecieron junto con un número de soldados de bajo rango. En cuanto al número de caballeros muertos, fue la sexta más grande derrota de los caballeros teutónicos en el siglo XIII. Después de la batalla parecía que los prusianos podrían ganar el levantamiento, pero a causa de su lucha interna entre los numerosos clanes que no aprovecharon la oportunidad para dar el golpe definitivo. En su lugar, los clanes individuales continuaron actuando por su cuenta.

El punto de inflexión (1.265)

El año 1.265 marcó el punto de inflexión del alzamiento: los caballeros teutónicos comienzaron a recibir mayores refuerzos y Sambia abandonó la lucha. Los castillos de Königsberg y Wehlau, en el río Pregel cortaban las comunicaciones de la región con el resto de Prusia. Los suministros a Königsberg llegaban por vía marítima, y el castillo servía como base de operaciones para expediciones militares en Sambia.

La Orden Livonia envió refuerzos a Königsberg, gracias a los que se pudo derrotar militarmente a los sambianos y obligarlos a rendirse. En 1.265, nuevos refuerzos llegaron desde Alemania: los ejércitos del duque Alberto de Brunswick y de Alberto II, Margrave de Meissen, llegaron a Prusia, pero no fueron capaces de hacer grandes avances. En 1.266, Otto III y Juan I, Margraves de Brandenburgo, construyeron un castillo en tierras Natangianas entre Balga y Königsberg y lo bautizaron como Brandenburgo (desde 1945 Ushakovo), aunque el mal tiempo les impidió adentrarse en territorio prusiano.

Cuando los duques regresaron a Alemania, Brandenburgo fue capturado por los warmianos de Glappe y al año siguiente Otón III regresó para reconstruir la fortaleza. Sin embargo, Juan y Otón murieron en 1.267, y el hijo de Otón resultó muerto en un torneo. Los sucesores de los duques de Brandenburgo no eran partidarios tan acérrimos de los Caballeros. En 1266, el duque Swantopolk, que había encabezado a los prusianos durante el Primer Levantamiento, falleció, y sus hijos Mściwój (Mestwin) y Warcisław se unieron por un tiempo a los prusianos. En 1.267, Ottokar II de Bohemia, que ya había participado en la cruzada Prusiana de 1.254 y que había prometido a Urbano IV todo el territorio prusiano que pudiera conquistar, llegó finalmente a Prusia. Pero lo único que consiguió fue reconciliar al duque Mestwin con los Caballeros. Su gran ejército no pudo realizar ninguna campaña, debido a que el deshielo tuvo lugar muy pronto ese año y los pesados caballeros, eran incapaces de luchar en medio del terreno fangoso e inundado.

La guerra contra los prusianos se basaba en el empleo de tácticas de guerrilla en las regiones fronterizas. Pequeños grupos formados por entre 12 y 100 hombres asaltaban granjas, pueblos y puestos fronterizos, etc. Era una guerra posicional, donde ningún bando podía derrotar al otro, pero los caballeros confiaban en la llegada de futuros refuerzos desde Alemania y Europa, mientras que los prusianos estaban consumiendo sus propios recursos. Tras la masacre de soldados teutónicos que siguió a la batalla de Krücken de 1.249, los cruzados se negaron a negociar con los prusianos. Los prusianos fueron incapaces de coordinar sus fuerzas y aplicar una estrategia común: mientras cada clan tuviera su propio líder, no habría un líder común para todos los clanes. Los natangianos tenían que defenderse de ataques lanzados desde Balga, Brandenburgo, Wehlau, y Königsberg, mientras que los warmianos se veían amenazados por las guarniciones de Christburg y Elbing. En esta tesitura, tan sólo los bartianos tenían capacidad para proseguir la guerra en el oeste, realizando expediciones anuales contra Kulmerland.

Batalla de Paganstin (1.271)

La mayor ofensiva prusiana fue organizada en 1.271 junto con Linka, líder de los pogesanios. La infantería bartiana y los pogesanios pusieron sitio a un castillo fronterizo pero fueron puestos en fuga por los caballeros de Christburg. Los que lograron escapar se unieron a la caballería mientras que los Caballeros establecían su campamento en la ribera opuesta del río Dzierzgoń, bloqueándoles el camino de regreso a sus hogares. Cuando los cristianos se retiraron al caer la noche, una mitad del ejército prusiano cruzó el río a cierta distancia del campamento para atacar a los Teutones desde la retaguardia, mientras que la otra mitad lanzaba un ataque frontal directamente a través del río. Los caballeros se vieron rodeados. Siendo derrotados. La batalla de Paganstin significó la muerte de 12 caballeros y 500 hombres.

Los prusianos asaltaron Christburg de inmediato y a punto estuvieron de conquistarlo. Pero mientras se dedicaban a saquear los alrededores, llegaron refuerzos de caballería Teutona desde Elbing, que se cebaron en la infantería prusiana, aunque su caballería pudo escapar. Pese a estas pérdidas, Diwane se recuperó rápidamente y bloqueó los caminos de entrada a Christburg, tratando de rendir el castillo por hambre, pero resultó muerto en 1.273 durante el sitio del pequeño puesto de Schönsee.

Final del levantamiento

Durante el invierno de 1271-72 llegaron nuevos refuerzos desde Meissen, liderados por el conde Dietrich II, Margrave de Meissen. El ejército invadió Natangia y, tras algunas operaciones de sitio, acabó con la resistencia local, diezmando la población. Herkus Monte, con un pequeño grupo de seguidores, se retiró a los bosques del sur de Prusia, donde fue capturado al cabo de un año y ahorcado. El último líder prusiano, Glappe de los warmianos, fue capturado y ahorcado después de que los caballeros teutones le atacaran por la retaguardia cuando estaba sitiando Brandenburgo (actual Ushakovo). La última tribu rebelde, los pogesanios, lanzaron un ataque sorpresa contra Elbing y tendieron una emboscada a la guarnición del castillo. En 1.274, los caballeros organizaron una gran expedición en represalia por esta acción y conquistaron la base principal de los rebeldes en Heilsberg (desde 1945 Lidzbark Warmiński), poniendo de este modo fin al levantamiento.

Los caballeros procedieron entonces a reconstruir y reforzar los castillos destruidos por los prusianos. Una parte de la población buscó refugio en Sudovia o en Lituania, o fue reubicada por los Caballeros. Muchos campesinos libres pasaron ahora al estado de siervos. Los nobles locales tuvieron que convertirse y entregar rehenes, y sólo unos pocos pudieron conservar su estatus nobiliario. Entre 1.274 y 1.283, los caballeros teutónicos sometieron a los escalvianos, nadruvianos, yotvingios o sudovios.

Tras el fin del Gran Levantamiento, los prusianos se rebelaron contra los caballeros en otras dos o tres ocasiones, pero no llegaron a suponer ningún peligro real para las posiciones germánicas en la zona.